Registro VII

 0X/XX/XXX9 a las 8:59

Ly. Muchas cosas pasaron en la hora del almuerzo. El señor Karamatsu y Ichimatsu, siguieron peleando como una cómica pareja de comediantes. El señor Osomatsu y Choromatsu, por su parte era una constante batalla por quien era mas terco, la vida o la muerte. Jyushimatsu... No me interesó mucho, pero trato de sacarme unas pequeñas risas con algunos trucos suyos, y yo caí, desgraciadamente caí. 

Creo que tal vez el rosa es un color más maligno que pensé y al mismo tiempo uno de los más divertidos. Esa fue mi conclusión del almuerzo.

Todomatsu, o como todos los demás lo llamaban "totty" es tal ves, el mejor o peor de los hermanos, realmente no puedo decirlo. Lo único que puedo decir es que al verme no me soltó en ningún segundo. Al parecer estaba encantado con  tener una chica entre tanto tantos hombres como sus hermanos; me peino, dio consejos, charló sobre ropa conmigo, hasta me dio un collar en forma de una ¿nube verde? Lo malo, es que me siento ahogada en sus ojos rosados, como si fuera algún tipo de perfume que te deja absorto en su aroma.

A veces siento que esto es mucho para mi... Tantos ojos que me observan, y yo soy su foco, su pequeño espectáculo. ¿Ahora soy su especuló? Pero cada momento en que conversó con ellos, siento que no es así. Que lentamente me fundó más en sus vidas ¿o solo soy muy optimista? Un día solamente, parece tan tonto. Esos ojos semejantes a tantas cosas que rodean y dan significado a mi vida, parecen ir atrayendo mi existencia a su circo.

¿Está bien esto Ly?

Tengo miedo, tengo una débil luz de felicidad, que parece desvanecerse al salir y llegar del sol. El corazón bombeando automáticamente, por cada suspiro que doy. Me pregunto, ¿seré capaz de estar con ellos?

Los ojos tal vez me enloquecen, son mi obsesión y mi forma de evaluar a la gente, son mi forma de saber lo que puedo llegar a ver a partir de solo brillos en los orificios del rostro. Mientras que yo, solamente yo... Soy quien escapa de mis propios ojos, aquellos que me hacen presa de los cazadores, de personas tan parecidas a ellos.

Quiero creer Ly, en serio quiero hacerlo Ly. Tan sólo soy una cobarde, Osomatsu me dio una mirada carmesí que término por ponerme en el límite para decidir, Choromatsu me dio el escenario sepia de la naturaleza que esta siendo consumido por falsas ideas en la mente humana, Karamatsu saber que dentro de un color hay tantas tonalidades que desconocemos y debemos descubrir, Jyushimatsu lleno de locura y desbordante energía que no conoce el concepto de limite, Todomatsu el... Todavía no lo entiendo muy bien, solo se que no debo dejarme llevar por su naturaleza.

Y te preguntarás Ly ¿y que hay del señor Ichimatsu?

Sólo diré que es un pequeño secreto que guardaré para mi, se que aquí es donde debería dejar todos mis pensamientos, pero no. Se exactamente que algún día alguien llegará y leerá esto, no quiero que te aburras con todas las respuestas que te doy con tanta facilidad. Debe a ver algo de misterio.

Lo siento si soy muy pesada, pero no puedo cambiar quien soy.

Eso es todo por hoy Ly, así acaba esta nota tan larga que te escribí. Así acaba todo lo que me interesa de este día.

Termine de escribir todo, ahora estaba acostada en el mismo lugar donde comenzó el día. Revisé el reloj por última vez y cerré mía ojos para dormir. Pero, no fue así.

Mis intentos de ir al mundo de sueños, fueron interrumpidos por dos personas.

—Marie, ¿tan temprano dormirás?

Era la voz del cuarto, malhumorada y con algo de ironía. Se sentó a los pies del lugar donde ella dormía,

—Debo dormir, tengo mucho sueño—. Observe la otra silueta cerca suyo, era la de un fantasma con iris verdes. —Choromatsu ¿que haces aquí?

Por supuesto no recibió respuesta alguna por parte de él, solo que el silencio quedará más marcado en la situación.

—¿Por qué le hablas si no responderá?

—Porque es como una planta, entre mas le hable más a gusto estará.

—Que forma de insultar a alguien, supongo.

Marie se levantó de la comodidad y suavidad de sus sábanas, tomó la mano de Choromatsu y llevo a una esquina de la cama donde obligó a sentarse.

—Ichimatsu ¿donde duermes?— estaba ocupada tapando con las finas telas, pero mientras ponía una sobre otra el propósito que ella quería se cumplía. Darle calidez.

—Hoy dormiré en esta habitación, Choromatsu por alguna razón me siguió hasta aquí.

—¿Pasará algo?

—Todomatsu y Jyushimatsu.





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