Lisa caminó hacia su clase cabizbaja y pensativa. Le dolía mucho la manera en que Martín se comportaba con ella, y reconocía que la relación de hermanos era estable nada más por su infinita paciencia. Y ¡Qué cólera! Sabía que la había empujado a propósito, para que se mojaran los zapatos más de lo que estaban.

Lisa no quería aceptar que hubiera maldad en los actos de su hermano. "Son sólo bromas groseras", pensaba. Y la peor de todas era la que le había hecho ayer: deslizar un gusano peludo y horrendo en su cama. ¡La ortigado y le había dolido! Ahí sí se le salieron las lágrimas de rabia. Aunque ella se había desquitado lanzándole al techo los zapatos del colegio.
Lisa sonrió al recordar la cara de su hermano, que le gritaba improperios mientras colocaba la escalera para rescatar sus zapatos.
Martín se desquitó luego: fingió una voz muy ronca por el teléfono, diciéndole a su hermana que la iban a secuestrar. Y claro, la muchacha pasó un mal rato.
—no le hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti—los había sermoneado Gaspar. Pero Martín le contestó:
—ojo por ojo y diente por diente; Lisa es una necia, que me despierta de noche sólo porque tiene miedo y no me deja dormir. A ver si dándole sustos se calma de una vez por todas…
Lisa se tragó una lágrima.
"Sólo llegué a despertarlo la noche en que salieron papá y mamá a visitar a unos amigos, y oí ruidos; yo creí que había un ladrón en la casa", recordó con tristeza, mientras subía las escaleras hacia su clase. "Ya sé que soy una miedosa y le tengo terror a las tormentas y a los temblores de tierra. Pero así nací, ¿Qué le voy a hacer?"

Entró a la clase y escuchó atentamente la explicación de la profesora. Ríos, montañas y valles se insinuaban sobre el mapa lleno de colores, que colgaba sobre la pizarra. Fue una clase interesante; le gustaba mucho la geografía, aunque sus pies helados le quitaban la concentración.
Había cesado de llover pero el sol aún se mantenía oculto, con pereza de salir.
En el recreo, Lisa conversó animadamente con sus compañeros. Tenía muchas amigas y amigos por su carácter amable y espontáneo. Su vida era como un riachuelo de luz. Le gustaba oír música y pensaba en las próximas vacaciones, cuando pudiera dedicar muchas horas a escuchar, a través de la grabadora, a sus cantantes favoritos. ¡Pero qué lejos de saber lo que le iba a ocurrir al iniciar las vacaciones!