Capitulo XLI: El Mito de la Pijamada Canadiense
—¿Quién puede ser a esta hora? —Sarah se preguntó en camino a abrir la puerta de su hogar tras escuchar el timbre —. ¡A lo mejor sí me gané el viaje a las Bahamas y por fin me lo van a entregar! ¡Tengo tanto que hacer! ¡Preparar mis maletas! ¡Mi traje de baño! ¡Mi loción bronceadora! ¡Mi..!
Y al abrir la entrada, esas ilusiones se fueron por, curiosamente, la ventana.
—Hola Sarah...
—¿Allyson? ¿Qué haces...? Espera, ¿de casualidad no traerás mi viaje a las Bahamas contigo en esa mochila, verdad?
—No, no en realidad...
—¡...tamadre! ¡Jamás veré la playa!
—¿Cómo dices, Sarah?
—Lo siento, lo siento...en fin, ¿pasó algo, Allye?
—Sólo paseaba por el vecindario.
—¿A esta hora? ¿No has oído hablar de...ya sabes, los asaltos, las violaciones?
—Siendo justos, casi todos los asaltos fueron hecho por Jake, y las violaciones por...
—¡Nunca se comprobó nada! —interrumpió Sarah—. ¿Y qué quieres aquí de todas formas?
—Y-yo, p-pues...es q-que...
—¿Ya le dijiste hermanita? —Jessica preguntó, caminando desde el patio hacia la puerta del hogar de Sarah.
—¿Decirme qué?
—Que quiere hacer una pequeña pijamada contigo; una especie de “noche de chicas”, porque al parecer ir al bar no era lo bastante bueno...aunque igual guardé un par de botellas en la mochila de Allye como plan B.
—¿Qué? ¿Es en serio, Allye?
—L-la verdad es que...me he dado cuenta que quizá me he concentrado demasiado en Jake, por aquello que él y yo tenemos, pero eres mi mejor amiga, y no quisiera...ya sabes, lucir como que descuido un poco nuestra relación, y-yo...no quisiera ser como esas chicas que nada más tienen novio y de pronto pues...como que...
—¡Ay santo cielo Allye! ¡Hablas como un perico neurótico imitando a Woody Allen! —Jessica exclamó—. ¡Sólo pasa!
—¡No! Digo...primero quiero saber si Sarah está de acuerdo con esto y...Sarah, ¿estás de acuerdo con...?
—¿Todo esto? —la morena completó.
—Sí.
—Allye, ¿crees acaso que estoy tan desesperada por atención que un pequeño detalle mono puede hacer cambiar mi parecer respecto a mis sentimientos?
—¿Por qué siempre eres lucida cuándo involucra hacerme sentir mal?
Y Allyson se alistó para dar media vuelta y salir caminando de ahí, pero fue detenida al sentir la mano de Sarah tomando su muñeca izquierda.
—No quise hacerte sentir mal —Sarah comentó—. De verdad...me gustaría mucho.
—¿De verdad?
—El tiempo de colegialas se nos acaba; creo que debemos aprovecharlo.
Allyson abrazó a Sarah; aún no entendía de todo aquello que había dañado tanto a su amiga, pero al menos parecía que iba en rumbo a rectificarlo.
—Bueno niñas, creo que lo mejor será que me vaya —Jessica declaró, dando pequeños pasos hacia atrás—. Tengo que leer algunos guiones...al parecer una tienda de ropa quiere que salga en un comercial y...vaya novedad, me van a meter en unos jeans apretados...
—Jessica, espera —Sarah pidió—. Oye, sé que no somos realmente amigas, pero, ¿no te gustaría pasar la noche aquí?
—¿Cómo dices?
—Por algo trajiste el licor; realmente esperabas que te invitáramos, ¿no?
—Pues...
—¡Vamos Jess! ¡Solo las chicas! ¡La pasaremos bien! Veremos pelis de terror, comeremos chatarra, y si todo lo demás falla, nos emborracharemos hasta desconocernos.
—¡Mi clase de noche! —Jessica exclamó, ingresando al hogar de su anfitriona.
—Empiezo a pensar quién realmente necesitaba esto era ella —Allye murmuró.
Las tres chicas se cambiaron pronto en ropas más cómodas, para una noche de primavera-a-poco-de-verano; Allyson y Jessica esperaban a que Sarah en su habitación a que saliera del vestidor (que en realidad, era el cuarto dónde su madre guardaba las camisetas de los conciertos de Phish que no se vendieron).
—¿De verdad, Allye? —Jessica cuestionó a su hermana tras un vistazo a su atuendo—. ¿De verdad vas a usar pants con el calor qué hace? ¿No me digas que aún tienes tu fobia a que te vean las piernas?
—Escucha manis, tuve que usar faldas y vestidos este año más de lo qué estaba en mi estimado con eso de ser la Jackie Kennedy de Jake, ¡no hay manera que muestre más piel de lo necesario!
—¿Aún con este calor?
—¡Aún si estuviéramos en una fiesta de chile con carne en el desierto de Atacama! ¡Y es mejor que usar shorts de Hello Kitty!
—¡Hey! ¡No te metas con mi gata japonesa favorita!
—De todos modos...ya lo veo; Sarah va a salir con un atuendo completamente inapropiado y revelador para hacerme sentir mal conmigo misma: mi piel paliducha no puede competir con...
—¿Su lindo tono canela?
—Sí Jess...gracias por recordarme que un pollo crudo del departamento de carnicería de un supermercado tiene más color que yo.
—Las pelirrojas tienden a ser algo...blancuchas, lo sabes bien.
—Tu no luces tan blancucha.
—Querida, no tienes la menor idea del maquillaje y artilugios que tengo que usar para lucir como una persona viva, es decir, ¿a los jodidos nórdicos de nuestros ancestros les hubiera hecho daño acostarse con un griego o un italiano perdido por Noruega?
—Nuestra abuela quería expulsar a todo no-descendiente de un país Europeo debajo del paralelo 50 norte...los que vinieron antes debieron ser peores.
—Cuándo escucho eso, me siento...
—¿Culpable por ser blanca? Jess, únete al club...
Y en medio de su discusión sobre la culpa consecuencia de las acciones pasadas de miembros de su árbol genealógico, Sarah salió: vestía una blusa sin mangas negra, y unos shorts del mismo color; Allyson se sorprendió, puesto que aunque si era más revelador de piel que sus viejos pants de deportes y un jersey de las “Hojas de Maple” de Toronto (no estoy inventando eso: realmente el equipo de hockey de la ciudad se llama así), no era la apariencia que esperaba de su amiga: era más conservadora, y aunque lucía bonita, lo era de un modo distinto; no como esa vampiresa ninfómana como en ocasiones pensaba de ella, sino como una chica normal, que pudieras encontrar como vecina al otro lado de la calle.
—Sarah, te ves...em...extrañamente decente —Allyson describió.
—¿Y por qué no habría de ser de ese modo?
—Porque...es que una tiene cierta imagen sobre ti, y saca de lugar verte algo diferente; te ves bien, no creas que no, pero...
—Allye, no son una caricatura: sólo quiero estar cómoda —la morena declaró, con cierta frialdad tanto en su discurso como en la mirada que le otorgó.
—Em...comprendo.
—A ver niñas, que llevo demasiado tiempo sobria y hasta mi padrino de AA me dice que debo empezar a divertirme un poco —dijo Jessica, con botella de licor en mano—. ¡Vamos a beber!
Sarah puso uno de sus grandes clásicos que involucraban vampiros del espacio exterior que al único país que parecían deseosos de invadir era México.
—¿De dónde consigues estos dulces? —Allye, recostada a la izquierda de la cama de Sarah preguntó sosteniendo y observando una bolsa de chocolates con maní de marca “Eminem”.
—Mercado de 9 centavos —replicó Sarah, a la derecha.
—¿No será tienda de 99 centavos?
—No.
—El caso es que sepan bien —Jessica añadió—. Y aunque el nombre de “Sniggers” suena vagamente racista...no puedo decir que no tienen un sabor decente.
—De todos modos, llama la atención...
—¿También eso te causa problemas, no es así Allye? —Sarah preguntó, con una actitud muy confrontativa.
—Yo...yo sólo dije...nada...
Si antes habían sutilezas, estas se habían abandonado: algo molestaba a Sarah, y era grande, y era casi sin duda algo que la pelirroja había causado.
—Así que, Sarah —Jessica tomó la palabra —. ¿Qué planeas para después de la graduación?
—Le tocó un plan bastante conveniente en realidad —Allyson intervino—. Tiene una abuela rica.
—¿Una abuela rica? ¿De verdad?
—Algo así —Sarah sonrió.
—¿De casualidad no está en el negocio del entretenimiento? ¿No le podrías entregar mi portafolio y...?
—No, lo siento Jessica; ella está más bien en el negocio de...creo que tendré un día de estos preguntarle bien porque nunca me parece dar una respuesta clara.
—Lastima —Jess suspiró—. Aunque supongo que algo quieres estudiar.
—Decidí que quiero estudiar artes; será interesante.
—¿Artes? ¡Hey, eso suena genial!
—¿Si? —la sonrisa de Sarah se hizo más notoria—. He escuchado que eres actriz...de hecho, ¡lo he visto!
—Oh, sólo fue un tonto comercial.
—Hey: te pusiste ropa linda y te pagaron por eso, ¡¿cómo no va a ser genial eso?!
—Creo que no lo había visto de ese modo —Jess en turno fue la que sintió una sonrisa dibujada en su rostro.
—A mi me gustaría ser actriz, claro, si tuviera talento; en realidad admiro mucho a esas personas.
—Demasiado me han contado, ¿no acosaste a ese ex-actor infantil? ¿Josh Horwitz?
—¡Hey! ¡Fue un gran recuerdo y aún poseo sus registros dentales, un mechón de su cabello y un citatorio de la Corte para comprobarlo!
—Sólo espero que algún día me toquen fans tan entusiastas como tu.
—¿Te gustaría de veras tener un acosador, Jessica?
—Si soy el tipo de actriz que tienen acosadores, ¡significa que de verdad mi carrera está marchando en el lugar correcto!
Y ambas rieron, mientras que Allyson presenciaba algo curioso y un poco atemorizante: para ser dos personas que no se trataban directamente, Jessica y Sarah tenían una química notoria, cual si fueran ellas las dos amigas de años, y ella fuera la recién invitada.
—...Y entonces le dije: “cariño, no es que tenga algo en contra de salir con hombres mayores, pero ningún hombre después de la universidad que se respete debería usar una camisa con la leyenda “Mi otro auto es el batimóvil” —Jessica finalizaba una anécdota amorosa.
—¡Hey! ¡Batman es la ley! —reclamó Sarah.
—No me malinterpretes linda, pero tampoco mezcles naranjas con manzanas: si fuera Christian Bale en persona, ¡le dejo que se vista como quiera!
—¡O mejor aún! ¡Que se desvista como quiera!
Y ambas rompieron en carcajadas; Jess un poco por el alcohol en su sangre, y Sarah porque a ella nunca le faltan motivos para encontrar dicha en la risa, pero sin duda las dos estaban disfrutando la noche.
—Eres de verdad muy hermosa Jess, ¡no me sorprende que hayas decidido ser actriz!
—Hey: a lo mejor todo se me cae a los 30, ¡hay que aprovechar mientras se pueda!
—Y es que...caramba, si no lo supiera, me costaría creer que tu y Allye son hermanas.
—Nos parecemos un poco —Allyson comentó—: Ambas somos pelirrojas...ambas tenemos el mismo color de ojos...
—Decir que se parecen solo porque tienen el mismo color de pelo y de ojos es como decir que Denzel Washington se parece a Tracy Morgan sólo porque ambos son negros.
—Oh...b-bueno...eso ilustra bastante bien el punto...—declaró Allye, con la confianza de capa caída.
—Tú tampoco harías mala actriz, pequeña —Jess comentó—: Claro, no quisiera que lo fueras, ¡ya de por si hay mucha competencia como para que haya otra más en el estanque de pirañas con la cual luchar!
—Es un trato Jess: yo me alejo del mundo de la actuación si tu te alejas del mundo del arte.
—Sarah, no tienes de que preocuparte: lo único que podía hacer con la plastilina en las clases del jardín de niños eran grandes formas alargadas...
—¡Pero apuesto a qué te hicieron la chica más popular de la escuela!
—¡Un poco!
Y siguieron carcajeándose; inclusive si sus comentarios en ocasiones se pasaban en tono y agresividad, ambas los tomaban de gran manera, como si en el poco tiempo que llevaban juntas esa noche, se forjó un fuerte vinculo entre ambas.
Jessica y Sarah inclusive tuvieron la confianza de hacer algo que Allye siempre había descartado, en parte por los reclamos de su feminista interna que se negaba a conformarse con los estándares de belleza dictados por la sociedad machista de occidente, y en parte porque ponerse cremas o en el rostro o el sabor que le dejaba en la boca el brillo labial le inducia un asco enorme.
—¿Ya estoy? —Jessica preguntó, con los ojos cerrados, con Sarah terminando los últimos detalles sobre su más reciente obra de arte.
—Un pelin más en los labios y...¡Listo! ¡Toma el espejo y dime que piensas!
Jessica vio su reflejo; se dio un poco de miedo: ambas chicas habían aceptado “intercambiar” de apariencias, con Sarah habiendo accedido a que Jessica le diera un look limpio y femenino como el de ella, y la pelirroja a su vez dejando que la morena la convirtiera en una princesa gótica al que la joven Greenberg tanto parecía apuntar.
—Luzco...
—¿Sí? ¿Qué piensas?
—Luzco como si Lindsay Lohan y Courtney Love hubieran tenido una hija juntas que nunca ven ni pagan pensión alimenticia.
Pero la brutal honestidad de Jessica no fue recibida con hostilidad, sino en realidad, en todo caso, con risueño; estaban pasando la mejor noche que cualquiera de las dos había tenido en largo tiempo, pero la estampa hubiera sido perfecta si una tercera persona se incluía.
Y no había sido así.
—Más bien diría que luces como esas muñecas de “Monster High” —Jessica escuchó a sus espaldas, mientras se lavaba el rostro, removiéndose el maquillaje antes de ir a dormir, ya entradas varias horas en la madrugada.
—¿Allye? No hay problema: sólo era por diversión.
—Mi idea de diversión no incluye pintarrajearme el rostro como un payaso.
—Lo sabemos —Jess refrescó la piel de su rostro con una toalla húmeda—, por eso no te invitamos a esto.
—Y lo respeto. Eso me hace ver que me conoces en realidad demasiado bien —Allyson cruzó sus brazos e hizo un puchero.
—Oh no...Allye, ¿qué te molesta ahora?
—Demasiadas injusticias sociales en el mundo para las fechas en las que estamos viviendo; se supone que somos una especie civilizado, y aún así seguimos haciendo las mismas barbaridades una y otra vez.
—Hermanita, me refiero a este momento —Jess terminó de usar el lavabo y fijo sus ojos y oídos en Allyson—. Dime.
—¿No fue acaso evidente? Hay...algo en Sarah que la está haciendo ponerse hostil conmigo, como si la hubiera insultado de un modo que nadie lo hubiera hecho antes.
—De hecho, sí lo noté. Voy a serte honesta, pensé que estabas exagerando un poco, pero en realidad, y tras ver las cosas de cerca, ya me es obvio que de verdad algo le está sucediendo...y eso sin mencionar eso de que...
—¿Si, querida?
—...aquello de que tú y ella...para ser Sarah y yo las que se conocen desde el quinto grado, es como si en realidad hubiera sido con ella y tú.
—He escuchado que Sarah está...un pelin loca, pero luce como alguien bastante agradable.
—Lo es; la mayor parte del tiempo, pero...
—¡Oh vamos Allye! ¿No me digas que estás celosa?
—Y-yo no diría que exactamente celosa...porque, ¿de qué habría qué estarlo? No es como si mi hermana mayor, más lista, más agradable y más hermosa qué yo me hubiera además robado una de mis pocas amigas.
—Allyson...
—N-no, lo lamento —Allye masajeó las zonas laterales de su cabeza —. Eso sonó horrible, no quise que saliera de ese modo.
—Pero lo hizo.
—Pues...
Jessica se quedó viendo a su hermana, mientras que Allyson silenció sus palabras, por temor a decir alguna tontería más; ni siquiera tenía el poder o la voluntad de devolver la mirada que su hermana mayor le estaba dando.
—Allye, la amistad no es un juego de suma cero: si me llevó bien con ella no tiene que significar que deje de llevarse bien contigo.
—No debería serlo, y sé que quizá no tenga nada que ver. Eres...de hecho, cuándo dejas de lado los comentarios pasivo agresivos, una persona casi agradable, Jess.
—¿Casi? Vale, con tal de dejarlo ir y sé porque vas a algún lado con eso, voy a casi tomarlo como un cumplido.
—Bueno, lo que trato de decir es que alguien no es inusual pensar que le puedas caer bien a muchas personas, es sólo que como que esto recalcó lo que está sucediendo...quisiera saber qué es.
—Sólo lo estás pensando de más...otra vez.
—Oh, ya entiendo; creo que aquí hay un pequeño malentendido —Allye alzó su mano derecha—. Saludos, me llamo Allyson Martin y me preocupó y pienso de más las cosas desde antes de dejar los pañales, ¡gusto en conocerte!
—Sarcasmo detectado Allye...pero quizá sea cuestión de dejar de pensar de más y poner atención...
—Puede ser...
—Por lo pronto, creo que lo mejor será dormir, y pensar qué hacer después hermanita.
—Vale.
Y ambas hermanas salieron; a pesar que la cama era de Sarah, ella le ofreció a Jessica ese espacio para dormir, con la anfitriona aceptando descansar en un futón improvisado, a lado de Allyson; cerca, pero no pegada, con la pelirroja notando la distancia que su amiga parecía poner entre las dos.
Y Allyson sabía que lo mejor era no insistir en el tema, y ser paciente, y esperar.
Pero en su lugar, dejó que su neurosis triunfara.
—Oye, Sarah...Sarah, ¿estás despierta?
—¿Mamá? —la morena balbuceó—. ¡Sí mamá! ¡Ya te dije que enterré el cuerpo!
—Sarah, soy yo.
—Oh, Allye...¿Pasa algo?
—No tanto como lo que parece pasar en tus sueños...
—¿Qué sucede Allye?
—Nada en especial...sólo que...pues que gustó pasar la noche contigo...
—Ah pues...sí, fue...divertido.
—Y gracias también por dejar que Jess participara en esto; fue un tanto su idea en primer lugar, así que creo que era justo y apropiado, aunque creo yo que estamos algo grandes para esto de las pijamadas, ¿no lo crees?
—Somos grandes para muchas cosas Allye, pero no creo que lo seamos para pasar tiempo con alguien...
Y parecía quedar claro: Sarah de verdad estaba resintiendo todo el tiempo y atención que Allyson pasaba con Jake, y sólo en ese momento se percató de la verdad.
—Creo que debimos aprovechar más el tiempo —la muchacha borgoña prosiguió.
—Nos conocemos desde que tengo diez años; ahora tengo 17, y en otoño cumplo los 18; creo que es una buena cantidad de años.
—¿Se te hacen suficientes?
—Pues...—Sarah suspiró—. No, no en realidad.
—¿Verdad?
—Es que...y ya sé lo que dirás tú: “es tremendo cliché”, pero pareció como si fuera ayer cuándo nos conocimos: tú, yo, Jake...
—Eso suena a tremendo...
—¡Allye!
—Vale, lo siento...pero en ocasiones, los clichés se vuelven clichés por una razón: porque funcionan, porque son ciertos, al menos en cierta medida, y...sí, también pienso lo que tú, Sarah. Inclusive...si fuéramos a la escuela por cien años, que sería una tortura digna de la guerra de Vietnam en algunos aspectos, en el de estar junto a ustedes...un siglo no bastaría.
—No, no lo haría...y pensar que pronto acabaremos.
—Y Sarah...perdón si he hecho algo, o dicho algo, que te ha...no sé, molestado.
—No, lo siento yo Allye...me comporté muy mal contigo; eres...mi mejor amiga, si te trato así, ¿cómo entonces trataré a los demás?
—De todas maneras, sí te comportaste así, fue por algo.
—No fue nada.
—Sarah...ahora lo dices por amabilidad, pero quizá había algo que necesitabas dejar salir, y sólo pudiste hacerlo de una manera...agresiva e insultante, pero tal vez era algo que necesitaba decirse.
—Pues...
—Hay unas palabras que recuerdo de la semana pasada.
—¿Durante el ataque de los infectados vivientes?
—Aún me cuesta creer que eso pasó; lució tan extraño, hasta para lo que estamos acostumbrados ver en Hopewell...pero en fin; ciertas palabras...se quedaron conmigo.
—No exageres Allye: estar a nada de la muerte tiende a ser recordado.
—Ni lo digas; he pensado en buscar a la tía de Jake para ver si puede remover ciertas cosas en la mente...y luego recuerdo que es la tía de Jake.
—Allye, generalmente soy yo la que divaga diciendo cuánta chorrada me pase por la mente y tú eres la que me pide que vaya al punto, y aunque esto no es un caso de “un viernes de locos”, sin duda siento la necesidad de ser yo la que te diga: ¿Cuál es el punto?
—El punto es...dijiste algo que siento que tiene un significado diferente, dijiste, y perdón si omito palabras: “¡Esa chica confió en mi cuándo nadie más lo hizo!”
—Eso...em...—Sarah murmuró, mordiendo su labio inferior.
—Y luego, añadiste algo como “¡Inclusive cuándo ni ustedes...!
—Y-yo...digo muchas cosas; ya sabes como soy, ¡la loca Sarah! ¡Soy como un reloj descompuesto! ¡No puedes confiar en lo que digo! —comentó, aumentando la efervescencia y animosidad de su voz, pero no de un modo natural, sino como el que se le da a un patrón o un maestro cuándo deseas quedar bien.
—Sarah; por algo lo dijiste, y por lo que me pareció...era importante. Arriesgaste tu vida por Marina, que sí, es tu amiga, pero no es una que hayas conocido por tanto tiempo. Además...hasta un reloj descompuesto está en lo correcto dos veces al día.
—Sí la considero mi amiga, aunque de una manera diferente...tú, y Jake son los que ocupan un lugar en mi que nadie jamás podría reemplazar.
—¿Ni siquiera mi hermana?
—Jessica es muy divertida. Yo sé que te has quejado de ella mucho, pero deberías apreciarla; te lo digo por experiencia.
—¿No tenías un hermano, Sarah?
—Sí, pero murió.
—¿¡Murió!?
—¡O se mudó! ¡No lo sé! Salió igual que mamá: cruzó la frontera sur y no he vuelto a oír de él en meses, y como ni siquiera ha llamado para pedir dinero, supongo que o está muerto o tiene amnesia.
—Pues...no sé que se podría decir en estos casos...creo que, ¿lo siento? ¿Mi más sentido pésame?
—Es un poco en broma, pero, no estoy segura —Sarah cruzó sus brazos tras su nuca y apoyó su cabeza mientras veía la oscuridad sobre ella —, creo que aún si de verdad él estuviera muerto...no sentiría demasiado. No es que sea fría...sería igual una tragedia, pero no ha estado, no lo he tenido alrededor...es difícil que me ponga, que me pusiera triste en ese caso.
—No hay problema Sarah, entiendo eso. Si mañana me dijeran que mi abuela falleció, no creo que sea muy lamentado...excepto quizá por los miembros del Comité Por una América Aria.
—De todos modos...hazme caso Allye: aprovecha a tu hermana, disfruta tiempo con ella. No sabes cuánto hubiera matado por tener una hermana mayor así.
Allyson estaba en un caso de sesgo demasiado grande: para ella, Jessica era una chica a veces molesta, a veces irritante, y aunque se entendía con ella más qué en tiempos de antaño, ver como era tan admirada por una amiga cercana era como si hablaran de dos personas completamente distintas.
—Creo que es una buena persona —la pelirroja comentó—. En el fondo...muy en el fondo...quizá haya que escarbar un poco.
—Sólo tengo una queja en realidad sobre tu hermana.
—¿En serio? ¿Cuál?
—¡Ronca como un oso herido! ¿No me digas que roncaba así todas las noches cuándo vivía contigo?
—Sólo ronca así cuándo bebe y...en realidad, sí, creo que eso significa que roncaba todas las noches ahora que lo recuerdo bien...pero Sarah, regresando al tema que realmente me atañe, ¿qué quisiste decirnos con esa frase “inclusive cuándo ni ustedes...”?
—Allye...no va a ser sencillo de escuchar, pero a poco del fin de cursos, creo que lo mejor es decirlo ahora.
—¿Qué cosa?
—Siempre he sentido que me menosprecias.
—Como te iba diciendo: sé que con lo de Jake he puesto mi mente demasiado en él, pero eso no significa que...
—No Allye; esto va más allá de lo de tú y Jake. No creas que siento celos, no los siento en absoluto; al contrario, estoy feliz por ustedes dos, y espero que el día en que se casen me nombres tu madrina.
—Sarah, nos gustamos, pero eso no necesariamente significa que él y yo nos vamos a casar: yo quiero primero hacer una carrera, realizarme profesionalmente, buscar identidad propia, ser una mujer de éxito y...
—Allye, no creas que desprecio tu feminismo; en muchos sentidos, lo comparto —Sarah interrumpió—, pero, ¿puedo al menos terminar lo que trato de contar?
—L-lo siento —Allyson se disculpó con pena.
—Pero he sentido que realmente...no me toman en serio. Sobre todo...tú.
—¿Cómo qué no te tomó en serio?
—Yo sé...que a veces digo cosas que no hacen mucho sentido; no puedo evitarlo, mi boca actuá en ocasiones como si tuviera mente propia. Pero eso no quiere decir que no tenga algo que decir...y me siento, de vez en vez, como si me vieran, o peor aún, como si me vieras como una caricatura de como se supone que en realidad soy.
—¿Y...quién dirías que eres, Sarah?
—Soy...ese es el problema: no lo sé. No todavía, y pronto seré adulta legalmente, pronto entraré a la universidad, y aún no sé quién soy...inclusive, yo misma no sé si ese modo en que actuo, ¿realmente soy yo? ¿O es cómo actuó porque todos esperan que lo haga así?
—Sarah...
—¡Vamos! ¡Puedes decirlo! ¡Yo sé como llegas a pensar de mi en ocasiones! ¡Lo puedo ver en tu cara! —la morena se acercó, cara a cara, a Allyson—. ¿Crees que no pensé por un momento que esperabas que saliera vestida como si fuera sólo una modelo de un burlesque barato?
—Pues, yo...
—¡Sé honesta!
—Es...una posibilidad. Sí, lo admito, pero...¿Crees acaso que es fácil para mi?
—¿Fácil? ¿Allye, qué estás diciendo?
—Tengo muchas, y subrayo aquí, MUCHAS inseguridades: he mejorado con el tiempo un poco, pero aún así me siguen afectando varias cosas, y una de ellas es...bueno, ¡mirate! ¡Mira a Jessica!
—¿Qué conmigo? ¿Y qué con ella?
—Pues mira—Allye se alzó parcialmente, apoyando su espalda al borde de la cama—, mi hermana mayor era la señorita popularidad: capitana de las porristas, estudiante destacada, querida por todos...es difícil tratar de sólo existir bajo la sombra de una chica así...y luego estás tú: eres...nunca te irá mal: creativa, original, nada te impresiona, nada te da miedo, eres además tan hermosa como Jessica y...coño, ¿¡no puedo tener un descanso!? ¿No puedo una vez ser yo la que destaque? No lo hacia en mi casa cuándo Jessica vivía ahí, y no lo hacía en la escuela contigo acaparando toda la atención. Me da algo de terror porque, aunque no lo parezca, yo creo que la carrera de actriz de Jess no va a tardar en recibir su gran oportunidad, y despegar por fin, y sé que en lo qué sea que tu decidas hacer nada te detendrá en tu camino hasta lo más alto. ¿Pero...y yo qué? ¿Cómo puedo competir con...cualquiera de ustedes?
—Allye —Sarah se acercó al costado de la pelirroja, recostando su cabeza sobre el hombro derecho de su amiga—, no se trata de una competencia: si te va bien, me sentiré feliz por ti, si no te va bien, tendrás mi más profundo apoyo.
—Y lo mismo te digo...
—¿Y sabes...qué lo del tiro con arco empezó porque quería probarme que era algo más que esa “linda chica loca”? ¿Qué de verdad podía hacer algo si ponía un esfuerzo?
—¿No te gustó?
—¿Que de hecho quieran que dispare objetos filosos en el aire? ¡Claro que me gustó! Pero me gustan muchas cosas; es un buen hobby, y creo que lo seguiré practicando, pero tengo muchos otros intereses que vienen antes.
—Sarah...perdón si te hice sentir mal: admito que en ocasiones pienso así por inercia, pero de verdad no creo que sólo seas esa “linda chica loca”, y que vales mucho más de lo que crees.
—Y Allye...perdoname a mi por pensar que querías insultarme u ofenderme: nos conocemos desde hace años, yo debería saber que no harías nada por lastimarme...a menos que yo te haya lastimado primero, y aún así, de seguro lo pensarías dos veces.
—¿Sabes? Nunca quise hacer una pijamada o algo así porque lo veía tan...estereotípicamente femenino, tan “girly” que no sentía que había sentido alguno en ello, pero...creo que nos hubiéramos ahorrado con coraje de haberlo hecho mucho antes.
—¿Entonces puedo...hacerte una pequeña transformación?
—Sarah —Allyson envolvió con su brazo derecho a su amiga, y la abrazó con gran fuerza y vigor—. No te dejaría ni a ti, ni a Jessica, ni a nadie...
Y mientras dos amigas (o quizá, debería decir tres) fortalecían un lazo, un joven solitario se despertaba en su habitación de motel esa madrugada, en un su breve estadía en la ciudad de Ottawa, en la madrugada previa a su regreso a Toronto; hubiera emprendido el viaje de vuelta a casa esa misma noche, pero necesitaba revisar un poco de información sobre la ciudad.
—No puedo creer que lo hice —se repetía, dando vueltas en circulo en su dormitorio, desvestido excepto por unas bermudas de algodón que usaba para descansar por las noches—. Pero...a algo tendrá que llevarme...
De la mesa junto a la cama, tomó su cartera, y al abrirla, puso su atención a una foto: era una de Navidad que se había tomado con Allyson; con él sentado en el lugar de un San Nicolas del centro comercial puesto un gorro rojo de bordes blancos y con la pelirroja en sus brazos y sobre sus piernas. Los dos sonrientes, los dos felices, los dos conscientes que en el futuro de uno, estaba el otro.
—Fue un examen difícil—se dijo—. Pero...espero que valga la pena...
N/A: Como ven, voy apresurando el paso de los episodios para traerles el final tan pronto como sea posible. No sé si este episodio haya lucido algo...no sé si demasiado sentimental (un buen indicio es la canción que elegí para acompañar el capitulo), e inclusive, demasiado "girly", pero creo que cuándo hay abundantes dialogos, Hopewell funciona un poco mejor.
Nos vemos la siguiente entrega, y shalom camaradas.
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