Capitulo XXII: La Sociedad de los Dictadores Muertos

Hay quien dice que cuando una autoridad se propone resolver determinado problema, más que realmente resolverlo, sólo lo vuelven más grande de lo que era originalmente. Quizá por esa razón, el lema oficial del liceo de Hopewell High es “Si fractum non sit, noli id reficere”, o en español: “si no está roto, no lo arregles”.

Y la señorita Foster pronto lo descubriría en su siguiente visita de rutina al colegio en cuestión, atacado en los últimos días por criticas innumerables que prometían salirse de control.

Conforme conducía su vehículo hacía el centro educativo e ingresaba al estacionamiento, la notoriedad de que algo había cambiado se volvía más evidente.

—¿Qué sucede aquí? —Se dijo sorprendida tras aparcar su vehículo.

Sus ojos no daban cuenta de lo que presenciaban: Hopewell High, una de las peores escuelas no sólo del país, sino del mundo (ocupaba el lugar 48131, justo después del Centro de Santería de La Habana pero antes del Instituto de Remoción de Minas Terrestres de Sarajevo), lucía, para un cambio...limpia: el graffitti, tan predominante en sus muros, ahora había desaparecido. De algún modo, la escuela lucía diferente sin dibujos de tetas y penes y sin comentarios sobre la sexualidad de los maestros.

Y al entrar a los edificios, los pasillos estaban limpios; sus pisos lustrosos a más no poder, como un espejo (momento en el cuál la señorita Foster se arrepintió de usar una falda) y el silencio, ¡oh la quietud! ¡Por primera vez en una escuela pública, ella podía escuchar sus propios pensamientos! No había conversaciones sobre alguna clínica peruana para abortos o sobre si el opio tailandés era más fuerte qué el opio afgano. ¡Sólo había paz!

Pero todo eso no se obtuvo de la nada, de modo espontaneo. Y es que detrás de todo gran regimen de orden y disciplina, hay un hombre fuerte.

—Señor director, ¡estoy impresionada! —Andrea exclamó tan pronto como entró a la oficina de LaFontaine—. No puedo creer que usted...

Pero ella notó una pequeña gran diferencia: en la silla del director, no estaba ya el director, al menos no el director que conocía.

—¡Ah, bienvenida señorita Foster! —El profesor Weinbach expresó sonriente y de modo alegre, levantándose de su escritorio y recibiéndola de frente, ofreciendo su mano para estrechar—. ¡Había estado esperándola!

—Si, disculpe...creo que cometí un error, ¿no era esta la oficina del director LaFontaine?

—¡Oh claro! ¡Sobre eso! Bueno, técnicamente aún lo es.

—¿Técnicamente?

—Si, según puedo ver no le llegaron nuestros reportes médicos sobre la salud de nuestro querido administrador.

—¿Q-qué cosa? ¿Acaso algo le sucedió?

—Nada grave señorita Foster, nada de que preocuparse realmente. Pero el director necesitaba un pequeño descanso. Usted mejor qué nadie debe saber la presión que viene en el trabajo de la docencia, y la crisis del llamado “Profeta” agravó más su ya de por si preocupante situación.

—Vale, entonces ¿se fue de vacaciones?

—Ya las necesitaba, inclusive por cuestiones legales: el director no había tomado sus vacaciones anuales en más de siete años. Era eso o meternos en problemas de sindicato. Y en su ausencia, claro está, era necesario que una persona tomara el control de la escuela.

—¿Usted? —Andrea señaló, tratando de lidiar con la nueva información que estaba recibiendo en ese momento.

—En efecto.

Y el profesor Weinbach procedió a explicar el resto de los detalles de la historia, una vez que ambos tomaran asiento.

—Mientras el director está en sus vacaciones, he tomado el titulo de director interino, y no fue sencillo: tuvo que ser una acción rápida y decidida, más aún con las quejas acumulándose y amenazando con convertirse en un gran escándalo.

—Y sus acciones me han dejado sorprendida —La señorita Foster notó, no sólo tras escuchar los argumentos del profesor Weinbach, sino de revisar los números que el propio director interino le mostraba en el papel, enseñando grandes avances en el orden y las calificaciones en todos los niveles—. Gratamente sorprendida debo decir.

—Me alegra mucho escuchar eso.

—Pero la pregunta sigue en el aire, y es que fue el motivo por el cuál yo puse la alerta para empezar: ¿qué ha sucedido con el llamado “Profeta”? ¿Ha sido capturado? ¿Al menos determinado quién podría ser?

—Eso...lamentablemente nuestros esfuerzos para capturarlo no han rendido muchos frutos hasta el momento.

—¿No tiene ideas? ¿Algún sospechoso?

—El sujeto, o sujeta es muy esquivo...

—O esquiva.

—Sí...el caso es que a pesar de yo mismo dirigir las investigaciones, no siento que nos encontremos más cerca de encontrarlo.

Y Andrea cayó por unos momentos, con expresión pensativa, en un inicio denotando un poco de desconfianza y escepticismo, hasta que finalmente emergió con sutileza una sonrisa en sus labios.

—Pone orden a una escuela en la que hasta los cascos azules de la ONU temían entrar, y sin embargo no puede aún con un chico rebelde.

—O chica rebelde.

—O chica rebelde. Claro.

—¿Le parece extraño señorita Foster? Usted sabe que antes de ganar la guerra hay que ganar las batallas.

—No, no. Soy realista, sé que no se hacen milagros en un día, pero usted...casi se acercó. Además me llama mucho la atención que en otra persona, en su posición, simplemente podría mentir y decir que el chico o chica fue atrapado.

—O atrapada.

—Eso empieza a ser molesto...en fin, lo que quiero decir es que pudo mentirme en la cara, y yo no lo hubiera notado.

—Tal vez le parezca sorprendente, señorita Foster, pero aún existen personas a quienes nos interesa hacer un buen trabajo y defender la honestidad y la verdad por sobre todas las cosas.



—Vale, basta antes de que suene como un Capitán Canadá...o un Capitán Líbano o de donde sea que es usted...

Y es que las palabras sobraban; los resultados hablaban por si mismos, y estos eran fantásticos, al menos para las autoridades superiores, pero mientras sonaba el timbre anunciando el cambio de una clase a otra, los estudiantes tenían una perspectiva diferente, siendo ellos en los que recaían las nuevas políticas de orden y disciplina.

Y creo que ustedes conocen tres de las más quejumbrosas voces dicientes.

—Me siento completa y totalmente ridícula —Allyson susurró, caminando a las afueras del aula, casi al hombro de Jake.

Y es que una de las primeras medidas en ser tomadas fue la instauración de uniformes obligatorios: las chicas ahora debían usar una chaqueta estilo blazer, una blusa blanca y una falda negra con zapatos del mismo color; los chicos, un saco de manga larga y pantalones grises con corbata, camiseta blanca y zapatos también en negro.

En pocas palabras, lucían como niños de un mal internado inglés.

—Si nos hubieran dado sombreros, pareceríamos salidos de Harry Potter —Jake señaló, mientras movía su corbata de un lado para el otro.

—¡Deja eso ya Jake! —La pelirroja denunció—. ¡Sé que es incomodo pero son las reglas ahora! ¿Quieres incomodo? ¡Yo soy la de la faldita! ¡Hace frío!

—Lo siento. Creo que los hombres tenemos predisposición genética a mover de lado a lado cualquier cosa que nos cuelgue...

—¡Vamos chicos! ¡No es tan malo! —Sarah exclamó—. ¡Estos uniformes están lindos! ¡Me hace sentir como una colegiala sexy!

—¿Será porque eres...ya sabes, una colegiala? —respondió Allye.

—Y sexy...—Jake murmuró.

—¡Al mal tiempo buena cara, niños! —Sarah se defendió, siempre encontrando el lado positivo de las situaciones más apremiantes.

Pero el código de vestimenta no había sido la única cosa impuesta: fue sólo el primer paso de una serie de políticas que incluían dejar teléfonos, USB, memorias flash y toda clase de dispositivos electrónicos en un área a la entrada de la escuela acondicionada para guardar tales objetos; ese fue un golpe especialmente fuerte, pues más de la mitad de los alumnos, alejados de sus celulares por horas, mostraban síntomas similares a drogadictos en recuperación.

Tampoco servía que de hecho más de la mitad de los alumnos eran drogadictos en recuperación.

Otra medida era la suspensión de todos los clubes escolares, ya sean deportivos, artísticos o académicos, al ser considerados “semilleros” de insurgencia. El director interino dijo que no fue una decisión fácil de tomar, y que entendía el lamento de los alumnos, pero que la nueva política sólo sería temporal, en lo que se encontraba al llamado “Profeta”.

Y claro, al no tener la administración los gastos que conllevan los clubes, ahora había espacio en el presupuesto para la compra de detectores de metal en las entradas y salidas el colegio, y para la instalación de cámaras de circuito cerrado: los chicos eran vigilados cada hora, cada minuto, cada segundo, y no podía ni escaparse un parpadeo sin que alguna autoridad se enterara.

Y luego está el hecho que para evitar que los jóvenes se dispersaran demasiado y se pudieran salir del foco del control, estaba prohibido salir a las áreas verdes. El receso ahora se tomaba en la cafetería.

—No creo poder soportarlo más —Jake anunció discretamente a oídos de sus compañeras, el trió sentado en la esquina de una mesa esquinada, siendo ahora eso lo más lejos posible de cualquier autoridad.

Ante tal queja, Allyson reaccionó con una cachetada a su compañero a lado.

—¿Y eso por qué fue? —El joven preguntó.

—Porque no te había dado una cuando le dijiste a Sarah “sexy”.

—¡El pobre no tiene la culpa por decir la verdad!

—¡Tú no te metas Sarah!

Si: había una consecuencia inevitable del resultado de sentir la presión de la vigilancia en casi todo momento y sin manera de desahogarla de modo inmediato: los conflictos y las peleas entre los tres se volvían más y más frecuentes, y casi siempre, por temas cada vez más triviales y vanos.

—¡Sólo estás celosa de que obviamente yo sí puedo lucir cualquier ropa y tú...no! —Sarah exclamó con codescendencia.

—¡Por favor! ¡Cualquier chica se siente “sensual” si viste como una zorra barata! —respondió Allye.

—¿Me llamaste “zorra barata”? ¡Ja! ¡Me han dicho más feo!

—¡Ah, y te van a decir más feo...!

—¡Niñas, niñas por favor! —intervinó Jake, tratando de mostrarse como la solitaria voz racional en medio del caos en el que se encontraban—. ¡Ya sé que las traigo muertas y toda la cosa! ¡Pero no tienen que pelear por mi!

—¡Tú callate que tu sigues! —La pelirroja advirtió, argumentalmente haciendo sentir a Jake castrado por un par de segundos.

Pero a pesar de las presiones y los conflictos, los tres supieron mantener las apariencias y callar lo suficiente para no llamar atención indeseada; después de todo, no era extraño ver a los agentes especiales designados por la dirección, las “SS” (siglas de Seguridad Silenciosa, en referencia a que actuaban callados y sólo buscaban a los alumnos conflictivos al sonar la siguiente campana) rondando por ahí.

—Vale, por ahora silencio —Allyson susurró, agachando la cabeza—. Creo que vi a las SS por ahí...

—¿Las SS? —En igual volumen, Sarah preguntó.

—Sí. Mejor llevemos la fiesta en paz...sé que no ha sido fácil pero podemos sobrevivir.

—Sí...l-lo siento Allye: no te ves tan mal con ese uniforme...

—Y tu no luces como una zorra Sarah...

—¿En serio?

—Bueno, no una barata...

—¡Gracias amiga!

El final de clase llegó, y por primera vez en el día el alumnado sentía que podía respirar con tranquilidad de no quebrantar alguna ley de la cual no habían sido informados.

—No podemos seguir de este modo —Allyson dijo, mientras el trio caminaba por la acera alejandose del liceo—. ¡Es casi como una prisión!

—No exactamente. En las prisiones no hay tanta paranoia —Jake contestó.

—¡Cómo sea! ¡Es intolerable! ¿Cómo dejamos que esto pasará?

—Todo fue por el llamado “Profeta”.

—¡Sí! ¡Sobre eso quería hablar! Toda esta pesadilla orwelliana comenzó con la excusa de capturar a ese loco, ¿comprenden?

Jake y Sarah asintieron.

—Pero, ¿acaso el “Profeta” ha sido capturado? ¡NO! ¡El tipo sigue libre hasta donde sabemos! ¡Todavía hace como dos o tres días subió un nuevo video a la internet!

—A todos nos agradaba el Profeta —mencionó Jake—; denunciaba a los idiotas, y todo lo que estaba mal en el colegio...pero...

Y es que era difícil de mencionar para cualquier alumno sin sentir un poco una traición: lo que en un inicio fue visto como algo positivo para poner en evidencia los males que aquejaban a Hopewell High, pronto cruzó una linea que nadie podía tolerar.

Comenzó a hablar de los alumnos.

Sus últimos videos, en vez de enfocarse en la escuela, los maestros y sus defectos, hablaba de los defectos de más de un estudiante. De pronto, el entusiasmo por el divulgador de verdades ya no era tan admirable cuando comenzó a revelar que la animadora Mindy DeGraw usaba extensiones para el cabello y se rellenaba el sujetador, o como Elias Burton del club audiovisual no era en realidad sobrino de Tim Burton.

Antes de que revelará el siguiente gran secreto y todos temiendo que podían ser la persona siguiente en ser expuesta, de manera casi unánime, se apoyo a Weinbach y sus medidas de control.

—Se ha hecho de todo, y no ha servido —Allyson comentó en un suspiró lleno de miedo y desesperanza.

—Y ni servirá —dijo Sarah.

—¿Qué cosa?

—Allye, Jake...esta es una de esas cosas que nadie podrá resolver...nadie, salvo por nosotros.

—¿Qué sugieres? —Jake cuestionó—. ¿Dices acaso que debemos involucrarnos, investigar por nuestra propia cuenta y atrapar nosotros mismos a ese hijo de puta?

—¿Alguna vez le has dicho "no" a una excusa para golpear salvajemente a alguien, niño?

—Sarah...al carajo. ¿Qué podemos perder?

—¿Y tú qué nos dice Allye? ¿Quieres jugar a ser Sherly Holmes?

—Sherly Holmes...eso sonó inesperadamente ingenioso —La pelirroja mencionó—. Pero, ¿qué les hace creer que podremos con la labor?

—Linda, hemos sobrevivido el concurso mortal de "Las Guerras del Hambre", un grupo de pandilleros que nos querían volar con explosivos y a un aprendiz de Pavlov que le lavó el cerebro a Jake. Las vimos peores, y aún estamos aquí. ¡Esto en comparación es nada!

—Ahora que lo dices en voz alta casi suena como si estuvieramos a punto de morir semana tras semana...pero...

—Si te sirve de motivación: Allye, se te ven las piernas flacuchas con esa faldita.

Y era cierto: casi como un pollo en KFC cuando bajó su mirada a ver sus extremidades. No podía seguir luciendo tal atuendo, y si para reestablecer todo al orden natural era necesario intervenir, lo haría.

—No tenemos otras opciones disponibles ya...de acuerdo, cuenten conmigo.

—¡Perfecto! —exclamó Sarah abrazando a su amiga—. Ahora, ¿con qué comenzamos? ¿Huellas digitales? ¿Interrogatorios?

—No sé ustedes, pero yo comenzaré con ir a mi casa y quitarme esta ropa...le prometí a mi madre sólo usar vestidos y faldas en las reuniones familiares, ¡y ciertamente esto no está en el trato!

Sin nada qué perder, los chicos tendrían que estar por una vez del lado que investiga los crimenes en vez del lado de ser investigados, ¿pero acaso estarían conscientes de lo qué en realidad se ocultaba? ¿La verdadera...verdad?

N/A: Este y el capitulo anterior fueron un enorme riesgo porque los protagonistas no aparecen sino ya hasta muy entrada y explicada la trama, pero espero que hayan disfrutado lo que han leído y les prometo algo de calidad.

Mil gracias por sus votos, comentarios y criticas. Me ha costado seguir con la serie por situaciones ajenas a mi control, pero con unas palabras que leo de algún lector me inyecta de mucha motivación para continuar.

No olviden visitar de vez en vez el grupo de Facebook del libro.

Nos vemos la siguiente entrega.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top