ღ 06
Jeongin no tenía ni idea de quién era esa chica. Eso le preocupaba en cierto modo, pues no conocer ni saber lo necesario de la vida de la persona que quería era un poco incómodo; le hacía pensar que debería conocer mejor a Chan antes de decidir que le gustaba.
—¿Niño sigues aquí? —la chica pasó su mano frente a la cara de Jeongin para ver si reaccionaba.
—¡Oh! Sí, lo siento... es solo que yo-
—¿Buscabas a mi hermano?
Hermano.
Eso lo hacía sentir muchísimo más tranquilo. No tanto, pues se acababa de dar cuenta de lo poco que sabía de Bang y que quizá no era correcto enamorarse de alguien a quien conociste unos meses atrás luego de mudarte.
—Oye, te desconectas muy seguido de este mundo —de nuevo la joven intentó llamar su atención.
—Lo siento —dijo sonrojado.
—No te preocupes. Soy Hannah.
—Jeongin —ambos entrelazaron sus manos para saludarse correctamente.
—Hannah, ¿quién es?
La imagen de Chan aparece y en ese momento Jeongin quedó en blanco y completamente congelado. Había olvidado que estaba ahí para confesar sus sentimientos al mayor.
—Este lindo chico te buscaba. Habla con él, yo continuaré la cena.
Hannah se marchó dejando a ambos jóvenes solos.
—Hola, Innie. ¿Cómo estás?
La sonrisa hizo que el corazón de Jeongin se sintiera cálido, pero eso no lograba borrar sus nervios.
—Bien... —en ese momento respiró profundamente listo para afrontar lo que venía—. Hyung... no sé por dónde empezar esto... Tú eres alguien muy lindo y cálido conmigo, desde que llegué al edificio me has tratado con amabilidad y eso es algo que agradezco mucho. Creo que... no... mmm... —no estaba llegando a ningún lado diciendo todo eso, sería mejor ir directo al grano—. Lo-lo que estoy tratando de decir es que me gustas, hyung.
Un silencio extrañamente confortable se asesoró del ambiente.
Chan no podía creer lo que había escuchado. Su corazón latía a mil por segundo.
—Entonces... ¿esos chocolates y esa carta son para mí? —el tono de voz y de nuevo esa sonrisa hicieron que el menor se sintiera más tranquilo.
—Sí-sí —contestó con un fuerte sonrojo mientras entregaba los obsequios.
—¿Ahora me besarás o tengo que esperar a que seas mi novio?
¡¿Qué?!
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