Kylian y Esmeralda empezaron a notar como el viento soplaba muy fuerte de repente. Kylian sentía que le zarandeaba con tanta violencia que creía que se lo llevaría volando en cualquier momento. Palpó a ciegas hasta que se topó con alguien, seguramente se trataba de Esmeralda, la cajera, que estaba tan confusa como él. Se aferró a su cuerpo con fuerza como si así pudiese evitar que el viento se los llevase. Entonces sintió una repentina sacudida y que su cuerpo aterrizaba precipitadamente sobre el suelo. Se golpeó la nuca, lo que le provocó un terrible dolor de cabeza. Abrió los ojos y comprobó con perplejidad que ya no estaba en el callejón, ni mucho menos en su pueblo, pues estaba en el claro de algún bosque. Miró a su alrededor buscando a Esmeralda, pero ella había desaparecido.

Kylian se incorporó con dificultad, pues se sentía muy mareado por el golpe. Llamó a gritos a la florista, pero no había ni rastro de ella. Kylian pensó en todo lo raro que era aquello, así que atribuyó todo esto al cansancio y tenía la certeza de que se había quedado dormido en su primer día de trabajo. ¿Qué otra explicación razonable había?

Él siguió andando, pues creía que de un momento a otro despertaría. Cuando ya llevaba dos horas de larga caminata y tenía los pies reventados, divisó a lo lejos una estructura. Continuó andando hasta que llegó a un palacio que en su tiempo debió de ser muy majestuoso pero ahora estaba en ruinas. Se dejó llevar por su curiosidad, total nada de esto tenía sentido y por eso estaba convencido de que era un sueño, se paseó por los pasillos de aquellas paredes erosionadas  por el paso del tiempo. Los laberínticos pasillos le llevaron hasta una enorme sala del trono. En el centro de la estancia había una enorme escultura de piedra sentada en el trono. Kylian contemplo más detenidamente la figura y se quedó horrorizado por lo bien que estaban definidas sus facciones, pues daba la sensación de que cobraría vida en cualquier momento. La escultura presentaba unos rasgos semihumanoides, pero estaba dotado de unos retorcidos cuernos en la cabeza, unos colmillos le sobresalían de la boca y la expresión de su rostro manifestaba pura maldad. Kylian se alejó de ella, pues su aspecto le inquietaba a la par que le causaba repulsión.

El muchacho siguió recorriendo los recovecos del castillo y encontró más de estas esculturas de piedra por todas las salas. Éstas, por el contrario, no reflejaban tanta maldad como la del rey, sino que parecían personas humanas que en su día trabajaron en el castillo. Una de ellas, y la más hermosa de todas, llevaba en las manos una tablilla con una inscripción que decía: "he aquí a la hermosa princesa Esmeralda, para liberarla de su prisión pétrea un valeroso guerrero tendrá que tocar la campana de plata dos veces".

A Kylian le dio un vuelco al corazón, la muchacha se parecía muchísimo a su amiga Esmeralda y además, tenían el mismo nombre. ¿Sería solo una extraña coincidencia? Se quedó observándola con la boca entreabierta pues era idéntica a ella. Tenía demasiada curiosidad como para ignorar la nota de la tablilla, así que buscó la campana de plata por la habitación. No tardó mucho en encontrarla, ya que destacaba bastante por su reflejo plateado.

No obstante, Kyllian se percató que justo al lado había una campana dorada y otra de bronce. Se preguntó para que servirían estas dos, estaba tan distraído que no leyó el mensaje de advertencia que había sobre cada campana. Tocó primero la dorada, pero pareció que no sucedía nada, luego la de bronce. Al tocar esta segunda campana provocó un fuerte temblor en el castillo. Kyllian recordó que tenía que tocar dos veces la campana de plata para despertar a la princesa Esmeralda y así lo hizo. Sin embargo, desde que tocó la campana de bronce, el castillo empezó a derrumbarse. Kylian echó una mirada por la sala y se percató de que la princesa ya no era de piedra, sino de carne y hueso. No obstante, todo se estaba derrumbando a su alrededor, así que corrió hacia ella, la cogió en brazos y salió apresurado del palacio.