Por supuesto que la pequeña no entendía, pero creía ciegamente en las palabras de Ichimatsu. No pregunto más, solo se quedo callada y observo a la otra persona dentro de la habitación.

—Un libro...— Murmuro. Con voz fúnebre y fina, se acerco aunque se cayo de inmediato, al levantarse tenia un poco de sangre en la frente, no le dio ninguna importancia. Aunque Ichimatsu corrió en su ayuda sin perder tiempo.

Marie también salio de sus sabanas y fue en dirección de el chico de ropas verdes. —¿Estas bien? 

—Se acaba de caer ¿y preguntas eso?— El sarcasmo de Ichimatsu no consiguió sacar una interesante reacción por parte de la niña. —Choromatsu, levántate—. Pero no hizo esfuerzo alguno, no tuvieron mas que entre los dos levantarlo y sentarlo en la cama. El de pelos revueltos salio en busca de un botiquín de primeros auxilios, dejándolos solos. 

—Ve con cuidado—. Se despidió Marie agitando su mano y la del oji verde a la fuerza. Era una escena algo tierna.

Empezó a hablar de su diario a Choromatsu, después de todo el no diría una sola palabra de Ly. Toco todo tipos de temas, en especial de su gusto de los ojos. Le calmaba ver que los ojos esmeraldas estuvieran fijos en ella, que le escuchara con paciencia... Sabia que era por que el se sentia al igual que un espacio vació, algo que no estaba existiendo realmente. Le daba algo de pena pero al mismo tiempo se sentia un poco agradable. Era egoísta.

—¡Buenas noches! ¡Hustle!— Con tan solo escuchar la voz, se sabia quien era. Entro con Todomatsu, se notaba que no trababan solo dar una dulce despedida. El brillo peligroso en Jyushimatsu los delataba. 

—Discúlpame por interrumpir tu linda charla... De un solo lado—. Se interpuso entre ambos y se acerco mas a Marie, alejándola de Choromatsu.—¿Podemos conversar a solas?

Simulo que lo pensaba con seriedad, una farsa para que no se notara lo molesta que estaba al ser separada de con quien charlaba. —No quiero— Fue franca y se alejo de Todomatsu.

El mas pequeño de los hermanos seguía riendo, a pesar de que se notaba claramente que no estaba para nada feliz con esa respuesta.—Jyushimatsu—, pronuncio el nombre y pronto estaba sobre los hombros de quien menos confianza tenia.

Para la sorpresa de todos, el chico sin presencia alguna se paro y bajo a Marie de las manos del quinto. Jyushimatsu estaba todavía tratando de entender y por ello le fue tan fácil dejar ir a la infante. Por su parte, Todomatsu también se tomo unos segundos para analizar lo que pasaba. Marie fue quien menos asombro reflejo, pero en su interior había un remolino de preguntas que seguramente no le dejarían dormir.

—Jyushimatsu y Todomatsu...—. Llego Ichimatsu junto Osomatsu, ambos estaban con unas caras aterradoras. Con tan solo escucharlos, los hermanos menores se fueron en menos de un segundo, como si nunca hubieran estado realmente.  

Osomatsu al ver que estos se fueron salto de forma melosa sobre la niña, y le acaricio la cabeza como si en verdad fuera su hermana menor. —¿No te hicieron nada, Marie-chan?— Fue apartado con notable  brutalidad por Ichimatsu.

—Esos idiotas, perdónalos no saben lo que hacen—. El mal humor se apodero de el, con todo lo que sucedió en su ausencia. —Y Choromatsu... Gracias—, y como siempre no hubo respuesta.

—No te preocupes— volvió atraparla entre sus brazos. —Esto nunca volverá a pasar... Pero si no te sientes segura aquí, puedes dormir conmigo—. Sonreía como un estafador, y sus ojos reflejaban sus verdaderas intenciones. Al parecer no estaba tan segura, como pensaba.

—Lo siento, pero yo dormiré aquí. Ichimatsu-san me acompañara—. Estaba algo nerviosa, no quería creer en lo que pensaba y la mirada de Osomatsu le apretaba el corazón. 

—Esta bien, que aburrido—. Se quejo y marcho del lugar.

—Nunca te alejes de mi Marie, los únicos en los que puedes confiar son en Choromatsu, Karamatsu y yo. Nadie mas—. El chico de ojos morados, le miro y dejo entender que no era un favor era una orden. —¿Entendido? No es por mi, es por tu bien. Esto va mas allá de lo que piensas.  

¿Osomatsu es bueno o malo?