VI

Elián

Cuando se dan cuenta de la persona que venía detrás de mí, su gesto se tambalea claramente confundidas por su presencia y desagrado se apodera de sus facciones.

— ¿Qué haces con... ella? —cuestiona una.

— ¿Perdón? —miro hacia Sofía fugazmente, encontrándola escondida detrás de mí asomándose sobre mi hombro.

Una sonrisa se me escapa, es que no puede hacer nada sin ser tierna. Mas al instante vuelvo a mí riendo internamente, sí que estoy mal.

—Es rara, solo ve como viste, con ropa tan grande, su cabello desarreglado, ojeras, además se ríe de la nada por su estúpido cuaderno, es una sensible sin personalidad, da asco lo patetica que es—la crítica despectivamente.

Me acerco hasta quedar a pocos centímetros de ella, provocando de un paso atrás jadeando sorprendida.

—Si vuelves a molestarla, así sea una simple palabra despectiva, mirada o cruzarse en su camino, te las verás conmigo —amenazo.

— ¿Me vas a golpear? —cuestiona sorprendida.

—Soy un hombre, no un idiota. No lo hagas si no quieres descubrir los alcances a los que puedo llegar y el karma es cruel, así que déjala en paz —me alejo de ella volteando a ver a sus amigas—. La advertencia va para todas —les sonrió falsamente y me doy la vuelta tomando del brazo a Sofía arrastrándola conmigo.

Sofía

Miro boquiabierta al chico delante de mí, solo dijeron cosas reales que si me hicieran sentir mal sería estúpido ya que lo sé todo perfectamente, sé que no soy bonita, que duermo poco porque le temo a mis pesadillas recurrentes y mi personalidad es como una hoja en blanco con borrones de lo que alguna vez fui.

¿Por qué me defendió?

Las preguntas se aglomeran en mi cerebro sin entender la repentina empatía y amabilidad, nunca hemos hablado, seguro hasta hoy se enteró de que existo.

Cuando llegamos a unas jardineras cerca del último edificio del instituto jalo mi brazo buscando zafarme.

— ¿Qué es lo que quieres? —cuestiono intranquila, nadie es así de la nada, todos quieren algo siempre.

Frunce el ceño sin entenderme y doy un paso atrás alejándome.

— ¿De qué hablas?

—Nadie hace cosas por ti a menos de que deseen algo a cambio —juego con los cordones de mi sudadera sin atreverme a mirarlo más tiempo a la cara.

—Yo no soy de esa forma, Sofía. No puedo explicarte mis razones —se sonroja levemente desviando la mirada, lo pude ver de reojo—, pero te prometo que solo quiero...—duda— solo déjame ser tu amigo, ¿está bien? Los amigos hacen estas cosas por el otro, sin esperar nada de regreso. Sí, eso podemos ser, te prometo que soy un buen amigo, pregúntale a quien sea del equipo de futbol, son quienes más paso mi tiempo, mira ahí está uno.

Comienza a divagar ¿nervioso?, ¿por qué?, la nerviosa debería ser yo, hablando con un chico tan atractivo y que parece tener un espíritu bondadoso, que ya casi nadie tiene, el prototipo del chico perfecto.

Pero el habla conmigo, una chica simple, vacía y rota ¿Qué lo pone así?

Mi mente se va, de nuevo perdiéndome en mis preguntas sobre lo que está ocurriendo tan de la nada y no me doy cuenta cuando llega otro chico hasta que un carraspeo me hace levantar el rostro.

Es el mismo chico que estaba con Elián cuando chocamos.

— ¿A dónde te fuiste? —cuestino sonriendo de lado el chico.

—Emm... nada, yo... yo solo —tartamudeo repentinamente nerviosa y avergonzada.

Dios, me siento como un cervatillo.

—Ella es Sofía —Elián pone su mano sobre mi hombro— Sofía, él es Adam.

—Un gusto Sofía, Elián me ha hablado de ti, no lo culpo, eres muy bonita y seg..— Elián enrojece completamente y pisa con fuerza al chico.

—Cierra la boca —murmura entre dientes mirándolo mal.

— ¿Qué? Solo digo la verdad, relájate amigo —el tal Adam le da una palmada en la espalda riendo.

Cree que soy bonita, vaya este día cada vez se vuelve más irreal.

—Como sea, hablaba con Sofía sobre lo buen amigo que soy, ¿cierto Adam?

—Ja, normal, el tema más básico para hablar con alguien —responde burlón.

Y se nota que Elián ya no está muy contento de acudir a su amigo, más bien tiene una mueca seria como si quisiera sepultar bajo tierra a Adam y me permito entretenerme permaneciendo en silencio.

—Gracias, amigo.

—Para eso estamos, los dejo, tengo algo que hacer, hasta luego Sofía —me guiña un ojo yéndose y Elián le frunce el ceño.

— ¿Eso a que viene?

—Adiós.

Después de eso sonó el timbre para entrar a la próxima clase y no tarde en darle una sonrisa fugaz y salir corriendo

...

Desde aquel día he evitado a Elián, fue muy amable y se lo agradezco, pero sigo algo confundida, no proceso porque pasó.

Mas la vida no pareció en acuerdo de que dejara ese corto episodio de mi vida en el olvido porque, el único lugar libre que encontre al llegar a clase era en cuanto entraba al salón, la primer banca, siempre hace mucho frío ahí e ir adelante significa que te vuelves el centro de atención del maestro en caso de preguntar cosas o solo si te distraes un momento, es horrible.

Y segundo, por si no fuera ya suficiente, terminé emparejada con él en un trabajo de inglés, porque si, al parecer compartimos muchas clases y apenas ahora, luego de dos meses de semestre me he dado cuenta.

Suspiro asintiendo a la maestra que me acaba de informar de quien será mi bina y le doy una ojeada rápida a Elián notando que mira al frente con una sonrisa de suficiencia, mas cuando nota que lo estoy viendo su sonrisa crece un poco saludándome con la mano pero yo entro en pánico porque me encontró mirándolo y me volteo enseguida.

Cuando la clase termina me encamino a la biblioteca para escribir o leer la próxima hora libre que tengo sin embargo un cuerpo se interpuso en mi camino cuando iba terminando de bajar las escaleras, Elián.

Genial, de por sí mi día empezó de lo peor y este insiste en seguir pateándome fuera de mi rutina de tranquilidad.

Finjo que no me di cuenta de quién era pidiendo perdón lo esquivo y sigo caminando.

Lo escucho suspirar pero para mi mala suerte me alcanza a los segundos, claro, dos pasos míos es uno de él.

—Ey, así que somos equipo —dice dándome un empujoncito con su hombro siguiéndome.

—Aja.

— ¿Cómo nos organizamos?

—Como quieras.

—Bueno, tengo clase en unos minutos, así que dame tu número, te mandaré la dirección de mi casa —se detiene frente a mí de nuevo sacando su celular.

— ¿Tu casa?

—Si, tú dijiste que como quiera, bueno yo quiero ir a mi clase y empezar el proyecto cuánto antes, así que saliendo vamos a mi casa, o a la tuya, como quieras —me sonríe dándome su celular.

—Pero, podemos hacerlo aquí, no quiero allanar tu privacidad —respondo confundida.

—No lo harás, así es más fácil y cómodo que unas sillas de metal, mal internet y apurarnos porque cierran la escuela. Como dije, lo podemos empezar desde hoy y no estar apurados, después de todo es un trabajo que vale mucho —sigue argumentando.

—Bueno, supongo que tienes razón, cuánto antes terminemos mejor —murmuro tomando el celular que seguía ofreciéndome, registrándome.

—Te mando mensaje cuando salga y si sigues por aquí nos vamos juntos, si no con la dirección llegas sin problemas, no es muy lejos.

Asiento y él me da una última sonrisa para después irse trotando hasta su clase.

Me le quedo mirando hasta que desaparece y cuando lo dejo de ver sacudo la cabeza sonriendo un poco.

Ya quisiera yo tener una pizca de su confianza, apenas hemos hablado y ya me defendió, hace mucho que nadie era tan amable conmigo, es un sentimiento extraño, pero lindo.

Espero que no esté jugando conmigo, no podría con ello.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top