La llamada del amor
Tae y Jungkook se veían en el hospital a todas horas porque le habían rogado al personal pertinente que, por favor, les pusieran en la misma habitación.
Tae ya había salido de cuidados intensivos, ahora le iba a quedar una cicatriz en su abdomen y aunque parecía bastante fea el chico se sentía orgulloso de ella y la enseñaba cada dos por tres.
Menos cuando estaba Nam que todavía temblaba como una hoja al imaginarse la escena que tuvieron que vivir sus pequeños cachorros.
A Jungkook tampoco le hacia mucha gracia pero, cuando estaban solos, se dedicaba a besarla una y otra vez haciéndole un poco de cosquillas al castaño cuando los labios del menor rozaban su torso.
Esa mañana estaban tumbados cada uno en su cama, Jungkook leía uno de los libros que se debía leer para un trabajo del instituto y Tae, como siempre, estaba aburrido y quería salir de la cama.
-Vamos a dar una vuelta, Kookie, a ver si vemos a Ha-Neul.
Ha-Neul era una enfermera de edad avanzada que siempre iba con los labios apretado y el ceño fruncido pero que, cada vez que los veía, les regalaba un par de chocolatinas que solo se podían encontrar en el otro lado del muro.
-No puedo TaeTae.- dijo Jungkook sin dejar de mirar el libro.- Silvia llegará de un momento a otro
Tae se cruzó de brazos como el niño caprichoso que era.
-Otro interrogatorio.... Qué pereza.
Silvia y Jin estaban de camino para hacerle unas preguntas a Jungkook que el periódico de la castaña iba a publicar como una exclusiva.
Los medios de comunicación no habían hecho otra cosa que querer contactar con el menor.
La noticia había calado en la sociedad de ambos lados del muro.
El niño que perdió a su madre a manos de su padre y que estuvo sometido a malos tratos hasta que su mejor amigo lo salvó.
Y que este casi muere en el intento.
Realmente era una historia conmovedora.
También los políticos menos conservadores habían hablado con Jungkook y le habían prometido cambiar su situación y hacer lo posible por subsanar el error que, como sociedad, habían cometido.
El hijo desterrado de un héroe. Un inocente.
A Jungkook le chocaba toda la parafernalia montada en torno a él cuando, a su parecer, habían temas más crueles que no se tocaban en esa sociedad putrefacta,por ejemplo, el muro y la separación de clases y así se lo hizo saber al primer hombre, después de la guerra, que lideraba la oposición.
Por aquel hombre había sabido que la comunidad internacional no hacía más que poner sanciones por sus actos en contra de los derechos humanos y que por eso y también, como no, por la presión social cada día más concienciada, se convocaron elecciones.
Ya eran muchos años de tinieblas. Aquel país debía pasar página y avanzar así como sociedad.
Y el muro era un impedimento físico en aquella misión.
Jin y Silvia entraron en la habitación, que ahora estaba iluminada por el Sol de mediodía, los rayos se colaban por los ventanales dibujando líneas de polvo.
La primavera se estaba abriendo paso y la temperatura volviéndose ideal.
Tae, al final, se había marchado.
No soportaba la idea de seguir en la cama con aquel día tan bueno que hacía.
Así que le dijo que iría a suplicar a una de las enfermeras más simpáticas que habían que le dejarán dar una vuelta por aquel césped verde del jardín.
-¡Hola Kookie! .- saludo Jin sonriente.- Te presento a Silvia, la periodista de la que te hablé.
Silvia se acercó a Jungkook y extendió su mano sonriente.
-Me alegra conocerte y siento mucho lo que has tenido que pasar.- le dijo un poco emocionada .- Si te soy sincera lloré cuando supe tu historia.
Jungkook bajó la cabeza tímidamente. Tenía la sensación de que la gente exageraba con ese tema.
Echando la vista atrás él no sentía su tragedia tan tragedia.
El hecho de que el pelinegro le quisiera quitar hierro al asunto ponía de los nervios a sus amigos.
No. No era normal lo que había vivido y si se quería recuperar tenía que ser consciente de ello.
-¿Te encuentras con ganas de responder a algunas preguntas? .- preguntó Jin mirándolo con preocupación, inspeccionandolo como un médico
-Si
Silvia se colocó a su lado y sacó su vieja grabadora plateada. La puso sobre la pequeña bandeja que había entre la cama y la silla donde se sentaba la castaña.
-Empecemos pues..¿Que recuerdos tienes sobre la relación de tus padres?
Jungkook tragó saliva.
Esto iba a ser más difícil de lo que imaginó.
🎈🎈
La noche era joven por lo menos para Jackson, Taemin, Chanyeol y Eun Woo.
A este último su primo le tendió una emboscada pues le dijo que irían los dos solos cuando no fue así.
Casi lo mata con la mirada cuando vio llegar el coche deportivo de Jackson.
Ir con Taemin y Chanyeol podía soportarlo pero Wang...
Jackson Wang era el ser más repulsivo que había conocido.
Aún así con la esperanza de verse con Jimin subió al coche.
Todos los saludaron menos Jackson que lo miró por el retrovisor con un interés que a Eun Woo puso nervioso.
A punto estuvo de preguntarle si es que tenía algo en la cara y no se había dado cuenta pero de pronto Wang sonrió mientras hizo un gesto con la cabeza.
Como si reconociera a un rival.
Eun Woo no le sonrió, por supuesto. Preferiría un millón de veces haber ido andado a Pink Swan pero ahí estaba al lado de su escandaloso primo.
-Necesito una puta esta noche, tengo que desahogar el estrés de mis estudios en ella. - dijo emocionado.
Cuando se hubo cerciorado que todos estaban sentados arrancó.
Eun Woo volvió a sentir la mirada de Jackson por el retrovisor así que dejó su mirada en un punto fijo de la ventanilla.
El paisaje iba pasando más rápido de lo normal.
Al parecer Jackson tenía ganas de llegar.
-Eun Woo.- el pelinegro tuvo que obligarse a mirar en dirección al retrovisor.- ¿Encargamos una puta para ti también?.- Jackson giró un poco su cabeza para intentar mirarle.- ¿O prefieres un puto?
Todos rieron incluso su primo.
-Prefiero que te calles la boca.- masculló Eun Woo con ganas de añadir que parara el coche y lo dejara salir.
Su primo le dió un codazo serio y Eun Woo chasqueó la lengua.
La ilusión por ver a Jimin de esfumó de repente. No quería que el chico que había colapsado sus pensamientos durante las últimas semanas lo viera llegar con semejantes orangutanes.
Estaba seguro, además, que Jackson volvería a intentar humillar a Jimin.
El puto homófobo de Jackson... Eun Woo le aplastaria la nariz con su puño si no fuera porque después su madre se la aplastaria a él.
Jackson apretaba con fuerza el volante.
Tanto que sus nudillos estaba poniéndose blancos.
El maldito niño mimado de Eun Woo con su cara perfecta le acababa de pegar un corte delante de sus amigos.
Otro punto más que sumar a su dulce venganza.
Aparcaron en la zona VIP y entraron por la puerta VIP, como no.
El Jefe los recibió con los brazos abiertos y sonriente.
-¡Sabia que volveríais!
Eun Woo comenzó a buscar con la mirada por encima de las cabezas de sus acompañantes.
No lo vió y eso le generó una gran contradicción.
Necesitaba volver a ver a Jimin, verlo sonreír viniendo hacia él.
-Preparanos el reservado que cogimos la última vez.- pidió Wang e hizo que Eun Woo saliera de sus pensamientos.- Y tráenos a ese chico rubio para servirnos....
Un cosquilleo nervioso recorrió el cuerpo de Eun Woo.
¿Que pretendía Jackson?
-Imposible lo del chico.- dijo El Jefe.- Hoy no ha venido
-¿Qu-Que le ha pasado?
Eun Woo no pudo retener la pregunta en su boca, Jackson se giró para mirarlo sorprendido por el interés.
-Problemas familiares.
-Vaya, pues es una pena porque sin duda es el mejor trabajador que tienes.- dijo Jackson que en realidad estaba decepcionado pero no por ese motivo.- Tráenos entonces a una puta para cada uno ¿De esas tienes,no?
-De esas de sobra
Eun Woo tocó el hombro de su primo.
-Voy a llamar a un Taxi.- le susurró mientras los otros chicos hablaban sobre qué tipo de puta querían.- Paso de esta mierda
-Pero Eun Woo, si acabamos de comenzar...
-Lo siento, primo.
Eun Woo interrumpió la conversación para preguntarle al Jefe por el teléfono mientras Jackson lo miraba sonriente.
-Ven, te acompaño, es un poco difícil de llegar a él - se giró hacia los otros chicos.- Sentaos, sentaos...ahora os traigo unas cuantas de las mejores para que elijais. Y pedid lo que querías que a esta ronda invita la casa.
Los tres chicos más relajados se sentaron pero Jackson no quitó la mirada al pelinegro que siguió a Él Jefe la sala hasta perderse por una de las puertas del personal.
🎈🎈
-Aquí tienes el teléfono.
Cuando El Jefe se iba a ir para dejar intimidad al pelinegro este lo agarró por el brazo.
-Dame el número de Jimin.- no fue una petición, más bien una exigencia
El Jefe palmoteó amistosamente la mano que agarraba con desespero su brazo.
-No es posible, cariño
-¿Por qué? Soy su amigo.
-Jimin no quiere que de su número de teléfono.
Eun Woo cerró los ojos con amargura en su rostro.
-Necesito hablar con él, Jefe.
El Jefe lo miró por un instante, valorando si darle el número y que ese niño cerrara su boca ya.
-Lo siento.
Se iba a dar media vuelta cuando Eun Woo le dijo a voz en grito.
-Haré que mi madre lo mencione en su programa.- se besó los dedos cruzados.- se lo prometo.
El Jefe se giró despacio.
Esto que iba a hacer no era bueno pero podría ponerle cualquier excusa a su trabajador.
-Espero que cumplas tus promesas.
-Se lo juro.- Alcanzó una servilleta.- Déjeme un bolígrafo.
El jefe sacó uno de la parte anterior de su abrigo y lo estiró hacia el menor.
Después fue deletreando número por número.
Se alejó de la zona dejando a Eun Woo satisfecho marcando el número de teléfono de Jimin.
Si la madre del chico le iba a hacer publicidad gratis ya tenía que estar pensando en ampliar el local.
🎈🎈
No tardaron en cogerle el teléfono. Solo dos tonos bastaron.
-Casa de los Park.
A Eun Woo le temblaron las rodillas al escuchar la voz de Jimin que por teléfono sonaba más angelical si pudiera.
-Jimin, soy Cha Eun Woo
Al rubio casi se le cae el teléfono de la mano.
-¿Co-como has conseguido mi número?
-Lo siento, estoy en el Club.- confesó.- Tenía la esperanza de verte pero El Jefe me dijo que no pudiste venir ¿Está todo bien? ¿Te puedo ayudar en algo?
Escuchó el suspiro de Jimin pero no pudo valorar si era de cabreo o de qué.
-No, no puedes, Cha.
-No te enfades con El Jefe.- le dijo.- Lo he sobornado para que me diera tu número.
Jimin sonrió un poco.
-Yo sólo estaba preocupado por ti-dijo el pelinegro
-Gracias, pero todo está bien
Jimin sentía como su muro se iba rompiendo. Lo empezó a hacer desde el día que Suga lo rechazó y quiso correr a los brazos de aquel chico que le estaba brindando las mismas sensaciones que sintió con su ex-novio.
-Ya sé que me dijiste el otro día que no querías nada serio.- se anticipó Eun Woo.- pero no puedo evitar tener ganas de verte.
Los trozos de muro caían en grandes cantidades delante de Jimin. La sonrisa le comenzó a temblar.
-¿No vas a decirme nada?
-No
Escuchó al pelinegro chasquear su lengua.
-Confirmame al menos que tú sigues sin querer verme.
Jimin suspiró con fuerza.
-No puedo.
-¿No puedes qué?
-Confirmartelo.
Al fin Eun Woo sonrió aliviado.
-Entonces ¿Cuando nos podemos ver?
-No lo sé, Cha, ahora estoy ocupado.
-Te llamaré este fin de semana ¿Vale?
A Jimin le sudaban las manos.
-Vale...pero hazlo por la noche.- se apresuró a decir.- Por el día no estaré en casa.
-Entendido.
-Ahora te tengo que dejar.- dijo Jimin.- Gracias por llamarme.
-De nada, cuídate Jiminshi.
Eun Woo colgó cuando escuchó los pitidos con una gran sonrisa en la cara.
Se veía cada vez más cerca de conseguir tener a Jimin de nuevo entre sus brazos.
Sin embargo el rubio tuvo que sentarse en una de las sillas para no caerse. Las piernas le temblaban.
Una oleada de sentimientos recorrió su ser. Buenos y malos. Todos contradictorios.
¿Que coño estaba haciendo con su vida?
¿Tan desesperado estaba?
Llegó a la conclusión de que si.
Estaba desesperado por amar.
Estaba desesperado por ser amado.
🎈🎈
Jungkook y Tae estaban uno encima del otro dándose pequeños besos. Con las batas del hospital abiertas por la espalda Tae acariciaba la musculatura de Jungkook, apreciando cads centímetro de su piel.
-¿Tendremos una cita formal cuando salgamos de aquí?
Le preguntó el pelinegro que era el que estaba encima de Tae con una mano puesta en su frente para poder admirar así los bellos ojos castaños de su pareja.
-Por supuesto.- sonrió Tae.- Y espero que en esa cita formal me pidas formalmente ser tu novio formal.
Jungkook enterró su cara en el hombro de Tae, avergonzado.
-Yo no sé hacer eso....se me dan fatal las formalidades,TaeTae ¿Por qué no lo haces tú?
-Por esto.- dijo subiéndose un poco la bata dejando la cicatriz que lucía un mejor aspecto al aire.- Porque casi muero por tu amor.
Jungkook miró la cicatriz y la tocó con todo el cariño que podían dar sus manos
-Supongo que me lo estarás recordando toda la vida.
-Supones bien, Kookie
Jungkook se quitó de encima de Tae para acurrucarse a su lado.
-Pasé tanto miedo...
El castaño juraría que su novio iba a llorar y le acarició el pelo.
-Ya pasó, ya estamos bien, estamos juntos, Kookie
Pero a Jungkook las lágrimas ya le caían grandes y gruesas.
-Jo, si lo llego a saber no te enseño la cicatriz, perdoname
Jungkook se secó las lágrimas
-Lloro de alegría.- confesó sonriendo.- Estoy feliz de estar aquí contigo. Estoy feliz Tae.
-Yo también...tan feliz que volviera a repetir lo que hice un millón de veces más.- Tae acariciaba la mejilla de Jungkook.- Porque te quiero, Kookie. Te quiero para siempre.
-Yo también te quiero para siempre,TaeTae.
Se fundieron en un beso que cada vez se sentía más experto. Sus bocas se reconocían después de haberse dando todos los besos que se debían.
No querían beber de otro lado que no fuese aquel manantial que los desbordaba.
Necesitaban sentirse, sus caricias era profundas y pesadas.
Querían fundirse el uno en el otro.
Pero ellos eran conscientes de que debían esperar porque aquel momento tenía que ser el más especial de su relación y así, jugando con sus cuerpos, aprendiendo a amarse los chicos se quedaron dormidos.
Les daba igual que las enfermeras los abroncaran en la mañana al verlos apretujados en la misma cama.
Ellos no iban a separarse, nunca más.
🎈🎈
Lau 🐘
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