➳ Quincuagésimo cuarto capítulo
SeolHyun procuró ser muy cuidadosa al salir de su habitación y caminar por el pasillo que la llevaba directamente hacia el ático. Sabía que cualquier mínimo error podría costarle muy caro tanto a ella como a TaeHyung.
Solo cuando abrió la puerta del ático y se adentró pudo respirar con normalidad. Taehyung yacía esperándole de pie.
— Tenemos que ser muy cuidadosos, TaeHyung. — susurró la jovencita. — mi madre y las mellizas están profundamente dormidas, pero no puedo asegurar que permanezcan así por mucho tiempo.
— Lo lograremos... — susurró por igual el doncel, aunque su cuerpo temblara del miedo y la inseguridad siguiera presente en lo más profundo de su ser.
SeolHyun soltó un suspiro hondo y tomando la mano temblorosa del doncel lo obligó a avanzar a su lado. Salieron juntos del ático y caminaron con mucha cautela por el pasillo. Para ese momento TaeHyung no solo sintió miedo de ser descubierto, también de lo que le esperaba una vez que saliera de la casa de la familia Shin.
Bajaron las escaleras con mucho más cuidado y lentitud que cuando pasaron por la habitación de la señora Shin y solo cuando estuvieron al final de estas, TaeHyung se dio cuenta de que había estado aguantando la respiración.
— E-estamos muy cerca. — susurró la chica, con una sonrisa de orgullo en su rostro. Lo iban a lograr.
Taehyung también sonrió, siguiendo los pasos de SeolHyun. La jovencita solo soltó la mano del doncel para abrir la puerta principal de la casa y salir de esta.
Una vez que estuvieron fuera no dudaron en correr hacia el bosque. SeolHyun guiaba al doncel, pues este no sabía qué tenía planeado la jovencita.
— H-hablé con un comerciante del reino. — explicó la joven, una vez que dejaron de correr y pasaron a caminar. — él me aseguró que esta noche partiría al reino y que lo más probable es que para mañana ya se encuentre ahí.
Taehyung la escuchaba, sin entender mucho su relato o la razón por la que se lo estaba contado.
— Le di algunas monedas a cambio de que te llevara al reino. — reveló, deteniéndose delante del doncel y tomando sus manos entre las suyas.
Taehyung negó con la cabeza, aun más temeroso de lo que le podría ocurrir. No conocía el reino, ni siquiera sabía por dónde quedaba o qué tipo de gente encontraría ahí.
— N-no creo que sea-
— Es una buena idea. — le interrumpió la joven, dándole un ligero apretón a sus manos. — Sé que podrás TaeHyung. Lo único que tienes que hacer es buscar a HoSeok y decirle que tienen un bebé, explicarle por todo lo que pasaste y-
— ¿Si no me cree? — preguntó un temeroso TaeHyung. — ¿Si me pierdo o me encuentro con rufianes?
SeolHyun negó a cada una de esas preguntas, tomando esta vez el rostro del doncel entre sus manos y obligándolo a mirarla a los ojos.
— Nada de eso te pasará, TaeHyung. Ese comerciante no te hará nada más que llevarte hacia al reino, del resto tendrás que encargarte tú. Confía en mí, Tae, yo te prometo que todo estará bien.
— E-está bien... — susurró el doncel al borde del llanto. SeolHyun sonrió y lo abrazó con mucha fuerza. Taehyung le correspondió, sabiendo que aquella era una despedida.
Al separarse no dudaron en comenzar a correr nuevamente, hasta llegar al mercado, tan conocido para ambos, en este se ubicaban algunas carretas llenas de mercadería, que iban dirigidas al reino, además de algunos hombres que se encargaban de bajar la mercadería o subirla. SeolHyun se detuvo, al igual que TaeHyung, quien miraba curioso todo a su alrededor, y al ubicar con la mirada al hombre con el que había hecho el trato, se dirigió hacia este, siendo seguida por el doncel.
— Pensé que no vendrías. — rio el hombre al ver a SeolHyun llegar. — ¿Y quién es este lindo doncel? — dirigió su mirada hacia el pelirubio, quien comenzó a temblar ante la mirada del desconocido.
— Este es TaeHyung. — contestó la joven. — él es a quien quiero que lleves al reino.
El hombre miró de pies a cabeza a TaeHyung y finalmente asintió, manteniendo aún su sonrisa.
— Sube niño. — ordenó el hombre, extendiendo su mano para ayudar a TaeHyung.
El doncel miró a SeolHyun, esta le sonrió y volvió a abrazar. — Encuentra a HoSeok y busquen a su bebé juntos. — le susurró, en medio del abrazo. Taehyung asintió y tras separarse aceptó la ayuda del hombre.
Esa noche, mientras la carreta se alejaba de aquel mercado, Taehyung sintió que finalmente era libre... libre de verdad. SeolHyun se quedó de pie, viendo como la carreta se alejaba cada vez más y solo en ese momento se sintió orgullosa de haber hecho algo valiente en toda su vida.
— Sé feliz, TaeHyung. — susurró la joven, viendo la carreta ya lejos.
Cuando los ojos de TaeHyung se abrieron lo primero que vio fue los árboles en movimiento y el cielo nublado. Rápidamente se reincorpó, sentándose al lado de los sacos de arroz que iban en la parte posterior de la carreta, y recordó todo lo que sucedió anoche. Se tranquilizó un poco y volviéndose a acostar, admiró el cielo, rogando en su interior que todo estuviera bien con SeolHyun y sobre todo, que nada le pasara.
— Estamos por llegar. — anunció el hombre. — Es muy temprano, así que debes aprovechar en dormir un poco más. — le aconsejó.
Taehyung no le contestó, solo cerró los ojos, haciéndole caso. Sin embargo, eso no significaba que estuviera durmiendo, pues el doncel quería estar atento a todo.
Estuvo con los ojos cerrados por un largo tiempo, hasta que finalmente la carreta se detuvo. Solo en ese momento el doncel abrió los ojos y se encontró con unas calles medianamente desoladas, eran pocas las personas que caminaban, al igual que los puestos abiertos en aquel mercado totalmente desconocido para él.
— Hasta aquí llegamos, niño. — anunció aquel hombre.
Todo lo que rodeaba a TaeHyung era algo completamente nuevo para él, pues jamás en su vida había estado dentro del reino. Bajó de la carreta con lentitud y temor de todo, mientras aquel comerciante se encargaba de bajar los sacos de arroz delante de un puesto que al parecer vendía cualquier variedad de abarrotes.
— M-muchas gracias... — susurró el doncel, dirigiéndose al hombre que en ese momento no hizo nada más que ignorarlo, pues se encontraba descargando los sacos de arroz de la carreta.
Al no recibir respuesta, pasó a alejarse, con algo de temor, pues no sabía a dónde dirigirse realmente. Las pocas personas que se encontraban fuera de sus casas en aquella mañana no hacían nada más que observalo con lástima o con asco, TaeHyung pensó que se debía a que su ropa no estaba tan limpia como hace unos días atrás o tal vez a alguna suciedad que se encontraba "adornando" su rostro. Sin embargo, al pasar sus manos por su rostro se dio cuenta que no había ninguna mancha, por lo que finalmente dedujo que todas esas miradas dirigidas hacia su persona se debían a sus prendas, ya gastadas y sucias.
Con temor y algo de vergüenza, se abrazó, caminando de esa manera por todo ese gran mercado. El lugar era grande y tal vez por esa razón no sabía por dónde tenía que ir para llegar al palacio. A medida que avanzaba se encontraba con más personas, que al verlo comenzaban a hablar entre ellas sobre su pobre aspecto. Estaba dispuesto a acercarse a una de ellas, importándole muy poco ser humillado o insultado, cuando el fuerte llanto de un bebé llamó su atención. Por un momento pensó que se debía a que había perdido a su hijo hace poco, pero cuando el llanto se intensificó se vio caminando hacia un panadería, que a decir verdad, se le hacía muy conocida.
Aunque no quiso hacerlo, se detuvo abruptamente al estar frente a la puerta de la panadería. — Estás actuando como un completo loco. — susurró para sí mismo, aunque algo dentro suyo le dijera que nada perdía con entrar y ver a aquel bebé. Tal vez podía pedir ayuda o indicaciones en ese lugar, así que reuniendo toda su fuerza de voluntad, empujó la puerta, adentrándose a un lugar un poco más cálido y pintoresco que todas esas calles frías y llenas de personas que parecían acusarlo con la mirada.
El lugar no se encontraba lleno, solo había una anciana que estaba terminando de hacer su compra. Taehyung de inmediato bajó la mirada, avergonzado de entrar a ese lugar sin una sola moneda y con las prendas sucias.
— No se preocupe señora Yung, lo apuntaré en su cuenta. — habló el doncel pelicastaño, recibiendo una sonrisa de parte de la anciana, que en todos esos años se había encargado de ser la mejor clienta que tenían.
— Muchas gra- — y antes de que la anciana terminara de agradecer por la bondad del doncel se vio interrumpida por el llanto del bebé, que estaba ahora en los brazos de su padre. — Mejor me voy, deben de estar muy ocupados con el bebé.
SeokJin la despidió con una sonrisa, que fue correspondida por la señora Yung. Solo cuando la anciana salió del lugar se percató de la presencia de un chico que mantenía la cabeza gacha. Estaba a punto de preguntarle lo que deseaba, cuando NamJoon salió de la cocina, con el bebé gritando a todo pulmón entre sus brazos.
— No deja de llorar, SeokJin, he intentado darle de comer, pero creo que me odia. — se quejó el mayor, recibiendo una risita de parte de su esposo.
— Eres un tonto Nam... — susurró el doncel, extendiendo sus manos para recibir al pequeño bebé, y olvidando por un momento la presencia de un completo extraño en la tienda.
— ¿Quién es él? — preguntó NamJoon, viendo a TaeHyung, pero sin verlo realmente, pues el doncel más joven mantenía la cabeza baja.
SeokJin se encogió de hombros, comenzando a mecerse de un lado a otro con el niño en brazos.
— ¿Qué pasa, mi amor? — preguntó SeokJin al bebé. — ¿Por qué estás tan inquieto?
Taehyung se atrevió a levantar la mirada al escuchar la interacción de aquel hombre con el bebé y al hacerlo abrió sus ojos en par, al igual que lo hizo NamJoon.
— Jin... — susurró Nam, tratando de llamar la atención de su esposo.
— ¡Ese es mi bebé! — gritó TaeHyung, logrando llamar la atención de SeokJin. — ¿Por qué tienes a mi bebé? — preguntó, casi gritó el doncel, acercándose a SeokJin.
— N-no puede ser... — susurró el pelicastaño, observando a TaeHyung con mucho detalle.
— ¡Devuélveme a mi bebé! — exigió el más joven, importándole muy poco los rostros sorprendidos que lo observaban.
SeokJin comenzó a llorar, dejando en segundo plano el llanto del bebé. NamJoon rodeó a su esposo y también soltó algunas lágrimas. Finalmente y después de muchos años tenían a su hijo ahí, su pequeño...
— TaeHyung. — susurró SeokJin.
El mencionado entre abrió sus labios por un momento, sin saber qué decir, pues no recordaba haber visto a esta gente en toda su vida, por lo que estos no podían saber su nombre.
— Q-quiero que me devuelvan a mi bebé. — volvió a exigir el pelirubio.
— ¿Tu bebé? — se atrevió a preguntar Nam, aunque estuviera más sorprendido por haber encontrado por fin a su hijo.
— Sí, el bebé que ustedes tienen es mi hijo. — TaeHyung sonó firme y tal vez fue esa firmeza la que confundió a ambos padres.
— ¿JiMin es tu hijo? — preguntó esta vez SeokJin.
TaeHyung supuso que ese era el nombre que le habían colocado a su hijo, así que sin dudarlo asintió.
NamJoon y SeokJin se miraron, el primero completamente encolerizado al saber que su pequeño tenía otro pequeño y el segundo, totalmente alegre de haber encontrado a su hijo y nieto.
¡Por fin se reencontraron!
¿Qué creen que suceda? ¿Nam se volverá loco al saber que su hijo tiene un bebé? ¿Irán a reclamarle al rey? ¿Taehyung les confesará quien es el padre de su bebé? Todo en el próximo capítulo xd.
Nos vemos ♥
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