Ellie

Había pasado por diferentes estados de ánimo desde que nuestra relación se fue al limbo, apenas y nos saludámos mostrando siempre un poco de rencor en nuestras palabras.

¿Qué nos paso?

Bueno, muchas cosas, la rutina nos arrastro con ella al rincón más oscuro.

Nos habíamos conocido desde el instituto, mis amigos eran sus amigos, sus lugares favoritos eran mis lugares favoritos, nos gustaban las mismas cosas, y nos amábamos con locura.

Pero en toda relación hay un enemigo llamado tiempo, y para dos jóvenes comunes y corrientes como nosotros ignorantes de que el amor puede confundirse con costumbre, el tiempo fue nuestro peor verdugo.

Llego un momento donde su sola presencia me molestaba, quería salir con mis amigas y platicar de todo y nada, pero él siempre estaba invitado y comenzó a hacer mella en mi el hecho de compartir mi vida con uno más de mis amigos, porque todo hay que decirlo, él fue mi mejor amigo hasta el final.

¿Estaría tan cansado él de mí, como yo de él?

Esa era mi pregunta cada mañana, llevábamos diez años viviendo juntos, compartiendo incluso hasta el cepillo de dientes y yo me sentía cada día más intoxicada.

Yo creía merecer mas, y ese es el problema principal entre dos personas, una de ellas siempre va estar insatisfecha pensando que allá fuera el mundo le espera con los brazos abiertos para darle lo que cree merecer.

Y luego como si un rayo de sol se asomara por mi ventana para darme esa libertad que tanto ansiaba, un mensaje de texto lo acabo todo, no le deje explicar, no quise escuchar nada, ese era mi momento, debía de aprovechar antes que me arrepintiera, debía de utilizar toda la rabia y el coraje para salir victoriosa de ese lugar que me provocaba tanta angustia.

¿Quién es más cobarde, el que se va de o el que se queda en una relación que ya no tiene sentido?

Si me lo hubieran preguntado aquella mañana de abril hace tres años mi respuesta hubiese sido totalmente diferente, pero hoy puedo decir que no es valiente quien no lucha por su amor, quien no entrega todo, quien no disfruta de esas pequeñas cosas porque las da por seguras, un te amo antes de dormir y un beso por la mañana, una taza humeante de café acompañada de una sonrisa tras el periódico del día.

¿Por qué no ser sinceros?

¿Por qué esperar que todo acabe para extrañar al ser amado?

Porque no hay día que no le extrañe y no hay modo en que deje de amarle.

¿Por qué al darme cuenta no le busque?

Bueno, recuerdan cuando dije que creía merecer mas, al contrario, ahora creo que él se merece a alguien mejor que yo.

Alguien que luche por él, aun con los miedos, aun contra todo pronóstico, alguien que le anime, alguien que se invente una nueva forma de amar cada día, alguien capaz de luchar contra el tiempo es capaz de vencer la rutina.

Y es filosófico y liberador poder darse cuenta y decirlo, pero como duele, como arde hasta en las entrañas ver que esa persona llego y el amor de tu vida es capaz de ser feliz…sin ti.

Tres años desde que me indigeste queriendo comerme el mundo, desde que me di cuenta que ser feliz dependía de mí y no de quien estaba a mi lado, que estaba insatisfecha de mi misma pero era más sencillo culpar a los demás.