➳ Quincuagésimo primer capítulo

— ¿Qué haces aquí? — SeolHyun no dudó ningún momento en ponerse a la defensiva, pues bien sabía que las intenciones de su madre no eran las mejores.

La señora Shin rodó los ojos, viendo a su hija como una simple idiota que se creía la defensora de los más débiles.

— Muévete, SeolHyun. — advirtió a medida que se acercaba. Sin embargo, la joven se negó a hacerlo. — ¡He dicho que te muevas, mocosa estúpida! — le gritó, empujándola en el proceso.

La joven cayó al frío suelo, pero se colocó de pie en cuanto vio a su madre dirigirse al doncel, quien no tenía la suficiente fuerza para alejarse.

— ¡Mamá, no le hagas nada! — suplicó una vez que se aferró al cuerpo de su madre. SeolHyun no quería que nada le sucediera a ese bebé, mucho menos a TaeHyung.

La señora Shin rio, alejándose del cuerpo de su hija. — Tú no me vas a prohibir nada, mocosa. Serás mi hija y la futura esposa del príncipe, pero sigo siendo tu madre y todavía tengo derecho sobre ti y tus decisiones, así que no te metas en mis asuntos.

— Pero es un bebé, mamá... — susurró la joven, al borde del llanto.

— Es un bastardo, SeolHyun, tú y yo lo sabemos. — dijo a la par que señalaba al bebé en los brazos de TaeHyung. — y justamente por esa razón debemos de deshacernos de él.

Esta vez SeolHyun no puso resistencia ni tampoco la detuvo, por lo que pudo llegar al doncel.

— N-no p-por favor... — rogó TaeHyung, mientras trataba de aferrarse a su bebé, aunque los brazos le fallaran por la falta de fuerza.

— Te lo dije, TaeHyung... — susurró la señora, arrodillándose para estar al nivel del doncel. — Tú me perteneces y por ende, tu bebé también. — con una sonrisa le arrebató al bebé de los brazos. Taehyung gritó, comenzando a sollozar.

La señora Shin miró al bebé, este tenía los ojos celestes y el cabello claro. Estaba más que dicho que iba a ser un doncel, un inútil doncel como su madre, pensó la mujer, a medida que se alejaba.

SeolHyun solo bajó la cabeza, llorando en silencio por la mala madre que tenía y por el bebé de TaeHyung.

— N-no por favor... — volvió a hablar el doncel, quien trataba de llegar a la señora Shin.

— Eres un idiota TaeHyung. — la voz grave de la señora se escuchó por todo el frío y vacío ático. El doncel no se rendía y seguía arrastrándose, tratando de llegar a la señora Shin y evitar que se llevaran a su bebé. — y es por esa razón es que te haré el favor de desaparecer a tu hijo.

— ¡No, n-no, por favor! — gritó TaeHyung, temiendo ahora por la vida de su bebé.

La señora Shin negó con la cabeza, mientras veía al doncel llorar, tal vez también por el dolor del reciente parti, y finalmente le entregó el bebé a su hija mayor.

Deshazte de ese bastardo. — fue clara y directa.

SeolHyun se negó. — E-es un bebé, mamá, n-no... Yo no lo haré. — se puso seria al final.

La señora Shin frunció su ceño y aunque quiso golpear a su hija, no lo hizo, pues no solo traía al bastardo en brazos, también porque era una pérdida de tiempo.

— Tú lo vas a hacer si no quieres que mate al bastardo delante de tus ojos y luego haga lo mismo contigo.

— M-mamá, p-por favor, él...

La señora Shin no aguantó más. — ¡Dame al bebé! — exigió.— ¡Dame al maldito bebé ahora!

— N-no... — pudo notar la furia en los ojos de su madre al negarse nuevamente. — Y-yo lo haré. — dijo finalmente.

— Entonces lárgate y deshazte del bebé en el bosque. No quiero que ensucies nuestra casa con la sangre de ese niño.

Taehyung se detuvo abruptamente, mirando como SeolHyun salía del ático. — ¡No lo hagas, SeolHyun! ¡No lo hagas por favor! — gritó, intentando colocarse de pie, pero fallando en el intento. Lo último que vio fue la sonrisa de la señora Shin antes de que la puerta del ático fuera cerrada.

SeolHyun corrió con el bebé en brazos por todo el bosque, estaba segura de que si lo seguía haciendo, lo más probable, es que llegara al mercado, por lo que se detuvo una vez que sintió al bebé removerse y comenzar a llorar.

La joven comenzó a llorar también al escuchar al bebé y se maldijo por ser tan cobarde y tonta. Se maldijo por no poder enfrentar a su madre.

— L-lo siento bebé... — susurró la joven, viendo directamente los ojos celestes del niño. — S-sé que l-lo pagaré muy caro, pero n-no tengo opción.

Buscó con la mirada una piedra, no tan pesada y tampoco tan pequeña, pues lo único que quería era acabar con eso lo más rápido posible. Una vez que encontró una piedra mediana, dejó al bebé en la tierra y con la manos temblorosas cargó la que sería su arma.

Tragó grueso y alzando sobre su cabeza la piedra, cerró los ojos. No quería ver lo que era capaz de hacer.

Estaba a punto de soltar la piedra encima del bebé, cuando abrió los ojos y se encontró con la mirada inocente de este.

Finalmente bajó la piedra y la lanzó lejos, tomando entre sus brazos al bebé y meciéndose de un lado a otro. — P-perdón, perdón, mi amor... — Susurró, colocándose de pie con el niño aún en brazos.

Comenzó a caminar lejos de la casa de su madre, llegando efectivamente al mercado del lugar. Trató de escabullirse entre la gente y pasar desapercibida, hasta que llegó a una carreta que tenía muchos sacos de lo que parecía ser harina. SeolHyun no lo dudó ningún segundo en cubrir bien al bebé y meterlo dentro de la carreta.

Parecía que el niño iba a llorar en cualquier momento, pero finalmente no lo hizo, pues la joven se encargó de dejar suaves caricias en su cabecita.

— Prometo que estarás mejor lejos de nosotras. — murmuró antes de alejarse de la carrera.

Aunque SeolHyun no hubiera querido dejarlo ahí, supo que no había otra opción. El bebé tenía que crecer lejos de la maldad de su madre.

Una vez que estuvo cerca de su casa, corrió hacia la puerta posterior, la de la cocina, e ingresó por esta, buscando de inmediato el cuchillo. Al encontrarlo no dudó en levantar la falda de su vestido y hacerse un corte en el muslo izquierdo. Le dolió mucho, pero tuvo que morder su labor inferior para no gritar. Cuando sintió que la sangre comenzaba a descender por su pierna, no dudó en mancharse las manos de esta y hacer lo mismo con su vestido.

El dolor punzante en su muslo izquierdo le impidió caminar bien, pero cuando pasó por el salón principal, en donde suponía estaría su madre, trató de caminar bien y bajar la mirada. La señora Shin miró a su hija, su vestido con algunas manchas de sangre y finalmente sonrió, acercándose a esta para abrazarla.

— Lo hiciste bien, SeolHyun. — susurró, mientras acariciaba su espalda.

SeolHyun la odió.

Mientras iba editando, me di cuenta que es muy cruel la manera en la que SeolHyun pensaba matar al bebé, pero lo siento, así estaba planeado desde el inicio.

Tengo otro capítulo más, a medio escribir, espero poder terminarlo está noche para que puedan saber a dónde va a parar ese niño. Aunque creo que ya les di mucho spoiler en este capítulo.

Nos vemos ♥

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