El café

El día del partido de fútbol terminó exitosamente.

Afortunadamente, Heeseung y Jongseong se llevaron tan bien que incluso intercambiaron números, pero por lo que Jungwon pudo ver, no se hablaron mucho por mensajes.

Durante el partido apenas se dieron cuenta de su ausencia, pero no era algo que le preocupara. O al menos no tanto.

Estuvo conversando un poco con Ni-ki cuando este se dio cuenta de su presencia a pocos metros, y al finalizar el juego él lo invitó a una pequeña reunión con su equipo para celebrar su victoria, a lo cual Jungwon tuvo que negarse porque Heeseung no le permitió ir ya que "Ese niño es un desconocido, puede ser peligroso".

Jungwon pensó seriamente en realizar una rabieta para que lo dejara quedarse, pero al notar que Jongseong todavía acompañaba a Heeseung, no tuvo más opción que obedecer a regañadientes.

—¿Tienes algo en mente? —le preguntó Sunoo interrumpiendo sus pensamientos sobre lo sucedido hace unos días.

—Llevarlos a un arcade —respondió. Miró a su mejor amigo en espera de su reacción al respecto.

—¿Crees que sea buena idea?

—No estoy seguro. ¿Tú qué opinas?

—Creo que sería algo bueno, pero...

—No vayas a quemarte —lo interrumpió cuando lo vio tomar la pistola con pegamento.

—Ajá. —Sunoo asintió sin mirarlo. Se estaba concentrando en colocar con cuidado un poco de pegamento caliente en una de las figuras con forma de jirafa que sostenía—. ¿Tienes los árboles?

Jungwon asintió, sacando los pequeños árboles de plástico de su bolso, los cuales utilizarían para la maqueta en la que trabajaban desde hace más de una hora en la casa de Kim.

—¡Terminamos! —exclamó Sunoo mientras aplaudía cuando terminaron de pegar todos los elementos de su proyecto—. Ahora arreglaré mi cabello.

—Pensé que esperarías a tu hermana.

—¡No! Mañana iré al parque con Jake, y Yena regresa hasta la próxima semana.

Sunoo conectó las tenazas para ondular el cabello, ajustando la temperatura para después dejarla reposar en el escritorio de su tocador.

—Escucha, Jake me dijo que me veo lindo con el cabello ondulado así que quiero recrear lo que me hizo mi hermana. —Kim terminó de hablar en voz baja y formó un puchero en sus labios—. Realmente espero que esto funcione.

—Si supiera algo de eso te ayudaría, Sun.

—Lo sé —respondió, y luego tomó la tenaza para enredar un mechón de cabello en ella a la vez que se miraba a través del espejo—. Regresando al tema, tal vez debas llevarlos a un lugar que sea más tranquilo, sin personas gritando o música molestando, ¡como una cafetería!

Jungwon lo pensó de nuevo. La idea de una reunión en alguna cafetería era en realidad mejor opción de lo que había imaginado.

—Tienes razón. Lo haré. Le enviaré un mensaje a hyung —comentó sacando su teléfono de uno de los compartimentos de su bolso.

Y como si lo hubiese invocado, cuando abrió la conversación con el mayor se dio cuenta que este le había enviado un texto un minuto atrás.

Jongseong hyung ʕʔ
Jungwonie, ¿te gustaría ir a cenar algo conmigo?
5:18 p.m.

Sonrió mientras mordía su dedo índice, de pronto la idea de salir con Jay le emocionó.

Jungwon ^••^
Sí, ¡me gustaría ir!
5:20 p.m.

—¿No sientes un olor a quemado? —dijo cuando terminó de enviar su respuesta, llegando a sus fosas nasales el aroma particular.

—¿A quemado? —Sunoo dejó su teléfono a un lado, olisqueando.

Entonces los dos jadearon cuando al apartar la tenaza de su cabello, el aparato se llevó consigo el mechón de Sunoo enredado momentos atrás.

—Oh no.

Ambos chicos soltaron un grito.

Jungwon ya se había arreglado para cuando Jongseong llegara a su casa, lo que pasaría en cualquier momento.

El mayor llegaría y esa sería la oportunidad perfecta para Jungwon de crear más cercanía con él y Heeseung.

Porque lo que aprendió durante la lección del paso dos sobre "cómo ser cupido" es que debía ser cauteloso a la hora de flechar a dos personas. Tenía que pretender que al inicio todo fue pura casualidad —aunque fuese lo contrario— y que de alguna manera se unieron por obra del destino.

Esa era la magia de ser un cupido, y Jungwon lo haría lo mejor que pudiera.

—¿Por qué tu habitación está ordenada? —cuestionó Heeseung cuando entró.

—Porque viene Jongseong, duh —le respondió como si la razón fuera obvia. No miró a su hermano, su atención estaba completamente en la calle que podía apreciar a través de la ventana.

Jungwon no arreglaría su habitación o algo más a menos que alguien llegara a hacerle una visita, tal como lo era en esa ocasión.

Luego de dejar a un Sunoo alterado con el cabello quemado, llegó a su hogar y corrió a su habitación, o pocilga, como le llamaba su madre, para ordenar los objetos esparcidos en su escritorio para estudiar, acomodó su ropa de nuevo en su closet —ya que estaba regada por la habitación— y barrió y trapeó el piso. Casi se lanzaba a fregar el suelo con un trapo al estilo Cenicienta, pero se contuvo, tomando simplemente el trapeador convencional que se usa en la actualidad, diciéndose a sí mismo que Jongseong no se pondría a examinar si había polvo por los rincones.

Además, aunque lo invitara, lo más probable es que Jongseong ni siquiera diera un solo paso en su habitación, Heeseung no se lo permitiría.

Jungwon corrió escaleras abajo en cuanto escuchó unos golpes y segundos después el sonido del timbre retumbó en su hogar. Abrió la puerta con prisa y un sonriente Jongseong apareció frente a él.

—¡Hyung! —dijo Jungwon con una expresión de sorpresa fingida, actuando como si no lo hubiese divisado incluso antes de cruzar la calle desde su ventana.

—Hola, Jungwonie, ¿listo para irnos?

—Claro que sí, solo le avisaré a mi hermano que ha llegado.

Se alejó unos pasos para poder gritar el nombre de Heeseung, quien no tardó en llegar e ir detrás de Jungwon.

—¡Listo! Vamos. —Salió con un tímido Heeseung agarrado de su brazo.

Cerró la puerta y cuando se giró pudo observar la expresión de confusión que tenía Jongseong al ver al pelirrojo ahí.

Sí, tal vez se le olvidó contarle que Heeseung no le dejaría salir con él sin su compañía. Aunque eso era completamente a su favor y el de su plan, si fuera otro día y otra persona, se hubiese molestado al tener que llevarlo, pero esta vez no.

—Cierto... Se me olvidó decirle que Heeseung vendría conmigo. Lo siento, Jay hyung.

Jongseong hizo un ademán con las manos y negó con la cabeza.

—No te preocupes. Está bien. —Su mirada se dirigió hacia el pelirrojo—. Me alegro de que usted venga, hyung.

—Que bien. Entonces vamos.

Luego de un largo camino con pocas palabras en medio, llegaron finalmente a aquella cafetería con decoración minimalista.

El lugar era acogedor, la iluminación y las plantas alrededor de la instalación lograban darle a los comensales la máxima tranquilidad. Los asientos eran extrañamente cómodos y el aire acondicionado estaba en su punto medio, ni tan frío, ni tan caliente.

Tan pronto como se acomodaron en una mesa, Jungwon trató de no involucrarse en la conversación de los mayores, pero la mirada de reproche que Heeseung le dedicaba le hizo saber que no podría hacerlo.

Heeseung no quería que Jungwon se sintiera excluido.

¿Pero cómo podría unirse a esa charla si de lo que hablaban comenzaba a disgustarle?

El tema no era nada menos que el mismo Lee Jungwon.

Tal vez no le desagradaría que hablaran de él si no fuera porque su hermano solo expresaba su descontento con el azabache respecto al aseo de la casa o el reciente incumplimiento con sus clases de matemáticas.

Le avergonzaba y preocupaba la manera en la que Heeseung decía tan tranquilamente "Jungwon no hace nada más que respirar en la casa".

Aunque cada cierto tiempo, mientras Heeseung hablaba sin parar, Jongseong desviaba su vista hacia Jungwon aún manteniendo esa sonrisa en su rostro que de alguna forma le brindaba seguridad.

Heeseung acarició al pequeño gato blanco recostado en su regazo, el animalito cerró los ojos, lo que le pareció sumamente tierno y, tras soltar un comentario sobre lo bonito que era, siguió con los mimos.

Una vez que terminaron de cenar en el café, el grupo de tres salió para caminar por la zona bajo el cielo nocturno, entonces recorrieron los establecimientos de comida que se encontraban allí. Ya que aún no estaban completamente llenos y tampoco tenían prisa por llegar a casa, se detuvieron en un puesto de Taiyakis donde un minino se refugiaba, Heeseung no desaprovechó la oportunidad de pedir dos mientras que Jongseong y Jungwon solo encargaron uno para cada uno.

Con la mirada clavada en su hermano, Jungwon no podía dejar de pensar. Llevaba un rato con la misma situación rondando en su mente, la intriga y el sentimiento de haber hecho algo malo lo invadía, pero no pudo hablar de ello sino hasta que Heeseung estuvo lejos.

—Hyung, ¿de verdad no le molesta que Heeseung viniera?

Jongseong dejó a un lado su postre y lo miró fijamente.

—No me molesta, Jungwon. Heeseung hyung me agrada.

—¿Le gusta hablar con él?

—Sí. —Jay le sonrió y extendió su brazo para alborotar levemente el cabello del contrario—. Pero, sinceramente, me gusta más hablar contigo.

Jungwon abrió los ojos de par en par, sin saber cómo reaccionar ante tal confesión que lo tomó por sorpresa. Sintió sus mejillas calentarse, por lo que dirigió su atención de nuevo a Heeseung, quien se encontraba a unos metros frente a ellos todavía jugando.

Jongseong solo rio levemente y regresó a comer de su Taiyaki con helado de vainilla.

Pasaron unos segundos en los que el menor intentó estabilizar su corazón, que de repente latía con rapidez. Cuando lo logró, por fin articuló:

—A mi también me gusta más hablar con usted.

¡Hola! Por alguna razón no podía terminar de escribir este capítulo y finalmente hoy he logrado hacerlo (se llevaba casi un mes).

Nada más quería agradecer a las personitas que leen esta historia rara. Desde ahora les digo, ¡feliz Navidad!

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