Capítulo 14 Tras Las Pistas (André y Golondrina)

- Dijo que volvería para comer ¿Qué habrá pasado?- Pensó con cierta preocupación mientras espulgaba las lentejas con una mano y con la otra se sostenía el mentón.

-¡Abran paso a la gran Golondrina!- anunció con cierto júbilo. Nada más abrir la puerta se desplomó sobre la mesa causando que las lentejas salieran volando.

-¡Te lo dije!- Le recordó apuntándole con la cuchara.

-¡Que te jodan!¡ no eres mi padre y aunque lo fueras soy una adulta madura y responsable!- le espetó mientras se incorporaba con extrema dificultad para finalmente pincharle con el índice.

-Y...borracha- murmuró abanicándose con la mano para disipar el olor a whisky

-No digas tonterías estoy perfectamente- le aseguró tambaleándose antes de desplomarse ante la atenta mirada de su compañero.

Tras unas horas el efecto de la estrella blanca había sido sustituido por una fuerte resaca

-¡Mi cabeza! ¿qué ha pasado?- Masculló sujetándose la cabeza antes de sentarse en la cama.

- ¿Te suena efectos secundarios?- le comentó desde el otro lado de la habitación mientras la observaba con el ceño fruncido. Estas palabras causaron que Golondrina le suplicara que la dejara en paz a la vez que hundía la cabeza en la almohada - Esa mierda puede causa nauseas, insomnio, ebriedad, dolor de cabeza, cansancio extremo incluso te podrías quedar embarazada- Le recordó alarmado.

-Se te olvidó lo de poner un huevo- Puntualizó levantando la mano izquierda.

-¿Como?- le gritó incrédulo.

-Yo que se, lo puso y ya-le explicó haciendo un ademán con la mano

-Bueno no importa tienes trabajo- le recordó arrebatándole las sabanas.

-Sí... trabajo... como siempre- gesticuló fingiendo que seguía ebria .

- No, ni de coña te vas a quedar en la cama- le gritó causando que la chica le asegurara que era una broma antes de implorarle que se callara ya, que cada palabra se sentía como si le golpearan la cabeza con un martillo.

-Bueno ¿y por donde empezamos? ¿tal vez interrogando a la familia?- le pregunto entre bostezos.

-Tranquila, ya me ocupe de ello, tanto de la familia como de las organizaciones de prostitutas de la zona.

-¿Tu? ¿te ocupaste?- le pregunto incrédula aguantándose la risa

- Sí, aunque te parezca extraño también puedo mostrar iniciativa, vale- le espetó antes de rezar para que no descubriera que realmente se los había encontrado por casualidad, durante su paseo fruto del pestazo que echaba su amiga por culpa del efecto secundario de la Estrella Blanca.

-Vale, vale no hace falta ponerse así- le comento antes de preguntarle que había descubierto. Este le explico que la familia no le fue de gran ayuda, ya que llevaban distanciados bastante tiempo y tampoco tenia ninguna amiga por ser demasiado introvertida, aún así había logrado rascar un par de datos bastante interesante el primero que era una persona extremadamente creyente por lo tanto hablar con el cura de turno tal vez arrojara un poco de luz al asunto y el segundo era narcoléptica -Una prostituta narcoléptica, eso si es interesante

- Y a lo que respecta a las Colibrís ¿has logrado rascar algo?- le pregunto sentándose en la cama mientras jugaba con su cabello

-No la conocían. Eso es todo, y bueno otra cosa... - pensó mientras babeaba levemente antes de recordar las palabras de la prostituta acerca del por qué de ese apodo'' Podemos ser dóciles como un pajarito y a la vez usar la lengua con la destreza de un colibrí''

-André, André ¿que más has averiguado?- le pregunto chasqueando los dedos frente a su cara para traerlo de vuelta de su ensimismamiento

-¿Sabias que regalaban chocolate por cada tres servicios?

-¿Eso era lo importante?- le pregunto con un notable tic en el ojo izquierdo.

-Sí, el chocolate esta rico.

-Bueno déjalo y vayamos al callejón tal vez descubramos algo nuevo, quien sabe- le comento sonriente antes de saltar de la cama

Tras llegar al callejón, Golondrina comenzó a analizar meticulosamente el lugar y a representar la escena que aun prevalecía en sus recuerdos haciendo pasar a su compañero como el supuesto agresor.

- Sujétame de los hombros y... un momento no hay puertas ni ventanas entonces...- Masculló levantando la vista antes de clavar sus ojos en los viejos cantos.Estos estaban levemente hundidos en la tierra como si algo hubiera ejercido una gran presión sobre ellos- Sea lo que sea vino de allí y debe pesar entre 60 y 90 kilos o poseer un aura mágica de presión 5- pensó antes de reunir un poco de aire en sus pies y correr hacia la pared de enfrente para impulsarse y lograr así llegar al tejado.Tiró alguna que otra teja que por poco le abre la cabeza a su compañero- ¡Las encontré!- exclamó examinando unas muescas en las tejas. Prueba irrefutable de la presencia de la criatura. La chica se quedó mirando las marcas durante unos segundos antes de suspirar y cerrar los ojos a la vez que rozaba la palma izquierda con las yemas de los dedos de la mano derecha causando que un festival de fragancias y olores acariciaran su nariz. El del ozono se sobreponía junto con un aroma nauseabundo que la obligó a arrugar la nariz antes de abrir los ojos y sacar la lengua asqueada.

- ¿Qué es esa peste?-Pensó mirando más de cerca y descubriendo un extraño líquido violeta que era el causante del asqueroso olor. Tras esto comenzó a seguir el rastro saltando de un tejado a otro para finalmente detenerse frente a un riachuelo, en la parte boscosa de la ciudad la cual lindaba con el viejo santuario. Una zona pantanosa donde según la leyenda habitaba una extraña criatura de infinita sabiduría. -El rastro es muy tenue y el conflicto de olores no hace sino empeorar las cosas-masculló antes de patear una piedra enrabietada.

-¿Y ahora qué? le preguntó su compañero mientras se apoyaba en un árbol para intentar recuperar el aliento.

- Pues habrá que irse de tiendas- Comentó antes de caminar hacia él y darle un golpecito en el hombro.

-¿Y no hubiera sido más fácil ir antes?- le preguntó esperando que su tutora se justificara con alguna explicación brillante pero para su sorpresa solo se encogió de hombros antes de confesarle que no había caído en ello.El chico se la quedó mirando antes de preguntarse si la Estrella Blanca le había dejado más secuelas- ¿Bueno qué tienes pensado?

-Entramos y le pedimos el libro educadamente

- Sí, claro, hola que venimos a llevarnos el cuaderno donde figuran los nombres de tus clientes. Gente que como un detective se plante en su casa seguramente lo harten de palos pero no pasa nada.

- Bueno, siempre podemos fingir un accidente laboral y tomamos el cuaderno de sus restos

-¿Cómo accidente laboral?- le preguntó su compañero inquieto

-Sí, que se le caiga una maceta en la cabeza, que lo persiga un enjambre de avispas furiosas porque se piensen que es una flor o que se lo coma una planta carnívora ya sabes esas cosas que pasan. La vida de un florista es muy complicada- le espetó mientras apuntaba con el índice al cielo

Unas horas después, en el distrito comercial.

- Según Boris esta es la única que vende esas flores - le comentó a su compañero

-Un momento ¿Boris...?¿sigues fiándote de ese viejo escalofriante?- le gritó su compañero.

-Sí, siempre nos da información jugosa.

-Pero da mal rollo- le reprochó su pupilo.

-¿Y qué?

-La gente que da mal rollo siempre trama algo

-Eso no... Boris no trama nada, punto y final- le dijo en tono cortante.

- Un momento, llevamos todo el día juntos ¿cuando ha hablado contigo?

-¿Recuerdas cuando he ido al baño hace un momento?

-Sí

- Pues eso- le dijo antes de entrar en la tienda y echar un vistazo mientras le pedía a su compañero que la esperada fuera.

El local estaba inundando por cientos de flores cuyos aromas penetrantes le hacían recordar a su hogar cuando cerró los ojos pudo sentir el sonido del agua, el cantar de los pájaros y las palabras de su hermana pequeña. Una lágrima se deslizó por su mejilla antes de que la chica agitara la cabeza para despejarse y se dirigiera hacia un pequeño mostrador sobre el que reposaban dos tiestos encadenados, además de un tarro ensangrentado repleto de Llamas Espectrales. Al acercarse más pudo distinguir una pequeña campana de plata donde se podía leer"si vienes a comprar eres bienvenido sino ya puedes largarte". La chica la agarró y la agitó de manera frenética con movimientos tan bruscos que parecía que iba a romperla.

- ¡Para ya con la campanita!- le ordenó un hombre alto de cabello cano y un notable tic en el ojo derecho- La muchacha se lo quedó mirando mientras agitaba sin parar la pequeña campana antes de que el vendedor se la arrebatara con un rápido movimiento de muñeca mientras trataba de esbozar una sonrisa para disimular la furia asesina que recorría su cuerpo - ¿Que desea, señorita?

-¿ Por qué guarda las flores de los enamorados en ese tarro?- Le preguntó con cierta inocencia mientras apoyaba la palma de la mano en su mentón.

- Es muy simple, las Llamas espectrales no toleran el agua quedando completamente inservibles si se exponen a dicho líquido durante un periodo prolongado, aunque hay ciertas personas que piensan que al hacerlo solo crean una variante con diferentes cualidades, solo son leyendas, nada interesante- le explicó desganado

- ¿Podrías contármela? te recompensaría generosamente, claro- le aseguró con un extraño brillo en los ojos antes de sacar una pequeña bolsa a rebosar de monedas de su gabardina y lanzarla sobre el mostrador. El hombre la tomó con un rápido movimiento de muñeca arrastrándola bajo la mesa

-Algunos cuentan que tras aguar dichas flores, adquieren la misteriosa capacidad de succionar sueños, pesadillas e incluso recuerdos que sumado, a su hermana ensangrentada, los trasmite al cuerpo humano y con el apoyo de una misteriosa bestia pálida conocida por los habitantes del páramo por el nombre de Sarok, cuyo fluido corporal es tan nauseabundo que podría matar a una vaca en un lugar cerrado. Al reunirlos todos obtendrías la capacidad de destilar los sueños y experiencias algo que justificaría el mal trago, como le dije suena bastante ridículo. Tras oír sobre la extraña criatura, un escalofrío surcó su columna vertebral y la imagen de la aberración que diviso en la sala de autopsias, apareció zumbando en su cabeza.

-¿Podría ser un poco más especifico?- le preguntó suspirando

-Bueno, no se, como comprenderás tengo otros clientes que atender- le indicó con aire abatido señalando con la barbilla al salón completamente vacio.

- Está bien- masculló arrojando otra bolsa de monedas sobre el mostrador

-La verdad, no se sabe demasiado, solo su descripción e incluso eso es cuestionable ya que solo ha sido avistado por locos o misioneros borrachos que afirman haber recorrido el páramo.

-Me da igual, cualquier dato es útil.

-Veamos, es un ente pálido con la cara arrugada dejando semiocultos sus pequeños ojos además carece de nariz y orejas, mide aproximadamente tres metros, padece raquitismo dejando marcado su doble costillar por el que surca una enorme boca. Carente de incisivos, labios y lengua. Sus brazos extremadamente largos y delgados terminan en una doble protuberancia en forma de pico a ambos extremos de la mano. Se rumorea que las clava en el cuello de su víctimas para proceder a... bueno... nadie lo sabe.

-No hay duda de que es la misma criatura pero... ¿cómo ha llegado aquí?- se preguntó confusa antes de recordar las flores- cambiando de tema ¿ha vendido alguna flor de esas últimamente?- El hombre la miró dubitativo lo que causo que la chica perdiera la paciencia lo agarrara de la solapa y lo estampara contra la mesa mientras le gritaba que no estaba para putas mierdas. El individuo reaccionó a esto con otro movimiento de muñeca que liberó uno de los tiestos causando que una enorme planta carnívora emergiera de su interior y se abalanzara sobre la detective con las fauces abiertas obligando a la chica a soltar al vendedor y saltar hacia atrás. La aberración solo consiguió morder el aire y se la quedó mirando babeante mientras mostraba sus incisivos con forma de tridente orientados hacia el interior de su boca donde descansaban los restos de un costado humano. Su color marrón oscuro hacía que fuera difícil saber donde acababa la tierra y empezaba la criatura. Esta clavo sus verdosos ojos en la muchacha antes de comenzar a retroceder.

-¡No jodas!- masculló mientras corría hacia la puerta. La planta se impulsó hacia ella con las fauces abiertas como si de una serpiente se tratara obligándola a correr con todas sus fuerzas y saltar hacia la derecha nada más salir causando que la criatura destrozara un puesto cercano, antes de comenzar a retroceder nuevamente al son de las amenazas del vendedor que terminaron con un puta zorra.

- Eh,... no me esperaba eso hubiera quedado mejor un sucia perra, es que lo tenía a huevo-le comento su compañero decepcionado antes de que la muchacha le ordenara que se callara- ¿Y ahora qué?- La chica lo señaló desde el suelo causando que el joven se negara entre tembliques.

-Mira, no te pasara nada,esa cosa no tiene porque comerte...-su tutora hizo una pausa mientras contemplaba la posibilidad de que reconociera su olor y se lo zampara de un bocado - Un momento¿ no eras tú el que me insiste en que hay que volcarse en cuerpo y alma en el trabajo?

-No cuando tu trabajo implica que te engulla una puta planta. Eso no estaba en mi contrato,negrera, explotadora,...

- Te nombrare empleado del mes.

-Pero si no tienes más empleados- le espetó

-Por eso- le aclaró la muchacha con una sonrisa antes de asestarle un puntapié en la espalda causando que saliera volando solo para estamparse contra el mostrador llamando la atención del florista que arqueó una ceja antes de preguntarle si le podía ayudar en algo.

-Rosas- exigió levantando su maltrecho dedo a duras penas

-¿Disculpe?- André alzó la vista dejando entrever un hilo carmesí que se deslizaba por su mentón antes de gritarle que necesitaba las flores dejando a la vista una encía mellada seguramente por el golpe- Ya veo- Le comentó antes de salir a toda velocidad hacia la trastienda en busca de las preciadas flores que esperaba apaciguaran a la dama.

- ¿A qué no era tan difícil?- le preguntó con una sonrisa juguetona mientras metía la mano detrás del mostrador en busca del libro de cuentas. - ¡Lo encontré!- gritó triunfal mientras sacaba una libreta de páginas amarillentas con la tapa desgastada y carcomida por el tiempo. La chica se disponía a marcharse cuando recordó la planta ahora encadenada.

-¿Golondrina? ¿Estás bien?- la muchacha esbozó una sonrisa siniestra antes de aplastar la cadena con el pulgar hasta que se quebró.

-¡Qué te jodan!- le grito a pleno pulmón antes de levantar el tiesto sobre su cabeza y lanzarlo al pasillo a la vez que arrastraba a su compañero tras de sí. Tras recuperar el aliento ambos comenzaron a ojear el libro de contabilidad- Llamas Espectrales, Llamas Espectrales aquí esta, una tal Charlotte Buché compra cada semana una cantidad desorbitada de ellas.

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