—¡Lo he decidido! —exclamó Jeongin provocando que el jugo de Félix se derramara sobre él.

—¡Mierda! —el australiano tomó unas cuantas servilletas para limpiar el desastre.

Se encontraban tranquilamente almorzando en la cafetería de la universidad; o bueno, eso antes de que ocurriera ese pequeño incidente.

—¿Qué decidiste? —preguntó Seungmin.

—En esta semana le confesaré como me siento —respondió sonrojado.

—¿Eh? ¿En serio? —preguntó Félix no muy convencido de las palabras de su amigo.

—Sí... No confías en mí, ¿cierto?

—Es que... No es por ofender In, pero eres más tímido que cualquier otra persona que haya conocido...

—Calla, Lix. Confiemos en él —Seungmin le sonrió en forma de apoyo a su amigo.

—Bueno... —Félix rodó los ojos. No creía que Jeongin se atreviera—. ¿Cuándo dices que lo harás?

—Esta semana. Si no se lo digo en estos días no me creeré capaz de hacerlo después.

Por suerte apenas era lunes. Tendría todo el resto de la semana para poder pensar en cómo decirle a su hyung lo mucho que le gustaba y para prepararse mentalmente, no quería pasar por alguna cosa vergonzosa que arruinara todo.

Al llegar a su edificio y comenzar a subir por el ascensor empezaron a llegar a él algunas inseguridades.

¿Qué tal si su vecino no era gay? ¿O qué tal si ya tenía a alguien más? Tal vez solo lo veía como un amigo, ¿y si se alejaba de él?

Se regañó a sí mismo por pensar de forma tan negativa.

Caminó a su departamento y miró durante unos segundos la puerta de Chan antes de entrar a su hogar.

El mayor lo había visto una calle antes de su edificio corrió hasta él, pero no logró alcanzarlo, y esperaba hacerlo antes de que este entrara a su apartamento.

Al subir a su piso a la única persona que se encontró fue a Jisung recargado sobre el marco de su puerta.

—Oh... No eres Jeongin —Jisung dijo con desagrado.

—Tú tampoco lo eres —suspiró decepcionado.

Quizá no se lo decían directamente, pero ambos sabían que el otro tenía sentimiento hacia Yang y eso no les agradaba para nada.