Capítulo XXX: The Stoner Games
Era el libro sensación entre los adolescentes: "Las Guerras del Hambre" se había vuelto un gran fenómeno mediático, y si los libros vendieron millones, la película, próxima a estrenarse, prometía superar el éxito ya conseguido.
—Finalmente ya está aquí —Allyson declaró, en fila del cine de Hopewell —. ¡Parece como si hubiera sido ayer en que compré el primer libro!
—¿Comprar? —Jake cuestionó.
—O descarga de Internet, ¿qué más da, sí?
—Hey, no confundas las cosas: no es como si te estuviera criticando. Además, creo que soy la última persona que podría criticar actividades de legalidad dudosa.
—Lo que me sorprende —Sarah comentó—, es verte, Allye, entusiasmada a tal grado por algo. ¡Creí que odiabas todo!
—¡No odio todo! —frunciendo el ceño, Allyson respondió.
—Jake, ¿recuerdas algunas cosas que Allye dijo que odiaba en la última semana?
—Claro, de hecho, hice una pequeña lista —Jake sacó una hoja doblada de papel de su bolsillo: la extendió y comenzó a leerla—, no en orden de importancia: Lady Gaga, el Disney Channel, Tokyo Hotel, el nuevo diseño de Facebook, REM por dejar que Glee usara sus canciones, Glee por usar las canciones de REM, la maestra de matemáticas, esa página de memes por nunca publicar tus viñetas, y esos turistas iraníes que quisieron comprarte.
—¿Sólo esta semana? —Allyson preguntó, arrebatando la lista a Jake—. Coño, hasta la hora anotaste... ¿puedes anotar algo más? ¡Que mis amigos me hagan quedar mal!
—No tienes que molestarte Allye —Sarah intervino—. Después de todo, lo que quería decir es que no es usual verte emocionada en un buen sentido, pero es un buen cambio, por una vez.
—Bueno, es cierto —la pelirroja contestó—. Pero son libros interesantes, y ya es algo diferente a los malditos libros de romance sobrenatural.
—Cierto: sabes que las cosas están mal cuando ahora hacen un libro así de una chica que se ve incapaz de decidir entre una momia y el hijo de Frankenstein...pero lo más extraño...es que ahora tengo sueños raros que involucran vendas y cementerios.
—¿Quieres decir, sueños...erotic...?
—Sip.
—Sarah: la fobia de una persona es tu filia —Jake comentó.
La fila era larga, y los tres ya estaban cansados: habían estado ahí desde la salida de clases para tener los boletos de la exhibición de medianoche, pero Allyson estaba decidida, y nada ni nadie iba a quitarle la oportunidad de ver sus queridos personajes del papel cobrar vida en la pantalla grande.
—¡Atención, atención! —una de las empleadas del cine, con un megáfono, anunciaba mientras hacía un recorrido a lo largo de la hilera de gente—. ¡Tengo un importante anuncio que hacer! Debido a la gran demanda por esta película, sólo nos queda un boleto.
Tras tal noticia, la gente no esperó ni un instante para empezar a reclamar y quejarse.
—¡Silencio! Hemos decidido una cosa: uno de ustedes será el afortunado de ver esta película, pero para ello, la administración ha decidido que el criterio que usaremos para entregar el boleto será...especial.
—¿Subasta? —alguien sugirió.
—¿Respetando el orden en que llegamos? —una mujer agregó.
—Sí, ese era el plan original...pero no era tan divertido para nosotros. No, lo que hemos decidido es que quien quiera ver el filme, tendrá que pelear...
—¿Qué dijo? —Allye preguntó, esperando haber escuchado mal.
—Todos aquellos interesados en entrar al estreno en esta sala, acompáñenme al lobby.
—¿No lo harás, o sí? —Jake tomó el brazo a Allyson en el momento en que la vio dar el primer paso.
—No vine aquí a formarme detrás del chico obeso con problemas de aroma corporal para irme porque está sobre-vendido...
—Podemos venir en cualquier otro día.
—¡Vamos chicos! Será interesante—Sarah dijo.
—¿Oh, entonces tú también entrarás en esta locura?
—¡Gran locura Jake! ¡Es un cine pobre en un barrio suburbano! ¿Qué pueden hacernos aquí?
—Bueno, creo que es cierto—Jake contestó—. Y tengo curiosidad por la película también... ¡qué diablos! Vamos todos.
Pero dicen que la curiosidad mató al tercio de adolescentes imprudentes (el refrán puede variar de región en región, pero el significado es más o menos el mismo).
—¡Sean bienvenidos! —anunció el gerente, sobre una plataforma improvisada de una tarima de madera—. ¿Así que ustedes han sido los que aceptaron el desafió para ganar un boleto para ver el estreno de "Las Guerras del Hambre"? Me parece perfecto, y es que...
Pero la plataforma estaba hecha de una madera de poca calidad, y el peso del gerente la hizo ceder, cayendo al suelo.
—¡Puta madre! ¡Mi pierna! —gritó el hombre, tratando de sobar el área herida, pero incapaz de moverse sin sentir más dolor.
—Le dije al jefe que lo de la plataforma era una mala idea —pensó uno de sus empleados mientras tomaba su celular para llamar al servicio de emergencias.
—Bueno, dado que nuestro gerente fue...incapacitado —la empleada del megáfono tomó la palabra, posándose frente a los jóvenes que aceptaron el desafío—, seré yo quien explique de que se trata. Primero que nada, me presentaré: me llamó Fiona, y seré quien los guié en esta jornada. En este momento, una de mis colegas estará pasando y entregándoles un papel a cada uno de ustedes: la mayoría están en blanco, pero unos cuantos afortunados, una decena de afortunados más específicamente, serán seleccionados como "tributo"...bueno, como "competidores" para el desafió: los papeles elegidos tendrán impresos un número del uno al diez.
Después de repartirlos, Fiona dio la orden de que los abrieran.
—¡Fui seleccionada! —Sarah comentó tras ver el cinco impreso—. ¡Competiré!
Jake y Allyson siguieron:
—¡Diablos! —la joven se quejó—. ¡Papeleta vacía! ¡No podré competir!
—Yo no hablaría tan rápido —Jake mencionó.
—¿Tienes...dos papeletas? —Allyson observó los números en las manos de su acompañante—. ¿Cómo conseguiste una extra?
Allyson siguió la seña que Jake le hizo con los ojos, y vio a dos chicos a sus lados noqueados y sangrantes por lo que pareció ser un encuentro del puño del joven con sus narices hinchadas y un par de dientes rotos.
—¿Hay algo que no resuelvas usando la violencia? —Allyson preguntó.
—Todo en esta vida se resuelve golpeando lo suficientemente fuerte a las personas indicadas, al menos según mi padre.
—Lo cual explica sus dos encarcelamientos, su veto de los estadios de Hockey y el que use un brazalete rastreador en el tobillo.
—¿Quieres participar o no?
Aunque Allyson no aprobaba los métodos de Jake, sí deseaba ver el filme que tanto había esperado, así que dejo de un lado su voz interna de moralidad con tal de avanzar en esta...cosa.
—Afortunados: han sido elegidos por el azar, así que... ¿qué pasó con esos dos chicos? —Fiona preguntó al ver los dos jóvenes inconscientes y malheridos a lado de Jake.
—No tengo idea, pero quizás deberían llamar al 911 de nuevo —Jake contestó.
—En fin: síganme por favor.
Los diez escogidos fueron llevados a una sala remota del cine: Allyson y compañía conocían las salas de la uno a la doce, pero en el pasillo recorrieron hasta un punto que no habían notado con anterioridad.
—¿Sala trece? —Allye se dijo tras pasar un trayecto oscuro y largo del pasillo, y ver el número en luces rojas sobre una puerta vieja.
—Antes que esto fuera un cine —explicaba Fiona—, era un edificio diferente...una arena, como en la época de los romanos de antaño. El entretenimiento en esos días era diferente, y sólo podía ser llevada a cabo en un espacio lo suficientemente amplio. Entren, por favor.
Los escogidos ingresaron en la sala tras Fiona, y lo que encontraron en esa "sala" los dejó anonadados: no había butacas ni pantalla, sino un enorme espacio de forma circular, rodeado de tribunas, y con algunos muros de madera puestos por aquí y por allá. En efecto, era una autentica arena, y de techo abierto, para rematar.
—¿Qué rayos es esto? —una de las chicas elegidas preguntó.
—La "Arena del Capitolio"...así le decimos por aquí los empleados —Fiona explicó—. Es el lugar perfecto para las pruebas que deberán pasar si desean ganar ese boleto; recuerden, únicamente uno o una podrá obtenerlo, el resto perecerá de la manera más horrible y salvaje posible...
—¿Qué fue lo que...dijo? —Allye, tomando del brazo a Jake, preguntó.
—¡Sólo estoy bromeando! —Fiona exclamó, riendo a carcajadas al ver la expresión de esos jovenes—. ¡Eso no puede pasar! ¡Lo único que pasará es que el juego se terminará para los que vayan perdiendo! No podemos matar gente...no funcionó bien con nuestra promoción de hace unos años para la película "300"...muchas demandas... ¿quién diría que las armas de bronce serían tan mortales?
—Bueno, sí, entonces quiero preguntar —Jake, levantando la mano, comentó—, ¿entonces qué haremos? ¿Flexiones, sentadillas...?
—¿Concurso de deletreo? —otro de los jóvenes, un delgado, alto y de lentes gruesos, agregó a las sugerencias.
—¿Concurso de deletreo? —Sarah susurrando desde sus espaldas a Jake y Allye—. ¡Ése chico caerá primero!
—Interesantes propuestas, pero no —Fiona contestó—. ¿Recuerdan sus números? ¿Ven esas maletas, en el centro de la arena? —señaló a dichos artículos, puestos de forma circular—. Cada una está marcada con los números, y deben elegir aquella que corresponde a la que les tocó...
Los jóvenes se acercaron y buscaron sus respectivas maletas.
—¿Es esto...un hacha? —Jake preguntó tras ver el contenido de la suya.
—A mí me tocó...una ballesta —Sarah añadió.
—Jóvenes: deberán luchas durante los siguientes diez minutos; si noquean al oponente, está eliminado. Los que queden después del tiempo de juego, seguirán a la siguiente ronda.
—¿Bromeas, verdad? —Allyson comentó, tratando de sostener su masa medieval, pero siendo llevada al piso por el peso de ésta—. ¿No esperan a que realmente nos matemos o...?
—¡Que comiencen los juegos! —Fiona exclamó, pero está vez desde las gradas, junto a varios empleados del cine como espectadores —. ¡Y que la suerte siempre esté a su favor!
—¿Cuándo rayos se cambió? —la pelirroja se preguntó, pero al escuchar una alarma sonar estruendosamente y al ver los chicos tomar posiciones detrás de los muros de madera, ella sacó todas las fuerzas que pudo, cargó su masa y se ocultó detrás de uno de los muros también.
—¡Coño, coño, coño! —Jake se decía, no por miedo o nerviosismo, sino más bien como un tradicional método para la concentración de la familia Zabrocki (maldecir les ayuda a luchar mejor, según dice la leyenda) —. Bien Jake, tranquilo: la mayoría son chicas, hay dos chicos, un enclenque y un obeso con problemas de mal olor corporal...has salido de cosas peores. Si la Mafia Rusa y esos locos del Cartel de Cali no me han puesto un dedo encima, estos no lo harán.
—¡Bien Sarah! ¡Sabías que el día en que nueve desconocidos tratarían de matarte a espadazos, hachazos y flechazos llegaría! —Sarah pensaba mientras cargaba su ballesta—. ¡Éste y no otro, éste es tu momento de gloria! ¡Enséñales de que estás hecha! ¡Ni cuando me frieron el cerebro a electro-choques pudieron conmigo! ¡Un jueguito en un cine es cosa principiantes! ¡A LA CARGA!
Y así como Jake y Sarah tomaban inspiración y planeaban de modo veloz sus estrategias de pelea, Allyson hacía lo propio:
—¡Me voy a morir! —sentada, abrazando su masa, y con lagrimas en los ojos, pensó.
No todos tienen espíritu aguerrido, y ese justo momento Allyson empezó a creer que tal vez buscar otra sala o ver el filme en otro día no eran ideas tan malas después de todo; al menos eran mejores opciones que pelear y luchas contra desconocidos para la diversión de empleados mal pagados de un cine.
—Contrólate Allye —Jake, que había llegado al muro de la pelirroja, de modo que ésta no pareció notar por estar demasiado ocupada en sus propios pensamientos, dijo—. Todavía no empiezan los balazos y ya andas chillando.
—¿Cómo logras hacer eso? —Allye preguntó, tras pasar un pequeño susto ante la sorpresa—. ¿Cómo eres tan rápido?
—Una dieta balanceada, ocho horas de sueño, y lo más importante: Sarah me enseñó.
—¿Sarah te enseñó? ¿Qué quieres decir con eso?
—¡Quiere decir que el muy maldito aprende rápido! —Sarah exclamó sonriente, ocupando el lado derecho del muro de Allye
—¡Carajo! ¿Qué soy la única que no puede hacer eso? ¿Qué haces aquí de todas formas?
—Mira Allye —Jake inició su explicación—, aunque me gusta romper cabezas y herir gente como a cualquier persona normal, seré sincero: yo no quiero ver el filme tanto como lo quieres tú, y creo que Sarah estará de acuerdo, ¿no es así?
—Leíste mi mente, compañero —Sarah respondió con un forzado acento "vaquero" —. Así que pensamos que lo mejor era hacer una alianza, y ayudarte a ganar los retos.
—¿Ayudarme a ganar? ¿Acaso creen que no soy capaz de hacerlo por mi misma?
—Allye, estabas llorando y gritaste "¡Me voy a morir" hace tan sólo unos momentos —Jake explicó.
—¿Me oyeron? ¿Fue tan ruidoso el grito?
—¿Aceptas el trato o no?
—¡Bueno, bueno! Pero sean honestos: ¿acaso me ven tan débil?
—Vamos, Allye, no nos obligues a decirlo.
—Supongo que Jake sería el fuerte, Sarah la hábil, y yo...la lela a la que siempre tienen que salvar...
Aunque nominalmente los tres forjaron una alianza para el combate, mientras ruidos de flechas chocando contra la madera se escuchaban, Allyson sentía su orgullo herido: sin darse cuenta, ella era la "damisela en desastre", la princesa de cuento que sólo está ahí para ser rescatada...
...no. No podía dejar que eso siguiera ocurriendo. Allyson debía probar que podía luchar, pelear y ser tan ruda como los demás...claro, tan pronto como pueda aprender a despegar una masa del suelo por más de dos segundos.
N/A: OK, no es una parodia exacta del libro que ustedes ya deben conocer, pero hacerlo hubiera sido de plano cambiar mucho de la esencia de Hopewell...eso, y creo que ésta versión es más graciosa XD.
Gracias gente por el apoyo, los votos y por el simple hecho de leer mi historia. Y si tienen algo que comentar, ¡no se lo guarden!
Nos vemos la siguiente entrega.
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