➳ Vigésimo cuarto capítulo
— Aquí estoy, su majestad. Dígame cuál es la razón por la que me mandó a llamar. — dijo poco después de haber hecho una venia.
El rey miró a su hijo atentamente, percatándose de las prendas sucias que llevaba. — Joven príncipe, ¿se ha aseado antes de venir ante mí?
HoSeok se sintió totalmente avergonzado ante la pregunta de su padre y tras un suspiro, dijo: — No, su majestad, lo lamento mucho.
Por más que el príncipe tenía todas las intenciones de ir directamente hacia el cuarto de baño y asearse como era debido, el llamado de su padre se lo impidió y aunque quiso negarse, los guardias se lo prohibieron, escoltándolo con la excusa de que su padre había estado esperando toda la mañana por su regreso.
— ¿Cuál es la razón por la que se encuentra tan desalineado, joven príncipe? — el rey caminó en su dirección, deteniéndose al estar frente a su hijo y detallando las prendas que su hijo traía puesto.
Por más que HoSeok quiso admitir que aquella mañana fue una de las más divertidas que había vivido, no pudo, pues sabía que su padre se enojaría al saber que exploró cierta parte del bosque, que era muy desconocida para él, sin la compañía de su consejero y mucho menos, de su guardia real. HoSeok sabía que al contarle sobre todas las hermosas flores que vio en aquel lugar y sobre el camino que tuvo que cruzar para llegar a ese "santuario", su padre se pondría como loco y en el peor de los casos, le prohibiría las salidas, por lo que decidió mentir.
— Estuve entrenando, su majestad y me caí unas cuantas veces, por lo que mi aspecto no es el mejor en estos momentos. — HoSeok sonó firme, a pesar de estar mintiendo, y aquello pareció convencer a su padre, quien tras inspeccionar un poco más a su hijo, decidió regresar a su escritorio.
— Joven príncipe, dentro de cuatro meses será su cumpleaños número diecisiete, por lo que espero conocer aquel día a la persona que ha estado cortejando o en todo caso, espero que haya comenzando a cortejar a alguien.
HoSeok tragó grueso, presionando sus labios entre sí poco después, pues aunque él ya tenía a la persona indicada, aún no sabía cómo decirles a sus padres que TaeHyung no era un príncipe, sino un sirviente... un sirviente muy hermoso, a decir verdad.
— Usted bien sabe nuestro trato, joven príncipe... — HoSeok asintió. — así que el día del baile conoceré a la persona que se ha ganado su corazón y a su vez, la dicha de ser su pareja por el resto de sus días.
HoSeok nuevamente asintió, algo ido.
— A-así será, su majestad. — fue lo único que alcanzó a decir antes de que el rey lo invitara a retirarse de su despacho.
— ¿Cómo es posible que siga sin traerme noticias? — el enojo de la reina se podía evidenciar a través de sus gritos, eso lo sabía cualquiera de sus doncellas y para este momento, el general Choi, quien se mantenía arrodillado y con la cabeza gacha.
— Perdóneme mi reina, pero el consejero Kang no me permite ir más allá de lo que él se encuentra.
La reina miró con total odio al hombre y suspirando hondo, asintió.
— ¿Entonces no tiene ni un solo avance desde la última vez? — El general asintió, muy avergonzado. — Ni siquiera se puede llamar avance a lo que me dijo hace unos días. ¿Usted cree que yo no sé que el joven príncipe esconde algo? Es obvio que ese mocoso esconde algo, pero no nos va a decir solo porque sí.
— Lo siento mi reina. — volvió a disculparse el general.
— ¿Seguro que no hay ni un solo avance, general Choi? — volvió a preguntar la mujer, escudriñando en el actuar del hombre al dirigirse a ella. Por más que quisiera creerse el cuento de que no había descubierto algo nuevo, no podía.
El general Choi se quedó callado por un momento, mordiéndose la lengua para no decir lo que verdaderamente había visto esa mañana.
— S-sí mi rei-
— ¡Está mintiendo! — el grito de la reina asustó al general, quien trató en todo momento de mantener la cabeza gacha, para no tener que revelar algún indicio de que estaba mintiendo. — Levante la mirada, general Choi. — El hombre se maldijo mentalmente y haciendo caso a su reina, levantó la mirada. — Ahora dígame la verdad o le juro que se arrepentirá de haberse convertido en mi confidente.
Aunque el guardia quiso recriminarle a la reina que él nunca pidió ser un soplón, terminó mordiéndose la lengua nuevamente.
— ¡Dígamelo ahora mismo! — la reina realmente parecía otra mujer cuando se enojaba o eso quería pensar el general, pues jamás había visto esa faceta en la compañera del rey.
— E-el joven príncipe desapareció por un momento, i-incluso noté el nerviosismo en el consejero Kang cuando le pregunté en dónde se encontraba el príncipe.
— ¿Por cuánto tiempo desapareció?
— N-no lo sé, mi reina, pero regresó justo a tiempo para marcharnos y las prendas que utilizaba se encontraban totalmente sucias, mientras que sus botas tenían las suelas de lodo. N-ni siquiera cuando sale a cazar termina de esa manera. C-creo que se adentró al bosque. — terminó confesando sus sospechas y traicionando la confianza del príncipe.
La reina sonrió y llamando a su fiel doncella, JiEun, le pidió que le entregara un bolso lleno de monedas de oro al general. El hombre recibió el pequeño bolso, pero apenas tuvo la oportunidad de salir del palacio, lo arrojó, importándole muy poco que algún pordiosero o pueblerino encontrara el dinero y se lo quedara.
Otro capítulo de regalo, bebés.
¿Quién cree que HoSeok le presentara al rey a TaeHyung? Solo les puedo decir que eso lo veremos más adelante.
Les deseo bonita noche ♥
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