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Jodido lunes. Odiaba los lunes con toda mi alma, eso significaba que tenía que dejar mi gran fin de semana para regresar a clases, lo cual, tenía un resultado tremendamente horroroso y doloroso que tenía un nombre que no quiero ni mencionar en mi mente.

Solté un suspiro frustrado y acomodé mi mochila una vez más debido a los nervios que estaba teniendo. No quería aparecer en ese colegio, estaba deseando meter mi cabeza en un jodido agujero en la tierra para desaparecer — aunque sea un mes— y que la jodida mierda pase.

Tragué saliva y entré al establecimiento, miré a mi alrededor y seguí caminando, tratando de ignorar esas miradas tan sospechosas y que sabían la jodida mierda que había pasado el fin de semana en la casa de la perra de Britthany. Caminé hasta mi casillero y tomé los libros que tenía que usar en la siguiente hora, pensé que era lo que podía hacer luego de las clases para no ir a la cafetería y ver la cara de marmota de Zack, pero no encontré otro lugar que encontrara comida porque me había olvidado mi almuerzo en la cocina, ya que, había salido a las apuradas porque me había quedado dormida y llegaba tarde.

Cerré la puerta de mi casillero y salté cuando vi el rostro de mi mejor amiga detrás de esta. Puse mi mano en mi pecho y la miré enojada.

— Joder, nena, casi me matas de un susto. — bufé molesta, ella río y tomó de mi brazo y empezamos a caminar hacia la sala de matemática.

— El que se va a morir al verte es otro, aunque todavía no le he visto, no apareció en toda la mañana. — rodeé mis ojos y no dije nada sobre ese tema. — Ya sé que no quieres hablar sobre él, pero es inevitable, compartimos el mismo curso y siempre vas a encontrártelo.

— Es un jodido idiota, realmente tiró a la mirada seis años y sabe quién si no me ha engañado antes y yo no lo sé. Joder, eso me ha tenido pensando toda la noche. — pasé mi mano por mis rostro frustrada. — No quiero hablar sobre ese tema, no quiero llorar en medio del pasillo. La idea es que él me vea como si no me importada en absoluto y luego ir a casa y llorar como una condenada en mi habitación.

Ambas soltamos un suspiro y entramos a clases. Cuando entramos al salón.

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Cuando llegué a casa, abrí y cerré la puerta de un portazo, dejé las llaves en el colgador y caminé hasta la cocina en busca de un vaso de agua.

Sonreí divertida al ver a mi tía en la sala jugando a las cartas con varias mujerea más. Negué con mi cabeza porque mi madre le había pedido que dejara de hacerlo, que dejara las apuestas, pero ella lo seguía haciendo y mucho más cuando mi madre no estaba en casa.

— Hola, cariño. — dijo ella alzando la voz, atenta las jugadas de sus contrincantes. Tenía puesto sus anteojos y había teñido su cabello de nuevo, esta vez, de color rojo. — ¿Y tú novio? ¿No vino? — ella lo adoraba, siempre jugaban a las cartas y yo aprovechaba en dormir o ver mi serie favorita.

— Está pudriéndose en el infierno, tía. – contesté y me dirigí hacia mi habitación, dejando a todas las mujeres de la habitación heladas y sin palabras.

Cerré la puerta de mi habitación, tiré mis cosas a un costado de mi escritorio y me senté en el suelo apoyando mi espalda en el respalda de mi cama. Me quedé allí, pensando, analizando todo lo que había sucedido en los últimos días y traté de encontrar algo bueno de la situación, pero no hallé nada.

Solo dolor y tristeza.

¿Acaso había hecho algo malo para que él me engañara?

¿Acaso no era feliz en nuestra relación? Por supuesto que no, eso era obvio. Si no no me hubiera engañado.

Una lagrima salió sin permiso y el gran nudo en mi garganta apareció y se me cerró el pecho sin poder respirar por todo el dolor que sentía.

Y lloré.

Lloré por los seis años que viví con Zack y por todo el amor y cariño que le tuve. Recordé todos los momentos, risas, caricias, viajes y las aventuras que vivimos.

Lloré por la manera que él decidió terminar la relación. Y de qué manera me enteré. Por el dolor que sentía, la tristeza y todo lo que no pude expresar cuando lo vi sentado con aquella chica esa noche. Realmente estaba destrozada y sobre todo, me sentía humillada.

Humillada porque no me respetó, porque no respetó nuestra relación y el amor que nos teníamos.

Sentía un dolor en mi pecho, el nudo en mi garganta que se iba despedazado mientras soltaba todo lo que tenía guardado. No había llorado desde que me había enterado de que Zack me había engañado y eso se podía ver a simple vista.

Un golpe en mi puerta interrumpió mi llanto, me puse derecha y me levanté para abrir la puerta. Sequé mis ojos antes de abrir y me recompuse. Saqué la traba y vi a la persona que estaba detrás, sonreí de lado para luego soltar el llanto que me había quedado pendiente.

— Dime, por favor, que no lo hizo. — Isaac entró y cerró la puerta detrás de él. Miré a sus ojos y asentí lentamente mientras lágrimas caían sobre mi rostro. No pude hablar y agaché mi cabeza mientras soltaba pequeños sollozos. Sentí unos brazos rodearme y apretarme fuertemente. — Lo siento, realmente, lo lamento. — susurró, no respondí, pero mis sollozos sí.

—  Solo...solo quiero que el dolor desaparezca. — sorbí por mi nariz. — siento un dolor en mi pecho, me duele el alma — el se separó de mí con un suspiro y me observó en silencio. Mis lagrimas salían, pero traté de calmarme.

—  Sé lo que sientes en este momento y sé que, lo único que quieres hacer, es llorar y desaparecer del mundo. — negó con su cabeza. — pero no es así, no es la solución. Tienes que salir a disfrutar de la vida, reírte con tus amigas, salir a bailar, ver chicos guapos y, sobre todo, seguir estudiando. — secó mis lágrimas y dejó un beso en mi frente. — Sabías que esto iba a suceder, tarde o temprano, la relación se iba a acabar. Zack estaba siendo muy molesto contigo y, sobre todo, no te dejaba vivir tu vida.

— Pero...yo lo amaba. — susurré. Isaac se sentó al borde de mi cama dejándome de pie en el medio de mi habitación y soltó un suspiro cansador.

— Dilo. Estás en tu derecho, aún es reciente.

— Lo sigo amando, Isaac. — lloré.

— Ay, por favor, nena. No llores más, no quiero verte así. Mañana no sé cómo lo miraré luego de estar contigo esta noche. — bajé mi mirada y luego lo observé.

— Sé que eres su mejor amigo y eso no hace que perdamos nuestra amistad. Además de que eres mi primo — solté una risa irónica. — Sabes muy bien como fueron las cosas y no tu eres libre de estar al lado de quien quieres. No quiero presionarte ni hacerte elegir. — apreté mis labios y me dirigí al baño a darme una ducha. — Voy a bañarme, necesito una ducha bien fría.

— Estaré abajo apostando con la tía. — soltó una carcajada y se marchó. 

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¡Por fin un nuevo capítulo!

¿Les gustó? Vamos de a poquito conociendo el círculo social de  nuestra protagonista y lo que era la relación con Zack. 

Espero que les haya gustado este capí, muchas gracias a todos! 

Un beso enorme, 

TheRoseWhithe. 

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