Karaoke
A Jungwon nunca le agradaron los lugares ruidosos pues los sonidos fuertes hacían que le doliera la cabeza, lo detestaba. Y ahora, estando en aquella sala de karaoke con su hermano solo pudo suspirar, derrotado.
—Jungwon, chicos, miren esto. Pusieron la de Eleven.
Heeseung colocó la dichosa canción. Sus amigos; Soobin, Beomgyu y Jeongin no tardaron en ponerse de pie junto a él para cantar desafinadamente y tocar de manera incorrecta los instrumentos en sus manos.
Jungwon se colocó los tapones auditivos que había comprado para esas ocasiones. Ya debía haberse acostumbrado, pues esa pesadilla se repetía cada viernes en la noche, pero sin importar qué, cada vez le sorprendía un poco más la cantidad de ruido que hacían esas cuatro personas juntas.
Jungwon los comparaba con un grupo de borrachos, pero la realidad era que ninguno había bebido una sola gota de alcohol. Además, Heeseung no tomaba porque, según él, eso le daría a Jungwon un mal ejemplo.
Así es. Heeseung ya era mayor de edad y Jungwon veía a adultos alcoholizados en las series de televisión. ¿Eso lo convertiría automáticamente en un alcohólico cuando creciera? El menor creía fielmente que no, pero Heeseung decía que era mejor prevenir.
Regresando al tema, su hermano lo invitaba a todas sus salidas con su grupito de amigos y Jungwon siempre terminaba siendo convencido de aceptar ir, aunque a veces se preguntaba si a Heeseung no le apenaba llevarlo consigo a todos lados como si fuera un chicle en sus zapatos.
No podía negar que sus amigos son agradables, a pesar de que luzcan y actúen como si se les hubiera zafado un tornillo, hacían sentir cómodo a Jungwon. Incluso podría decir que los consideraba como sus hermanos. Unos no tan mandones y malhumorados como Heeseung.
—¡Jungwonie! ¿No quieres cantar con nosotros? —Soobin tuvo que gritar para que su voz se escuchara a pesar del fuerte volumen de la música de fondo.
El nombrado se encogió de hombros sin prestar realmente atención. Se encontraba muy ocupado recordando lo sucedido el día anterior, la forma en la que había actuado, sus manos sudaban y el sonrojo en su rostro parecía no querer desaparecer incluso cuando ya no estaba mirando fijamente a Jongseong.
Incluso cuando ya había pasado un día de lo sucedido y por el simple hecho de recordar aquella escena se volvía un manojo de nervios.
Porque se dio cuenta de que Jongseong era muy lindo. Y ya no pensaría más en eso, no se lo permitiría. Su objetivo era uno completamente diferente, ¿por qué de pronto comenzaba a fijarse en Park Jongseong?
Era inevitable...
—¡Jungwon! —Soobin apareció frente a él, moviendo las manos frente a su rostro para sacarlo de su trance—. Pondremos Love Dive, ¿te unes? Sé que te gusta esta canción.
Jungwon se resignó. Debía enfocarse en lo importante y dejar de pensar en Jongseong por un momento.
—Está bien. ¿Hyung, tú también cantarás? —Se dirigió a Heeseung, pero éste miraba la pantalla de su teléfono con el ceño fruncido.
—Vamos —dijo mientras negaba con la cabeza, aún con la vista en su teléfono—. Vámonos, Jungwon. Ya no quiero estar aquí.
Jungwon miró al resto para notar que, efectivamente, todos estaban tan confundidos como él por el repentino comportamiento de Heeseung.
—¿Pasó algo, Hee? —Beomgyu fue el primero en decir algo.
Heeseung siguió negando y rio sin gracia.
—Nos vamos —dijo, entonces tomó a Jungwon del brazo para llevarlo, o más bien arrastrarlo, hacia la salida.
—¡Heeseung, hermano!
—¡¿Por qué te vas?!
Jungwon no entendía la situación. ¿Acaso Heeseung había discutido con los chicos? Él no se había comportado así antes, nunca ignoró a uno solo de sus amigos.
—¿Hyung? —llamó. El contrario lo seguía jalando del brazo y el grupo se había quedado atrás.
El mayor lo ignoró. Soltó su brazo cuando llegaron al estacionamiento para subirse al auto y entonces Jungwon corrió hasta el lado del copiloto para hacer lo mismo.
—Heeseung.
—Ponte el cinturón —Fue lo único que respondió.
Jungwon obedeció, se dedicó a analizar al mayor, que estaba notablemente enojado. Sus manos apretaban con fuerza el volante, sus cejas seguían fruncidas desde que dejaron el karaoke y sus mandíbulas parecían apretadas. Eso sin contar que la velocidad a la que conducía en ese momento rebasaba la que normalmente utilizaba. No era algo exagerado, pero seguía sin ser usual.
Aún así, debía confirmar el estado de ánimo de Heeseung.
—¿Qué fue lo qué pasó?
Silencio. Heeseung seguía con la mirada fija al frente, como si no hubiera pronunciado alguna palabra.
Jungwon bufó, se estaba comenzando a enojar él también y ni siquiera sabía si tenía el derecho de estarlo.
¿Así iba a aclarar las cosas? ¿Ignorándolo?
Se contuvo por unos minutos, de verdad lo hizo, pero finalmente la molestia le ganó.
—Te... Te pareces a papá —soltó entre dientes. Sabía que se arrepentiría luego de haberlo dicho.
Heeseung frenó de repente y Jungwon tuvo que apoyar sus manos en el tablero para no chocar contra este cuando el auto resbaló un poco por el pavimento antes de detenerse abruptamente. No pudo articular palabra alguna, simplemente miró a su hermano, que estaba igual que él.
Asustado, muy asustado.
—Perdón. Lo siento, Jungwon —Heeseung palpó el rostro del contrario, como si estuviera comprobando su estado. Cuando observó por el retrovisor estuvo agradecido, porque no había ningún auto transitando la calle a esa hora—. ¿Estás bien?
Jungwon solo asintió en respuesta, la situación le había dejado mudo.
Heeseung suspiró, entonces retomó el camino.
—No me parezco a él —dijo tras unos minutos, tan bajo que solo él mismo pudo escuchar sus palabras.
—¡Ni-ki! Ya te dije que dejes de jugar. —Sunoo reprendió al rubio, quien llevaba bastante tiempo usando la consola de videojuegos de Jungwon.
Sunoo y Jungwon habían quedado en reunirse en la casa de este último bajo la excusa de "estudiar juntos", aunque ambos sabían que harían de todo excepto eso. Ni-ki se coló luego de haber dicho que estaba cerca.
—Solo un minuto más —respondió sin despegar la vista de la pantalla.
—Sunoo, te lo digo, fue muy extraño —dijo Jungwon llamando su atención.
—Es la adolescencia.
—Pero...
—Bueno, ¡tal vez no lo es! Mira, se que Heeseung no es ese tipo de persona, pero todos tienen malos días... O quizá se hartó de sus amigos.
—No es posible.
—Hablando de Karaokes, tenemos que ir a uno. Es que no podemos ser el único grupo de amigos sin ir. —Sunoo se quejó—. ¿Sabes lo mal que me siento al ver las fotos de otros grupos? ¡Terrible! ¿Y sabes qué? Tal vez algo así vio Hee hyung y fue eso lo que le hizo enojar.
—Pero... —Ni-ki finalmente dejó el juego para unirse a la plática—. Heeseung hyung era el que estaba en el karaoke.
—No me contradigas, Riki.
—Solo decía.
—Vayamos por mi cumpleaños, ¿qué dicen? Ya sé que dije que me quedaría en casa pero he cambiado de opinión y no pueden negarse porque me pondré triste.
—Eres un manipulador —dijo Ni-ki con una mueca en el rostro.
—Eres un manipulador. —Le imitó Kim infantilmente.
Jungwon reaccionó justo a tiempo, pues Sunoo y Ni-ki estaban a nada de convertir su discusión en algo serio, aunque no sería la primera vez que llegaran lejos.
Ambos llevaban poco tiempo de conocerse, comenzaron a interactuar gracias a Jungwon, quien llevaba al menor del grupo durante el almuerzo de vez en cuando para pasar el rato.
Tal vez era porque los dos chicos son parecidos en cuanto a la actitud, pero no terminaban de congeniar y tendían a discutir si estaban más de una hora juntos. Eso sí, tenían sus pequeños momentos en los que eran como uña y mugre.
—Me parece bien, vayamos al karaoke.
—¡Jungwon! Invita a Jongseong hyung. Ahora es parte del grupo así que tiene que estar ahí para darme un regalo. Trae a Heeseung hyung si puedes. Tú también irás, Ni-ki, y ni se te ocurra obsequiarme un chicle.
—Ya hasta lo había envuelto para regalártelo.
Jungwon caminaba por los pasillos de la escuela, dirigiéndose a los salones de último año.
La hora del almuerzo ya había comenzado, sin embargo, Jongseong no llegó a la cafetería pues, como le mencionó por medio de mensajes de texto, estaba ocupado haciendo una investigación para una exposición importante, por lo que Lee se ofreció a hacerle una visita a su aula.
Aunque, para ser sincero, le daba un poco de miedo acercarse a ese lado de la escuela. Los de tercer grado le parecían intimidantes.
Se encontraban en el mismo edificio, pero muy pocas veces los llegaba a ver por la diferencia de horarios que existía. Uno que otro alumno llegaba de vez en cuando a su salón solo para dar algún aviso general.
Se veían tan serios y maduros, totalmente diferentes a sus compañeros de clase e incluso a él mismo.
Solo que quizás Jongseong no era tan parecido a ellos, él era...
Jungwon sacudió la cabeza, necesitaba concentrarse.
No tardó mucho en llegar al siguiente piso, donde se encontraba el aula que buscaba: el salón 33. Las secretarias le habían dicho que todos los alumnos eran puestos en un salón al azar, pero no parecía casualidad que solo los alumnos más destacados de tercero estuvieran ahí.
Se limpió el sudor de las manos en su pantalón del uniforme, y tocó suavemente la puerta, sorprendiéndose cuando abrieron al segundo.
Aquel chico que apareció frente a él, de cabello anaranjado, lo miró de arriba a abajo, sonriendo en grande.
—Jongseong, alguien vino a buscarte —dijo alzando la voz, todavía mirándolo con ojos brillantes—. Eh, hola, Lee Jungwon, ¿no es así?
Jungwon tenía curiosidad, pero no iba a preguntarle a aquel chico cómo es que sabía su nombre, así que simplemente asintió.
El pelirrojo dio media vuelta, dejando a la vista a Park, que parecía escribir con prisa algo sobre su pupitre.
—Jay, apúrate, hermano. No lo hagas esperar.
El recién nombrado observó a Jungwon por un segundo, acelerando entonces el ritmo de sus acciones para terminar antes de salir del salón. Cuando finalmente estuvo frente al menor, dijo:
—Perdón, Won. Estaba terminando un proyecto.
—No te disculpes, yo lo entiendo. —Jungwon hizo un ademán restándole importancia.
—Oh, en este momento no puedo alejarme más del salón, el profesor no tarda en llegar. Hoy haremos una visita a una empresa de comestibles.
—Está bien, para ser rápido, Sunoo celebrará su cumpleaños en el karaoke la próxima semana y quiere que vayas.
—Vaya, eso es nuevo. —Jongseong se acercó para juguetear con la etiqueta de nombre del contrario—. La última vez que lo vi me dijo que no le agradaba.
—Sabes que no lo dice en serio, solo le gusta pelear.
Jongseong asintió estando de acuerdo, aún sin quitar su mano de la etiqueta. Ambos estaban cerca, aunque desde el primer momento se habían comportado de esa manera, algo había cambiado. Sin duda era diferente, y eso a Jungwon le provocó una sensación indescriptible.
—Acepto —dijo, finalmente separándose—. Iré, pero no pienso regalarle nada.
—Entonces creo que tal vez no deberías ir...
—Los dos rieron, ya que sabían que a Sunoo le encantaba recibir obsequios y no aceptaría que nadie entrara a la sala sin uno.
—Hey, galán, el señor Cha ya viene —dijo un compañero de Jongseong entrando con rapidez al salón.
—Bueno, será mejor que me vaya ahora. —Jungwon retrocedió un poco.
—¿Te veo en la salida? Vayamos por un helado.
Jungwon asintió con una sonrisa en el rostro y se despidió con la mano, dándose la vuelta para marcharse.
Si bien Jungwon se había comprometido a ser un buen Cupido, decidió tomarse un pequeño tiempo de descanso hasta que tuviera suficiente energía para hacer algún movimiento.
Mientras tanto, era feliz saliendo con sus amigos.
A la salida, justo como habían acordado, Park y Lee estaban en una heladería cercana a la escuela, compartiendo su helado de tres sabores; Jungwon hablaba sin parar sobre un accidente ocurrido en su grupo y Jongseong lo escuchaba atentamente.
—Fue entonces que Sewoon rompió la ventana y los cristales cayeron sobre mi mochila —dijo Jungwon mientras tomaba otro bocado del helado sabor fresa. Tenía la mirada fija sobre la ventana a su lado, pero al no escuchar ningún sonido proveniente del contrario dirigió su vista a él, encontrándose con que este tenía su mentón apoyado en la mano, observándolo simplemente sonriendo—. ¿Por qué me ves así?
—¿Cómo así?
—Pues tan... sonriente. Ni siquiera has dicho una palabra desde que llegamos.
—Es que me gusta escucharte hablar, no quiero interrumpir.
El menor desvió la mirada, avergonzado. Estaba casi seguro de que el sonrojo en su piel estaba mostrando toda su potencia en ese momento, así que para no sentirse más abochornado, se atrevió a cambiar de tema, diciendo:
—¿Qué te parece si vamos juntos a comprar los regalos de Sun?
—Claro. Te paso a buscar.
—No hace falta, puedo ir en autobús...
—No acepto ese "no" como respuesta —terminó de decir Jongseong.
Él se transportaba más fácil pues su padre estaba a disponibilidad la mayor parte del tiempo. Cada que tenía la oportunidad, llevaba a Jungwon consigo. "Para que no gastes" era una de las razones que le daba siempre al menor.
Y Jungwon no discutió, como nunca lo hacía. Se rindió fácil.
Este es el comeback de ECC después de 6 meses, denle amor.
¿Cuál prefieren?
A) Cafetería Clarté
B) El club
Besties, elijan con sabiduría porque esto decidirá el rumbo de la historia.
Nos vemos el próximo año(???
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