➳ Quincuagésimo sexto capítulo

— ¿Tú crees que sea cierto? — preguntó el pelicastaño, llamando la atención de su esposo, quien en ese momento se encargaba de velar el sueño de su hijo y nieto.

— Si él te lo contó no creo que sea una mentira, SeokJin. Yo le creo a mi hijo y si él dice que el padre de JiMin es el príncipe HoSeok es porque es cierto. — aclaró NamJoon, alejándose de la puerta de su habitación, en donde TaeHyung estaba durmiendo junto a JiMin.

SeokJin siguió a su esposo en silencio, hasta que llegaron al comedor y se sentaron alrededor de la mesa. Aún seguía sorprendido por la confesión de su hijo, al principio pensó que se trata de alguna confusión, pero cuando TaeHyung insistió en que HoSeok era el padre de JiMin comenzó a dudar y plantearse el posible hecho de que todo lo que estuviera diciendo su hijo sea cierto.

— Iré a hablar con el rey. — soltó de repente el mayor, tomando por sorpresa a su esposo. — Le diré que ya hemos encontrado a TaeHyung y que su hijo tiene que hacerse cargo de JiMin.

SeokJin se mantuvo en silencio por largos minutos, hasta que finalmente llegó a la conclusión de que no era una buena idea.

— Nosotros podemos hacernos cargo de TaeHyung y de JiMin. — susurró. NamJoon lo miró al instante, confundido por sus palabras, y esperando a que dijera algo más. — No somos pobres, Nam. — aclaró el doncel. — tenemos lo suficiente para darle educación a JiMin y ayudar a TaeHyung en lo que necesite.

NamJoon bufó, odiando la propuesta de su esposo. — ¿Entonces vamos a ser testigos de como ese idiota se desentiende de nuestro nieto e hijo?

SeokJin frunció su ceño al notar la molestia en las palabras de su esposo. No le gustaba cuando NamJoon utilizaba ese tono con él, mucho menos cuando despreciaba sus ideas. ¿Por qué tenía que ser tan recto y perfeccionista? Se preguntaba el pelicastaño, al ver el rostro del hombre al que había elegido como compañero de vida.

— ¿Por qué haces esto más difícil, NamJoon? — preguntó lleno de ira el doncel. — Nuestro hijo está por fin con nosotros y lo único que quieres hacer es arrojarlo al lugar de donde desapareció.

— No estoy haciendo nada difícil, SeokJin. — contestó igual de molesto el mayor. — Solo no voy a permitir que ese idiota salga ileso después de haberse burlado de la dignidad y honra de nuestro hijo.

El doncel sonrió sin gracia, odiando de repente el solo pensamiento de NamJoon.

— Todo esto es tu culpa. Si no hubiera sido por tu gran idea de que nuestro hijo crezca entre la realeza y la mejor educación tal vez nunca se hubiera olvidado de nosotros y para este momento nadie se hubiera burlado de su dignidad u honra.— SeokJin no se arrepintió de lo que dijo, por más que la mirada de su esposo se llenara de dolor y culpa.— Si me disculpas, tengo que ir a dormir. — una vez dicho esto se colocó de pie y salió del comedor.

NamJoon soltó un suspiro y también se colocó de pie, pero en vez de seguir a SeokJin salió de la casa. Necesitaba tomar un poco de aire y olvidar la discusión que tuvo con su esposo.

A la mañana siguiente lo primero que hizo NamJoon, antes de atender la panadería, fue dirigirse al palacio. Hace mucho habían desistido, SeokJin y él, en seguir yendo a aquel lugar para pedir respuestas sobre la ubicación de su hijo... respuestas que nunca recibían.

Al llegar a las puertas del palacio, los guardias que se encontraban de turno lo detuvieron.

— Exijo hablar con el rey. — tal vez fue la firmeza en su voz o la seriedad de su mirada las que terminaron convenciendo a los guardias de mandar a un subordinado para que le informara al rey sobre llegada del panadero Kim, a quien todos conocían muy bien, pues fueron muchos los años que lo vieron llegar al palacio junto a su esposo en busca de algún indicio que le ayudara a encontrar a su hijo.

Y definitivamente lo que menos esperó escuchar el rey en aquella mañana fue que el panadero Kim exigía hablar con él. Habían pasado muchos años desde que las visitas habían cesado, por lo que esto era totalmente sorpresivo.

— ¿Está seguro de que es el panadero Kim? — el guardia no dudó en asentir ante la pregunta de su rey, esperando posteriormente alguna indicación. — En este momento estoy muy ocupado... — Susurró. — infórmale que dentro de unos días será la boda de mi hijo y que podemos concretar una reunión para después de la ceremonia. Tal vez la próxima semana.

El guardia asintió y dando una reverencia salió del despacho del rey.

— Yo no pienso esperar hasta la siguiente semana para hablar con el rey. — la molestia de NamJoon no solo radicaba en el rechazo del rey, también en que este no se atrevía a darle la cara. — Háganle saber que esto no se va a quedar así y que le haré pagar a él y al príncipe por todo lo que hicieron a mi hijo. — y con aquella promesa, NamJoon decidió marcharse, pensando en todo el trayecto hacia la panadería la forma de cumplir su promesa.

Al llegar a su lugar de trabajo se encontró a SeokJin atendiendo a los clientes y a TaeHyung en la cocina, arrullando a JiMin. Su familia estaba completa, tal y como le había hecho entender SeokJin, pero él sentía que no sería completamente feliz hasta que el príncipe Hoseok y su padre pagaran por todo lo que le hicieron vivir a su pequeño TaeHyung.

Ese día en particular estuvo más enojado que nunca y lo demostró al realizar la masa de los panes con un poco más de brusquedad que de costumbre. Taehyung, incluso, había tenido que alejarse de la mesa por temor a que la harina le cayera en el rostro a él o a JiMin, quien se había despertado más de dos veces por los fuertes impactos de la masa contra la mesa.

— No quise hablarlo delante de TaeHyung, pero ahora que él está durmiendo tienes que decirme la razón por la que estás tan enojado. — SeokJin posó sus manos en los hombros de su esposo, empezando así a darle masajes. Sabía perfectamente que NamJoon sufría de dolores de espalda y hombros, por lo que siempre procuraba hacerle masajes al terminar el día.

NamJoon cerró sus ojos y suspiró hondo, dejándose llevar por los masajes relajantes. SeokJin sonrió al ver el rostro pacifico de su esposo y continuó con los masajes.

— ¿Qué sucedió allá, cariño? — insistió el doncel.

— Él se va a casar. — fue lo único que dijo NamJoon, aún con los ojos cerrados. SeokJin supo al instante de quién hablaba.

— Ya te dije lo que debemos hacer. — Susurró el doncel, esperando que esta vez su esposo sí le diera la razón. Sin embargo...

— Iremos a la boda con TaeHyung y JiMin y solo de esa manera ese idiota no podrá negar que deshonró a nuestro hijo.

SeokJin suspiró, sabiendo que NamJoon no bromeaba.

¡AHHHH! NamJoon está en modo padre vengativo :) así que esperen lo peor, bebés.

También les informo que hoy sólo estaré subiendo dos capítulos, este y el siguiente que subiré dentro de un rato. ♥ Gracias por todos sus comentarios y votos, me alegra tanto que apoyen esta historia, que a decir verdad, originalmente debía tener solo treinta o treinta y cinco capítulos. Sin embargo, heme aquí 😂

Muchas gracias, enserio. Se les aprecia demasiado ♥

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