Capítulo 18 ¿Un plan maestro? (André y Golondrina)

- ¡Esto es muy malo!-masculló Golondrína mientras examinaba el cadáver para confirmar su mayor temor acerca de la criatura. Esa última oleada de asesinatos se había cobrado la vida de cuatro jóvenes. Las primeras tres presentaban el sello de la bestia, ojos hundidos y marcas en el cuello, la cuarta por otro lado mostraba signos de extrema violencia que desconcertó a la guardia llevándolos a plantearse la posibilidad de que otro asesino hubiera entrado en juego, esto sumado a los recientes informes sobre la desoladora capacidad curativa de la aberración había hecho mella en la moral de la guardia y como no,en la pequeña detective.

-Como si no tuviéramos suficiente con ese puto engendro- masculló el segundo al mando de la guardia antes de escupir.

-No lo creo, ese olor aun prevalece en los cadáveres- le comentó colocándose un paño húmedo en la nariz a modo de mordaza para filtrar el aire- Sí, es el Sarok¿pero por qué ha decidido cambiar su modus operandi?

-Tal vez la pérdida de su amo lo haya desconcertado- propuso antes de que Golondrina negara levemente mientras le explicaba que su alimentación no se podía condicionar por factores externos que no influyeran directamente a las presas.

-Algo se me escapa- pensó mientras deslizaba las manos por la cara marcando aun más sus pronunciadas ojeras- No había dormido mucho en los últimos días fruto de la culpa y la frustración que le provocaban el haber sido engañada por ese sujeto.

-Maestra, creo que debería descansar un poco- le aconsejó su alumno posándole una mano en el hombro. Esta le respondió que no podía ya que se sentía responsable de la muerte de esas mujeres y por lo tanto debía acabar con el problema antes de plantearse siquiera descansar. En aquel momento algo gelatinoso y pestilente llamo su atención

- ¿Qué es esto?- se preguntó asqueada antes de girarlo y toparse con un ojo azul semejante al de un lagarto levemente quemado- curioso- murmuró recorriendo la escena del crimen hasta toparse con una extraña flor que yacía en la esquina del callejón -¿Que flores son estas?- le preguntó a su superior intrigada mientras sus ojos desprendían un moribundo brillo.

-Se las conoce como Jaulas de la Lujuria, su funcionamiento es muy simple, absorben luz durante el día causando que su capullo se cierre y adopte una tonalidad ceniza para liberarla como un fogonazo abrasador que deja incapacitado al agresor solo debes tirar del tallo de la planta. Su nombre hace referencia a las primeras en emplearlas, o sea, las prostitutas.

-André tráeme los informes sobre esa cosa- le pidió sin dejar de examinar la flor. El muchacho la miró de reojo antes de que su tutora se lo repitiera asestando un golpe al suelo.

-No se que esperas encontrar, tu misma dijiste que no tenia ningún punto débil- le comento intrigado y con cierto enojo tendiéndole los pergaminos.

-Y no lo tiene pero creo que podríamos crear uno según los informes ese cabrón es capaz de curarse a un ritmo pasmoso lo que lo hace inmortal pero también sabemos que esa regeneración de tejidos y huesos no es instantánea ni conjunta, necesita curarse primero la herida más longeva André pero ¿que pasaría si esa herida se volviera a abrir?- le preguntó mostrándole el ojo. El chico esbozó una leve sonrisa ocultando un bote blanco donde se podía leer cloroformo en su gabardina con un rápido movimiento de muñeca.

-Entonces...

-Sí, ese engendro no es inmortal- le comentó emocionada antes de abrazarlo.

-¡Sí, lo haremos volar en mil pedazos!- gritó desquiciado abriéndose la chaqueta mostrando varios frascos de nitroglicerina.

- Nitro... Nitro...tartamudeó pálida antes de salir corriendo seguida de todos los guardias.

-Ehhh,... esperad solo es...mierda se han ido bueno, más para mi me pregunto qué tendrán en contra de las nuevas botellas- pensó mientras echaba un trago- Qué bueno esta, ahora entiendo el porque del envase. Esas chicas no solo saben usar la lengua también piensan.

Tras llegar al castillo Golondrína puso en marcha su plan reuniendo casi todos los componentes en un tiempo récord. Sin embargo, el más importante se le escapaba, este consistía en dar con un cebo convincente para el Sarok ya que las mujeres de la zona se mostraban reticentes a participar en la operación. La pequeña detective tuvo que tirar de lo que tenía, tarea ardua, ya que todos huían nada más verla cargar con el complicado estuche de maquillaje.

- Me pregunto donde ira-murmuró Eric haciendo que Golondrina frenase en seco levantando una pequeña nube de polvo antes de retroceder girándose hacia el cazador mientras sonreía maliciosamente

- Eric he oído que te gustan mucho las chicas puedo conseguirte a una colibrí o en su defecto un huevo de chocolate solo necesito que me hagas un pequeño favor.

- Tengo chocolate y en cuanto a las chicas Lucía dijo que haría algo bastante curioso con un palo de golf y unas tenazas

-Este chocolate no es como esa mierda que coméis por aquí ya que lleva azúcar- le explico con una amplia sonrisa

-¿Azúcar qué es eso?-preguntó desconfiado

-Son unos polvos mágicos que dan un buen subidón.

- Interesante, cuéntame más- le comentó antes de que un grito de desesperación resonara por el viejo pasillo a la vez que una sombra se precipitaba sobre ellos ocultándose tras Eric.

-Ten cuidado a mi también me prometió uno y termino siendo un trozo de cerámica con joyas¿quien coño se come eso?- le advirtió bufándole a su maestra

- Entiendo que te presentas voluntario- le comento seria sacando una brocha

-Bueno... también es una chica de palabra a si que yo que tu ni me lo pensaría.

- Sí,... claro,¿ que tengo que hacer?- dijo babeante pensando en su jugoso premio

Horas después Eric se arrepentía de no haber preguntado cual era el pequeño favor

- ¡Puta niña con complejo de enanismo-! masculló mientras lanzaba miradas nerviosas a ambos extremos del callejón, ahora sumidos en la bruma

-Más vale que aparezca pronto sino creo que lo mataré- pensó apretando los puños mientras se recostaba en el alfeizar de la ventana a esperar a que el Sarok mordiera el cebo a decir verdad se parecía bastante a una chica aunque hubiera gastado todo el maletín en el proceso estaba segura de que merecería la pena.

-¿Es seguro?¿ el estará a salvo?- pregunto Lucía angustiada agarrando la manga de André.

-Claro, la ciento setenta y tres no suele fallar recuerdo una vez que la usamos para cazar a un licántropo y... ¡claro que estará bien! Golondrína no deja cabos sueltos a la hora de ejecutar los planes- le aseguró sonriente aunque el caso del licántropo era el ejemplo perfecto de que todo podía salir mal

Tras este comentario todo quedo sumido en un pesado silencio que solo era quebrado de vez en cuando por el aullar del viento o el croar de las ranas en el lejano lago. La niebla no había tardado en apoderarse del callejón cegándolos casi por completo haciendo que un sentimiento de inseguridad se apoderada de sus mentes dando pie a que en más de una ocasión dispararan a través de la misma afirmando haber sentido a la aberración. El abrumador silencio junto a la intensa humedad hacían de ese un entorno asfixiante digno de cualquier pesadilla.

-Ya viene- susurró moviendo levemente la oreja tras captar ese mortecino sonido que bailaba en la brisa, su dominio sobre el viento hacia de ella la persona idónea para afrontar ese tipo de situaciones.

- Eric- murmuró Lucía llevándose las manos al pecho mientras una gota de sudor resbalaba por su frente y un jadeo angustioso se hacía presente en la zona

- Esperad la señal- les ordenó reuniendo aire en la suela para amortiguar la caída antes de lanzarse a por el cazador ya que nada más tocar el suelo la aberración surgió de la niebla dirigiéndose hacia el muchacho bajo la atenta mirada de los guardias y de Lucía

- Detective- la llamó Eric mientras el sudor empapaba su rostro. La bestia clavo ambos picos en el suelo mientras lo miraba fijamente antes de abalanzarse sobre el con la intención de empalarle el cuello pero para su sorpresa solo logro agrietar los cantos. Al levantar la vista se topó con Golondrina la muchacha le sacó la lengua antes de correr hacía la pared para impulsarse dentro de uno de los balcones mientras agarraba fuertemente a Eric.

- Esperad, esperad- les ordeno André sin perder de vista los movimientos de la criatura que consistieron en encalomarse a la pared y comenzar a rebotar ganando velocidad volviéndose una silueta difusa que se aproximaba peligrosamente al balcón- ¡Axel! ¡ahora! gritó a la vez que el callejón se cristalizaba haciendo que la criatura perdiera el equilibrio estrellándose contra el suelo. La cristalización terminó por sellar ambas salidas atrapando a la bestia en su desesperada huida

- ¿A qué esperáis?¡vamos, vamos!- les gritó la pequeña detective destapando una enorme lente y una caja repleta de Jaulas de la Lujuria. Tirando del tallo de una de estas provocó un intenso fogonazo que derritió los ojos de la criatura encharcando el suelo. Esto fue seguido de decenas de destellos y del tronar de los arcabuces cuyas balas hacían trizas su carne causando que bramara de dolor. La hipótesis de Golondrína era acertada ya que solo intentaba regenerar las heridas de sus ojos ignorando las demás. La pequeña detective esperaba mantener el ritmo hasta acabar definitivamente con el monstruo pero para su sorpresa tras unos minutos el cristal comenzó a resquebrajarse quedando reducido a polvo. Axel les advirtió que era imposible mantener un lugar amplio bajo la influencia de la runa por mucho tiempo. Esto causó que la aberración se encalomara nuevamente a la pared rebotando de un lado a otro, ganando velocidad antes de estrellarse contra el balcón de enfrente masacrando a todos los allí apostados. Se dirigió hacia el exterior arrastrando uno de los enormes cristales que le lanzó a Golondrina con la intención de aplastarla. La pequeña detective apretó los dientes a la vez que saltaba al exterior para confrontar el ataque, reuniendo viento en sus pies antes de pisar el enorme cristal. Lo empujó contra el suelo para, a los pocos segundos, asestar un talonazo en la cabeza de su agresor estrellándolo contra los cantos a la vez que se apoyaba en la pared y se impulsaba una última vez para llegar junto a él haciendo aparecer una catana que coloco sobre su brazo.

-¡Punzada sísmica!-Grito con todas sus fuerzas mientras la punta de la hoja se recubría de diamante consiguiendo atravesar la piel de la criatura antes de desencadenar una descomunal honda sísmica que causo desperfectos en decenas de edificios antes de arrollar el viejo santuario. -Espero que funcione... ¡No pienses en eso!- se dijo a si misma soltando la espada y cruzando los brazos acariciando el aire con sus dedos sin perder de vista al Sarok que comenzó a regenerarse antes de aproximarse despavorido para masacrar a la pequeña detective pero cuando solo los separaban unos metros la muchacha tiro del aire haciéndolo explotar en mil pedazos. Exhausta unas lágrimas recorrieron sus mejillas mientras mascullaba un nombre que se difumino por el sonido de la lluvia





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