Capitulo XXI: Mad As Hell

 El colegio de Hopewell High está tan lleno de problemas que es difícil mencionarlos todos por el hecho de no saber bien por cuál empezar: malos maestros, peores instalaciones, comida no apta para el consumo humano por diversas agencias de salud de al menos dos docenas de países, y en otros tiempos dichos problemas no hubieran causado mucho revuelo en la administración porque se consideraba chismes de alumnos ociosos.

Pero los tiempos habían cambiado, y ahora era común más qué escuchar, leer y escuchar las quejas en el mundillo en linea.

—No me gusta recibir informes de esta naturaleza, menos aún en mis vacaciones —La supervisora del distrito escolar, Andrea Foster, vociferaba su frustración a través del intercomunicador de la oficina del director LaFontaine, teniendo que interrumpir por unos instantes sus días de descanso en una playa del Pacifico sur —, pero justamente eso me dice la gravedad del asunto...

—No es tan malo —El director LaFontaine contestó—. Sé que los fondos terminaron siendo apostados en el hipódromo, pero el dueño nos perdonara la deuda si lo dejamos vender cigarrillos sueltos a la hora del almuerzo.

—¡No me refiero a eso! —La señorita Foster exclamó con horror al escuchar tal revelación.

—Oh...creí que ya se lo había contado...

—Pues...trataremos una crisis a la vez.

—Vale. ¿Entonces de qué se trata el problema en cuestión?

—La mala prensa que su escuela ha recibido.

—¿Habla de esas historias en internet? ¡Vamos! Los que postean eso son sólo chicos, nuestros chicos, y seamos honestos: ningún joven de esa edad va a hablar bien de su escuela y de sus maestros. Somos enemigos naturales: no ve a una ardilla decir “oye, la señora águila fue muy amable conmigo justo antes de sujetarme con sus garras y destriparme para sus crías”.

—Puedo vivir con las quejas de chicos reprobados y chicas que dicen que algún maestro las manoseo, director. Pero para poner un ejemplo, toda escuela tiene comentarios buenos, regulares, malos, horribles, nefastos, y en una carpeta de mi oficina tuve que abrir una llamada “Hopewellesco”.

Sólo cuando las cosas van o muy bien o muy mal se amerita la invención de un neologismo, y sin dudas, el director LaFontaine sabía bien que no era la primera razón.

—¿Y qué hace diferente la mala prensa de nuestra escuela a la de otras? —el director preguntó.

—Las llamadas de los padres de familia, y llamadas de padres de familia llevan a presión, auditorias y posibles despidos de personal.

—Despidos de personal...debimos haber mantenido el sindicado de maestros en lugar de cambiarlo por bolsas de caramelos en las fiestas de Navidad.

—Sólo revisaré algunos de los “grandes éxitos” con los que me he topado en los comentarios sobre Hopewell High: “¿Cómo es eso que la carne de caballo de las hamburguesas no es carne de caballo? ¡Ya nos habíamos acostumbrado a la idea y ahora resulta que ni eso!”.

—¡Tuvimos que cambiar la receta! —expusó LaFontaine—. ¡Esos locos fans de “My Little Pony” protestaron rociando de sangre al personal de la cocina!

—Vale, ¿qué tal esta?: “¡No puedo creer que hay un criminal de guerra israelí enseñando educación física! ¡Emigramos de Palestina para huir de esos sujetos! ¡Y creo que es el que mató a mi tio Ahmed!!”

—Mi posición oficial del conflicto árabe-israelí es...

—¡A nadie le importa director! ¡Me perdí mi masaje con esos polinesios aceitados para tratar el tema!

—Sí, sí, bueno...entonces, ¿el asunto es grave no? ¿Qué sugiere entonces? ¿Qué implementemos las medidas necesarias para sacar a Hopewell High de su estado actual e imponer normas de calidad más altas?

—¿¡Estás loco!? ¡Eso cuesta dinero y tiempo! No tenemos uno y el otro se nos termina. Lo que necesitamos en pensar como personas de política, verdaderos lideres...

—Vale, ¿se sentiría contenta si aplastó las voces disidentes y limito la libertad de expresión en los alumnos?

—¡PERO YA!

¿Pero de dónde provenían la serie de quejas y denuncias? Estas existen en todos lados y ambientes: escuela, trabajo, iglesia, gimnasio, junta de alcohólicos anónimos, junta de alcohólicos famosos y junta de escritores de ejemplos inútiles y redundantes...

...No obstante, el detalle es que la amenaza tenía voz: voz profunda, de computador, y con acento español.

—Vamos a ver qué tan grande es realmente este asunto —LaFontaine, intrigado por el supuesto origen del descontento escolar, ingresó a la pagina de donde estos rumores se filtraban: un canal en YouTube de un usuario conocido como “El Profeta Loco de la Red”.

Y sólo había una manera de saber qué tanto daño era dañado: el director buscó el primer video, una pequeña introducción de un par de minutos, y lo reprodujo.

—“No tengo que decirles que las cosas están mal; todo el mundo que lo están. Es una depresión. Todos están asustados de ir a la escuela y en todo caso, aún de lograr graduarse, temen lo qué viene después. Nuestros diplomas no valen ni el papel en que están impresos, más y más departamentos del colegio van a la quiebra, los maestros llevan armas consigo para poder defenderse. Criminales corren como salvajes en los pasillos y nadie parece saber qué hacer y no al final a la vista. Sabemos bien que el aire del sistema de ventilación es inapropiado para ser respirado y la comida de la cafetería es inapropiada para ser consumida, y nos sentamos en nuestras casas al salir escuchando historias que hubo tres detenidos y cinco victimas en una golpiza como si esa fuera la manera en que las cosas deben ser. ¡Sabemos que las cosas están mal! ¡Peor qué mal! Están dementes. Es como si todos y todo se hubieran vuelto locos con tal de asustarnos para no cuestionar las cosas ya. Nos sentamos en nuestros pupitres con un mundo que se vuelve más y más pequeño con no otra esperanza más que resistir hasta graduarnos y todo lo que decimos es: “¡Por favor! ¡Al menos déjenos solos en nuestras aulas! Déjenme tener mi teléfono, mi i-Pad y mis playeras irónicas y no diré nada. ¡Sólo déjenos en paz! Bueno, yo no quiero que los dejen solos...¡Yo quiero que se encojonen! No quiero que protesten ni que se manifiesten o que organicen en un “Yo Soy 135”, un “Los Indignetas” o un “Ocupen Hopewell Street” porque no sabría como guiarlos en eso. No sé que hacer sobre el nivel de los maestros, la comida, la falta de presupuesto o el vandalismo en los pasillos, todo lo que sé es que primero deben encojonarse! Deben decir “¡Soy un joven carajo! ¡Mi matricula tiene valor!”. Así que, por lo pronto, quiero que se levanten de sus sillas, de sus escritorios o de donde sea que estén escuchando este mensaje, ir a la ventana más cercana, abrirla, sacar sus cabezas y gritar: “¡Estoy encojonado y no lo voy a aguantar más!” Quiero que se levanten justo ahora y griten “¡Estoy encojonado y no lo voy a aguantar más!”. Las cosas van a cambiar, pero primero deben gritar “¡Estoy encojonado y no lo voy a aguantar más!”. Luego averiguaremos que hacer con los maestros, los vandalos y el presupuesto pero primero deben gritar a todo pulmón “¡Estoy encojonado y no lo voy a aguantar más!”.

—Eso explica los gritos en mi vecindario la otra noche —El director pensó tras recordar tan particular frase.

Pero entonces el yunque le cayó en la cabeza: si esos gritos fueron a raíz de esto, el poder de este individuo, el “Profeta Loco” es...impresionante. Y debía callarlo como diera lugar antes que las cosas se empezaran a salir de control.

—¿Para qué me llamó, director? —El profesor Weinbach preguntó tan pronto como llegó a la oficina de LaFontaine, tras ser solicitado—. Tuve que suspender la clase del grupo de primer año... ¡Y era día de quemados!

—¿Qué tiene de especial? —El director cuestionó desde su escritorio—. Es sólo un juego de gimnasio.

—No del modo en que yo lo juego.

—¿Qué quiere decir?

—Quiero decir que no le llamaría al juego “quemados” si no involucrara en vez de pelotas cócteles molotov —Weinbach explicó conforme tomaba asiento.

—Esa es justo el tipo de actitudes y practicas las cuales prometen meternos en grandes líos.

—¿De qué habla?

—Mire, profesor...alguien ha estado denunciando más de una practica considerada por cualquier corte poco legal si no es que francamente criminal, y las quejas, tanto en padres de familia como en alumnos comienzan a hacerse muchas.

—¡Los padres y los alumnos siempre se van a quejar de algo! ¡Es su deporte preferido! Lo hacían en todas las escuelas en las que impartí: Hopewell High, Degrassi Junior High, la Primaria de Springfield, la Escuela Publica 118, el grupo Zion Inmortal...

—¿Se da cuenta que tres de esas escuelas son ficticias y una es un grupo armado ultra-derechista israelí? Aunque suena también a banda de cumbia colombiana, si a mi me preguntan...

—¿Cuál es su punto, director?

—Lo siento, olvidé que la locura eventualmente le pega a todos en esta escuela.

—Vamos director, sin rodeos —De brazos cruzados, Weinbach comentó—. Sé que me llamó aquí con un motivo, ¿de qué se trata?

—Vale. Usted tiene ciertos conocimientos en áreas que podrían resultar útiles para...detectar elementos problemáticos, ¿verdad?

—Hubo terroristas libaneses que antes de ser ejecutados gritaron mi nombre; usted imagine si soy o no bueno.

—Comprendo. Creo que podrías ser de gran efectividad.

—¿En qué?

—¿Ha escuchado del “Profeta” en Youtube?

—¿El idiota que hace esos videos sobre lo que pasa en Hopewell High? ¡Si ese imbécil descubre mi expediente tendré que ir corriendo a la frontera más cercana!

—¿Podría detectar a ese tipo? ¿Detenerlo?

—¿Quiere acaso que silencie una voz disidente?

—Entiendo sus cuestionamientos, profesor. Sé a la perfección que hablamos de una acción NADA

ética pero...

—¡Al diablo con la ética! —El maestro exclamó casi saltando de su asiento—. ¡Había esperado este momento durante mucho tiempo ya!

—Em...creo que las cosas están mal cuando la voz racional es la mía.

—¿Qué dijo, director?

—N-no, nada...pero, ¿podría hacer algo? —El director interrogó, con seguridad de que el maestro hará un trabajo eficaz, pero con el temor de que dicho trabajo sea demasiado eficaz.

—Bueno, hay mucho que planear, mucho que pensar. Por lo pronto, director, ¿puede decirme si tiene sospechosos?

—No, no en realidad.

—Entonces eso será lo primero a revisar: checar quien gana con esto de los alumnos o los maestros...

—¡Momento! —LaFontaine interrumpió—. ¿Acaso cree que hay algún docente involucrado?

—No sabemos nada del “Profeta”, director; hasta no tener más pistas, ¿por qué suponer que bien podría ser un profesor? ¡Ellos además pueden entrar a lugares que un alumno normal no podría! ¡Bien estaríamos enfrentando un agente interno!

—¡Esto es peor de lo qué pensé!

Vaya que sí. Es más, el director realmente apenas rozaba la superficie de lo malo que la situación se empezaba a poner; mientras divagaba con gran preocupación viendo al exterior de la escuela desde su ventana, observando al alumnado entrar al colegio, notó que algunos de los chicos con un accesorio en su antebrazo...

—¿Esos niños...qué tienen alrededor de...?

El profesor Weinbach se acercó a la ventana para ver que era lo que preocupaba al director: en sus antebrazos, estaban gazas de tela con una “P” escrita en ella.

—Es el símbolo de ese hijo de puta: la “P” del Profeta...tal y como en su canal de YouTube.

—¿Es...algo que deberíamos considerar? —Tembloroso, el director preguntó.

—Usted es un líder de tiempos de paz, director: ahí funciona, pero estamos en una guerra secreta, y requerimos de otro tipo de lideres ahora. Por lo pronto, a investigar, que hay muchas pistas afuera.

Aunque el director sabía que era un riesgo, las ordenes llegaban de más arriba, y no había mucho que pudiera hacer en oposición. Por lo pronto, dejaría al profesor Weinbach con la correa entre suelta esperando que su investigación rindiera frutos, pero esperando aún más que los conflictos se resuelvan de manera pronta, y sin muchas victimas de por medio.

Después de todo, ¿qué puede salir mal dándole poder a un posible criminal de guerra del Medio Oriente?



N/A: Gente, mil disculpa la demora, sé que me he atrasado, les pido perdon de todo corazón y espero poder recuperar el ritmo de la historia.

Gracias por su paciencia, sus lecturas, sus votos y comentarios. Sé que el capitulo de hoy fue algo corto, pero es solo el inicio de algo que espero que disfruten.

Nos vemos la siguiente entrega.

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