Capítulo 17 Un desenlace inesperado (André y Golondrina)
Entrada norte 9:00 AM Golondrina aguardaba ansiosa el momento de seguir con su investigación ya que sentía que se ahogaba al no progresar aun así el iniciar dicha actividad no dependía exclusivamente de ella.
-¿Donde se habrá metido? Habíamos quedado hace una hora- murmuró la detective mientras daba pequeños golpecitos con el pie eso la relajaba al igual que las pipas o el café. Tras unos minutos que se le hicieron eternos pudo divisar al chico entre la bruma, pensaba gritarle pero conforme abrió la boca el muchacho metió un croissant de chocolate.
-No deberías pensar con el estomago vacío.
-Cállate, tú no piensas de ninguna de las dos formas- masculló a duras penas antes de llevarse las manos a la boca y sacar el croissant para a los pocos segundos propinarle otro mordisco salpicando sus mejillas y nariz de chocolate- Bueno ¿por dónde íbamos?- le comentó antes de suspirar.
-Tenemos una cita con el párroco en media hora- le recordó quitándole un poco de chocolate del lado izquierdo de la nariz. La chica infló sus mofletes antes de espetarle que simplemente podría habérselo dicho ya que era mayor para limpiarse sola.
Tras discutir unos minutos la pareja se detuvo frente a una fachada ricamente adornada con grabados de peces y mamíferos marinos, aunque lo más asombroso era que en lugar de la puerta había una pequeña cascada que dejaba entrever un bello jardín
-Y yo que pensaba que estos sitios estaban sumido en las tinieblas y en imágenes escalofriantes- murmuró Golondrina dirigiéndose hacia la barrera de agua con las manos en los bolsillos del pantalón. La muchacha esperaba quedar empapada pero para su sorpresa el agua se apartó creando dos torrentes dejando a la vista una imagen más nítida del lugar. Se trataba de un enorme salón con estanques colmados de flores de loto a ambos costados, al levantar la mirada se topó con dos hileras de vidrieras de colores- ¡Impresionante!
-Nuestro dios es hermoso ¿por qué su casa no puede reflejar esa belleza?- le comentó Oswald desde el otro extremo del pequeño jardín. A la detective le llamó la atención tanto la gasa en su ojo derecho, como el hombre de baja estatura, de cabello cano, con la piel agurrada y las manos temblorosas que lucía una sotana negra y se apoyaba a duras penas en un bastón que se encontraba a su lado.
-Bienvenidos hijos, espero disfrutéis de vuestra estancia, en qué puedo ayudaros- les comentó el párroco con una leve sonrisa antes de ofrecerles un caramelo
-Gracias Excelencia pero... antes de que pudiera negarse el hombre ya se lo había metido en la boca.
-Disfrútalo pequeña y en cuanto a tí tenemos mucho de que hablar señor detective- exclamó colocando una mano en la espalda de André guiándolo hacia el otro extremo.
-Sí no fuera tan viejo lo apalearía- pensó chupando el caramelo a la vez que se giraba hacia el ayudante exigiéndole que respondiera a sus preguntas ya que estaba al límite de su paciencia y cualquier cosa podría hacer que explotara.
-Bueno, usted dirá, aunque será mejor que se de prisa ya que tenemos que preparar la misa- le aclaró palpándose la gasa.
-Primero ¿qué es esa peste? - preguntó arrugando la nariz ante la terrible fragancia
-Colonia hecha de Flores de Luna, setas wat pinj y algún que otro ingrediente secreto
-Aja ¿y lo de tu ojo?- preguntó tapándose la nariz
-Nada, una quemadura con aceite, algo sin importancia mientras ayudaba al médico en la preparación del tratamiento del maestro. No se demasiado de medicina pero ayudo en lo que puedo- explicó encogiéndose de hombros
-No quiero ser maleducada pero ¿qué le ocurre a tu maestro?- murmuró mirando de reojo al anciano que hablaba alegremente con su ayudante
-El síndrome de Tamaeki ( Suspiro de dios) es una especie de enfermedad cardiaca bastante peculiar que se caracteriza por quedarse paralizado antes de que el corazón se detenga- le explicó realizando varios ademanes con la mano- Aunque este horrible final se puede evitar utilizando las flores de los enamorados para paliar los síntomas dejándola dormida. Hasta el momento ha funcionado pero no se cuanto aguantara, ya tiene una edad,... la verdad.
-Una última pregunta he oído que tienes un perro, podrías decirme cómo se llama- le preguntó con mirada inquisitiva acariciando su pulsera.
-¿Un perro? Déjame pensar- le dijo llevándose ambas manos a la espalda antes de realizar una leve mueca de dolor- Ah sí, mi pobre Toby- le comentó antes de que una lágrima resbalara por su mejilla causando que Golondrina se relajara levemente.
-¿Ha confesado a alguna prostituta últimante?- le pregunto André sin perder de vista al anciano que se rascó la barbilla pensativo dejando entrever una marca de aguja.
-Sí, creo recordar que unas cinco o seis por día aunque había una muy curiosa ya que nos visitaba con bastante regularidad... - le comentó antes de palidecer y desplomarse entre sonidos guturales. Esto alertó a la pareja que se aproximó a toda velocidad para tratar de socorrerlo inútilmente tras unos segundos quedo completamente inmóvil
-¡¡No te quedes mirando ve a buscar un puto médico!!- le gritó con todas sus fuerzas a la vez que las lágrimas surcaban sus mejillas.
Una hora después
-La gente muere aunque su llama nunca se apaga del todo- le comentó a Oswald colocándole una mano en el hombro esperando que sus palabras lograran reconfortarlo aunque la cosa estaba bastante complicada.
-Gracias aunque podrías iros, necesito estar solo- le rogó desolado antes de dirigirse al otro extremo de la habitación con paso lento y torpe.
-Creo que hemos tenido demasiadas emociones por hoy- le comentó abatida mirando a su compañero antes de encaminarse hacia el castillo aunque antes de atravesar la cortina André le recordó la visita a la señorita Buche.
- Supongo que tendrás un plan ¿no?- le preguntó mientras subían la calle
-Entramos y salimos, seremos fantasma.
-Sí, claro, eso no lo dudes- le comento su compañero antes de proponerle que se hicieran pasar por un ayudante del herborista ya que el siguiente pedido estaba programado para dentro de unas pocas horas. Golondrina respondió a esto pellizcándose asegurándose así de que no era un sueño.
-No sabrás donde venden sal por casualidad ¿no?
-¿Sal?- le preguntó confuso antes de alzar la vista y toparse con una tienda de comida para pájaros. Realmente se le ocurrían varias combinaciones de ideas cada una más divertida que la anterior aunque prefirió ir a lo seguro y preguntarle para qué la sal. Esta le respondió que se habían avistado varias especies de babosas cuyas babas poseían la facultad de adoptar formas animales o puede que incluso humanas y que si les echaban dicha sustancia se morían. Un escalofrío recorrió su columna vertebral de solo pensar en que su maestra prentendía espolvorearlo.
Golondrina se pasó el resto del camino haciéndole preguntas sobre su familia, comida favorita e incluso llegó a plantearle alguna que otra cuestión de dudoso interés. La pareja se detuvo frente a una fachada engalanada por cientos de flores y de pequeños pedestales donde se aposentaban decenas de escalofriantes gárgolas.
-Un contraste interesante- murmuró la pequeña detective
-¿A qué perturbado se le ocurre hacer algo así?- masculló André a la vez que un escalofrío surcaba su columna vertebral
-Ahora sí que pareces tú- le comentó divertida antes de agarrar la aldaba de plata y estamparla contra la puerta con todas sus fuerzas una y otra vez hasta que escuchó unos pasos tras la misma.
-Cálmate, chiquilla, o acaso pretendes romperla- le preguntó un criado abriendo la puerta de par en par dejando entrever un amplio pasillo colmado de pinturas y gárgolas. Esto último inquietó a la pareja hasta el punto de deducir una notable obsesión de la dueña por dichas criaturas
-¿Y bien, qué puedo hacer por ustedes?
-Somos del gremio de comerciantes y consumidores de hierbas espirituosas- le comentó adoptando un acento extranjero. Sacó de su gabardina una identificación con un dibujo de su rostro y todos sus datos que hizo que su compañero quedara atónito- Nos ha llegado un soplo de que alguien esta traficando con Llamas Espectrales por aquí aunque no sabemos donde. El gremio nos da permiso para hacer todo lo que creamos oportuno- le dijo en tono frío.
-Pasen por favor llamare a la señora Buche- les pidió el hombre realizando una pequeña reverencia
-¿Buche? ahora caigo es la antigua madame de las prostitutas ya decía que ese nombre me sonaba de algo- dijo triunfal mientras cernía el puño sobre su palma derecha. Este acto fue seguido de un feroz golpe de su maestra que le grito que podría habérselo dicho antes. Andre se excuso comentándole que no creía que fuera importante.- A tambien creen que está enferma por haber incumplido un pacto con alguien, ya sabes, una chorrada sin importancia. Por cierto¿De dónde has sacado eso?- preguntó inquieto
-Una tiene sus recursos- le explicó antes de internarse en el vestíbulo esto causo que su rostro se tornara pálido como la leche y sus pupilas se dilataban mostrando un hilo violeta que comenzó a inundar su iris.
-¿Maestra estas bien?- Pregunto golpeando el hombro de la muchacha devolviéndola a la realidad.
-Sí, creo que si solo ya sabes un poco fatigada- tras esta baga explicación de su estado anímico decidió apresurarse para alcanzar al criado.
-Siento mis modales pero la señora no tiene demasiadas visitas a excepción de sus antiguas protegidas, cada día que pasa me repugna más ese pensamiento de que las prostitutas son el mal o envidas de los demonios.
-Bueno igualmente no necesitamos de su intervención sabe de alguien que haya tenido contacto con la señora últimamente,... quien sea
-Déjeme pensar hace poco vino un comerciante bastante singular que aseguraba vender cuernos de unicornio, lógicamente lo eché al instante.
-¿Sabe donde podríamos encontrarlo?- le pregunto seria
-Por desgracia fue devorado la semana pasada por un oso, pobre tipo, aunque el se lo busco, a quien se le ocurre trasportar una tonelada de salmones por estas tierras. También vino un caballero que afirmaba ser el hermano perdido de la señora, la verdad se parecía bastante...
-¿Ese mismo me vale?¿ dónde esta ahora?- preguntó perdiendo el interés
-Murió aplastado por Carol al negarle un pescado.
-¿Carol? curioso nombre para una foca.
-No,era su amante. Ahh y también nos visitó el aprendiz del párroco aunque no lo crea ese hombre es un virtuoso con las plantas, logró paliar la enfermedad de su maestro y actualmente esta tratando a la señora.
-¿Qué enfermedad padecen?- le preguntó inquieta mientras una gota de sudor recorría su frente
- La señorita, Elm Street es una especie de parálisis del sueño que puede provocar muerte súbita en cuanto al párroco creo que sufría de taquicardias ¿por qué?- La chica palidecio un poco más antes de preguntarle con cierto temor en que consistía el tratamiento.
-La verdad, no se mucho de eso ya que no deja que nadie lo moleste mientras trabaja. Lo único que emplea Llamas espectrales mojadas y un extraño léquido que deja la habitacion impregnada de un olor muy fuerte y característico aunque tampoco me importa ya que parece funcionar. Estas últimas noches ha dormido bastante bien.
-Hay algo que se me escapa, cómo pudo evadir mi preguntá cómo...
-Se que no os concierne pero podrías acercaros un momento a la iglesia para llevarle algo y de paso darle mis condolencias- les pidió tendiendole un sobre repleto de Llamas Espectrales y una bolsa de dinero como pago por adelantado
-¿Condolencias?- le preguntó confusa sacando un papel y una cerilla de su gabardina
-Sí, pobre chico perder al amor de su vida por un puto loco.
-Hijo de la gran puta- penso antes de prenderle fuego al papel y gritar con todas sus fuerzas que capturaran a Oswald de inmediato mientras todas las piezas comenzaban a encajar en su cabeza
Puerta este
-Parece que funciona realmente, estuviste muy cerca pajarito- pensó sonriente guardando el frasco en su chaqueta antes de quitarse la gasa dejando a la vista un ojo azul. Con una mano mientras jugueteaba con el anillo de la otra mostrando una pieza cortante de metal impreganada de un líquido purpura - ¡Que incómodo!- murmuró hurgandose en el ojo hasta extraer una pequeña pieza trasparente con la punta marrón- Y todavia falta la traca final- pensó emocionado al oír la llegada de los guardias que se detuvieron en mitad de la plaza y lo encañonaron mientras le gritaban que se rindiera ya que no tenia ninguna posibilidad a lo que respondio incorporándose con extremada dificultad
-¡Te he dicho que no te muevas monstruo!- le gritó el jefe de la guardia disparando junto a su pie izquierdo
-Calma, calma no dejes que el alcohol aguado se te suba a la cabeza y baja el arma antes de que os masacre aunque así sabría más de este maravillosa arte y no solo que puede traspasar trastornos del sueño- le aconsejó sacando un cuchillo curvo de su chaqueta
-Realmente está loco- pensó levantando la mano para que sus compañeros los acribillaran
-Es una lástima tantas vidas tiradas a la basura por interponerse en el camino del progreso,¡ Sarok!- gritó con todas sus fuerzas solo hicieron falta unos segundos para que un chillido agudo y escalofriante resonara por toda la ciudad en respuesta a su llamada.
-¡Fuego!- gritó el capitán antes de que uno de sus compañeros comenzara a temblar y le volara el brazo entre gritos de terror. El fenómeno no tardó en extenderse por el peloton resultando en la masacre del mismo, los reclutas se apuñalaban, tiroteaban, golpeaban violentamente empleando sus arcabuces o incluso algún canto de la calle rompiendole los huesos a sus amigos o reduciendo sus cabeza a una masa uniforme haciendo que la sangre saltara en todas direcciones.
-No te parece curioso lo que una pesadilla o trauma pueden acarrear- le preguntó fascinado mientras corregia su cojera para andar más rapido a la vez que el viento agitaba su capa
-Hijo de puta ¿cómo? los catadores, los catadores,...- masculló agónico sosteniendo su pistola a duras penas mientras la sangre teñía el suelo de un rojo intenso.
-A mi tambien me parecio fascinante la primera vez, esas criaturas pueden mantener dormida la esencia de sueño durante años despertándola cuando sea necesario o cuando a mi me lo parezca ya que es mi pequeña.- le comentó pateandole la mano resultando en que disparara hacia una ventana cercana.-Fallaste, es un pena- murmuró risueño antes de alejarse hacia la puerta- Sarok pequeño mio espero disfrutes del banquete que te ha preparado papi- pensó con una sonrisa antes de desaparecer por la fina línea de arena.
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