One-shot
La luz del sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas de la pequeña biblioteca, proyectando sombras cálidas sobre los estantes llenos de libros. ____, la joven bibliotecaria, estaba acomodando los últimos ejemplares en su lugar subida a una escalera, debido a su baja estatura, cuando notó a alguien nuevo entrando. Era un hombre alto, con el rostro en parte cubierto por una gorra y una mascarilla, lo que le daba un aire de misterio. Se movía con la gracia de alguien acostumbrado a llamar la atención, pero que prefería pasar desapercibido.
____ observó cómo se acercaba al mostrador con un libro en la mano. Era una novela clásica, “Crimen y Castigo” de Dostoyevski. Cuando levantó la mirada, sus ojos se encontraron con los de él, y por un momento, ____ sintió que había algo familiar en su expresión, aunque no pudo identificarlo.
—Hola, ¿te gustaría inscribirte en el club de lectura? —preguntó ____, sonriendo con amabilidad.
El hombre pareció dudar un momento antes de responder con una voz suave pero profunda:
—Sí, me gustaría unirme. Me llamo eehh... Ji-Yoo, sí.
____ anotó su nombre en la lista de miembros y le entregó un calendario con las próximas reuniones. Se sorprendió al ver que había elegido un libro tan denso para unirse al grupo, pero no dijo nada. Algo en la forma en que el hombre sostenía el libro le decía que no era un principiante.
—Nuestra próxima reunión es el viernes, discutiremos sobre varios libros clásicos, uno de ellos es el que te llevas. ¿Estás listo para compartir tus pensamientos? —preguntó ____, intentando entablar una conversación.
Él asintió con una leve sonrisa, la mascarilla apenas revelando la curva de sus labios.
—Lo estaré.
____ lo vio alejarse hacia la sección de literatura clásica, preguntándose qué historia tendría detrás alguien que parecía tan reservado y misterioso.
El viernes llegó rápidamente, y con él, la reunión del club de lectura. ____ preparó la sala de la biblioteca con sillas dispuestas en círculo y una pequeña mesa con té y galletas en el centro. Los miembros habituales fueron llegando, cada uno con su ejemplar de “Crimen y Castigo”, listos para sumergirse en una discusión profunda sobre la moralidad y la culpa.
Ji-Yoo llegó unos minutos tarde, deslizando su alta figura por la puerta de manera casi silenciosa. A pesar de su presencia imponente, su manera de moverse era discreta, como si intentara no llamar la atención. ____ lo saludó con un gesto de cabeza y le indicó un asiento vacío.
La discusión comenzó, y ____ como moderadora, pidió a los miembros que compartieran sus impresiones. Ji-Yoo se mantuvo en silencio, escuchando con atención mientras los demás hablaban. ____ lo observaba de reojo, curiosa por saber qué pensaba. Finalmente, cuando casi todos habían expresado sus opiniones, el chico levantó la mano ligeramente, captando la atención del grupo.
—Creo que la lucha interna de Raskólnikov refleja una parte oscura que todos llevamos dentro. Esa batalla entre la ambición desmedida y la conciencia es algo con lo que todos, en algún momento, podemos identificarnos —dijo Ji-Yoo, su voz resonando en la sala con una calma que contrastaba con la intensidad de sus palabras.
Los demás miembros asintieron, impresionados por su análisis. ____ también quedó sorprendida por la profundidad de su reflexión. Estaba claro que el chico no solo leía por leer, realmente se sumergía en las historias y las analizaba en su interior.
Después de la reunión, mientras los miembros comenzaban a irse, Ji-Yoo se acercó a la mesa donde ____ estaba guardando los libros.
—Gracias por organizar esto. Es… relajante poder hablar de libros sin pensar en nada más —dijo, con una sinceridad que ____ no esperaba.
—Me alegra que te sientas así. El club de lectura es un espacio para que todos se desconecten de sus problemas y se conecten con las historias y entre ellos —respondió ____, sonriendo.
Ji-Yoo pareció meditar un momento antes de añadir:
—Hace mucho que no encontraba algo así.
Ella sintió una chispa de curiosidad, pero decidió no presionar. En su experiencia, la gente siempre se abría cuando estaba lista.
—Estás en el lugar correcto entonces. Espero verte la próxima semana.
Él asintió y, tras una pequeña despedida, salió de la biblioteca. Mientras lo veía partir, ____ no pudo evitar sentir que había algo más en él, algo que aún no había descubierto.
Las semanas pasaron, y Ji-Yoo continuó asistiendo a las reuniones del club de lectura con regularidad y de ve en cuando antes de tiempo. Cada vez, se mostraba un poco más abierto, compartiendo sus pensamientos sobre los libros y participando en las discusiones con un entusiasmo controlado, pero evidente. ____ se dio cuenta de que esperaba con ansias sus aportes y sus minutos en la biblioteca tras la reunión para hablar más y ayudarla a guardar los libros. Había algo en la forma en que veía el mundo a través de los libros que la fascinaba.
Una tarde, mientras organizaba los libros después de la reunión, ____ recibió una visita inesperada. Era Mae, una amiga suya que trabajaba como estilista en la industria del kpop. Ella solía pasar por la biblioteca para charlar cuando tenía un tiempo libre, y esa tarde no fue la excepción.
—¡____! —exclamó Mae mientras entraba—. ¡Por fin tengo un rato libre! Te he traído un café.
—¡Gracias! —respondió ____, aceptando el vaso con gratitud—. Justo lo necesitaba.
Su amiga miró alrededor, notando los restos de la reunión del club de lectura.
—¿Cómo estuvo hoy? —preguntó, curioseando entre los libros sobre la mesa.
—Muy bien, estamos leyendo “El guardián entre el centeno”. Hay un nuevo miembro, Yi-Joo, que tiene puntos de vista muy interesantes. Es un poco reservado, pero creo que le gusta el grupo —respondió ____, sonriendo.
Mae levantó la vista al escuchar el nombre y luego entrecerró los ojos como si intentara recordar algo.
—Ji-Yoo… ¿Cómo es él? —preguntó, ahora con un tono más curioso.
—Es alto, con el cabello oscuro y una voz muy tranquila. Siempre lleva una gorra y una mascarilla, pero supongo que es para mantenerse más privado, o por salud —dijo ____, encogiéndose de hombros.
Mae soltó una risa divertida.
—¡____! ¡Estás describiendo a Chae Hyungwon de MONSTA X! Es un idol muy conocido. ¡No puedo creer que no lo hayas reconocido!
____ se quedó congelada. Las piezas empezaron a encajar en su mente: la manera en que Hyungwon evitaba la atención, su comentario sobre la vida en la industria del entretenimiento… todo tenía sentido ahora. Pero aún así, le costaba creer que el hombre con quien había compartido tantas conversaciones sobre literatura era una estrella tan famosa.
—¿Estás segura? —preguntó ____, todavía asimilando la información.
Mae asintió con firmeza.
—Absolutamente. He trabajado con él antes. Es muy reservado, pero increíblemente amable. Debe estar usando el club de lectura como una forma de escapar de la locura de su vida diaria.
____ se dejó caer en una silla, aturdida. Nunca se había interesado mucho en el mundo del entretenimiento, lo que explicaba por qué no lo había reconocido. Pero ahora que lo sabía, no podía evitar sentirse confundida. ¿Qué significaba esto para su amistad? ¿Todo lo que habían compartido había sido real, o simplemente un intento de Hyungwon por encontrar un poco de normalidad?
No podía dejar de pensar en la revelación durante los días siguientes. La idea de que Hyungwon, su silencioso y reflexivo compañero del club de lectura, era una celebridad conocida por millones de personas la hacía sentir como si estuviera en medio de un sueño extraño. Cuando llegó el día de la siguiente reunión, ____ se sintió nerviosa por primera vez desde que comenzó el club.
Hyungwon llegó a la biblioteca a la hora habitual, y ____ notó que había algo diferente en él. Tal vez era su propia percepción, pero ahora parecía aún más reservado, como si estuviera consciente de que algo había cambiado. Al final de la reunión, ____ decidió que no podía seguir ignorando lo que había descubierto.
—Ji-Yoo, ¿puedes quedarte un momento? —le pidió, después de que los demás miembros se hubieran ido.
Él la miró con curiosidad, pero asintió, siguiendo a ____ hasta una mesa apartada en la esquina de la biblioteca.
—¿Qué ocurre? —preguntó, su voz tranquila pero con una ligera nota de preocupación.
____ tomó aire antes de responder.
—Sé quién eres en realidad. Mi amiga Mae te reconoció. Me dijo que eres Hyungwon de MONSTA X.
Hyungwon no reaccionó de inmediato. Se quedó en silencio, mirando a ____ con una expresión que era difícil de descifrar. Finalmente, suspiró y se quitó la gorra, pasando una mano por su cabello oscuro.
—Lo imaginé cuando mencionaste a tu amiga —dijo con voz suave—. Lo siento, ____. No quise engañarte. Solo… necesitaba un lugar donde pudiera ser yo mismo, sin la presión de ser alguien más.
____ asintió, comprendiendo.
—No tienes que disculparte. Solo… no sabía cómo procesarlo. He disfrutado mucho nuestras conversaciones, y me preocupaba que todo esto no fuera real.
Hyungwon sonrió levemente.
—Ha sido real, ___. Eso es lo que más me ha gustado de venir aquí. Poder hablar de libros, de cosas normales, sin que la gente me vea como un idol. Aquí soy solo “Ji-Yoo”, un chico que ama leer.
____ sintió que un peso se levantaba de sus hombros. La sinceridad en la voz del hombre frente a ella la reconfortó, y se dio cuenta de que, aunque la revelación la había sorprendido, no cambiaba lo que había sentido durante sus charlas.
—Entonces, sigamos siendo eso —dijo ____, sonriendo—. Sigamos hablando de libros y de la vida. No quiero que nada cambie, no se lo diré a nadie por supuesto.
Él la miró con gratitud, la tensión en sus hombros relajándose.
—Eso me encantaría, ____. Gracias por entenderlo.
Después de la conversación, ____ y Hyungwon retomaron su amistad como antes, aunque ahora con un entendimiento más profundo. A medida que el tiempo pasaba, ____comenzó a ver más allá de la imagen pública de Hyungwon y apreció aún más la persona que había llegado a conocer a través de sus discusiones sobre literatura.
Su relación evolucionó, aunque ambos mantuvieron un equilibrio entre la realidad de la vida pública de Hyungwon y la normalidad que ambos buscaban en su amistad. A medida que el club de lectura continuaba, su conexión se hacía más fuerte, basada en la confianza y el respeto mutuos.
Pero a medida que su conexión se fortalecía, también lo hacía algo más. ____ empezó a notar pequeños gestos de Hyungwon que antes no percibía: cómo sus ojos la seguían discretamente cuando hablaba, la forma en que su sonrisa se hacía más cálida cuando estaban solos, y cómo parecía relajarse más cuando estaban juntos.
Un día, después de una reunión particularmente animada en la que discutieron “Matar a un ruiseñor”, Hyungwon esperó a que todos se hubieran ido antes de acercarse a ____.
—He estado pensando —comenzó, con una expresión seria pero cálida—. Todo este tiempo en el club de lectura me ha ayudado a darme cuenta de lo que realmente quiero. Y lo que quiero es seguir conectando contigo, pero… de una manera diferente.
____ lo miró, sintiendo su corazón latir un poco más rápido.
—¿Diferente? —preguntó, tratando de mantener la calma.
Hyungwon asintió, mirándola directamente a los ojos.
—Me has dado algo que no sabía que necesitaba: normalidad, comprensión, amistad. Pero también he empezado a sentir algo más, algo que no esperaba. ____, me he dado cuenta de que me gustas. No solo como amiga, sino… como algo más.
____ sintió un torbellino de emociones. Había sentido una conexión especial con Hyungwon, pero no estaba segura de si él sentía lo mismo… hasta ahora.
—Yo… también he estado pensando en eso —admitió ella, con una pequeña sonrisa—. Y creo que… siento lo mismo por ti.
Hyungwon la miró con una mezcla de alivio y felicidad, su sonrisa ensanchándose.
—Entonces, ¿qué te parece si intentamos ver a dónde nos lleva esto? No quiero presionarte, solo… quiero que seamos honestos el uno con el otro.
____ asintió, sintiendo una calidez que la envolvía.
—Me encantaría, Hyungwon.
Y así, lo que comenzó como una simple conexión a través de los libros se transformó en algo más profundo y significativo. ____ y Hyungwon continuaron explorando su relación, encontrando en cada página que leían juntos no solo historias que los unían, sino también su propia historia, una que escribían día a día con sinceridad, cariño y un amor que surgió de la comprensión y la confianza mutuas.
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