➳ Prólogo
Era un día lluvioso, los gritos de un hombre se escuchaban por toda la aldea, sin embargo, nadie hacía nada por auxiliarlo, pues sabían que el momento había llegado y que la partera era la única persona que tenía que estar presente, ni siquiera el padre podría estar en la cabaña. Solo la madre y la partera.
Un joven de no más de veinte años se resguardaba de la lluvia y del frío con una capa que lograba cubrir su cabeza y parte de su rostro. Este hombre se encontraba afuera de la cabaña, lo más lejos que había logrado llegar después de que le ordenaran salir del lugar, pero a la vez, lo más cerca que podía estar de su futura familia.
Los gritos, ya poco masculinos, se escuchaban cada dos minutos y por estos podías darte cuenta del sufrimiento que estaba pasando el chico dentro de la cabaña.
Un último grito desgarrador fue escuchado a los seis minutos y poco después no hubo nada más que silencio siendo interrumpido por las gotas de lluvia que caían con violencia y azotaban las calles y los techos de las cabañas.
No pasaron más de dos minutos antes que la puerta principal sea abierta y por esta saliera una anciana que a duras penas podía caminar. NamJoon, el padre, esperó por alguna señal de esta mujer para entrar. Ella solo asintió y apartándose, dejó pasar al nuevo padre.
NamJoon corrió por todo el pasillo hasta llegar al fondo de este y quitándose la capa, se adentró a la habitación. De inmediato sonrió al ver a su esposo con los cabellos castaños pegados a su frente a causa del sudor y aún respirando, lo cual era un buena señal, pues la mayoría de hombres que se embarazaban no lograban vivir para ver crecer a sus pequeños; se acercó a paso lento, pero el solo hecho de ver muchas sábanas llenas de sangre e incluso un recipiente, que antes estaba lleno de agua limpia y que ahora estaba de un color rojizo, lo hacía sentir mal, en especial porque él era el causante del sufrimiento de su pareja, pero también el causante de aquella pequeña felicidad que tenían ahora con ellos.
— Acércate — pronunció apenas su novio. Él hizo caso y al sentarse al lado de este, pudo notar recién al bebé, ver sus perfectas facciones. A pesar de ser solo un bebé, su color de piel, que era muy pálida, y sus pocos cabellos, que parecían ser del mismo color que la de su madre, pero que si prestabas atención podías darte cuenta de que era más claro... más dorado. — ¿Cómo lo llamaremos? — preguntó el castaño, tratando de moverse un poco sin despertar a su hijo.
— Es hermoso.— fue la única respuesta que obtuvo de parte de su esposo. El chico de apenas diecinueve años sonrió y acarició, como pudo, la mejilla de su bebé.
— Nam, el bebé necesita un nombre — insistió el chico.
El mencionado rápidamente salió de su trance y asintió, teniendo el nombre perfecto para su bebé.
— TaeHyung... que sea Kim TaeHyung.
SeokJin sonrió en respuesta, viendo esta vez a su hermoso TaeHyung.
— Será un hermoso doncel.— susurró Nam, viendo con admiración a su primogénito.
Jin no dijo nada, pues ya podía ver el futuro brillante de su hijo, tan brillante como sus cabellos dorados.
Primer capítulo, bebés, espero que les guste, especialmente a ti gi_bbeum ♥
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