➳ Sexagésimo capítulo [Final PT.3]

HoSeok sonrió una vez que la corona fue colocada en su cabeza, al igual que lo hizo cuando TaeHyung fue coronado como la nueva reina del reino Jung. El doncel aún estaba inseguro de todo, ni siquiera se había acostumbrado a la honoríficos con los que muchos se dirigían al hablar con él, menos a la corte de doncellas y donceles que se le fue asignada a las semanas de haber llegado al palacio.

Una vez que la coronación terminó, tanto TaeHyung como HoSeok voltearon a ver a su pueblo, los jóvenes de ya casi dieciocho años sonrieron y alzaron al aire sus manos unidas, dando inicio al nuevo reinado. Las personas comenzaron a aplaudir y festejar por la nueva reina y rey que tenían.

TaeHyung sonrió a toda la gente del pueblo que se le acercó con la intención de saludarlo y felicitarlo. El doncel era tan natural al momento de entablar una conversación con cualquiera que se le acercara que el rey no pudo estar más feliz de haberle cedido su lugar a TaeHyung.

— Sé que ustedes dos harán un buen trabajo, hijo. — HoSeok se sorprendió al tener tan cerca a su padre de él, pero sonrió, mientras se encargaba de mecer a su hijo. — Son un gran equipo y este niño no ha hecho nada más que unirlos a ustedes y al reino.

El príncipe miró a su pequeño JiMin y asintió, pues él mejor que nadie sabía lo que su hijo ocasionaba en las personas. A decir verdad, sentía que JiMin y TaeHyung sacaban lo mejor de él, y estaba seguro de que su ahora esposo haría lo mismo con el reino.

— Déjame cargar a mi nieto. — rogó el rey, viendo atentamente al pequeño bebé envuelto en finas sedas y vestido con el traje tradicional que mandaron a hacer especialmente para él.

HoSeok quiso decir que esa era la quinta o tal vez sexta vez que su padre le pedía cargar a JiMin, pero en vez de eso solo asintió y se lo entregó, para luego ir en busca de su esposo.

En el camino se encontró con los Kim, de quienes había recibido una advertencia antes de que la boda se realizara, especialmente del padre de Taehyung.

— Mi padre tiene a JiMin. — contestó cunado los Kim preguntaron por su nieto. SeokJin no tardó en arrastrar a su esposo consigo hacia donde se encontraba su nieto, evitando de esa manera que NamJoon volviera a amenazar a HoSeok.

El príncipe rio por las ocurrencias de aquella pareja y siguió de largo, saludando a los invitados durante todo el camino, hasta que finalmente se dio cuenta que su esposo no se encontraba en el salón, así que saliendo de este se dirigió hacia los jardines. Taehyung había amado mucho los jardines del palacio, la mayoría del tiempo se la pasaba ahí con JiMin en sus brazos, por lo que aquella era su segunda opción.

Al llegar a los jardines efectivamente se encontró a Taehyung, quien estaba sentado en una de las tantas bancas que había en el lugar, importándole muy poco ensuciarse.

— ¿Qué haces aquí, cariño? — La pregunta tomó desprevenido a Taehyung, quien al instante volteó a ver a HoSeok, relajándose un poco al percatarse de que se trataba de su esposo. — Te estuve buscando por todos lados, cariño, ¿Por qué desapareces de esa manera tan repentina?

Taehyung le sonrió, pero aquella sonrisa desapareció al darse cuenta que JiMin no se encontraba con ellos.

— ¿Dónde está JiMin? — preguntó un tanto alarmado.

— No te asustes, está en buenas manos.

Taehyung tuvo intenciones de colocarse de pie e ir por su hijo, pero HoSeok se lo impidió. — Tengo algo que decirte.

— HoSeok, puede ser después, ahora tengo que ir por Ji-

— Es algo muy importante. — lo interrumpió el ahora rey.

Taehyung rodó los ojos, pero finalmente dejó que su esposo hablara.

— ¿Qué sucede? ¿Es algo malo? — HoSeok negó, llevando su mano derecha hacia el rostro del doncel y acariciando su mejilla. — ¿Entonces de qué se trata?

Te amo, TaeHyung. — susurró el pelinegro. — gracias por ser mi reina,  por darme un hijo precioso y sobre todo, por ayudarme a saber quién soy realmente y de dónde provengo.

El doncel tuvo tantas ganas de apartar a HoSeok y decirle que no le hiciera perder su tiempo, pero al ver la mirada sincera de su esposo y esa sonrisa tan preciosa no dudó en hacer todo lo contrario; besarlo. Hoseok le correspondió al instante y estuvo dispuesto a acabar la fiesta y despedir a todos los invitados con tal de consumar el matrimonio con su esposo, aunque ya lo hubieran hecho antes, sino fuera porque TaeHyung se separó, entre algo agitado y perdido, y le susurró un te amo por igual.

Tal vez para otras parejas esos simples momentos, en los que confesaban su amor por el otro, no significaban nada, pero para ellos significaban todo, pues con todo lo que tuvieron que pasar para finalmente ser felices era un milagro que estuvieran juntos, al lado de su pequeño JiMin y gobernando un reino. Taehyung seguía sin creérselo, pues no todos los días un doncel que no sabía escribir gobernaba extensas tierras y definitivamente no siempre el hijo de una concubina era el siguiente en el trono. Ellos no eran perfectos, tenían unos pasados muy oscuros, pero eso poco les importaba, porque después de todo, se tenían el uno al otro y a un hijo que los miraba con mucha admiración, al igual que un pueblo que confiaba ciegamente en ellos.

— Vamos adentro, mi chico de ricitos de oro. — HoSeok se colocó de pie y le extendió la mano a su esposo, pero este no la tomó.

— Ya te dije que no me llamaras así. — expusó su enojo el doncel.

— Pero es una muestra de mi cariño, TaeHyung.

— Para mí no. — susurró con enojo el doncel, colocándose de pie y caminando lejos de su esposo. Hoseok negó con la cabeza y lo siguió de cerca.

Sí, no eran perfectos, pero se amaban mucho y de eso no había duda alguna. 

El final es muy simple, pero esperen por el epílogo, que será subido mañana. Nos vemos bebitxs ♥

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