CAPÍTULO 5: CAMBIO DE ESTRATEGIA
CAPÍTULO 5: CAMBIO DE ESTRATEGIA
Cuando Sebastian vio que Hunter entraba en la habitación y le dijo que iba a pasar esa noche él ahí en vez de Blaine, el policía supo que había hecho algo mal. Sabía que no era verdad lo del trabajo y pensó que era porque lo había presionado demasiado. Tenía que pensar que el chico era un adolescente y estaba seguro de que todavía era virgen.
Por eso, decidió aflojar la presión que ejercía con él e intentar ser su amigo primero. Sabía que para eso tenía que hacer algo que no había hecho desde hacía mucho tiempo, pedir perdón. Iba a aprovechar la hora del desayuno para hablar con él.
Vio que entraba al comedor junto a Sam y los dos parecían relajados y sonrientes esa mañana. Fuera lo que fuese lo que lo había llevado a pedirle a su mejor amigo que lo refugiara, había funcionado.
– Sabes que si necesitas ayuda nos tienes a todos, no tienes que retener a Blaine durante horas en tu habitación, si nos turnamos será más fácil para todos. – Jeff comentó cuando se sentaron sin levantar la vista del libro que estaba leyendo mientras desayunaba.
– Fue el trabajo de literatura, con el ensayo de los Warblers y todo eso no habíamos conseguido hacer lo que queríamos y no queremos dejarlo para el último momento. – Sam aclaró mientras untaba mantequilla a sus tostadas.
– Yo aun no lo he comenzado. – Thad admitió avergonzado, mirando a David.
– Yo sí he empezado mi parte, tú sabrás lo que haces. – Su compañero comentó.
– La diferencia es que nosotros no podemos hacer nuestras partes por separado pero vosotros sí. Entre mi entrenamiento de fútbol, el suyo de boxeo, los Warblers, el club de Superhéroes y sus obligaciones como presidente es casi imposible. – Evans explicó.
– También ayuda un poquito que Blaine me quisiera evitar, ¿no crees? – Sebastian decidió intervenir ganándose las miradas de todos los presentes.
– ¿Hay algún motivo por el que no quieras estar con él? Aun no hemos colgado la lista en el tablón de anuncios y podemos cambiarla. – Trent ofreció, su lealtad siempre estaría con Blaine.
– Ayer fue demasiado intenso... Espero que haya tomado una ducha fría hoy. – El moreno comentó restándole importancia a lo ocurrido.
– Quiero pedirte perdón. Estoy acostumbrado a otro tipo de chicos y me dejé llevar por lo que suelo hacer cuando estoy con alguno de mis amigos gays. Te prometo que voy a bajar el contenido sexual de mis comentarios a partir de ahora, sobretodo si te molestan. – Smythe sonrió. – Por cierto, gracias por aceptarme en los Warblers. Prometo que cambiaré mi actitud y ensayaré todo lo que sea necesario para que nuestro líder esté satisfecho con mi trabajo.
– ¿Cómo sabes que estás en los Warblers? – Sam preguntó ladeando la cabeza.
– ¿Por qué otro motivo tendríais que cambiar la lista si no estuviera yo aceptado? – El castaño sonrió con suficiencia.
Todos rieron y volvieron a comportarse como siempre sin darle más importancia a nada. Al policía le sorprendió que se comportaran con tanta normalidad a pesar de haber perdido a varios compañeros. Si el director no le hubiera dicho que eran un grupo tan unido habría sospechado que alguno de ellos era el asesino... Bueno, era algo que no podía descartar del todo puesto que uno de ellos podía tener algún problema con los fallecidos y por eso haber acabado con sus vidas. Tal vez ser Warblers no era el motivo de los asesinatos y no tenía pistas suficientes para descartar nada.
Sebastian entró en su habitación y se dio cuenta de que Blaine se secaba rápidamente la cara para intentar ocultar lo que estaba haciendo pero sus ojos estaban rojos e hinchados, lo que le delataba. Le intrigó mucho verlo así por lo que se sentó a su lado en la cama y miró la pantalla del portátil que estaba frente a ellos. Una foto de los Warblers en formación en la que había más chicos de los que pertenecían al coro en ese momento. Rápidamente reconoció a los cinco fallecidos entre esos chicos uniformados.
– ¿Estás bien? – El castaño preguntó en apenas un susurro.
– Sí... Es sólo que... Los echo de menos... – El moreno volvió a limpiarse una lágrima que escapaba de sus ojos.
– ¿Se han graduado? – Era la única explicación lógica, no podía dejar que lo descubriera.
– Ojalá... Ellos no... Ellos están... – Las palabras se perdían, el ojimiel era incapaz de encontrar la forma de expresarlo. El policía quería decirle que lo sabía pero eso podía afectar a su trabajo. – Muertos.
– Lo siento mucho. – Smythe rodeó al otro con sus brazos y lo apoyó en su pecho, con cuidado de no tirar el portátil que estaba en las piernas del otro.
– ¿Quién pudo hacerles eso? La policía no descubre nada y el asesino está suelto y puede volver y yo no estoy preparado para perder a nadie más. – Sebastian notó lo nervioso que estaba el otro e intentó consolarlo pero el joven apartó el ordenador y se levantó.
– ¿Dónde vas? – El castaño preguntó al ver que el otro se dirigía a la puerta.
– Necesito a Sam. – Anderson informó antes de salir de la habitación.
Habían pasado dos horas y Blaine seguía sin volver a la habitación, por lo que Sebastian estaba preocupado. Decidió ir a la habitación de Sam y Hunter para ver si estaba ahí. Clarington fue el que abrió la puerta y enseguida entendió lo que hacía allí.
– Está algo afectado pero Sam ha conseguido tranquilizarlo algo. Sé que apenas te conozco y que no tienes motivos para hacer nada por mí pero... Cuídalo, ¿vale? Para él es muy doloroso perder a sus amigos... Somos su familia. – Hunter pidió antes de dejarlo pasar. Sebastian sabía que tenía que hacer lo que le habían pedido porque era lo mejor para todos.
– Vamos Blaine, tienes que volver a la habitación. – Smythe se acercó al moreno y extendió su mano. El moreno dudó un momento antes de agarrarla y dejarse guiar por su compañero.
Los dos se despidieron de los otros y el policía observo sorprendido como Sam besaba la mejilla de su amigo antes de que salieran. Cuando estuvieron en su habitación, el castaño se decidió a hablar.
– No sabía que entre Sam y tú...
– ¿Qué? ¡No! – Los ojos color avellana se abrieron por la sorpresa. – No, no... Sam es mi mejor amigo pero es sorprendente la naturalidad con la que me trata, como si ser gay realmente no supusiera nada para él...
– Blaine, creo que todos tus amigos han demostrado que no les importa que seas gay. Te quieren tal como eres. – Smythe intentó razonar con él, le resultaba triste ver todo lo que le había afectado lo que le había pasado en su anterior instituto. Tal vez podría cambiar eso mientras intentaba conseguir información para encontrar al asesino.
– Lo sé, pero me cuesta creerlo... Y con Sam es más complejo porque es muy cariñoso y no para de abrazarme y besarme en la mejilla. Tuve un crush por él pero ya lo superé y él lo supo y fue muy dulce conmigo. Nuestra relación no cambió nada... Tengo suerte de tenerlos a mi lado. – Anderson reconoció.
– Hunter me dijo que llegó a Dalton al principio del curso pero parece muy cercano a ti. – Sebastian estaba realmente intrigado por esa relación.
– Es algo personal, no puedo contarte nada, no es mi secreto. Sólo te diré que hice algo por él y eso ha conseguido que sea uno de los que más se preocupa por mí y, si Sam no existiera, probablemente se habría convertido en mi mejor amigo. – Blaine confesó.
– Espero poder ser tan buen amigo como ellos. – El castaño comentó.
– Sigue comportándote como hoy y no como ayer y tendrás posibilidad
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