ANTONIO PARTE 2

El había preferido irse de ese pequeño pueblo donde todo le recordaba a ella, ahora trabajaba en una de las grandes ciudades y el encerrarse en su trabajo al menos le había brindado algunos ascensos bien pagados y podía vivir cómodamente, se habían acabado las deudas, y deseaba podérselo restregar en la cara y decirle que ahora podía brindarle un buen futuro, que podían ir al sitio más caro solo para cenar un día cualquiera, ni siquiera tenía que ser en su cumpleaños.

Ellie despertó de sus pensamientos en el momento que todos aplaudían a los nuevos esposos, se había perdido en aquella mirada tan profunda y había deseado poder descifrarla, pero nada tenía sentido, el debía odiarla y ella tan solo estaba malinterpretando sus propios deseos de tenerlo nuevamente.

Debieron salir nuevamente tomados del brazo y Ellie se permitió pegar mas su cuerpo al de Antonio, si esta sería la última vez al menos disfrutaría lo mas que pudiera de su contacto, esta vez él no hizo nada para rechazarla.

Al juntarse para la fotografía del recuerdo él la tomo por la cintura y la acerco tanto como pudo, y sin poder frenar sus manos recorrió el escote de la espalda de Ellie suavemente con sus dedos, algo en su interior le gritaba que ella se había vestido para él, era demasiada casualidad que eligiese su color favorito, la caricia duro tanto como el fotógrafo se lo permitió, y Ellie permaneció ruborizada y nerviosa para la captura del momento, estaba segura que se derretiría en segundos si aquella tortura duraba más tiempo.

El colmo para los nervios de la pobre muchacha llego cuando el fotógrafo llamo a todos a colocarse también, el espacio se hizo más reducido y Antonio la tomo de la cadera sosteniéndola frente a él, para que no la aplastasen, una muy mala idea, ya que al sentir el trasero de su ex presionando su entrepierna las cosas se complicaron para ambos, una Ellie completamente ruborizada y con los ojos muy abiertos quedo para el recuerdo familiar.

—Necesito salir de aquí —susurro apenado en su oído.

Ellie asintió sin poder emitir palabra, y aunque la situación era graciosa los dos se sentían torpes e inmaduros.

Lograron escabullirse sin que los demás se diesen cuenta de la situación que ocultaba Antonio en sus pantalones, y Ellie lo condujo a la parte trasera de la casa de campo donde se realizo la ceremonia, debían darse prisa pues todos saldrían al jardín para la comida en unos momentos.

Entraron a la caballeriza que a esa hora se encontraba desolada, y se miraron expectantes, nerviosos, como dos chiquillos que se habían metido en problemas.

—Yo, lo siento… —dijeron ambos al mismo tiempo, Ellie le miro avergonzada

—No, por favor, yo no debí… —Antonio se apresuro a aclarar

—Estas hermosa —dijo él.

Ella siguió en silencio, midiendo sus palabras.

—…Perdóname no lo soporto mas.

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