CAPÍTULO 13: ¿DÓNDE ESTÁ?

N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Ya he vuelto, así que tenemos nuevo capítulo hoy...

CAPÍTULO 13: ¿DÓNDE ESTÁ?

El lunes por la mañana, Sebastian se despierta en su habitación realmente preocupado. No ha sabido nada de Blaine desde que se fuera de casa de Hunter. El policía estaba tan nervioso que se vistió rápidamente y bajó a desayunar, deseando saber si alguien sabía algo del moreno.

Se dio cuenta de que Sam y Clarington estaban ahí pero Anderson no y eso aumentó su preocupación. Se sentó junto a Thad y miró a su alrededor.

– ¿Alguien ha visto a Blaine? No ha dormido en nuestra habitación. – Las palabras de Sebastian hicieron que todos lo miraran asustados.

– ¿No ha dormido en su habitación? – Evans preguntó y su rostro mostraba lo preocupado que estaba.

– ¿Cuándo ha sido la última vez que lo hemos visto? – Hunter preguntó despacio, intentando que todos, a pesar de lo nerviosos que estaban, entendieran la pregunta.

La respuesta que dieron no tranquilizó nada a Smythe, que en ese momento sabía que Blaine no había sido visto por nadie desde la mañana después de la fiesta. Llevaba casi 24 horas desaparecido.

Sebastian se excusó para ir al baño antes de clase pero se desvió en un aula para hacer una llamada. Después de tres tonos, escuchó la voz de Johanson.

– ¿Alguna novedad? – Preguntó el mayor después de los saludos.

– Necesito que rastrees el móvil de Anderson. Lleva desaparecido casi 24 horas. En cuanto sepáis algo, avisadme. – Smythe respondió con prisa.

Se despidieron y el infiltrado tuvo que correr para llegar a su primera clase del día, aunque sabía que no podría concentrarse y no sería el único.

Cuando Sebastian leyó el correo enviado por su jefe, no podía creerlo. Le decían que no debía preocuparse, que parecía que Blaine estaba en casa con sus padres y que no debía ir a buscarlo. Sin embargo, el castaño sabía que no podía ser tan sencillo, no cuando Anderson no tenía ninguna relación con sus progenitores.

Decidió ir a buscar al joven, lo peor que podía pasar en caso de estar equivocado era que Blaine lo echara de su casa. Cuando llegó le pareció que el barrio era demasiado tranquilo pero era normal porque todo el mundo estaría en su trabajo.

Llamó al timbre pero nadie respondió, lo que le parecía raro porque sus compañeros le habían confirmado que, además del Warbler, estaba también su padre, James. Algo no le encajaba y decidió dar una vuelta por los alrededores. Todo parecía normal hasta que, por una ventana, vio que la alfombra de la casa estaba manchada con sangre.

Volvió a su coche y buscó su radio para dar el aviso y esperar órdenes. Le dijeron que se mantuviera alerta y justo en ese momento escuchó un grito y un golpe seco después, que cortó el grito. Su jefe parecía que también lo había escuchado porque le dijo que mandaría más unidades en su ayuda. El castaño buscó su pistola y decidió saltar al jardín. Volvió a escuchar un grito y supo que venía del cobertizo que había junto a la piscina. Escuchó más golpes y cuando se acercó lo suficiente pudo escuchar a Blaine que suplicaba.

La ira se apoderó de él porque no sabía quién podría haberle hecho daño a una persona tan buena y maravillosa como el joven. Dio una vuelta al cobertizo para decidir por donde entrar, intentando no ser visto a través de la ventana.

Sin embargo, Blaine lo vio y sus miradas se cruzaron durante un segundo. Parecía que el adolescente se sentía aliviado al verlo aunque también parecía aterrado. Uno de sus ojos estaba rojo y parecía que habían sido golpeado en ese punto no hacía mucho tiempo.

Como se dio cuenta de que no había otra manera, decidió probar si la puerta estaba cerrada con llave. Para su desgracia, no consiguió abrirla. Su mente no estaba clara porque dentro estaban agrediendo al único chico que había sido capaz de enamorarlo. Sabía que en la academia les habían advertido sobre esa situación, que no había que dejar que los sentimientos les dominasen pero él no podía dejar a Blaine en manos de alguien que ya había matado antes y que probablemente se estaba preparando para matar de nuevo.

Tenía muchas preguntas. ¿Por qué habían matado a los otros chicos si el problema era con su hijo? ¿Por qué había matado a los otros tan rápido y sin embargo con su hijo estaba siendo más lento?

Decidió que empujaría la puerta con fuerza para poder abrirla. Sin embargo, cuando consiguió derribarla, James estaba esperándolo y le golpeó en la cabeza. El castaño cayó al suelo mientras Blaine gritaba con fuerza, como si hubiese sido él quién recibió el golpe.

Smythe estaba algo aturdido y se dio cuenta de que su pistola se había soltado de su mano cuando había intentado amortiguar la caída. Intentó alcanzarla pero el mayor le dio una patada para alejarla. Escuchó una risa fría mientras le agarraban el pelo y lo sujetaban con una rodilla para que no se pudiera mover.

– Vaya, vaya... Yo que pensaba acabar con un maricón y van a ser dos... ¿Qué haces aquí? ¿Pensaste que si salvabas a Blaine te lo podrías follar? – La cara de asco del señor Anderson era increíble.

– Déjalo marchar. Me tienes a mí. – Sebastian decidió suplicar. Su único objetivo era salvar a su amado.

– Jamás. Es mi hijo y tiene dos opciones. O reconoce que todo era una fase y acepta casarse con una buena mujer o se quedará aquí para el resto de su vida. Todas esas mariconadas tienen que acabar cuanto antes, no puede seguir así. – James explicó con odio, no permitiría que su hijo fuera gay, no era un estilo de vida que él aprobara.

– Por favor, papá. Déjalo ir... Haré lo que sea, lo que me pidas, pero suéltalo... – Blaine lloraba mientras veía como le hacían daño al otro.

– No se puede ir. Sabe demasiado. No voy a arriesgarme a que me descubran. Verás, he hecho muchas cosas para conseguir que no me descubrieran como para dejar que ahora él me delate. Compré el jersey y los pantalones hace dos meses y he estado pendiente de que se vendían muchas unidades en el Gap como para que la dependienta no pudiera identificarme como el comprador del jersey. Siempre me he puesto la misma ropa para que nada me pudiera delatar. Conseguí las fechas de nacimiento de todos los Warblers. Quería distraer a la policía fingiendo que mataba a los demás para que no investigaran sólo mi vida familiar. Buscarían a alguien que tenga algo en contra de todos los Warblers, no sólo de Blaine. Elegí matarlos por orden de nacimiento, del más joven al mayor para que buscaran a un asesino en serie y no sospecharan de un padre que tenía problemas con la homosexualidad de su hijo. Comprenderás que un estudiante de Dalton más o menos no afectará mis planes...

Sin más palabras, James golpeó con fuerza la cabeza de Sebastian, provocando que el menor de los Anderson gritara y comenzara a llorar, temiendo por la vida del otro, que estaba en el suelo y no sabía si estaba inmóvil porque había perdido el conocimiento o realmente lo había matado.

Blaine siguió llorando en silencio porque no quería enfadar a su padre mientras éste se levantaba del suelo. James cogió la pistola y la analizó... ¿Por qué un chico de dieciocho años tenía un arma como esa?

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