➳ Vigésimo noveno capítulo

— Se ven mucho mejor. — susurró, pasando sus dedos por las heridas, ya cicatrizadas, del doncel. TaeHyung sonrió orgulloso, al ya no sentir dolor y dándose media vuelta encaró a HoSeok, para así besarlo

El príncipe no se sorprendió, pues desde hace mucho habían normalizado sus besos y ya no tenían que pedir permiso para demostrarle algo de cariño al otro.

— Gracias. — susurró el pelirubio, alejándose de los labios de HoSeok y sonriendo, como si hubiera hecho alguna travesura.

El doncel trató de alejarse, como solía hacerlo después de cada beso que le entregaba al príncipe, pero este rodeó su cintura y se lo impidió. — Creo que merezco unos cuantos besos más para que puedas saldar tu cuenta conmigo, TaeHyung. — bromeó el pelinegro, recibiendo en respuesta una risita.

Taehyung se dejaba hacer por Hoseok, le encantaba su toque y todos los abrazos y besos que este le entregaba. Se sentía pleno al encontrarse entre los brazos del pelinegro, quien en todas esas semanas no había hecho nada más que amarlo con sinceridad y demostrárselo en cada encuentro.

— Lo que yo creo en verdad es que tú solo te quieres aprovechar de mí. — contestó el doncel, viendo atentamente como una sonrisa se formaba en el rostro del pelinegro. — además para este momento ya perdí la cuenta de todos los besos que te he dado en agradecimiento.

Hoseok hizo un puchero, negando con la cabeza y acercándose peligrosamente hacia el rostro del pelirubio, para robarle un beso. Sin embargo, mientras más se iba acercando, TaeHyung se iba alejando, entre risas y negaciones, que solo tenían por objetivo sacar de quicio al príncipe.

— ¡Oh, vamos, Tae! — se quejó HoSeok, sujetando con algo de fuerza la cintura del doncel y recibiendo a cambio un leve golpe en su brazo izquierdo. — Solo será uno más. — rogó, volviendo a hacer un puchero.

Taehyung se hizo el pensativo por un momento, aunque muy en el fondo ya tuviera una respuesta, y finalmente sonrió, acercándose rápidamente al rostro de HoSeok y besándolo. El príncipe no tardó nada en corresponderle, sintiendo de repente como los brazos del doncel rodeaban su cuello. Aquello era uno de sus besos favoritos, pues TaeHyung se aferraba a su cuerpo y no parecía tener ganas de separarse de él.

— Ahora sí... — susurró el doncel, tratando de separarse de los brazos de HoSeok, pues este no tenía intenciones de dejarlo ir. — HoSeok nece- — trató de hablar, siendo interrumpido por los labios del pelinegro, que buscaban alargar el beso. — Por favor... — apenas logró hablar antes de sentir nuevamente los labios de HoSeok sobre los suyos.

El pelinegro se separó a regañadientes. Sin embargo, mantuvo el agarre en la cintura del doncel, aunque este pareciera un poco molesto.

— Me tengo que ir. — dijo, aparentando firmeza, una firmeza que HoSeok no se creía, pues TaeHyung no solía enojarse, al menos no con él.

— Pero no hemos estado mucho tiempo juntos, TaeHyung. — comenzó a acariciar la cintura del pelirubio, quien se negaba a ceder y caer en el encanto del príncipe.

— Yo creo que sí y ha sido suficiente por hoy, HoSeok, así que por favor suéltame y déjame ir. — a pesar de que TaeHyung se cruzó de brazos y fingió estar completamente enojado, HoSeok siguió sin creérselo por completo.

— Está bien, me he comportado mal. Lo siento, cariño. — esa era una de las tantas artimañas que HoSeok utilizaba para obtener el perdón del pelirubio, pues cabe resaltar que no era la primera vez que el príncipe no quería dejar ir al doncel.

Taehyung sonrió ante el apodo cariñoso y tomando la iniciativa, volvió a besar al pelinegro, quien gustoso le correspondió.

Al alejarse, HoSeok aceptó soltar a TaeHyung por voluntad propia y dejarlo ir después de que este se despidiera con otro beso más y le prometiera que al día siguiente estaría ahí.

Las cosas habían cambiado mucho entre ellos desde que se confesaron, los besos eran una muestra de aquello, al igual que esa necesidad implícita por estar al lado del otro y no separarse. Hoseok había sido el primero en demostrarlo, pues cada vez más ansiaba las salidas del palacio y siempre buscaba quedarse más tiempo al lado del doncel, quien también había comenzando a sentir esa necesidad de estar todo el día acompañado del príncipe. Sin embargo, ninguno podía hacer lo que quería, pues no solo se trataba de TaeHyung teniendo órdenes y tareas que cumplir, también de HoSeok, quien tenía que regresar al palacio y seguir cumpliendo sus funciones como príncipe.

Hizo una reverencia apenas su padre fue anunciado. HoSeok jamás había recibido una visita del rey a su alcoba, la mayoría de veces era llamado a su despacho y aunque estaba sorprendido por la situación, supo manejarlo bien.

— Le quedan dos meses, joven príncipe y yo sigo sin ver indicios de que usted tenga a alguien en mente, siquiera se ha puesto a buscar a alguien que esté a su altura. — definitivamente aquello no era una visita usual, más bien se trataba de un reprimenda.

Hoseok, quien hasta el momento mantenía la cabeza gacha, trató de no interrumpir a su padre, pues sabía que este no se encontraba con el mejor humor.

— Su madre y yo hemos estado hablando, ella me pidió que ya no lo mandara a entrenar fuera del palacio, prácticamente me rogó que volviera a realizar sus actividades como solía hacerlo hace algunos meses atrás. Lo estuve pensando mucho y he llegado a la conclusión de que ella tiene la razón.

El príncipe de inmediato levantó la mirada, sin preocuparse por ser reprendido nuevamente al faltarle el respeto a su padre.

— No puede hacer eso, su majestad. — en vez de sonar como un ruego, más bien sonó como una orden y aquello no le agradó al rey, quien frunció su ceño y demostró severidad con tal solo mirar a su hijo.

— No he venido a consultar esto con usted, joven príncipe, sino para informarle sobre mi decisión.

El rey ni se preocupó por recibir respuesta, pues dio media vuelta, con toda la intención de retirarse de la habitación de su hijo y así lo habría hecho, si es que este no hubiera hablado.

— Su majestad, yo ya tengo a la persona con la que deseo pasar el resto de mis días. Le hablé de él hace meses atrás, cuando le solicité salir del palacio. — explicó tan rápido que temió que su padre no lo entendiera o en el peor de los casos, que siquiera le hiciera caso.

El rey se mantuvo de espaldas a su hijo por unos segundos, pero finalmente le dio la cara y asintió. — Está bien, si usted ya conoció al doncel con el que quiere compartir su vida, espero conocerlo dentro de dos meses, en el baile de celebración que haremos en honor a su cumpleaños.

Hoseok asintió, sintiendo un gran alivio y creyendo que aquel día sería el mejor de toda su vida, pues finalmente presentaría a TaeHyung como su futuro esposo ante sus padres y toda la nación.

Cuando menos lo piensen, todo el drama empezará, bebitas.

Nos vemos uwu

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