Capitulo XLIII: Mean Dreams
Era la última semana de clases, y los únicos ruidos que se escuchaban en el interior y periferias de Hopewell High eran la de las temblorosas rodillas de malos alumnos intentando de todo para pasar las materias que les faltaban, y de los ensayos para el evento de la graduación.
Esto es...humillante —Allyson declaró en su caminar al ritmo de una cursi melodía como sólo el pop de los 90 podía ser.
El ensayo consistía en una marcha ladeando el paso en el auditorio, habilitado a modo de salón de fiestas (se hubiera alquilado uno de verdad, pero los padres de familia de la escuela se mostraron con mayor preocupación de querer gastar sus recursos en reemplazar los muros de revistas y periódicos viejos con verdadero material de construcción).
Los chicos del último año iban en su caminar en dos hileras: una con los varones, la otra con las jovencitas, y por un momento, Allyson pensó que, a pesar de ser un acto demasiado edulcorado y meloso, era también en cierto modo romántico.
¿Cómo no podría serlo? Recorrer ese último tramo simbólico de su estadía en Hopewell hacía su boleto de salida, y hacia los primeros tímidos pasos de la vida adulta, y a lado de la persona con la quién deseaba enfrentar los desafíos que el mañana iban a traer. Esos pensamientos, esas implicaciones hacían que la cursilería casi valiera la pena.
Casi.
—¿No me tomas de la mano, cómo las otras chicas?
—¡Ay, ya callate Sarah! ¡No estoy de humor!
Verán: en la graduación había más chicas qué chicos, y para que las filas de estudiantes caminando a sus asientos no se vieran algo desiguales y asimétricas, algunas de las jóvenes llenaron los espacios que le deberían corresponder a ciertos miembros del equipo de fútbol involucrados en un fraude de exámenes con el que mantuvieron el promedio mínimo necesario para seguir participando en los encuentros.
—¡Con esa actitud, no sé si te invite a mi casa después de la ceremonia!
—En serio —Allye advirtió—. Esto se está poniendo raro...
—Lo siento, es que no puedo evitarlo; trato de pensar como un chico, ya sabes, para entrar en el papel que me tocó y todo eso.
—Sarah, sólo estás completando la hilera, no te estás cambiando el sexo.
—Sería interesante serlo, al menos por un día...podría entrar a todos esos club gay a lo que ya me tienen prohibida la entrada...y...
—Deberías esperar a llegar a tu cama antes de empezar a imaginar esas cosas.
—¡Oh! ¿Eso eso una invitación? —Sarah batió sus pestañas.
—Sólo cierra la boca...
Allyson no quería perder de vista a Jake; se encontraba a cuatro chicas adelanto, caminando de lado de Robyn Siegel; animadora, cabellera larga y brillante, cuerpo perfecto, sonrisa brillante, y reputación tan dudosa como el tinte rubio con el que se quemaba las greñas.
—¿En qué pensando, Allye?
—No es nada importante, pero..¿No pudieron poner a Jake a mi lado? Es...me siento un...
—¡Ay, pero qué tierna! ¿Quieres estar a su lado durante eso, no es así?
Y era verdad...si bien no por motivos particularmente tiernos.
—Jodida de Robyn...si toca su mano aunque sea una vez más, la próxima vez que tenga que dar una porra, la dará en silla de ruedas.
—¡Hey, calma! ¿De qué hablas?
—L-lo siento...creí que había pensado eso...es que...
—¡Oh, no puede ser! ¿Acaso estás celosa?
—No...necesariamente.
—¿No confías acaso en Jake?
—Confió en Jake...a veces; en quién no confió tanto es en la chica que sugirió un auto-lavado con las animadoras en shorts diminutos y bikinis para recaudar fondos para su equipo.
—Hey, el sexo vende, y les funcionó: fueron el único club escolar que no contribuyó a la quiebra parcial de Hopewell.
—Los hombres son asquerosos, lo sé...
—Apenas conoce esa chica, ¿crees que Jake haría...? ¿De todos modos, por qué piensas en esas cosas en primer lugar? ¿O no me digas que te tomaste en serio lo que Jess dijo?
—En realidad...
—Escucha: tu hermana es agradable y todo eso, pero estaba un poco ebria todavía, ¿de verdad crees que lo qué dijo era para que obsesionaras?
—¡Ya lo sé! ¡Yo entiendo! ¡Pero por algo lo dijo en primer lugar! ¿No? Además...hubo algo que comprobé...
—¿Mi teoría de que el espejo chino que mi madre llevó a la casa es una entrada a otro mundo?
—¡Deja eso de una vez!
—¡Yo sé lo que mis ojos vieron! ¡Figuras como demonios salieron de ahí!
—¿Y luego me dirás que un dragón rojo llamado Mushu te dice que te cortes el pelo, te hagas pasar por hombre e ingreses al ejercito?
—¡Oye! ¡Quizás así sí pueda entrar a los clubes gay! —Sarah exclamó dichosa.
—¡Enfoca tu atención! ¡Lo que quiero decir es..!
—¿Sí..?
—Las fianzas...se pueden pagar de lejos, con sólo depositar a la cuenta del departamento en cuestión.
—¿Qué?
—Jake tuvo que ir a pagar algo a un lugar lejano, que bien pudo hacerlo localmente, y ahorrarse la molestia por una parienta más de su torcida familia.
—Si está tan torcida, ¿has pensado cómo será cuándo tengan niños él y tú? ¡Ojala saquen tu cabello y sus ojos! ¡Una pelirrojita de ojos verdes! ¡Ay, déjenme ser la madrina por favor! ¡Y hasta se me ocurren algunos nombres! ¡Si es niña, pónganle Darcy! ¡Si es niño, Elliott! ¡Y...!
—¡Caramba Sarah, frena tu carro! ¡Todavía ni dejó que me meta mano debajo de la blusa y tu ya nos quieres poner hasta a pensar en los nietos!
—Claro...tú fobia al contacto humano. ¡Lo había olvidado!
—El punto es...Jake es una persona muy utilitaria, ¿no crees que si hubiera tenido un modo más practico de hacer una tarea que no deseaba realizar en primer lugar, él la hubiera pensado?
—¿Le preguntaste?
—Sí.
—¿Y qué te dijo?
—Que se le había olvidado.
—Y puede ser cierto Allye; Jake tiene sesos, lo sé, pero en ocasiones puede ser tan distraído, en especial por las cosas más tontas e insignifica...¡OH DIOS DE MI VIDA! ¡ESTA ES LA PARTE DE ESA CANCIÓN QUE ME GUSTA! ¡EL PIANO SUENA TAN GENIAL!
—Sí...es sorprendente que Savage Garden aún tenga fans entre gente que no tiene dolor de espalda.
—¡Ay sí, ay sí! ¿No era tu gran amor Joe Strummer, de The Clash? ¿O esas cartas devotas a Ian Curtis tampoco significaban algo, querida?
—Ejem...ahí me atrapaste con mosca a la miel...
Mas a pesar que no tenía razones oficiales para sospechar o desconfiar de Jake, ella desconfiaba de si misma, y es que siempre tuvo ese gran complejo, al verse bien comparada con sus dos amistades: Jake era un criminal que hace lo que quiere cuándo quiere, y a pesar de lo idiotamente inmaduro que esa actitud y actuar le parece para su raciocinio, había algo en eso mismo que derretía su corazón. ¿Tal vez el sentido que hay opciones? ¿Qué ella misma es incapaz de romper el molde y ver a alguien que lo hace sin pensar en nada más le resulta en admiración? Muchas chicas podrían sentir algo por alguien así. Claro, la infatuación terminaría una vez que esas chicas se dieran cuenta que no es tan romántica la vida con un sujeto con un expediente que le va a evitar encontrar trabajos decentes durante años, pero por mientras tengan ingenuidad y juventud, será suficiente.
Y mientras tanto...no era extraño para ella verse un poco menos de como debería, y en más de una ocasión se preguntaba si era lo “suficiente” para él.
—Esta estupidez de la ceremonia se pone cada vez peor —Jake declaró, a la salida al termino de las clases, caminado de vuelta al hogar.
—Hey, al menos...
—¿Pasa algo, Allye?
—Sólo que...al menos te emparejaron con una chica de nada mal ver.
—¿Quién? ¿La rubia de peróxido del equipo de animadoras?
—¿Cuál de todas? —Sarah preguntó —. Vale, no todas esas chicas son superficiales y bobas, y para el caso, bonitas...¡Pero no pude resistirme a decir eso!
—Allye, esas chicas...no sé; sí, lo admito, se ven bien, lucen bien, tienen un “set” decente...
—Por favor no me digas que con “set” te refieres a sus pechos —Allye aseveró.
—¡Hey! ¡Los chicos no somos, lo creas o no, sólo cerdos que sólo piensan en mujeres y sus tallas de sujetador!
—Y-yo...yo sé que no...pero...
—¡Tampoco menosprecies el encanto de un buen trasero!
—Muy bien...creo que ese comentario me causó tanto desprecio por el género masculino que me hizo lesbiana como por...una o dos milésimas de segundo.
—No, creo que eso salió mal...mira Allye, como iba diciendo: sí, esas chicas se ven bien en el exterior, pero al final del día...creo que me gustaría alguien a quien se le pueda detectar actividad cerebral. Además, hay mucha falsedad en su apariencia: pelo hermoso pero falso, bronceado hermoso pero falso, y quizá figura falsa también...es lo que me gusta de...bueno, de ti...
—¿Que no tengo nada de eso? ¿Pelo hermoso, piel con color, y curvas que no me hagan parecer en cierta manera por la cual en los museos siempre me pasar sin cobrarme el boleto porque la dependiente me dice “los chicos menores de doce entran sin pagar”?
—¡Hey! ¡Mi abuela dice que esas personas salen ganando a su edad! —Sarah comentó—. ¡Envejecen con mucha gracia!
—¿De verdad?
—Bueno...la mitad del tiempo: la otra mitad, según me dice, se terminan pareciendo a presentadores infantiles de televisión o criminales sexuales registrados.
—Y ser uno no significa que no se pueda ser lo otro —comentó Jake.
—La abuela Martin dice que por eso nunca puedo dejar Canadá...la gente nórdica nos conservamos bien en el clima frío pero nos echamos a perder como fruta al calor abajo del paralelo 50...
—Vamos Allye, te conozco: sé que todo esto viene a algo, pero aún no tienes el suficiente valor para decirlo de frente.
—...puede ser...pero Jake, quiero...m-me gustaría saber si es que tienes pensado qué hacer...em...
Allyson casi tenía las palabras bajo su dominio, pero estas eran bestias feroces que se resistían y no se iban a dejar capturar con sencillez.
—¿Qué cosa? —Jake preguntó confundido.
—S-sobre...la...
—¿Universidad quieres decir?
—¡Sí! —no, pero Allye decidió seguir esa linea de discusión al no poder siquiera empezar con aquella que sí deseaba discutir.
—¡Yo iré con la rojilla a su misma escuela! —Sarah abrazó a la borgoña con una alegría infantiloide—. ¡Vamos a estudiar juntas!
—¿De verdad? ¿Sarah irá a Ryerson?
—Esa escuela está buscando fortalecer su programa de artes —Allyson explicó—. A Sarah le ofrecieron una beca...el retrato de Robert Downey Junior hizo que sus mentes se decantaran.
—¡Cuatro años contigo! ¿No es genial? ¡Esto será maravilloso! —la morena exclamó mientras apretaba con fuerza los hombros de su amiga.
—¡Hey! Basta...¡Qué basta!
—Lo siento. ¡Me emocioné!
—Bueno, Jake...¿no has pensando en algo?
—Tengo suficientes recursos para sobrevivir —el muchacho replicó.
—Estoy segura que sí, sólo recuerda que no todas las tiendas de empeño aceptan mercancía robada.
Esa noche, Allyson pasó un tiempo conversando con su hermana a través del chat de Facebook; necesitaba alejar su mente un poco de las presiones, y acercándola a imágenes de gatos y foros de discusión sobre como la última comedia de Zooey Deschannel era un atentado terrorista contra la televisión inteligente.
Aunque su hermana no se lo iba a permitir.
—¿Realmente pasarás otros cuatro años con esa chica? —Jessica preguntó—. ¿La morena?
—¿Qué tiene de malo?
—Vale, en realidad no mucho...si finalmente te decides por psicología, tendrás un sujeto de estudio en el campus.
—Ella es la heredera rica, y terminara pagando nada...de algún modo, eso no me parece justo, y sí, lo sé: “la vida no es justa”, pero sólo porque muchas cosas no lo sean, ¿debemos decir eso ante cualquier cosa que sí podría estar bajo nuestro control?
—Allye, siempre odié esa frase también. Siempre me parecía la excusa del idiota, cretino y de la perra que podía ayudarte, podía al menos ser amable, pero se refugiaba en eso para justificar su pendejez.
—Bueno, al menos concordamos en algo...y en otro tema, Jess...traté de hablar con Jake.
—Oh, ¿por aquello de su viajecito dudoso?
—¿Sigues molesta con eso, no?
—Hey, no me debería importar tanto; a mi no es a quién están engañando.
—¡Por favor Jess! ¡Sólo estás hablando por hablar!
—¡Lo siento! ¡Sólo digo la verdad!
—No pareces tener muy buena opinión de él.
—¿Tengo acaso que mencionar su expediente? Claro...podría hacerlo con la memoria, o podría ver en la pagina del Departamento de Justicia para verificar...
—No, no es necesario...yo conozco a Jake, yo sé como es él.
—¿Lo confrontaste? Ya sabes, con lo del pago desde lejos.
—Sí Jess...lo hice.
—¿Y de seguro te dijo que “no sé me ocurrió”, verdad?
—Veo que tienes mucha experiencia en estos temas...
—Tengo más camino recorrido en esto de la vida, linda.
—Cuatro años...eres cuatro años mayor qué yo, solamente eso.
—Y cuatro años marcan la diferencia entre una niña recién nacida y una que al menos ya aprendió a leer y escribir.
—Esa analogía...es de hecho brillante...pero no lo sé; creo que necesitaría más pruebas antes de acusar a Jake de serme infiel, o algo así.
—¡Ay Allye! ¡Que ingenua eres!
—¿Cómo dices?
—¿Pruebas antes de la acusación? Pequeña, eso es ideal para una democracia, pero las relaciones no son una democracia: son una Junta Militar dónde dos generalísimos luchan por el poder, y eres tú, o es él.
—Es una idea tonta, pero...vale, no puedo no reconocerlo: te has vuelto muy buena con las analogías.
—Fui a la universidad Allye; los años ahí no fueron de a gratis...a pesar de, bueno...a pesar de todo.
—Y además...creo que de hecho sí es inconsistente, y sí siento que él me está ocultando algo. Algo grande...
—Me tengo que ir manis...me siento un poco mareada, creo que mejor me acuesto.
—Vale, y...Jess...gracias.
—A ti, Allyson. No tienes idea de cuánto necesito de vez en cuándo hablar contigo.
Y Allye cerró su sesión, y al igual que Jessica, no tardó en dormirse. Pero el pensamiento si su persona “bastaba” para un chico como Jake logró penetrar su subconsciente, y es que alguien como él, ¿no se sentiría mejor con una chica más convencionalmente hermosa?
—Ya me puse esto, ya me puse esto —se decía mientras revisaba su amplio guardarropa que, sin embargo, a pesar de ser capaz de vestir a media ciudad, nunca parecía ser suficiente.
Tras verse en el espejo (un eterno impulso a su autoestima al dejar que sus ojos sean seducidos por su propio imagen), finalmente pareció haber tomado una decisión.
—¡Esta falda blanca se me verá divina! —exclamó con la prenda en cuestión.
Y parecía imposible que no fuera de tal modo: sus piernas torneadas y suaves, en su juicio, sería un delito no engalanar con su presencia los pasillos de Hopewell High.
Completo el atuendo con una blusa en rosa claro, se puso sus tacones abiertos y estaba lista para comenzar el día.
Desde el primer momento en que los zapatos hacían sonido en el piso del instituto, todas las miradas parecían quedar cautivas, atrapadas, secuestradas incluso al quizá desear no sentirse tan atraídos hacía esa figura perfecta de femineidad, pero viéndose incapaces de lograrlo. Los chicos la deseaban, ¡cuántas veces no había recibido proposiciones, decentes e indecentes! Y sus compañeras: ¡qué hablen lo qué deseaban hablar! Y ella sabía que era mucho, pero al final de cuentas, detectaba la envidia. Podrán chismear y decir esto o aquello, pero ellas deseaban ser ella, y no podían mentir con los ojos.
Y ella disfrutaba cada momento; como si provocar esos sentimientos fuera su alimento preferido.
—Te juro que no soporto ya a esa rubia teñida —escuchó al abrir la puerta del tocador para señoritas; hubiera parado esas palabras, pero deseaba saber de primera mano lo qué decían de ella.
—Y ese bronceado de cabina. Dice que fueron por vacaciones al Caribe, ¡sí, claro! —otra joven exclamó con burla.
Ambas estudiantes se encontraban dando una última mano a sus peinados y sus apariencias en el espejo del baño; la única cosa más importante qué aplicarse una capa más de labial o tratar de buscar ese punto de equilibrio perfecto en sus cabelleras que sea lo suficientemente desordenado para darles esa apariencia “cruda” y “planificadamente espontanea” que tanto buscaban, pero no lo suficientemente desordenada para que sus cabezas luzcan como nidos de avestruces, era hablar a las espaldas de esa chica.
—¡Hola! —finalmente decidió entrar, al poder ser incapaz de seguir conteniendo su risa ante tanta estupidez que llegó a sus oídos.
—¡Oh, Allyson! —ambas jóvenes saludaron como un coro que ensayo demasiado —. ¿Cómo estás, querida?
—Ya saben amigas, siempre esto fabulosa —se acercó al espejo para acomodar su fleco—. Hey, realmente verlas juntas me parece algo fantástico, ¡cómo me alegra que aún sean amigas! ¡En especial después de Samantha salió con Taylor aún sabiendo que le gustaba a Claire! ¡Pero veo que la amistad que tienen es un lazo más fuerte!
—¿¡Saliste con Taylor!?
—¡Hey! ¡Él me lo pidió! ¡Y sabes que también me gustaba a mi!
Y dejando atrás un encuentro de garras contra garras antes qué algún golpe perdido la despeinara, Allyson sintió que su labor ya estaba hecha.
¡Pero claro que no era así! ¡Pues aún tenía un pendiente más!
—Hey lindura —escuchó desde atrás mientras guardaba sus libros en el casillero entre clase y clase.
—¡Jake! —Allye replicó—. Así que...¿Cómo te va?
—Ahora mucho mejor —dijo al tomar a su pareja de la cintura.
—¡Basta! ¡Estamos en publico!
—Eso haría las cosas interesantes por aquí, ¿no lo crees?
—¡Oh, Jake! ¡Eres un Don Juan!
Eran la pareja más hermosa (y poderosa) de Hopewell High; ella podía aislar prácticamente a toda chica que no quisiera rendir pleitecia a su ser, y él tenía las formas de...romper cabezas (literalmente), así que eran de manera no-oficial, el Rey y la Reina de Hopewell High.
Pero como en toda monarquía, siempre existía disidencia.
—¡Hey, Robyn! —saludó a aquella compañera de clases, tomando asiento en un pupitre adyacente—. ¿Cómo estás hoy, querida?
—Y-yo...yo estoy...em, bien y...
—¡No sabes cuánto me alegra! ¡Y por cierto! No quisiera presionar pero, ¿supongo qué ya terminaste el trabajo que te encargue, no?
Normalmente Robyn Siegel, la “cerebrito” de la clase, cedía a los pedidos de Allyson, pero gota a gota se fue llenando el vaso de su paciencia, y el derrame estaba próximo.
—No pude acabarlo, lo siento.
—Hey, espera...me gusta pensar que tengo paciencia y tolerancia, pero ya van varios días que te lo pido, y la fecha de entrega final está a punto de llegar...necesito de verdad que me envies eso, si no...
—¿Si no qué, Allyson?
—¿Perdón?
—Yo sé que crees que reinas en esta escuela...pero hasta a las reinas las ponen en la guillotina.
—¡¿Cómo dijiste?!
—Lo lamento. ¿Demasiado difícil esa analogía para ti? Puedo entender si es así, después de todo cuándo no hago tus tareas de física o matemáticas hago las de historia.
—¡No puedes hablarme así!
—¡¿Por qué no?! ¡Así nos hablas a todas! ¡Tal vez no puedas comprendelo porque quizá tantos tintes ya hicieron un daño irreversible en tu cabeza llena de aire, pero no puedes andar por la vida así!
—¡Vas a lamentar haber dicho eso! ¡Haré tu vida un..!
—¿Un qué? ¿Un infierno? ¡Ya es un infierno! ¡Si no lo fuera habría más gente tras de mi pero están tan asustadas que no pueden siquiera hacer eso! ¡Pero yo ya no tengo miedo! ¡Eres una idiota, boba, vacía! ¡Una mujer sin nada de substancia! Hermosa, sí; de bella apariencia, sí, ¿pero y qué más? ¿Con esa personalidad puedes decir que tu lindo novio te seguiría queriendo si fueras fea? ¿Podrías conservarlo con algo aparte de sólo enseñar piel? ¡Eres una puta sinvergüenza! ¡Conozco a tu tipo! ¡Las he visto una y otra vez! ¡Animadoras descerebradas que se dan la gran vida mientras se vean como se ven! ¿Pero qué viene después? ¿Qué pasara cuándo no seas más joven y hermosa? ¿Podrás cuidarte sola? ¿Querrá alguien cuidar de ti? Así que te diré: si es que te hace sentir poderosa hacerme sentir del como en que lo haces, ¡hazlo! ¡No me importa ya! ¡Pero reiré al último cuándo yo sea alguien mientras tú no seas más que una flor marchita recordando los tiempos cuándo lo tuvo todo!
Duras palabras para Allyson, que aun si no lo deseaba reconocer, impactaron como golpes hacia su ego. Inclusive un ego imaginario, de una versión de si misma que no era real...
—¿¡Qué coñetes!? —se levantó sudorosa y jadeando del temor.
Sólo fue un sueño: un sueño que la puse en zapatos que jamás pensó que usaría (tanto en un sentido metafórico, como en el hecho que el calzado abierto le causa repulsión casi al grado de usar cualquier prenda con la que enseñe las piernas)
—Aún no entiendo bien la película —Sarah, en la tarde del mismo día, argumentó mientras devoraba unos nachos en el sofá de Jake, mientras el trió disfrutaba de un filme clásico de suspenso —. ¿El halcón maltés es sólo un simbolismo? ¿Acaso representa la lucha constante del hombre y su recorrido en carreras sin un claro fin que sólo le dan un propósito a la existencia mientras se busque un propósito? ¿No es un argumento un tanto tautológico? ¿Y hasta nihilista en cierto modo? ¿Qué nada posee significado real más allá de los limites de definiciones arbitrarias?
—Sarah...el halcón maltés lo tienen ahí —Jake explicó—. ¡El detective lo está sujetando ahora mismo con sus manos!
—Bueno...una disertación más que se va a la basura.
—Chicos, em...tengo un poco de hambre —declaró Allyson.
—¿No quieres de mis nachos? —Sarah le acercó la bolsa de sus frituras.
—N-no, quisiera...se me antoja algo más grande, ¿no quieren algo?
—No gracias, yo estoy bien.
—Y yo —agregó Jake.
—¿De verdad? ¿No quieres que...? —Allyson titubeó en decir sus siguientes palabras, pensando que su feminista interna nunca la perdonaría—. ¿No quisieras que te...que te haga un sandwich?
La atención de Jake se desvió de la pantalla de su televisor hacia su costado, a los ojos de su pelirroja semi-favorita.
—¿Estás...hablando en serio? —preguntó.
—No hay tiempo para arrepentirse ahora —se dijo mentalmente—. ¡Sí! ¿No quieres?
—La última vez que te pedí si me podías cocinar algo me aleccionaste por media hora sobre el feminismo de tercera generación y me pusiste a hacer un ensayo basado en los trabajos de Shirra Tarrant y Cherrié Moraga
—¡Y por cierto! ¡Nunca me entregaste ese último completo! —reclamó Allye, sólo para después recordar que debía domar un poco sus objeciones e indignaciones ideológicas —. Pero...habiendo dicho eso, bueno...yo la verdad sí tengo ganas de un sandwich, y...ya que voy allá...
—Vale...yo como te digo no tengo ganas, pero si tienes algo, sírvete...si encuentras algo en la nevera aparte de cervezas Budweiser y frascos para pruebas de orina.
—Espero que todo venga etiquetado...
¿Por qué Allyson eligió realizar una actividad que nunca había deseado hacer en el pasado? Porque conocía el móvil de Jake; su teléfono tenía un gran defecto: se tienda a calentar demasiado, y para bajar la temperatura, no es extraño que lo deje en...
—Aquí está —pensó al abrir el refrigerador y encontrar el aparato en su interior.
Estaba al alcance de su mano: una manera de encontrar una respuesta o dos; de confirmar o desmentir sus sospechas y preguntas, pero tan cercano como estaba, era en otro modo, paradójicamente, un paso demasiado lejano: ¿De verdad quería hacer eso? ¿Transgredir la privacidad de su novio por no quedarse con la duda de algo qué quizá no esté ocurriendo en primer lugar? ¿Es tan insegura, acaso?
—No lo haré...no lo haré —se repetía, sólo para ser seguido de—. Va, ¡tengo que hacerlo! ¡Sí lo haré! ¡Si lo haré!
Era una lucha brutal como nunca había visto, y la estaba luchando contra ella misma: su curiosidad contra su consciencia; su inseguridad contra su ética. El alma de Allyson se encontraba partida en dos, y ambas facciones deseaba conquistar e imponerse sobre la otra.
Al final, una emoción tuvo más peso y dobló la balanza.
—La NSA estará orgullosa de mi —se dijo con culpa mientras intentaba abrir los últimos mensajes en el teléfono de Jake—. Veamos...
Los ojos de la borgoña buscaban entre los asuntos de la bandeja de mensajes algo sospechoso; y sí, habían varias cosas, entre ellas algunos con temas escritos en cirílico y uno que otro pidiendo dinero (casi siempre escritos por su padre).
Conforme iba bajando entre los escritos, parecía que no existía mensaje sospechoso o que realmente resaltara para lo que ella esperaba de Jake, hasta que uno casi pareció saltar hacia sus ojos.
—“Los resultados no tardan”...¿Qué? ¿Los resultados no tardan? ¿Qué significa eso?
—¿Puedo ayudarte, Allye?
—¡Sarah! —la pelirroja casi saltó de la sorpresa; rápidamente aventó el teléfono de regreso al interior de la nevera y cerró su puerta—. ¿Qué haces?
—Finalmente si se me antojo el maldito sandwich.
—Oh, vale, vale...pero no había mucho que ponerle, a menos que el sandwich de anfetaminas sea una especialidad de la cocina Zabrocki.
—¿Nunca te ha invitado cuándo juegan las Hojas de Maple, verdad?
—Comprendo; en fin, entonces, sólo una pregunta te tengo. ¿Qué hacías con el teléfono de Jake?
—¡Guarda silencio! —Allyson colocó su palma derecha sobre la boca —. ¿Q-qué fue lo que viste? —susurró.
Mas Allye no entendía lo que Sarah le trató de decir con su mano tapando sus palabras, así que la retiró.
—¡Oye! ¡Que suaves tienes la piel! ¿Te empezaste a poner la crema que te recomendé, no?
—Pues...sí, en realidad sí hace diferencia.
—Pero volviendo al tema, ¿qué hacías con el teléfono de Jake?
—¿Yo? Yo no hacía nada...
—¿De casualidad no habrás tomado su teléfono para revisar algún mensaje sospechoso que diera validez a tus miedos sin fundamento de que Jake te esté engañando o ocultando algo metidos en tu cabeza por una mujer que se gana la vida dejando que hombres le filmen y le fotografíen el trasero?
—¡Una mujer inteligente que se mete en jeans apretados que resalten los glúteos sigue siendo una mujer inteligente! ¡Ay! ¿A quién engaño? ¡Ni yo me creí eso!
—Medio entiendo lo qué trataste de decir, pero...vamos Allye, ¿de verdad hiciste lo qué pienso que hiciste?
—¡Pero tenía razón! ¡Hay algo sospechoso y me huele muy mal todo esto!
—¿No será la rata atrapada en la ventilación que Jake nunca alcanzar?
—¡Aparte de eso!
—¡Por favor Allye! ¿No puede ser que me estés hablando en serio?
—Y-yo...sé que no, pero...tuve...tuve este sueño...y...para Jake sería tan fácil conseguir otra chica...una chica más del estilo clásico: bella, popular, que vista de manera sexy...yo no soy así, no sé si pudiera...
—No le das mucho crédito a Jake...él no es tan superficial como crees.
—¿Por qué lo dices? ¿Cómo estás tan segura?
—¡Sólo mirame! ¡Si él quisiera estar con la chica más sexy y bella de la escuela, saldría conmigo!
—Tú harías una genial “Queen Bee”, querida Sarah...pero más o menos veo la lógica de lo que dices.
Y tras una tarde de entretenimiento en blanco y negro, Sarah se despidió; Allyson se quedó un poco más con Jake.
—Lo admito, Allye...—pronunció el joven tras sentarse a lado de la pelirroja, en el sofá de su sala.
—¿¡QUÉ ADMITES!?
—¿Y eso?
—¡No te hagas el inocente conmigo! ¿¡Qué es lo qué estás admitiendo!?
—Que...aunque no me gustan generalmente las películas viejas, esa de hecho fue entretenida y te iba a agradecer por haberla recomendado.
—V-vale...em...gracias...
—¿Alterada por algo?
—Un poco Jake; creo...que ya lo sabes: falta poco para graduarnos, y ya de por si me pongo como ya me conoces ante cualquier situación con algo de estrés. El fin de cursos, de nuestro último año es...insoportable.
—Y lo comprendo, rojilla —puso su mano sobre la de ella, sobre la rodilla de la jovencita—. Lo creas o no...sí, también esto me pone nervioso, pero el chiste es buscar una manera de combatir esa sensación.
—Sí, bueno...quizá necesite dormir más..¡No necesito dormir más! ¡Me retracto de inmediato de lo que acabo de decir!
—Luces más voluble que de costumbre.
—Tuve este sueño tonto que...ay no, no puedo decirlo.
—¡Cómo me rompe las bolas qué la gente haga eso! “¡Uy, es tan secreto esto...pero no puedo contarlo!” ¡Juro que es de lo que más me barre los engranes!
—Sí...la verdad es que a mi también, no sé porque dije eso, pero...en fin, supongo que no tiene nada de malo, ¡pero si sale de aquí le digo a Sarah que te robe los riñones mientras duermes!
—Nunca debí enseñarle eso a esa niña...pero vale. Vamos, será un secreto.
—Soñé...que...era un poco diferente.
—¿Diferente? ¿Y lo dices en el sentido de..?
—¿Has visto la película “Mean Girls”?
—Lo hice, sí...
—¡Más allá aparte de ver la escena de las chicas bailando en mini-trajes de Santa en el concurso de Navidad!
—Entonces...vagamente recuerdo algo, pero no te puedo garantizar que pase un test.
—El punto es, Jake querido, que por un motivo me vi como una de esas “Queen bees”.
—¿O sea...? ¿Cómo? ¿Quieres decir una chica popular y linda pero que podría destruirte el alma si la miras directo a los ojos?
—Puedo ver que entonces SÍ viste la película.
—¿Por qué soñaste con eso? ¿No tienes ya de por si pesadillas horribles?
—Muchas provocadas por ti, sí, pero...es que Jake, ¿recuerdas lo de los ensayos de graduación?
—Si tengo que escuchar “To The Moon And Back” una vez más juro que le enviaré una carta bomba a Darren Hayes.
—Te tocó estar junto a esa chica, Robyn.
—Sí, ¿y?
—Es una chica linda, ¿no lo crees?
—Algo, supongo.
—¿No te podrías enamorar de una chica así? ¿Una chica de verdad hermosa?
—¿De verdad hermosa? ¿No se re-hizo la nariz antes de aprender a conducir?
—Quizá “verdad” en el sentido de “real” o “autentico” sea más retorico, pero creo que entiendes lo que trato de decir.
—Apenas; me cuesta de vez en vez, pero, ¿por qué preguntas todo eso?
—Porque...Jake...te he dicho...que te considero un chico...ya sabes...¿Atractivo?
—Me lo dicen a menudo.
—¡Sin bromas Jake!
—Ya, ya: sí, yo no sé porque, pero supongo que algo debo tener de bueno. ¡Y sí saque algún atractivo fue de mi madre porque de mi padre ni de chiste! ¡Al bastardo lo criaron como goblin los primeros tres años de su vida!
—Santo cielo, si tenemos hijos serán mitad eslavos y tendrá ese hermoso legado cultural...
—Ojo con lo que dices de mi sangre...con tus antecedentes familiares, el racismo puede asomarse.
—Ya, lo sé, perdón...pero no sé...¡Mirame! ¡Soy un...aquí la goblin soy yo! ¡Paliducha! ¡Flaca! ¡Con piernas de pollo! ¡Pelo que nunca se puede peinar bien! ¿Sabes cuánto me cuesta lucir como algo que NO parezca una escoba vieja?
—Allye...voy a hacer algo que no espere hacer porque, vamos, es un poco tonto —Jake aseveró al levantarse de su asiento—. Pero situaciones desesperadas, y con “situaciones desesperadas” quiero decir “una pelirroja completamente loca e insegura sin razón” exigen medidas desesperadas...
—¿Cómo dices?
—Mira, a lo mejor me extiendo mucho, ni modo; y no soy un poeta, así que a lo mejor se me sale cualquier chorrada, pero voy a intentar mi mejor esfuerzo. Allyson, te conozco desde hace años, y creo yo que no tienes dudas respecto a qué eres una chica lista e inteligente, y sin dudas, más lista e inteligente qué yo. Tú lo entiendes, yo lo entiendo, no voy a discutir lo indiscutible. Pero una y otra vez, semana tras semanas, mes tras mes, año tras año he visto que la confianza que tienes en tu mente no la tienes en tu apariencia. Y en cierta medida, lo entiendo: tienes cerebro, tienes cabeza, no importa realmente lo superficial, al menos, no a ti, pero me duele, algo, tener que oír lo mismo una y otra vez: te quejas de tu pelo, te quejas de tu figura, te quejas de tu piel, te quejas...de todo, y en parte es mi culpa porque nunca te detuve para decirte lo que en verdad pienso, y como cada cosa que ves como un defecto, yo veo justo lo contrario: tu cabello largo, rebelde, como tu espíritu indomable, rojo de pasión pero al mismo tiempo como el vino tinto más delicioso, y al igual que con un vino, embriagas, no con alcohol, sino como sólo tu mirada al voltearme a ver. Tu figura, delgada, delicada, fina, como la de una bailarina de ballet, o como la del cuello de un cisne; una silueta que casi me hace querer aprender a dibujar. Tu piel, blanca como la nieve, hermosa, y al verte con tus labios rojos sobre ella es como ver los pétalos de una rosa caer sobre un paraje helado...eres...—Jake tartamudeó un poco mientras su mano acaricio el costado derecho de la cabellera de Allyson—, eres la mujer más hermosa qué conozco, y siempre lo serás, y si tu no te lo crees, bueno...tendré que creerlo el doble, por los dos, y...y....
Jake batalló para seguir: aquello que tenía de maestro de las palabras (no mucho en primer lugar) sólo le dio para esos comentarios; quería seguir más, quería hacerle saber que no había mujer que ocupara el lugar que ella ocupa, y si fuera el caso contrario, Allyson sin duda encontraría lo correcto a decir. Pero él no era tan listo.
—Jake...
—...como te dije...no soy bueno para esto...pero espero que haya servido de algo...y...de hecho...
Y sirvió: cualquier otra cosa que el joven hubiera agregado hubiera sido sólo eso; un lindo agregado. Lo vital, lo esencial, la pelirroja lo supo, y lo sabía pero no lo recordaba, lo re-descrubrió. Sólo arrojó sus labios hacia los de Jake; boca dulce, que no sólo era hábil para estremecerla con el contacto, sino que también podía estremecerla con el discurso. Jake se inclinó, y abrazó a su pareja; Allyson alzó sus brazos y correspondió el cariño.
Y en ese beso, por si quedaba alguna duda, la respuesta fue clara, fuerte y se escuchó en cada rincón de su cabeza y su corazón: debían estar juntos, sin importar qué se interponga en sus vias.
Excepto, la vida misma.
—Entonces...—titubeó Allyson, en la puerta, despidiéndose de su compañero al caer la noche —. ¿Eso era? ¿Vas a...?
—Estudiaré en Ottawa...sí paso el examen, claro está.
—¿Pero..?
—Ninguna otra escuela aquí me dejó siquiera pisar el campus...menos con mis calificaciones, pero resulta que está esta universidad en la ciudad y...sus estándares son un poco más bajos, así que creo que podré entrar ahí, si todo resulta bien...
—Jake...me da gusto, pero...
—Lo sé Allye, lo sé...y no estaríamos tan lejos: un viaje en autobús y estaremos juntos, otra vez.
—Eso será genial, aunque...me siento algo...terrible. ¿Realmente creí que harías algo para herirme?
—¿Jessica te dijo eso, no?
—Debo dejar de escucharla tanto...
—O quizá...deberías escucharla mejor...
—¿Qué dices?
—Tu hermana nunca pareció tener nada contra mi, al menos no más de lo que tu madre sí, y...creo que en realidad, la que tiene algo que ocultar...es ella...
N/A: Ya casi, ya casi...tengan paciencia, que quiero acabar bien XD
Shalom camaradas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top