De confianza || y conflictos

Nam daba patadas a una lata mientras caminaba en círculos alrededor de la gasolinera donde trabajaba. Quizá no era lo más profesional pero era de noche y aparte de las luces tenues que colgaban no se veía nada más que penumbra a su alrededor.
Intentaba no pensar mucho en la nueva situación que reinaba en casa con Jimin queriendo ir a trabajar al otro lado del muro, con su negativa rotunda y con el posterior enfado de el rubio.
Recordó el portazo que dio el rubio antes de salir diciendo que él no tenía ningún derecho a prohibirle nada.
¿Tenía razón su hermano?
Odiaba ser siempre el malo de la película. Odiaba la cara con la que Tae lo miró.
Siempre se ponía del lado de Jimin.
Le dio una última patada a la lata y esta se perdió en la oscuridad justo cuandñ las luces de un coche se acercaron hasta él.
Nam se preparó para recibir al cliente sin ánimo de sonreír aunque cuando vio quien manejaba no pudo evitar que sus ojos brillaran.
Cuando el coche se colocó a su lado, el conductor bajó la ventanilla y sonrió.

-Hola Nam.- Un hermoso Jin saludo con su gran sonrisa.- ¿Querías verme?

Nam quedó paralizado por un momento, Jin había adelgazado mucho y tenía el pelo bastante largo, sobre todo la parte del flequillo que le tapaba medio ojo.

-¿Ahora te has vuelto otaku? .-le preguntó sonriente.

Jin carcajeó.

-Nunca he dejado de serlo.

Se miraron intensamente por unos segundos mientras sus sonrisas se iban apagando.

-Jin yo...

-Chss..no digas nada Nam. Lo sé.- cogió la mano de Nam que estaba posada en ventanilla.- ¿Para que querías verme?

Nam salió del trance.

-Es Jimin.

SeokJin le presto toda su atención.

🎈🎈

Jimin sollozaba en el hombro de Hoseok que lo abrazaba fuertemente.
Había pasado de la más absoluta ira hasta este punto dónde incluso le costaba respirar.
Se separó de su amigo para doblarse ante las arcadas que sentía. Su cuerpo pedía a gritos oxígeno.

- Calmate, por favor, Jimin.- Hoseok tocó su espalda.- tu hermano recapacitara.

Jimin inspiró aire poco a poco. Sus fosas nasales ya estaban comenzando a desentaponarse cosa que sus pulmones agradecieron.

- No es justo. Nada es justo. -Soltó un quejido lastimero mientras se frotaba el ojo con el dorso de la mano.- ¿Por qué no podemos ser libres para hacer lo que queramos? ¿Por qué tenemos que escondernos para bailar?

Miró a su amigo que había agachado la cabeza con tristeza y apretaba los puños.

El sótano donde iban a preparar sus clases de baile clandestinas seguía lleno de polvo pero por fin estaba vacío. Habían conseguido vender todos los trastos viejos y con el dinero comprarían la pintura para las paredes.

- Lo siento Hoseok, no te mereces esta dosis de negatividad.

Hoseok sonrió ladino.

-¿Crees que no se me pasa por la cabeza todo eso que dices? Pero tenemos que luchar. Luchar por un mundo mejor.- miro a su alrededor.- aunque sea desde este cochambroso sótano.

- Nuestro sótano.- Apuntilló el rubio.

Se miraron. Jimin había dejado de llorar.

- Nuestro microcosmos.- Sentenció Hoseok mirando al techo con millones de lucecitas brillando en sus ojos.

Y a Jimin se le empezaron a venir ideas a la cabeza. Una detrás de otra. Cada una mejor que la anterior.
Y comenzó a ver las clases, los niños desheredados bailando en vez de estar deliquiendo por la calle.
Comenzó a ver las paredes llenas de gráffitis hechos por Tae, Suga y Jungkook.
Todo el mal se fue.
Volvería a hablar con su hermano. Él tenía que recapacitar y dejar queo trabajara al otro lado del muro.
Porque de ello dependían muchas vidas presentes y quizá futuras.

🎈🎈

Nam se quedó un poco más tranquilo al saber que Jin controlaría a Jimin en su aventura al otro lado del muro.
Haberlo visto le había hecho feliz aunque extrañaba tocarlo como antes hacía, como cuando eran pareja.

Sacudió su cabeza para quitarse de encima esos pensamientos. Su relación era imposible, algo que estaba prohibido.

Desde la formación del muro los desheredados y los herederos no se podían mezclar. Ellos eran una raza inferior que solo desprendían dos clases de sentimiento: asco y pena.

Nam no sabía cuál era peor.

Otro coche se acercó a repostar gasolina. Nam pudo oler el problema desde lejos pues escuchaba la música y conforme se acercaba el conductor comenzó a pitar sin sentido.
Pararon frente al surtidor, desde su posición pudo divisar cuatro cabezas dentro.

-Eh tú, mugre desheredada. Lléname el depósito.

El peligris apretó sus puños que estaban metidos en su chaqueta pero tuvo que sacar uno de ellos cuando el piloto le tiró las llaves del coche a la cara.
Nam las cogió al vuelo.

-Ni se te ocurra tocar el coche con tus sucias manos, desheredado. Si lo haces lo limpias con la lengua ¿de acuerdo?

Nuestro protagonista había aprendido a no responder, a hacer oído sordos a provocaciones. No eran muchas las ocasiones en las que los 'herederos' venían a molestar pero las veces que lo hacían Nam se iba con una sensación de devastación a casa.

El depósito se llenó rápido mientras los cuatro ocupantes habían salido a estirar las piernas y a orinar.
Uno de ellos lo hizo en una de las paredes de la garita donde se metía Nam cuando no había mucho que hacer.

Eran muy jóvenes. Seguramente fuese su primera vez en este lado.

-Oye, desheredado.- el piloto de pelo rojo se acercó estirando la mano y Nam le dió las llaves.- ¿Dónde podemos divertirnos en este lado del muro?

Nam levantó una ceja.

- ¿A que te refieres?

Los demás se habían acercado a escuchar la conversación.

-Que cómo os divertís la mugre.

Los demás rieron como tontos dándose palmadas los unos a los otros ante la 'ingeniosa' frase del que parecía el líder.

-Creo que aquí no vais a encontrar el tipo de diversión que buscáis.

- ¿Ah no? .- el pelirrojo se le acercó amenazante.- pues yo creo que sí...

Nam tragó saliva pero no estaba dispuesto a bajar su mirada.

-¿Qué quieres? ¿Pegarme? ¿Esa es la diversión que buscas? Pégame entonces .- El heredero subió su puño .- pero no olvides que hay cámaras y que por muy heredero que seas tus padres tendrán que pagarme por cada golpe que me des.
Y seguro que tu padre te pegará a ti multiplicado por dos cada billete que me tenga que ingresar a mi cuenta bancaria -Sonrió al ver la ira del heredero en sus ojos.- Así que hazlo. Exponte a ello. Vamos. - Puso su mejilla y se inclinó un poco con las manos en su espalda.- Lo estoy deseando. -El heredero bajó el puño.- Quizá con ello me pueda comprar un coche como este.

Los amigos del pelirrojo estaban blancos al ver a su líder retroceder así que uno de ellos le dió un golpe en la espalda y le obligó a dejar de mirar a Nam.

-Se te olvida pagarme, heredero.- dijo Nam cuando se disponían a subir de nuevo al coche.

Uno de ellos sacó la cartera y tiró unos cuantos billetes al suelo de forma despectiva.

- Hoy te has librado pero no olvides nunca cual es tu sitio, basura.

El coche arrancó y los herederos se fueron dejando a Nam temblando de arriba a abajo.
Recogió los billetes del suelo rezando porque sus amigos hoy no salieran de casa por la noche.
Debía avisar a Suga:
Los herederos estaban de caza, de nuevo.

🎈🎈

A partir de este capítulo podréis leer flashbacks.

No os preocupéis, están debidamente señalados.
Siempre pondré la palabra *Flashback* Al principio del mismo y *Fin de flashback * al final.
Además estarán escritos en cursiva.

¡No os salteis porque cuentan mucho sobre la historia y personalidades de los chicos!

Por cierto, se viene drama. ¡Agarraos!

🐳

Si os está gustando esta historia, dejadme una estrellita, porfi.
Me hace mucha ilu ^^

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top