➳ Quincuagésimo séptimo capítulo

— ¡Estás tan hermosa! — exclamó su madre, viéndola con el vestido puesto. SeolHyun tuvo tantas ganas de rodar los ojos y gritarle que dejara de fingir, pero en vez de eso solo sonrió sin mostrar los dientes.

— Serás la envidia de todo el reino, hermanita. — dijo Samantha, viendo a su hermana mayor dentro del vestido blanco que habían confeccionado para ella.

— Y eso que aún falta que se pruebe el vestido tradicional. — siguió SunMi, viendo la gran habitación en la que se encontraban. El palacio era increíblemente grande y tenía muchos adornos preciosos, según las mellizas y la señora Shin, quienes se habían concentrado en ver todo a su alrededor, haciéndose la idea de que pronto todo eso sería suyo.

— Estoy segura de que tú serás una de las reinas más bonitas de toda la historia. — aseguró la señora Shin, mientras observa a su hija.

SeolHyun solo asintió a todos los halagos, sin estar verdaderamente agradecida, pues sabía que ese lugar no le pertenecía.

— Te queda precioso, niña. — halagó también la costurera. — pero tienes que probarte el vestido tradicional.

— ¡Sí, quitatelo, SeolHyun! ¡Tenemos que ver el vestido tradicional! — gritó eufórica la señora Shin, pensando en todos los detalles que le habían colocado al vestido.

SeolHyun volvió a asentir y con ayuda de la costurera se quitó el vestido blanco y se puso el tradicional.

La señora Shin fue la más emocionada al ver a su hija con el vestido tradicional, pues efectivamente tenía muchos detalles que estaban bañados o hechos de oro y que representaban la jerarquía a la que muy pronto su hija pertenecería.

— Y estos son algunas de las peinetas que utilizará el día de la boda. — la costurera les enseñó unas cinco peinetas, muy finas y también bañadas en oro, que ante los ojos de la señora Shin eran las joyas más preciosas que había visto en toda su vida.

— ¡Están tan preciosas! ¡Mira las peinetas, SeolHyun!

SeolHyun las miró de soslayo y sonrió sin estar verdaderamente feliz o cómoda con la situación. En realidad sentía que nunca estaría cómoda con esa vida y sabiendo en el fondo que estaba siendo el reemplazo de TaeHyung, no solo en el trono, también en el corazón de HoSeok.

Espero que lo hayas logrado, TaeHyung, se dijo a sí misma al ver que su única salvación era el doncel al que había ayudado a huir.

— El vestido le hace justicia. — la voz de la reina sorprendió a todos los presentes, quienes al instante hicieron una reverencia, incluso SeolHyun lo hizo.

— Su majestad, es un honor tenerla aquí. — habló la señora Shin.

— Solo estoy aquí para asegurarme de que los vestidos sean del agrado de la futura esposa de mi hijo. — la reina no tardó en mirar de pies a cabeza a SeolHyun, quien mantenía la mirada baja.

— Estamos muy conformes con los vestidos, su majestad. — contestó la señora Shin.

— Estoy segura que sí, especialmente porque el vestido tradicional tiene muchos detalles hechos a base de oro.

La señora Shin sonrió, aunque haya sentido aquel comentario como un insulto hacia su persona.

— Pues me alegra que haya pensado en lo mejor para nosotras, su majestad. — a pesar de todo, la señora Shin trató de mostrar que nada le afectaba, mucho menos los comentarios maliciosos de la reina

— D-disculpen... — susurró SeolHyun, interrumpiendo la posible respuesta de la reina. Todos voltearon a verla. — Quisiera ver al príncipe el día de hoy. — pidió, un tanto temerosa por su "osadía". — Y-yo necesito hablar con él por última vez antes de casarnos.

La reina miró a la señora Shin, como buscando una respuesta. La señora Shin no dudó en negar.

— Lo siento doncella Shin... — empezó la reina. — pero es de mala suerte que los esposos se vean días antes de la boda. Igualmente recuerde que tiene toda una vida para hablar y conocer mejor al príncipe HoSeok. Ahora si me disculpan, quisiera hablar con su madre a solas. — Ni siquiera esperó una respuesta, solo dio media vuelta y salió del salón, sabiendo que la señora Shin la seguía.

Una vez que estuvieron fuera del salón se dirigieron a los jardines, en donde la reina pidió a toda su corte de doncellas, a excepción de JiEun, que la dejaran a solas con la señora Shin. Todas se marcharon una vez que la orden fue dada, todas menos JiEun, quien permaneció detrás de su reina y la arpía que tendrían muy pronto paseando por el palacio.

— ¿Se deshizo del doncel? — la reina no dudó en ser directa, pues lo que menos quería era estar más tiempo a solas con una mujer perteneciente a la clase baja.

— Sí, su majestad. — mintió descaradamente la señora Shin. La reina la miró de reojo y al ver la sonrisa de satisfacción en el rostro de la mujer no tardó en creerle.

— ¿Entonces me está asegurando que no tendremos problemas con aquel doncel y su bastardo? — preguntó nuevamente. La señora Shin asintió.

— Se lo aseguro mi reina. El doncel ni podrá llegar al reino. — rio, tratando de verse natural al mentir.

— Muy bien, si es así, nos veremos el día de la boda. — aquello fue una despedida de parte de la reina, una despedida que la señora Shin lo agradeció, pues no quería ponerse más nerviosa de lo que estaba y decir que en realidad TaeHyung había escapado y que no sabía a dónde pudo haberse dirigido.

— Te ves como todo un hombre. — aseguró su padre, mirando el reflejo de su hijo en el espejo de cuerpo completo. Hoseok se sintió un completo payaso tratando de complacer a su padre.

— Me veo tal y como te viste tú el día de tu boda y tal como se vio mi abuelo y bisabuelo el mismo día que se casaron. — dijo en un tono monótono, que no expresaba ningún tipo de emoción. Claramente esa no era la actitud de un hombre que estaba a dos días de casarse.

El rey frunció su ceño, el enojo creciendo dentro suyo al percatarse de que su hijo seguía igual de rebelde que días atrás. Al parecer nada iba a ser igual entre ellos dos.

— Si eso es lo único que tiene que decir, joven príncipe, me parece bien. — y nuevamente HoSeok se enfrentaba a un hombre que desconocía por completo. Su padre no hacía nada más que mirarlo con dureza cada vez que le decía algo que no le gustaba, ya era algo a lo que se estaba acostumbrado, pero que a la vez seguía odiando, pues muy en el fondo extrañaba los buenos momentos que pasó al lado de su progenitor. — Me retiro y espero que en estos dos últimos días reflexione, porque dudo que la doncella Shin quiera a un esposo tan insolente como usted.

Hoseok no le dio el placer de contestarle, solo vio a su padre marcharse y cerrar las puertas de su alcoba, para luego quitarse uno de los dos trajes que utilizaría. Odiaba admitirlo, pero sí se veía como todo un hombre y futuro sucesor de la corona dentro de esas prendas.

Una vez que dejó el traje en su cama pasó a probarse la vestimenta tradicional que utilizaría después de la boda, cuando su padre le cediera la corona y su trono. Se veía muy bien, pero seguía sin sentir emoción por aquel día. No sentía nada.

— Sí tan solo hubieras sido tú, TaeHyung, estoy seguro de que todo sería diferente. — susurró el príncipe, viendo el reflejo de su rostro, que ante todos seguía sin expresar emoción alguna, en el espejo.

Y este es el último capítulo por hoy.

Anticipen los capítulos de mañana, por estarán uff, ni para que decirles.😏😏

Si quieren hacer alguna teoría es ahora o nunca, bebés, porque les juro que los capítulos de mañana serán decisivos.

Por cierto, en la boda, tanto HoSeok como SeolHyun tendrán dos vestimentas, una que se utilizará en la ceremonia y otra que utilizarán cuando a HoSeok se le ceda el trono (los trajes tradicionales o también llamados hanbok). Solo eso.

Nos vemos ♥

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