"Dedicado a todo aquel que, teniendo el corazón roto, sigue creyendo en la dulzura del amor..."

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Me observó con mala cara, estábamos los dos en la entrada de la sala de artes, yo en la parte de adentro y él, recién llegando. Lo miré con la ceja alzada y preguntándome qué carajos estaba haciendo en este lugar.

Solté un suspiro estirando mi mano mientras le ofrecía lo que había dentro de la caja. Ahora era él quién me miraba con la ceja levantada.

Sonrió burlesco mientras negaba con su cabeza.

—¿Es necesario tomar uno de estos? No solo puedo pasar y ya?— dijo mirándome a los ojos.

—Es necesario. — me limité a contestar. — a pesar de tanta amargura dentro, hay que endulzar un poco esos corazones. — murmuré tratando de evitar su mirada, pero era imposible, sus ojos eran como imanes.

Estiré mi mano otra vez haciendo que los caramelos y chupetines hicieran ruido al chocar contra el cartón. Él suspiró y tomó un caramelo rojo con forma de corazón.

Sonreí sarcásticamente mientras bajaba mi mano y dejaba la caja a un lado de la puerta, generalmente yo no era la que recibía a la gente en la puerta, yo soy la organizadora de todo este desastre, pero no la protagonista. Pero tuve que levantarme al ver al idiota que tenía al frente queriendo pasar.

Solté un suspiro resignado, la primera regla del club era no negarle la entrada a todo aquel que que tuviera el corazón roto... pero ¿él lo tenía? ¿O solo venía a ver de qué se trataba todo esto? ¿Como era posible que él, exactamente él, tuviera el corazón roto, si era quien se encargaba de romperlos?

Y la pregunta más importante ¿quién había roto su corazón?

—Bienvenido al club de los corazones rotos, puedes pasar. — murmuré haciéndome a un lado y dejándo la entrada libre.

Ambos caminamos hasta la ronda que se encontraba en la sala con varios estudiantes y en el medio esta, había una caja con más caramelos rojos en forma de corazón, de reojo vi como él sonreía al verla.

Tomé asiento, él también. Solté un suspiro antes de empezar a hablar, aclaré mi garganta y lancé la introducción para que el club diera su inicio.

—Bienvenidos todos. —dije tratando de no mirar hacia su dirección, pero se me hacía un poco imposible porque se encontraba sentado frente a mí. — Antes de empezar... ¿Alguien quiere contar porque ha venido aquí? ¿Porqué sienten que su corazón está roto? Y si desean, pueden decir el nombre de quién rompió su corazón.

Alcé mi vista a la persona que alzaba la mano y mi corazón se detuvo por un momento. Tragué saliva sintiendo que mi garganta se cerraba y accedí a su palabra.

—Cuéntanos, ¿Porqué tienes el corazón roto? — y él solo se dedicó a sonreír antes de comenzar a contar su historia.

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¡HOLA! Espero que les haya gustado el prólogo, es cortito pero tiene tanto que casi explica toda la historia.

Si quieres encontrar caramelos de forma de corazón, corazones rotos y amor, estás en la historia correcta.

Si estás aquí, gracias por darle una oportunidad.

Les regalo un caramelo para el trayecto de esta historia, lo van a necesitar. 🍬🍭