Capitulo VI: Una Experta en Perversiones (Sarah Greenberg's Day Off)
Era un día espectacular, ¿cómo pueden esperar a que una chica como yo asista al colegio en tales condiciones? Debería ser ilegal, y al menos en mi código de conducta. "El Gran Libro de Reglas...y como conducir tanques Tiger" esta es una clausula importante:
"Si el día es hermoso, todo estudiante esta en su derecho de irse de pinta".
No quisiera faltar, pero no es como si pudiera oponerme. Creo que los antiguos romanos tenían un dicho así: Es la Ley, y como dice el dicho: “Sarah lex est Dei lex”...lo que creo que se traduce como "La Ley de Sarah es la Ley de Dios".
Mis amigos han estado demasiado presionados, lo cuál es entendible si tomamos en cuenta que están locos el uno por el otro, pero son demasiado temerosos para dar el primer paso, pero si no lo hacen pueden perder su juventud en cosas sin importancia, y en palabras de un gran filósofo de nuestros tiempos: "La vida pasa demasiado rápido, si no te detienes a verla, te la podrías perder".
Una de las ventajas de tener una madre hippie, un hermano ausente y un padre al otro lado del país ocupado con su amante japonesa es que no tengo que inventar excusas si es que no quiero asistir a la escuela, y que va, la única regla que me piden es que no traiga depredadores mayores a la casa...sí, en invierno los osos bajan, y pensé que sería tierno robarme uno bebé, lo cuál fue divertido hasta que la madre enojada acecho nuestro jardín...
¿Dónde iba? ¡Ah por supuesto! En fin, si quiero faltar, puedo. Sin embargo la que NO puedo es decir lo mismo de Allyson, ustedes la conocen ya, no es tampoco una alumna modelo, pero tiene problemas para mandar todo al carajo; Jake no presenta complicaciones, y si el quiere dejar de asistir también puede tomar esa decisión, pero Allye...Dios, pobre niña...
¿Qué tal si la llamamos? Sólo para saludar.
—¿Hola? —me contestó al celular tras marcar su número.
—Allye, levantate por favor, necesitas un día de relajamiento y ocio —le dije.
—No puedo, estoy enferma...
¿Estaba enferma? No sé porqué no me sorprende: a veces siento que la veo más con las mejillas y los ojos rojizos de lo que la veo sana, y parece enfermarse por todo. ¿Le rompieron el corazón? Se enferma; ¿no le salen las ecuaciones? Se enferma; ¿Se come por error mi proyecto de biología pensando qué es yogur de crema? ¡Y se enferma!
—No te dejaré de llamar hasta que te pongas tus pantalones emo, te peines con ese tonto fleco que pasas media hora en acomodar en la dirección correcta y vengas aquí—le imploré, tratando de usar toda mi capacidad de persuasión (dado que enseñarle un pecho no sirve con mujeres...excepto con la maestra de arte, pero esa es otra historia)
—No, hablo en serio —Allye me dijo—, estoy enferma, no puedo levantarme de la cama, no puedo ni tomar el control remoto, no existe otra explicación para ver dos horas seguidas de "Vancouver Shore".
Y ella me cuelga ¿Pueden creer el descaro? Pero no piensen que Sarah Greenberg se rinde con facilidad ¡Sí pude aprender farsi en una noche para negociar la liberación de una prima puedo con esto!
Ya verán, esta vez seré más directa en la siguiente llamada.
—Tienes diez segundos para ponerte en pie o iré por ti.
No crean que hago esto con ganas de molestarla, al contrario mis amigos y amigas; hago esto por ella, porque la quiero, y porque deseo verla bien, y si hay alguien que necesita un buen rato es Allyson, y sé que puede decirme "no" en este momento, pero apuesto cien dólares en cuentas de vidrio cherokee (es la moneda corriente en mi casa, luego les contaré sobre eso) a qué ella esta en la puerta de su casa, tratando de decidir si debe salir o no.
—No lo haré...ella me meterá en problemas, y todo lo que quiero es descansar —se repetía la pobre infeliz—, tengo la capacidad de tomar mis propias decisiones ¡No voy a salir!
Y entonces, su móvil sonó una vez más.
—¡Claro que debes salir! ¡Será divertido!—exclamé
—¡No! ¡Estoy decidida! ¡No iré! ¡Puedes hacer lo que quieras pero no iré!
Y unos momentos más tarde, vimos la fuerza con la que había tomado su elección.
—No puedo creer que este aquí...—Allyson dijo resignada, al entrar en la puerta de mi hogar.
—Como dicen los violadores: era cuestión de tiempo para que te rindieras...pero aun queda un obstáculo: Jake ya está en el colegio.
—Sí, eso...bien, ¿cómo planeas sacarlo de clases?
No lo tenía planeado, me lo hubiera ahorrado si ella hubiera venido más temprano como quería desde un inicio, pero seamos sinceras: la mitad de la diversión de una huída es escaparse en primer lugar.
—¿Me pasas tu celular, por favor? Bajar esa versión pirata del "Auto-Tune" me servirá de algo aparte de dar las notas de las canciones de Kei$ha...
—¿Hola, oficina del director LaFontaine?—contestó el director de Hopewell High
—¿Si? Soy la Señora Zabrocki, madre de Jake Zabrocki, del segundo grado —le dije con una voz robótica y sobreproducida que podría ponerme en las listas del Billboard si tuviera una canción a dueto con Pitbull.
—¿Jake? Sí, creo que me suena ¿Qué con el muchacho?
—Sucedió una...tragedia familiar. ¿Le puede avisar que necesitamos que venga por favor?
Y no tardó mucho tiempo antes que Jake fuera convocado.
—Más vale que sea importante —el muchacho comentó tras ser requerido en la oficina del director.
—Joven Zabrocki, me temo que debo darle malas noticias: su madre llamó hace unos momentos, y su abuela falleció.
—¿Mi abuela? ¿Mi madre? ¿Ya tienen lineas telefónicas en las cárceles?—
—Eh, ¿lo dice por su abuela o su madre?
—Está a su gusto Director...está a su gusto.
—El caso es qué su madre vendrá a recogerlo dentro de poco, y pues, tiene permiso para salir de clases.
Y tras oír esas gloriosas palabras, Jake comprendió lo que estaba pasando, y decidió actuar su papel en esta obra.
—¿¡Mi abuela!? ¡No puede ser!—y Jake fingió el llanto mas forzado en la historia del drama improvisado
—¿Ves? Funcionó —le dije a Allyson mientras me arreglaba para salir
—No, espera, esto no ha acabado todavía...ahora debemos ir a recogerlo, eso sin mencionar que una de nosotras deberá fingir ser su madre, ¿habías pensado en eso?
Allyson aun no dejaba de mostrar su gran "optimismo", pero lo que no tomaba en consideración era que precisamente me arreglaba para salir no solo afuera, sino de este embrollo.
—¿Madre...? —Jake nos comentó al vernos disfrazadas en un largo vestido negro, yo abajo siendo las piernas y Allye arriba como los brazos y la cabeza, con unos lentes gruesos y una peluca castaña para disimular su apariencia
—Sí...es la última vez que participo en un plan concebido por una chica que cree que las piñas pueden leer nuestra mente —Allye le susurró.
—¿Es un plan de Sarah? ¡No me había dado cuenta!
—¿No le pedirás un beso a tu "hijo"?—le comenté a mi amiga
—¡Callate pervertida!
—Oh...¿No me darás un beso a mi?
Y sentí un golpe suyo a mi cabeza; les digo, para ser una niña sensible y frágil de corazón, tiene el puño muy sólido.
—Como sea. ¡Entra al auto y larguémonos de aquí antes que nos descubran! —Allye gritó
Y tras meternos en el vehículo, partimos a máxima velocidad, conmigo al volante, lo cuál, en circunstancias normales, no me lo hubieran permitido.
—Este auto es increíble, por cierto —Jake comentó—. ¿De dónde lo sacaron?
—Lo robamos —le contesté
—¿Robaron un auto...SIN MI? No puedo evitar sentirme un poco rechazado.
—Tranquilo Jake, tenemos un gran día por delante: ya tendremos muchas oportunidades más de robar.
—¡Más les vale! Y...Allye ¿Estas rezando?
—Esta algo nerviosa, pero ya arreglaremos eso...
Y así fue como nos dirijamos al centro de Toronto, la cuál, debo admitir, no es precisamente la ciudad más entretenida del mundo: no es un Nueva York, un París, un Tijuana, pero siempre hay algo para aquellos que ponen empeño en su búsqueda, y vaya que estoy empeñada.
—Así que niños y niñas —les dije—. ¿Alguien tiene hambre? Porqué yo sí, y mucha.
—Ahora que lo mencionas, no estaría mal —Jake me contestó.
—¿Qué tal tú Allye? ¿No se te antoja algo?
—No sé, creo que el apetito está volviendo —Allye respondió—, y no he comido nada aún en el día.
Normalmente hubiera bastado un Burger King o inclusive, basura de barrios elegantes (no me miren así, si nunca han estado volando con cannabis, no tiene idea del hambre que uno puede tener), pero este día estaba para algo grande, algo elegante...
—Jake, no olvides poner tu celular en vibrador —le recordé, era importante este detalle si quería salirme con la mía.
—Tienes que estar bromeando —me dijo Allyson en la espera a nuestra preservación en el Magnolia, el restaurante más elegante de la ciudad y donde la crema y nata de Ontario venían a rascarse las espaldas y a beber vino blanco a las nueve de la mañana.
—¿Puedo ayudarlos?—nos dijo el jefe de meseros
—Sí, quisiéramos una mesa, tenemos reservación a nombre de Evangeline Halloway— le dije, tras ver ese nombre en el cuaderno donde se anotaban los nombres de los clientes.
—¿Evangeline Halloway? —me cuestionó.
—Así es.
—¿Usted es la señorita Halloway?
—Exacto.
—¿La "Reina de la moda" de Toronto?
Así que resultó que Evangeline Halloway es una diseñadora de modas muy famosa que ha conquistado muchas de las grandes capitales de las pasarelas: Milan, Tokio, Paris, puede que Tijuana también.
¿Cómo resolví el problema de identidad? Ya verán...o bueno, leerán.
—Eh...¡SÍ! Soy esa misma —respondí con autoridad.
—Se ve usted un poco joven señorita Halloway.
—Oh, bueno ya conoce el negocio de la alta costura, entre más temprano se empiece, mucho mejor; debería ver a la nueva modelo, tiene ya seis años y ya la mandaron a rehabilitación por lo de la anorexia.
—¿En serio?—dijo escéptico—. Mire, aquí estamos un poco ocupados, ¿por qué no se compran ustedes niños una "cajita feliz" y dejan a los adultos trabajar en paz.
—¡Ja! —exclamé indignada—. ¿Entonces esta insinuando que no soy quien digo que soy?
—Eso es justamente lo que estoy sugiriendo. ¡Ahora vayan se de aquí o llamaré a la policía!
—¿La policía? ¿En serio? ¿Sabe? ¡Ni se moleste! ¡Yo llamaré a la policía!
Y marqué con mi celular; Jake se retiró discretamente a los sanitarios y ahí tomo la llamada.
—Vale niña, ya fue demasiado—me advirtió el mesero inflado.
—¡No me toque o gritaré "pedófilo"! —le advertí.
Pero entonces, el teléfono del restaurante, desde el interior del restaurante.
—Ya me encargaré de ustedes —nos dijo antes de marcharse a contestar—¿Alo?
—Si, estoy buscando a Evangeline Halloway—Jake preguntó desde su celular—, ya sabe, la "Reina de la Moda"...
—¿Evangeline? ¿Me la podría describir por favor?
—Con mucho gusto: pelo negro, largo y grueso, piel morena, ojos cafés oscuros, mucho maquillaje y ropa negra, siempre sonriendo...bastante sensual si me lo preguntan...
—Oh Dios...—el chacho murmuró—. ¿Está seguro?
—¿Por qué? ¿Pasa algo?
Y tras aquel pequeño engaño con todo y piropo incluido de Jake, nos sentaron en una mesa.
—No puedo creer que haya funcionado —Jake comentó.
—Yo sí —contesté—. ¡Por eso nunca hay que dejar de tener fé! —agregué alzando una copa de vino blanco.
—Así es que así es como se emborrachan los ricos —Allye murmuró tras su tercera copa.
—Un día de estos tengo que robar una licorería en este barrio—agregó Jake.
La comida era insípida pero debíamos admitir que la bebida era suficiente para justificar la suplantación de identidad. Claro, pronto tuvimos problemas de mayor relevancia...
—¡Carajo! ¡Esa es mi madre! —Allye exclamó, a lo que prontamente Jake respondió tapándole la boca
La madre de Allyson estaba reunida con un grupo de hombres de traje, quizás para discutir algo del trabajo, quizás para contratar un sicario (OK, esto último no, pero soy la que narra, tengo que llenar las cosas con mis teorías locas)
—¿Qué hacemos? ¡¿Qué coño hacemos?! —Allye repetía cada vez más histérica.
Para salir de esta, tuve que usar todo el poder de mi genialidad y brillantez. Es una operación de completa discreción y agilidad que requería no menos que precisión milimétrica y sangre tan fría como un glacial.
—¡Fuego!—grité para distraer la atención de todos, y en medio del pánico, huir con mis amigos.
El plan original era solo un engaño, pero como Jake no desaprovechaba una sola ocasión para encender en flamas algo, el decidió usar "apoyos visuales".
—¿Por qué el mantel de esa mesa se está...? Jake ¡Incendiaste algo de verdad! —Allyson se percató en el último vistazo tras salir con la multitud del establecimiento.
—Estaba aburrido, ademas, no puedes hacer un omelet sin romper algunos huevos.
—"Huevos" de más es lo que tuviste...
No teníamos ganas de mover el auto, en especial por el hecho del latente riesgo de ser vistos por la policía o por el dueño quizás, además ¿No han disfrutado simplemente el placer de caminar? Más aún cuando la siguiente gran maravilla nos veía a la distancia al igual que nosotros a ella.
—La vista es estupenda desde aquí—Jake comentó, tras ver desde la ventana del último piso de la CN Tower, el cuarto edificio más alto del mundo, los tres a la orilla con nuestras frentes pegadas en el grueso cristal de aquel piso especialmente diseñado para mirones como nosotros.
—Tanto que sería un enorme placer vomitar desde estas alturas—dije—. ¡Estoy segura que le daría al calvo de rojo!
Tenía razones para hacer tal comentario: era una vista hermosa con toda la ciudad de Toronto luciendo tranquila desde arriba, y aunque sé que es una figura de discurso bastante gastada, tengo que decirla: realmente las personas lucían como hormigas (solo faltaba que yo buscara mi lupa y aprovechara este día soleado para que la fantasía estuviera completa).
—Es en momentos así en que uno puede dejar en blanco su mente y permitir que las ideas fluyas—les dije—, sólo...sólo abran sus cerebros ¿Qué clase de cosas podríamos imaginar desde un punto como este?
—Tal vez sea por la vista, la tranquilidad, o por el hecho que a grandes alturas el cerebro comienza a fallar—Jake me respondió—, pero CREO que tienes razón en esto...se siente una relajación imposible de describir...
—¿Y tú que me dices Allye?
—De seguro alguien abajo ya nos vio...
La mente de Allye es una bestia que no se podría domar con facilidad; la pobre niña esta tan estresada que si una mosca se posará sobre su cabeza ella reventaría con todo y tripas, lo cuál me da lastima por el pobre personal de limpieza de un lugar tan bien cuidado, pero esto apenas comenzaba: la vería sonreír aunque mi vida dependiera de ello.
—Así que, ¿dónde quieren vivir? —les pregunté, separando por fin mi cabeza del vidrio tras empezar a sentir dolor en la testa
—¿Y esa pregunta?—Jake a su vez me cuestionó, también separando su frente del cristal, dirigendo su mirada hacía mi: sonriente, ante la sorpresa de mis palabras.
—Bueno, ¿nunca han fantaseado sobre hasta dónde quieren ir? Saben, Toronto no nos quedará por siempre, y yo sueño con ver tantas cosas...
—En lo personal, si no es la cárcel o el fondo de un lago, me daré por bien servido...
—Tú mi amigo, tienes un objetivo claro, pero no mucha imaginación —le contesté para luego llamar mi atención a Allyson—. ¿Y tú Allye?
—No lo se, a veces pienso qué...
Como es costumbre, Allyson tenía esa apreciada pero desesperante capacidad de comenzar sus oraciones, pero no para terminarlas si tocaban algún tema que ella sentía comprometedor.
—Vamos, no te hagas la interesante con nosotros, puedes decirlo, aquí, a las alturas, con Toronto como testigo pero sin nadie más que realmente te escuché —le señalé.
—Pues —separandose de la ventana también, comentó—...quisiera visitar Nueva York alguna vez...
—Es una buena elección. ¿Te gusta algo en la Gran Manzana? ¿Alguna cosa en especial que quieras ver? ¿Broadway? ¿La Estatua de la Libertad? ¿La Zona Cero?
—...mi padre.
Eso sin lugar a dudas no era algo que esperaba escuchar, en especial cuando es un tópico sensible para mi también, y no dudo que Jake también tenga sus problemas con esta tématica, pero al igual que al estar a punto del orgasmo: este era un momento de no-retorno.
—¿Qué tiene que ver tu padre con Nueva York? —pregunté
—Cuando era niña, y preguntaba acerca de donde estaba él, mi madre me decía que él era un hombre de negocios de Nueva York...claro, ahora siendo un poco más madura, me doy cuenta que sólo lo debió decir por decir cualquier cosa que me distrajera, pero...de algún modo, siempre relaciono esa ciudad con él.
—Pero...bueno, no me malinterpretes Allye — Jake interrumpió—, pero todo el tiempo asumí que no te importaba.
—Y aún no me importa —contestó mientras posaba su visión al horizonte—, pero lo curioso es...uno al crecer empieza a hacerse ciertas preguntas; no soy ingenua, ya dejé de ser una niña hace años, si él me hubiera querido ver hace mucho que hubiera vuelto, pero...la curiosidad que uno tiene a veces es demasiado fuerte como para ignorarla todo el tiempo.
—¿Nos estamos volviendo algo pensativos? —le cuestioné.
—A veces sirve pensar las cosas —riendo con brevedad y quietud, volteó a verme—. ¿No crees que bien podrían también decirnos algunas cosas, Sarah?
—¿Qué quieren saber? Saben que mi padre es un imbécil.
—No, no. Me refiero a otro hombre en tu vida, o al menos, que solía estar en ella: uno rubio, lindo, algo loco.
Bien. Me lo había ganado: la falta de oxigeno afectó nuestros cerebros, y ahora todos nos encontrábamos sentimentales y pensativos. ¿Incomoda la pregunta? Algo. Un poco. Muy poco, lo cual, era peor si lo analizamos bien: rompí con un chico, mi primer noviazgo...¿serio? Na, esa palabra está muy sobrevalorada. Y quizás de ser más “seria” la relación, me encontraría gimoteando y en lamentación. Eso no ocurría aquí: no a nivel consciente hasta mi saber. Era posible que aún guardaba en mi algo de melancolía o tristeza, pero no era la cantidad suficiente para volcarme en una depresión ni en algo parecido.
—Yo creo que en verdad la altura nos está haciendo algo raro —sugerí, pues lo qué menos quería era un momento melancólico, no tanto porque fuera insensible con los sentimientos de Allyson, pero sino más bien porque era perder el punto de esta ida de pinta: relajarse y divertirse, y ciertamente no lo lograría si ella pensaba en ese tipo de asuntos.
Algo tenía que hacer, y un desfile me dio la idea, claro esta, mientras yo me ocupaba de la sorpresa, Allye y Jake tuvieron oportunidad de hablar.
—Ten en cuenta que solo quiere que te diviertas, no debes sobre-pensarlo —Jake le dijo, mientras ambos caminaban por la acera lateral al desfile.
—Lo sé, no creas que lo veo con toda malicia, pero...
—Sarah tiene razón: siempre te callas a mitad de la frase: ¿Cuál es tu "pero" ahora?
—Sé muy bien qué es algo infantil, pero a veces siento envidia de ella
—¿Envidia? —Jake preguntó—. ¿Bromeas?
—¡Sí! ¡Y hasta envidia de ti también!
—Todos nena; todos y todas me envidian, pero tienes que darme una razón.
—Porqué ustedes parece no importarles nada, y siempre caen de pie; los envidio mucho por esa manera de afrontar las cosas, pero muy en especial a Sarah: ella puede manejarlo todo...yo no puedo manejar nada.
—¿No crees que exageras?
—No realmente...es casi como si Sarah pudiera doblar la realidad a su gusto, digo, ¿qué sigue esta vez?
No sé si "doblar la realidad" sea el termino correcto: me gusta más bien que la seduzco con mis encantos, se pone a mis pies y hace todo lo que le pida, y en esta ocasión no sería la excepción.
—¡Esto va dedicado a mi amiga Allyson Martin quien piensa que nada es posible!—escucharon los dos mi voz desde un micrófono.
—No...no es...bueno, no es probable —dijo Allye, pero esa idea se borró cuando se acercó al desfile.
—"Wake up in the morning feeling like / Grab my glasses, I'm out the door, I'm gonna hit this city..."
—Allye, no recuerdo haber fumado nada todavía—Jake comentó—, pero ¿Esa es Sarah? ¿Nuestra Sarah? ¿En ese carro del desfile de la comunidad ucraniana? ¿¡CANTANDO "TIK TOK"!?
—¿No cometiste el error de decirle que tenía buena voz verdad?—preguntó Allyson—. Lo hice cuando teníamos trece y cantó por dos semanas "Viva La Vida" y sacando los acordes con una citara de su madre.
—¿Dos semanas? No parece tan malo...
—No, tú no entiendes, me refiero a literalmente dos semanas: hizo una versión extremadamente lenta y larga que requería ser interpretada por 336 horas o...dos semanas.
—¡Ah si! Yo creí que solo murmuraba oraciones en sánscrito...no hubiera sido la primera vez.
Y el público...digo, los asistentes a mi concierto...¡Digo! Al desfile estuvieron emocionados por mi actuación (y debo admitirlo...esos chicos ucranianos del carro bailando junto a mi no estaban nada mal. Conseguí como tres números telefónicos) , pero como siempre, Allye no dejaba a Sarah ser Sarah.
—¡Bajate de ahí! ¿Estas loca? ¿Y si alguien te ve?—me repetía acercándose a mi carro.
—¡Qué me vean! ¿Ya quién me quita lo bailado?
¿Estaba loca? Tal vez, pero era un ambiente intoxicante- ¿O será que se me olvidó ponerme desodorante? Eso era lo de menos; lo que importaba era dejarse llevar, y vaya que ese torbellino era muy poderoso. ¡Ya no estabamos en Kansas sin lugar a dudas!
—Eso...no tengo palabras —Allye me dijo cuando me bajé del carro y me acerqué a ella
—¿Y es bueno o malo?—pregunté
—¿Acaso importa? Trasciendes todo juicio moral...y...fue...¡Genial!
Allyson por primera vez en todo el día dejó de lado su facha de preocupación y paranoia y se entregó de lleno a la manía de hacer las cosas sin el menor sentido por el simple hecho de pasarla bien, y vaya que ella lo requería: he visto estatuas de Rodin más flexibles que ella.
—¿Entonces, si te gustó lo que Sarah hizo después de todo? —Jake mencionó
—Bueno, como principio ético odio toda canción con Auto-Tune, pero...fue increíble, lo más extraño, arrojado, estúpido, brillante...lo más..."Sarahesco" que has hecho.
—Si eso es lo más "Sarahesco" que me has visto hacer significa que debo esforzarme más—contesté.
Ese fue un día fantástico: al final, tomamos el auto, lo devolvimos con el tanque de gasolina lleno (Jake pagó con un par de billeteras que se llevó de la multitud del desfile) y todo parecía haber salido a pedir de boca, claro esta, después de dejar el vehículo con su legítimo propietario, aun teníamos cosas que hablar caminando a casa.
—Sarah—dijo Allye—. ¿De dónde sacaste la idea para...bueno, todo esto?
—De una película; siempre lo quise intentar y por fin pude.
—Sí...solo espero que no haya repercusiones.
—¡Tú tranquila Allye! Liberate un poco, no pasará nada...em...Jake. ¿De dónde sacaste el cuadro?—señalé al ver a Jake cargando un cuadro que parecía valioso.
—Del Museo de Arte —me contestó.
—¿Y por que te la llevas?
—La hija del jefe de la Mafía cumple años y le gusta el arte, así que aproveche para salir de compras cuando no estaban mirando y...
—¿Compras? ¿Pues qué diste a cambio? —Allye preguntó
—Sólo mis servicios como consultor en seguridad y como el sistema de ese museo necesita MUCHAS mejoras.
—Jake —Allyson señaló con su tono de regaño—, eso fue...
Pero en vez de lanzar el sermón esperado, simplemente soltó una carcajada, y nos tomo de los hombros, por fin dejandose llevar por la emoción...o enloqueciendo, sea como haya sido, al menos su rostro dejó ese ceño fruncido eterno que juzgaba negativamente todo lo que hacía.
Y sin las menores consecuencias ¿No?
II
—Y en conclusión...eso fue lo que pasó —Sarah terminó su historia, explicando al Director LaFontaine en su oficina lo sucedido: el motivo por el cuál habían salido de clases, robado el auto de la profesora de matématicas, simular un fuego e irrumpir en un desfile.
—Esa tiene que ser la historia más tonta que he oído en mi carrera como educador—dijo el Director, con la maestra a su diestra, furiosa por el golpe en la parte trasera de su auto y el olor a marihuana en los asientos—¿De donde sacaron esa idea?
—De...una película...
—¿Creían que no nos íbamos a dar cuenta? ¡Cantaron en un desfile! ¡Cientos de ciudadanos de Toronto lo presenciaron y en cinco minutos ya estaba en Twitter y Youtube!
—Pensándolo un poco más...creo que fue bastante descuidado tratar de repetir el esquema de un filme de 1986 en los 2010 ¿Verdad?
El Director no parecía estar de humor para estas tonterías, no esta vez; pidió a la maestra que se retirará y también que Allyson y Jake esperaran en el pasillo; tenía que aclarar asuntos con la autora intelectual de esta fechoría.
—Entonces...¿Escuadrón de fusilamiento? ¿La horca? ¿Inyección letal? Si es eso último le aclaro que por años de uso, mis amigos y yo somos inmunes a casi todas las substancias de ejecución...
—Señorita Greenberg...dígame una cosa ¿Por qué hizo lo qué hizo?
—Con toda sinceridad...mi amigos habían pasado por unos días algo difíciles entre ellos y su relacción, y solo buscaba algo con qué divertirnos y alegrarlos un poco.
—Así que se puede decir qué su cadena de sucesos tuvo un fin terapéutico ¿Verdad?
—Si estiramos un poco las reglas de la Asociación Canadiense de Psicología...creo que si.
—Entonces creo que todo lo que hizo puede entenderse, dado que al final, es más el bien qué el mal que surgió.
—No se que tan bien haya servido, pero al menos le saqué a Allye una sonrisa; es más facíl sacarle las panties a una monja.
—Lo se niña...lo he intentado, pero volviendo al tema, creo que puede irse...
Sin pensarlo dos veces, Sarah se levantó y a toda prisa se dirigió a la salida, pero ella no deseaba quedarse con cierta duda que surgió ante esa actitud tan comprensiva del director.
—Director LaFontaine, se qué es tonto cuestionar la razón por la que nos esta salvando el pellejo, pero quisiera preguntar...¿Pasa algo?
—Señorita ¿Cuantos años me calcula?
—Caramba. ¿Es un examen? ¡Como odio estas pruebas sorpresa!
—Se lo facilitaré: cumpliré cincuenta mañana.
—¿Y?
—Soy un hombre adulto, director de una escuela mediocre y con muchas responsabilidades las cuáles, a veces quisiera dejar de lado, y simplemente...vivir: la vida pasa demasiado rápido, sino te detienes a verla...
—...te la podrías perder —Sarah terminó la frase del Director.
—Solo traté de mantener para la próxima sus asuntos al mínimo, para que ya no tengan que venir a mi...y si alguien pregunta, les castigue por un mes.
Y Sarah se retiró, sin saber que en su búsqueda por animar a Allyson, había animado e inspirado a alguien más.
—Esto es ridículo... —el Profesor Weinbach, de Educación Física expresó el día siguiente mientra él y el Director se posaban sobre el auto de la maestra de matemáticas para conducirlo
—Tal vez, pero si hay algo que he aprendido es qué todos tenemos el derecho de hacer ridículo de vez en vez.
—¿El derecho? ¿Según quién?
—Según la Ley de LaFontaine, y la Ley de LaFontaine es la Ley de Dios...
—¿Dejo ir a la loca Greenberg por nepotismo, verdad?
—¿Nepotismo? ¿Estás chiflado? —confrontó con indignación el director a su subordinado.
—¿Acaso cree que estoy ciego? El comportamiento impredecible, los ojos... ¿es algo de esa niña, no?
—¡Basta de tonterías! —asustado, sudando, el director reaccionó casi a gritos—. ¡Vamonos!
—Dios, tengo que asegurar ese auto—la maestra de matemáticas pensó al ver como alguien más partía con su auto recién adquirido, pero al menos, sería por una buena causa.
II
Bien, seré la primera en admitirlo: no es sencillo escabullirse hoy en día de la manera en que lo fue alguna vez, ¿pero saben? No me arrepiento de nada.
Hice todo esto porqué Allye lo requería, una buena risa de vez en vez, y en parte, porqué yo también: la gente me ve y cree que soy esa linda chica excéntrica que todo lo puede (Y LO SOY) que no tiene problemas, pero todos los tenemos, y...en ocasiones hay que liberar frustración, y últimamente vaya que las he tenido.
Quizás mentí con aquello de que cierta separación no me importaba...pero no quiero dejarme caer por eso, después de todo, la vida pasa demasiado rápido, si no te detienes a verla, te la podrías perder.
Con cariño, admiradores y morbosos.
SARAH
(¿Cómo supe dialogos de escenas dónde no estaba? ¡Lo supe porqué soy Sarah, por eso! ;D)
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