Noche y día

Habían pasado dos semanas desde que Jimin fue contratado y él ya se sentía como pez en el agua.
Trabajaba los fines de semana y aunque a otras personas eso les molestara a él le parecía una bendición estar en un Club exclusivo y ser parte de staff.
Aquello le reportaba varios beneficios: ropa bonita, bebida, música...también se daba el placer de bailar de vez en cuando y muchos le habían halagado por su forma de moverse.

Su trabajo era fácil: Sólo tenía que estar pendientes de los clientes más exclusivos, que estuvieron cómodos, guiarlos hasta los reservados, regalar bebidas a quien creyera conveniente y sobre todo...

-Sonreír, Jimin. Sonreír mucho.

Le repetía El Jefe.

Y no era difícil porque a Jimin eso le salía de forma natural.

Aquella noche transcurría con normalidad. El rubio estaba supervisando una bandeja de bebidas que unos clientes especiales había pedido.
Las bebidas eran un poco extravagantes por eso Jimin quiso estar delante cuando el coctelero las preparó dándole indicaciones e incluso decorando alguno de los vasos.

De pronto alguien le toco por la espalda. Era El Jefe.

-Sigueme.- le ordenó.

Este echó un último vistazo a las bebidas y siguió a su jefe hasta una de las salas reservadas para dejar mobiliario inservible.
Allí, encerrados, su jefe se secó el sudor de la frente.

-Escúchame Jimin, tenemos un encargo muy delicado y te tienes que hacer cargo de él.

Jimin asintió.

-Vale, sin problema ¿de qué se trata?

No entendía por qué le había metido allá dentro.

-Hijos de políticos.

A Jimin tampoco le sorprendió mucho. Allí iban hijos de empresarios con mucho dinero. Hasta los mismos empresarios.

-No son 'hijos' normales, Jimin. Hay que tratarlos con delicadeza ¿Me entiendes?

-No.

-Suelen ser niños malcriado al saberse con el poder que sus padres tienen.

Jimin apoyo la espalda contra la pared y se cruzó de brazos.

-¿Qué quieres que haga?

-Tratalos mejor que cualquier cliente. Dales lo que te pidan. No dejes que se metan en líos. Quiero que estés con ellos todo el tiempo, Jimin.- El Jefe lo miró fijamente.- si dicen que quieren follar, consígueles una puta. Si te piden droga, habla con un camello. Si te piden que bailes con una sola pierna, hazlo.

Jimin se estaba agobiando.

-¿Cuántos son?

-Cuatro.

-¿Qué pasa si fallo?

El agobio de Jimin aumentaba. Se subió las mangas de la camisa.

-Nos pueden cerrar el local.-contestó.-Mira Jimin, yo se que tú aún no sabes como funciona este lado del muro. Este sitio me costó Dios y ayuda para abrirlo. ¡Estaba prohibido hasta hace poco beber alcohol! Cualquier lío, cualquier noticia negativa haría que lo cerraran.

Jimin puso sus manos encima de los hombros de El Jefe buscando tranquilizarle.

-Vale, no te preocupes. Pondré todo mi empeño en que esos chicos malos se porten bien. Te lo prometo.

Sonrió y El Jefe le devolvió la sonrisa.

-¿Cuando vienen?

-Tienen reserva para la semana que viene.

-Ok, pues adecuare un reservado especial para ellos.

El Jefe suspiró aliviado.

-Gracias Jimin.-lo abrazó y cuando le quitó el agarre lo miró serio.- ah, y por favor, que no se enteren de que eres un desheredado.

El rubio sintió cómo su corazón había dejado de latir por un momento.
En ese lugar no se sentía como un desheredado pero siempre había algo que le hacía volver a la realidad.
Normalmente era cuando se desvestia en su camerino volviendo a ponerse ropa barata y tenía que pisar aquellas mugrosas calles después de haber tocado el cielo con sus manos.

-Jimin.- El Jefe se había dado cuenta del cambio de rostro de su empleado.- Si todo sale bien, te recompensaré, te lo prometo.

Jimin asintió y salió de aquel habitáculo.

🎈🎈

Jungkook y Tae habían vuelto a hablar. El primer día que se vieron fue como si no hubiera pasado nada.
Nada de nada.
Ni el baile, ni la confesión ni siquiera la fiesta.
Todo quedó en el olvido.

Tae quería pedirle perdón al pelinegro pero no encontraba las palabras.
Jungkook simplemente estaba más callado de lo normal.

Aunque intentaban actuar normal él ambiente entre ellos se notaba enrarecido.
Además Tae tuvo que soportar de nuevo ver como Rose se tiraba al cuello de Jungkook uno de los días en los que estaban en aula recogiendo para, por fin, ir a casa.
Y le dolió más ver como su amigo no hacía por separarla.
Incluso la sonrió.
Por eso se levantó y se fue al baño a llorar.
Aquello era demasiado para él.

A Jungkook no le pasó desapercibido que su amigo se fuera así que hizo el amago de levantarse para seguirlo.

-¿Dónde vas?.- preguntó Rose un poco malhumorada.-Quedate conmigo...

La chica no se movió de las piernas del pelinegro y sus brazos no aflojaron alrededor de su cuello.

Jungkook ni siquiera contestó. Se sentía mal. No sabía porque había dejado a la morena sentarse encima de él.
Sólo el hecho de pensar que la había dejado para vengarse de Tae y su comportamiento la noche de la fiesta le hizo asquearse de sí mismo así que se levantó de golpe casi tirando a Rose suelo.

-Ehhhh.- se quejó esta.

Jungkook ni la miró cuando, por fin, salió del aula.

Tae seguía metido en el cubículo, con la tapa del baño bajada y él sentado encima.
Cabizbajo.
Las lágrimas caían por su nariz y el de vez en cuando las sorbia.
No quería hacer mucho ruido pero no podía evitar pequeños ruidos al sollozar.

Fueron esos ruidos los que alertaron a Park Hyung Sik , un chico que había entrado con intención de lavarse las manos después de haber comido.

-¿Hola? ¿Necesitas ayuda?

Tae se asustó un poco y no pretendía contestar pero Hyung-Sik insistió dando un par de golpecitos a su puerta.

-Oye mira...soy el delegado general del alumnado. Si alguien te ha insultado o te ha hecho sentir mal...

-Nadie me ha insultado.- se apresuró a decir Tae.

-¿No te habrán pegado?.- preguntó con tono asustado.

Tae sorbio de nuevo su nariz.

-No

"Ha sido mucho peor" pensó.

-Sal vamos.- le insistió Hyung Sik.- No puedo irme y dejarte ahí llorando...

El castaño sonrió.

La puerta se abrió lentamente.

-Hola.- saludó tímidamente Tae que tenía la nariz roja.

-¡Hola!.- el chico lo saludó con una simpática sonrisa.- ¿Estás mejor?

Tae asintió.

-¿Qui-quieres que te acompañe a fuera?

Tae asintió agradecido.
Si Jungkook seguía con Rose, si ni siquiera había tenido la intención de buscarlo,él no le debía nada.
Además, ya estaba harto de sentirse mal.

Los dos salieron del baño sonrientes y comenzaron a caminar por el pasillo.
No había mucha gente ya

-Qué raro, ¿por qué nunca te vi?

Se seguía preguntando Hyung Sik esta vez en voz alta.

-Yo a ti si.- contestó Tae.- Eres muy popular.

Hyung Sik rió

-¿Ah si?

-Sip.

Ya estaban llegando a la salida cuando Hyung Sik lo paró.

-Oye, no me has dicho tu nombre.

-Me llamo Park Taehyung,pero puedes llamarme Tae.

Tae estiró los labios haciendo ver unos graciosos hoyuelos a los lados de la barbilla.

-Yo soy Park Hyung Sik y... puedes llamarme cuando quieras.

Tae abrió la boca sorprendido. ¿Ese chico tan guapo se le estaba insinuando?
Hyung Sik rió sonoramente al ver la cara del castaño.

-No, en serio.- agarró con ambas manos una de las manos de Tae.- Si tienes algún problema, búscame.

Tae se había quedado embobado mirando la boca de Hyung Sik.

-Va-vale...

Fue en ese momento cuando Jungkook los vió desde lejos, jadeante al haber estado corriendo mientras buscaba a su amigo.

Al fin lo encontraba.

Tae enfrente de otro chico que agarraba su mano.
El mundo se cayó encima de Jungkook.
No quiso mirar más, se dió la vuelta y corrió hacia el lado contrario.

🎈🎈

Nota de la autora:

Quiero que se entienda que Jungkook y Tae son inexpertos. Tienen 17 años cada uno y todavía tienen mucho que aprender sobre ellos y sobre su relación.

Tae es más abierto pero más miedoso a causa de la sobre protección de sus hermanos mayores.
Jungkook es más cerrado y defenderá con uñas y dientes a las únicas personas que lo tratan como si fuera su familia.

No odieis a ninguno por sus actos o pensamientos.

Intento retratarlos lo más humanos posible.

Y de humanos es equivocarse 😌

*Fin de la chapa*

Ahora, por si no lo sabíais este es Park Hyung Sik y así cómo lo imagino:


Lau🐘

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