Aarón Halsey

Siempre fueron bastos, muchos y poco ingeniosos los intentos burdos de Dorothy Halsey por intentar corregir a su hijo, pero nada valía la pena, siempre había más pretextos, más acciones que en definitiva... el comportamiento de su joven primogénito no podía mejorar ni siquiera un poco.

—Por favor Aarón te lo suplico— le rogó Dorothy.

—No te estoy haciendo nada malo— dijo él indiferente.

—Por favor no hagas que te expulsen otra vez de la escuela.

—Oye ya te dije que la escuela es para fracasados.

—No es verdad Aarón, es lo único que te sacará adelante, y si piensas eso supongo que ya tienes bien claro lo que quieres hacer de tú vida ¿Qué quieres hacer?

—Algo que no tenga que ver con estudios— se burló— Pero bueno para complacerte y no hacerte sentir mal iré a ese lugar de mierda.

—Gracias, hijo— dijo Dorothy con una sonrisa algo nerviosa.

Él se puso su uniforme, una camisa blanca con una corbata y chaleco negro, su pantalón era así. Aarón Halsey había sido expulsado 6 veces de sus últimos colegios, ahora con la ayuda de su tío había vuelto a un colegio de máxima educación y modales.

Él era un rebelde por naturaleza, era muy atractivo, tenía el cabello corto de lado color castaño, era adoptado, su tez era blanca y no le salía mucho vello púbico ni en las axilas y tenía ausencia de bigote, esto era debido a que él padecía Síndrome de Alexandria, una enfermedad que lo hacía tener los ojos morados, igual tenía una excelente visión y su promedio de vida era de 50 a 130 años, el odiaba su enfermedad por lo tanto se ponía unos lentes negros todo el tiempo, a excepción de que en la escuela siempre lo obligaban a quitárselos. Dorothy Halsey no era su madre, ella tenía a un nuevo marido llamado Bruno Fedór con quien esperaba a una hija, su embarazo tenía 5 meses. Estas y otras cosas hacían que Aarón fuera muy indiferente, patán y desinteresado.

—Ya me voy a la escuela— dijo Aarón mientras se servía algo de licor.

—Jovencito ¿Qué haces?— preguntó Bruno, su padrastro.

—Tomando un poco.

—No te voy a permitir que tomes— Bruno sostuvo su mano con el licor. — Tu madre me mataría.

—No es para tanto, no seas exagerado.

—Claro que sí, lo último que le falta o que nos falta es que seas un alcohólico.

—Creo que a ti eso no te importa— dijo Aarón viéndolo con sus ojos purpura una mirada muy fuerte, esto ponía a Bruno muy nervioso.

—Claro que si...— tartamudeó — Eres... hijo... de... De... mi... esposa...

No pudo terminar su oración debido a que esa mirada penetró su alma, detestaba que Aarón lo viera de esa manera

—Está bien, haz lo que quieras— soltó su mano, se fue y se sirvió licor.

—Siempre funciona— murmuró entre risas.

Después de eso se fue a su escuela, la cual odiaba hasta más no poder, detestaba la escuela con todas sus fuerzas. Volvería de vacaciones, era visto como el chico rudo, el desalineado aunque todas las chicas se morían por él. Lo sabía, era un auténtico chico malo, el temor para todo el mundo. Pero sus acciones irreverentes serían mucho peor, ya que pasaría el límite de lo permitido.

En eso se escuchó el teléfono, Bruno fue a contestar y recibió la mala nueva.

—Dorothy.

—Bruno ¿Qué pasa? ¿Quién era?

—Era de la escuela de Aarón.

—Oh... ¿Y qué te dijeron?

—Era el director, dijo que teníamos que ir para confirmar su expulsión del instituto

—No puede ser— dijo Dorothy entre lágrimas. — ¿En serio? ¡No puede ser posible!

En eso, su vientre comenzó a doler más y más, ella lo tocaba y se retorcía de dolor

—No... ¡Dorothy! ¿Qué tienes?

—No es nada cariño, es solo el dolor pero nada más— dijo ella entre pánico.

—No es necesario que vayas, yo iré, no quiero que ni mi hija ni tú corran peligro.

—Bruno— se levantó súbitamente del sillón. — No digas esas tonterías, yo soy madre de Aarón, no de sangre pero lo he querido tan así. Yo debo de ir.

—No lo sé ¿Estas segura? — preguntó Bruno asustado.

—Sí lo estoy ahora vamos— dijo ella con pocas fuerzas.

—Está bien.

Ambos llegaron al mismo tiempo, era tal la confusión de Dorothy que no sabían que había pasado en realidad.

—Buenos días director — llegó Dorothy un poco adolorida. — ¿Qué ha pasado aquí?

—Señora Halsey— dijo el director. — Espere a que lleguen Los Brown para hacer oficial la baja definitiva.

—No... ¿Qué? ¿Me dará de baja señor director? — preguntó un joven asustado.

—Así es Scott, tú y Aarón quedaran dados de baja.

—No es posible ¡No puede decir eso! — suplicó Dorothy.

—Lo siento Señora Halsey pero la decisión ya está tomada.

En eso, entraron otros señores, nadie sabía lo que pasaba en realidad o porque el director había tomado la decisión de expulsar a los dos jóvenes.

—Buenos días ¿De qué decisión habla? — preguntó el hombre, padre de Scott, respondía al nombre de George Brown.

—Buenos días señor Brown, la decisión de que su hijo Scott será expulsado.

—Oh... ¿Qué? — preguntó sorprendido. — ¿Por qué? ¿Qué has hecho Scott?

—Esto debe ser un error— dijo su señora esposa. — Mis hijos son alumnos ejemplares y más Scott.

—La razón es porque se ha peleado, y las peleas no están permitidas—explicó el director con la seriedad más notable.

—Disculpe ¿Qué ha dicho? Eso es imposible, Scott solo viene a estudiar, ha sido un alumno de suficiente categoría, el otro es un desalineado, mi hijo es bueno —defendió la señora Brown.

—Disculpe señora, pero yo no le voy a permitir que hable así de mi hijo — intervino Dorothy.

—Señora ¿Para qué lo niega si es verdad? ¡Todo es culpa de Aarón! — dijo Scott furioso.

—Alto— intervino el señor Brown. —Quiero saber la razón por la que se pelearon.

—Lo hice por Shirley, papá. —defendió Scott.

—Hijo ¿Por Shirley? ¿Por qué? — preguntó Karin, su mamá.

—Aarón le estaba coqueteando y no pude evitar pelearme con él.

—En serio ¡Aarón! — gritó Dorothy molesta. — ¿Estabas coqueteando con la señorita?

—Vamos mamá, no es para tanto — aceptó su hijo sin darle importancia.

—Lo siento papá pero no podía evitarlo ¡No puedo siquiera pensar que ellos estén juntos! —Scott hablaba con tonos de héroe falso.

—Tienes toda la razón— repuso George. — Para defender a tu hermana, yo hubiera hecho lo mismo.

—Nuestro hijo Scott no puede ser expulsado por eso director— defendió Karin Brown.

—No es solo por una simple pelea, fue una pelea bastante fuerte y no voy a soportar eso — dijo el director. — Así que Scott Brown, Aarón Halsey están oficialmente expulsados de este colegio.

Los Brown vieron con desprecio a Aarón pero a Scott le esperaría una reprimenda increíble, Bruno y Dorothy sencillamente ya no sabían qué hacer con su aquel retoño, pero ambos tuvieron que aceptar su expulsión.

Los tres regresaron a su casa, ninguno dijo nada, la incomodidad se sentía hasta más no poder.

—7, ¡7 Veces te han expulsado del colegio, Aarón ! — dijo Dorothy frustrada.

—Oye no fue mi culpa, quien empezó la maldita pelea fue Scott, no yo— intentó defenderse.

—Pero ¿Por qué estabas coqueteando con su hermana? ¡Sabes perfectamente que no tienes ninguna oportunidad con Shirley Brown!

—Mamá ¡Ella me gusta! Además solo querían un pretexto para expulsarme.

—Exactamente por eso Aarón — dijo su mamá entre lágrimas. — Ya no sé qué hacer.

—Hablas como si fuera algo tan grave— dijo él indiferente.

Cada vez que peleaban, Bruno se alejaba porque no le gustaba entrometerse en eso, en ese momento tocaron la puerta y no dudo en ir a abrir. Cuando la vio fue algo más peor, era Albert Halsey comandante principal del ejército, y más que nada, hermano de Dorothy.

—Bruno ¡Es un placer volverte a ver! — dijo Albert.

—Oh... Albert — saludó nervioso. — También es bueno volverte a ver.

—Estoy de vacaciones, pase a ver a mi pequeña Bonnie y después estoy aquí para ver a mi hermanita ¿Dónde está Dorothy?

—Está adentro con Aarón.

—Dime Bruno. ¿Cómo ha ido el comportamiento de ese jovencito? — preguntó.

—Pues, entra y lo verás— dijo indiferente.

La pelea entre madre e hijo seguía creciendo fuertemente, hasta que Albert llegó para poner la cerecita del pastel.

—Dorothy hermana ¿Cómo estás? — interrumpió.

—Oh... Albert pero que dichosa... sorpresa— dijo Dorothy nerviosa.

—Lo sé ¿No te gusta verme?

—Claro que sí hermanito—fue a abrazarlo.

Después de ese abrazo pareció haber frenado la pelea en la que estaban, Albert vio indiferente a Aarón.

—Y tu jovencito ¿Qué tienes? — le preguntó.

—Nada, me voy— dijo él y se fue.

La relación que ellos tenían no era justamente la más bonita o satisfactoria que tenían. Albert creía que necesitaba algo que lo pusiera derecho, por ende él le había pagado ese colegio que era el más estricto de todo Glasgow, lugar donde solían vivir.

—Demonios ¿Ahora qué pasa con él? ¿Cómo te sientes respecto al embarazo, Dorothy? —cuestionó Albert con preocupación.

—No es nada, estoy bien con mi embarazo Albert, gracias es solo que las preocupaciones y el estrés.

—Estrés ¿Por qué Dorothy?

—Porque bueno hoy, acaban de expulsar a Aarón de la escuela

—No puede ser ¿Por qué lo expulsaron? ¡Ya son 7 veces!

—Una pelea no correspondida, él asevera que no tuvo la culpa.

—Tiene 17 años y... ¡No puede terminar la bendita preparatoria! ¿Por qué? Esto ya es grave— especificó su hermano.

—Ya sé hermano pero... ¿Qué puedo hacer? — preguntó Dorothy sin mirarlo a ver.

—Dorothy, estuve pensando en algo desde hace mucho tiempo pero no sé si aceptes.

—Albert ¿Qué es?

—Meter a Aarón al ejército

—No ¿Qué? ¿Por qué? ¿Solo porque eres el comandante? ¡No! No te voy a permitir que te lleves a mi hijo.

—Dorothy, mira ese no es todo mi plan, mientras tú tienes tu embarazo, me lo llevaré a vivir conmigo y con Bonnie a Melrose, lo intentaré erguir y si no funciona ¡Discúlpame, pero entrará a la armada!

Dorothy suspiró por un largo momento, se levantó de sillón súbitamente y no dijo ninguna palabra en ese instante, pero después dijo:

—Pero él no aceptará a irse contigo

—Dile que solo iremos a Melrose, además creo que todo ese tipo de lugar le hará mucho bien a bajar su temperamento.

—Bueno pero ¿Solo hasta que nazca mi niña? — preguntó Dorothy preocupada.

—Sí, solo es para que no tengas ningún inconveniente, yo iré a decirle.

—Gracias—sonrió.

Albert subió al cuarto de Aarón, esté estaba jugando con una pelota de ping pong, viendo hacia el techo con su mirada perdida, sus ojos mostraban dolor pero a la vez indiferencia, su tío tocó la puerta.

—Aarón ¿Puedo pasar?

—Aarón no está, sea tan amable de dejar un mensaje de voz, gracias— dijo esté en broma imitando a una operadora.

—No te hagas el gracioso — dijo Albert mientras abría la puerta.

Aarón se levantó súbitamente de la cama y aventó la pelota a otro lado, vio a su tío con desprecio y le dijo: — Si ibas a entrar ¿Por qué coño no hiciste eso desde el principio?

—Escucha, tal vez te guste esta idea, tal vez no

—Habla ahora ¿Cuál es?

—Aarón ¿Quieres ir a vivir durante un breve tiempo a Melrose conmigo y con Bonnie? Estoy seguro que un lugar al aire libre te ayudará a mejorar tu comportamiento y temperamento.

—No lo sé — dijo mientras observaba la ventana. — Supongo que sí, solo porque quiero ir a ver a la prima Bonnie.

—No sabía que la extrañabas — dijo Albert con una ligera sonrisa.

—Pues sí, tal vez sí está bien.

—Vaya ¡No creí que aceptarías! — dijo sorprendido. — En Melrose te inscribiré a la misma escuela que en donde va Bonnie ¡Te fascinará!

—Está bien, tío Albert pero tienes que prometerme que no me meterás al ejército, ese siempre fue tu jodido deseo.

—Pues... no te puedo prometer nada

—No es eso ¡Prométemelo maldita sea! — gritó molesto, era muy inteligente, así que sabía más o menos por donde iban las mañas de su tío.

—Oye mira, no tiene nada de malo, es más te puede gustar.

—Entonces olvídalo, no me voy de aquí. Prefiero chuparle las bolas al director para que me deje volver a la escuela, antes de soportar la ligera idea de estar cerca del ejército—determinó Aarón sin manipulación.

—Si te comportas, haré que no entrés

—Y... ¡Si no me comporto, me regresaré a casa! Mamá no permitirá que me vaya al ejército— dijo Aarón superior

—Todo depende de ti— finalizó Albert. — Empaca tus cosas, nos vamos ahora mismo a Melrose Abbey.

Aarón lo miró con franqueza, suspiró, ya iba a ver en qué maleta guardar sus cosas. Pero luego, antes de que su tío saliera, dijo decidido:

—No, no, cambié de idea. Yo no me voy.

—P-pero... ¿Por qué?

—Quiero hacer a mi mamá enojarse más de lo que debe, así, ese homúnculo que tiene en el vientre, no podrá nacer—estaba jugando, lo hacía para que su tío se cayera de la pena.

— ¿Eres tan malvado como para hacer eso?

—Ponme a prueba—sonrió malévolamente—, no podrás convencerme de ir contigo.

El señor Albert Halsey limitó a reaccionar, miró a Aarón con total desprecio y salió de la habitación, contándole a su hermana la terrible misión fallida que había tenido, al intentar re direccionar a su hijo en la dirección correcta.

(...)

Dorothy Halsey había tenido una noche pésima al intentar dormir, pero sus lágrimas, preocupaciones y tormentos personales le habían imposibilitado esa tarea. Aun así, pudo pegar el ojo por lo menos unas dos horas antes de levantarse.

Ella y su marido Bruno, se levantaron a hora puntual, no podían entender que pasaba. Hasta que notaron que... Aarón estaba haciendo unos deliciosos pastelillos de chocolate con crema pastelera deliciosa y chispas de chocolate blanco.

—Hola, hola mamá—sonrió feliz y alegre—, por favor, siéntense.

—Aarón...—dijo Dorothy preocupada—, ¿Qué pasa?

—Miren—tenía una charola con los pastelillos—, lo he estado pensando muy bien y me di cuenta que... soy un mal, mal hijo, hijastro... no accedí a irme con el tío Albert porque creí que aún es tiempo para posicionarme en el buen camino de la bondad y prosperidad humana.

—Wow... wow...—dijo Bruno sorprendido— ¿En serio?

—Claro, por eso—volvió a cargar la charola con los pastelillos—, he decidido hacerle esto en forma de presente por su gratitud infinita al quererme. Tomen, coman con gusto.

A diferencia del suyo, los postres que le dio a Dorothy y a Bruno no tenían chispas de chocolate blanco, se descubriría la razón del porqué.

—Gracias, hijo—sonrió Dorothy y dio el primer bocado.

—Por nada, mami—devolvió la sonrisa.

Dorothy y Bruno gozaron de aquellos deliciosos pastelitos que Aarón había preparado con tanta dedicación, pero él sonreía, sabía que sería lo último que comerían.

Las famosas chispas de chocolate blanco... era en realidad... cocaína, cocaína en cantidades mortales que habían sido ingeridas inconscientemente. ¿Qué podía pasar si ocurría esto? Bueno, la boca empezó a entumírseles, y claramente... esa sustancia destrozaría su garganta y estómago.

—Te hice un gran favor, mamá—dijo Aarón la ver a Dorothy retorcerse en el suelo—, no querías tener a esa hija, fue una gran idea... ¿No?

—Ayúdame... ayúdame...—pedía en medio del viaje, derivado de una futura sobredosis— ¡Mi hija va a morir!

—Tal vez...—Aarón fue a la cocina y sacó un cuchillo gigante— Sea porque yo quiero ser tu único hijo. Tal vez, me has cuidado tanto que ya puedo ser considerado tu hijo, aunque no me hayas tenido en tus entrañas. Te ayudaré, ya que quiero ver a mi hermanita.

Diciendo lo último, Aarón clavó ese cuchillo en el vientre de Dorothy, ella gritó, pero no entendía nada de lo que podía pasarle. Estaba atorada en ese punto en dónde no se sabe que es realidad o no, así que gritó nada más, gimió al creer que nada estaba pasando. Las paranoias tomaron parte de su vida y giró su rostro en punto de locura máximo. Aarón sacó el semicuerpo desarrollado de su hermana que apenas llevaba 5 meses de gestación, pero le dio tanto asco... que lo aventó a la cara de Dorothy para que ella pudiera verlo.

—Interesante, no, sin duda no—se limpió sus manos ensangrentadas con una toalla—, no lo es. Y sí, tal vez funcionó esto... porque no soy tu hijo, pero engañamos al destino, haciéndole creer lo contrario. Ni modo.

Dictando sentencia innecesaria para un ser inocente, Aarón salió de su casa en Glasgow para irse lo más lejos y no regresar jamás. 

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