Día de gala
Y al adentrarse al Elíseo Baldío, «N» tuvo una sensación de mareo y debilidad. El mundo a su alrededor se tambaleó hasta que pudo recobrar el aliento.
De pronto, vio sombras espectrales que parecían portar kimonos de gala.
«Me pregunté si eran las almas de las víctimas del ogro, o si serían almas en pena que quedaron atrapadas en el territorio de este.
Pensé tal vez que Typhlosion se encontraría entre estos espectros que danzaban sin pena alguna y que no daban importancia alguna a mi presencia.
Era el momento de encontrar la verdad a esta interrogante.
Cada dos metros pude sentir que el olor de las galletas, y ahora, hasta de pastelillos, se hacía más grande.
Sentí que daría con mi querido Typhlosion», escribió «N».
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