➳ Primer capítulo

⌜Cinco años más tarde⌟

La primera vez que el príncipe HoSeok salió del palacio fue con tan solo cinco años y al lado de su padre, quien como cada año visitaba las cosechas y a las familias de su pueblo, asegurando así una buena armonía entre gobernados y gobernante.

HoSeok era un niño de cabellos azabaches, de una sonrisa muy bonita y llamativa, algo que heredó de su madre, y de una felicidad que lo convertía en la luz del palacio. Era el niño perfecto ante los ojos de los reyes y estaban seguros de que sería un rey ejemplar.

El cabello rubio era algo muy extraño entre los plebeyos, pues si había algún príncipe o princesa con cabello dorado y con ojos celestes o verdes era por la ascendencia de nobles que tuvieron; sin embargo ver a un niño de cabellos rubios y ondulados correr por el pueblo junto a otros niños de bajos recursos era muy poco común.

La primera vez que el rey vio a TaeHyung se sorprendió, pues el pequeño de rizos dorados, piel pálida y ojos claros parecía ser hijo de nobles y no del panadero del pueblo y de un doncel cualquiera. El rey estaba asombrado con la belleza del futuro doncel, que en en ningún momento dudó en hablar con los padres del niño.

— El niño puede vivir con nosotros, lo educaremos bien, tendrá todo lo necesario para...

NamJoon y SeokJin se miraron y luego miraron a su pequeño, su único tesoro.

— ¿Para? — preguntó Nam, tratando siempre con respeto al rey.

— Para ser el futuro esposo de mi hijo. — dijo el rey como si nada, mientras miraba la interacción entre los más pequeños, que iban corriendo de un lado a otro en la panadería. — Sé que suena descabellado, en especial porque aún son unos niños, pero desde lejos se puede notar que su hijo será un doncel y que poseerá la belleza que cualquiera, hombre o mujer, envidiará.

Los padres de TaeHyung se miraron por segunda vez y algo dudosos le dijeron al rey que pensarían en su propuesta.

El padre de HoSeok se marchó feliz junto a este último, pues muy en el fondo sabía que ambos padres aceptarían, pues nadie le daría mejor educación a TaeHyung que ellos, la propia nobleza.

— Yo no estoy seguro de esto, Nam.— susurró SeokJin mientras mantenía en su regazo a un inquieto TaeHyung, quien quería jugar con su vaso de leche y no tomarla, como sus padres le habían dicho que haga. — Tae apenas tiene cinco años y si se va, puede que se olvide de nosotros. — el doncel expuso su más grande preocupación y aunque Nam no lo dijera, también temía de eso.

— Nadie le dará mejor educación que ellos, SeokJin.— sin embargo, prefirió ver por el futuro de su hijo ante todo.— ¿Qué pasará con TaeHyung cuando crezca? — le preguntó a su esposo, mientras este llenaba de besos a su retoño, quién esta vez sí había decidido tomar su vaso de leche. — Buscará a un chico cualquiera y desperdiciará toda su belleza e inteligencia por tener hijos y quedarse al lado de su esposo.

— Yo hice eso.— dice SeokJin, un poco enojado por la forma tan despectiva en la que habló su esposo.— y no me arrepiento, NamJoon. No me arrepiento, a pesar de que mis padres insistieron en que estaba haciendo mal al entregarme a ti.

SeokJin siempre fue codiciado, tenía muchos pretendientes y aunque sus padres siempre le dijeron que se enamorara con la cabeza, él decidió seguir las órdenes de su corazón y quedarse con el hijo del panadero del pueblo y rechazar al hijo de uno de los hombres que era la mano derecha del rey y que por tanto se encargaba de las finanzas del pueblo. SeokJin había buscado a un chico cualquiera y se había quedado a su lado, desperdiciando su inteligencia y belleza, tal y como dijo Nam, pero la única diferencia era que no se arrepentía y todo porque tenía a su más grande tesoro y premio entre sus brazos. TaeHyung era su tesoro, la única razón por la que no cambiaría absolutamente nada de su vida, ni tampoco las decisiones que tomó.

NamJoon se dio cuenta del daño que le había hecho a su esposo y no dudó ningún segundo en acercarse a este y arrodillarse a su lado, no solo pidiéndole disculpas, sino también para ver de cerca a su pequeño, al niño de sus ojos. TaeHyung le sonrió a su padre y luego lo abrazó, diciéndole a ambos que los amaba mucho.

SeokJin sollozó bajito, no solo por la felicidad que sentía al tener una familia tan bella, sino porque sabía que esa era la despedida... porque ellos ya habían tomado una decisión silenciosamente y esa implicaba dejar a su hijo al cuidado del rey.

Y hasta aquí llegamos.

Nos vemos dentro de una semana, tal vez, y no me pegues gi_bbeum •3•

Por cierto, ¡Feliz cumpleaños, bebé! ♥

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