†Odio†
-Oye, ¿todo bien?.- El golpe de la puerta se volvía más insistente.
Freddy seguía tapando su boca y las lágrimas seguían brotando de sus ojos, su cuerpo temblaba levemente y empezaba ligeramente a sudar.
Tenías ganas de hablarle, de decirle como se sentía, ganas de abrazarlo y gritarle que ya no puede más.
Pero simplemente no podía, su cobardía se lo impedía vilmente. Si que era un estúpido.
-Bueno...sabes, me voy. Esperó que estés bien.- Dicho esto, el azabache se fue.
Freddy quitó las manos de su boca, sus ojos estaban completamente abiertos y los sollozos pararon.
«¿Qué he hecho?»
Pensó de inmediato, lamentándose de no haber aprovechado esa oportunidad.
La ira y las frustración se apoderaron en todo su ser, y cómo consecuencia; sus nudillos fueron estampados contra la pared.
Sí que Freddy se sentía mierda en esos momentos, ya ni siquiera sabía por que estaba llorando.
«Mi destino es ser siempre invisible para Fred»
Con éste último pensamiento, salió del cubículo y se dirigió al lavabo del baño.
Se lavó la cara a modo de quitar lo hinchado de sus ojos y que no se notará que estuvo llorando. Levantó su vista hacia el espejo.
Con su propia vista inspeccionaba su cara, viendo cada uno de sus defectos y lo feo que era.
Observo los ligeros granos que aparecían en su frente; ésta estaba un poco grasosa.
Sus ojos a pesar de ser azules, no expresaban nada, ¡eran horribles! Y abajo de estos tenía unas grandes ojeras.
Su boca semi abierta, dejaba ver dientes; estos estaban semi salidos y los de la parte de abajo ligeramente chuecos.
Y ni que decir de su cuerpo. Era demasiado delgado, exageradamente flaco.
Sí que Freddy se daba asco a sí mismo. Se odiaba demasiado.
«Odio mi cara...
Odio mi cuerpo...
Odio mi tono de piel...
¡Me doy asco!»
Freddy comenzó a llorar de nuevo, volviendo a torturarse con sus propios pensamientos.
Salió corriendo del baño.
Pero malaya su suerte, chocó con alguien y ambos cayeron al piso.
-¡Freddy!¡Hola!.- La persona se levantó.
Con la persona que había chocado, era Bonnie.
-Dejame ayudarte.- Extendió su mano hacia Freddy; que tenía la cabeza agachada.
Freddy ya de pie, seguía con la mirada hacía abajo.
-Freddy...¿éstas bien?.- Bonnie se acercó al castaño.
El castaño se abalanzó a los brazos del pelimorado, que de inmediato abrazó con fuerza a Freddy.
Las palabras en ese momento no eran necesarias, Freddy sólo necesitaba desahogarse llorando.
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