➳ Octavo capítulo
Desde que HoSeok conoció a TaeHyung lo único en lo que pensaba era en verlo de nuevo, hablar con él o quizás, invitarlo a pasear por el palacio, aunque esto último sonara algo descabellado, incluso para él. Su vida siempre había sido lo más centrada posible, estudiaba siempre que se le asignaba un nuevo curso, entrenaba los fines de semana y muchas veces asumía algunos roles del rey. Sin embargo, ahora mismo parecía un niño experimentando su primer amor, y aunque así era, para HoSeok era inaceptable, pues toda su vida le habían enseñado a mostrar madurez, a pesar de no tenerla.
El pelinegro estaba al tanto de que solo los donceles de sangre noble o princesas nacían con una belleza inigualable, sin embargo, al ver a TaeHyung y su forma de vestir en lo único que pensó fue en que tal vez había sido obligado a usar esas prendas al estar en un bosque. HoSeok creía que el chico de cabellos rubios era parte de la nobleza y que solo estaba de paso por ese bosque. Muchos de los donceles nobles o princesas vestían con ropas viejas para entrar al bosque o cumplir alguna función que implicaba ensuciarse.
— ¡Joven príncipe despierte! — el fuerte golpe en la mesa sacó de sus pensamientos al aludido.
HoSeok se sorprendió ante el ruido y al mirar a JiHong lo único que hizo fue sonreír y seguir pensando en la manera de salir del palacio. Las supervisiones se realizaban cada dos semanas y en su mayoría eran realizadas por el rey, por lo que HoSeok ya no tenía excusa alguna para salir del reino, pues su agenda se encontraba completamente vacía, a menos que quisiera salir a pasear al pueblo, no a sus afueras.
— HoSeok, no me estás escuchando y esto es importante.
— Necesito salir del reino. — dijo sin pensarlo dos veces más. Necesitaba ver a TaeHyung y la única manera de hacerlo era pidiendo ayuda a su cómplice: JiHong.
— ¿Ahora mismo, joven príncipe? — preguntó el sirviente y consejero del mencionado.
— Necesito que le digas al rey que compraré algunas cosas en el mercado de las afueras. — HoSeok se colocó de pie y comenzó a caminar hacia la puerta de su habitación.
— Puedes comprar esas cosas en el mercado del reino. No es necesario ir hasta las afueras, joven príncipe. — JiHong conocía a HoSeok desde hace muchos años, por lo que siempre procuraba cuidarlo y protegerlo de cualquier peligro, incluyendo el salir del reino, pues todo el mundo sabía que ningún noble estaba apto para salir del reino sin ser escoltado por más de diez hombres y eso se debía a los malhechores.
— Entonces dile que hoy iré a supervisar nuevamente las casas del lugar. — HoSeok tenía todas las intenciones de salir del lugar, importándole muy poco si su padre le convendría el permiso o no.
JiHong de inmediato negó y se colocó delante del príncipe, impidiéndole el paso.
— Me temo que no puedo hacer eso, joven príncipe.
— ¡Oh, vamos! Solo será por hoy.
El pelinegro trataba de librarse de su consejero, pero cada vez que trataba de caminar hacia un lado, JiHong se interponía.
— No lo permitiré, joven príncipe. A pesar de no tener una agenda, todavía tiene responsabilidades que cumplir, como por ejemplo, buscar a alguna bella jovencita o jovencito que quiera salir con usted.
HoSeok rodó los ojos, pero luego sonrió como un bobo.
— Creo que ya lo encontré. — la felicidad se podía refleja en el rostro del joven, quien acaba de confesar que se encontraba muy interesado en cortejar a TaeHyung.
— Esa es una buena noticia, joven príncipe. Ahora sí podemos decirle a su padre que está apto para casarse y asumir el trono.
HoSeok abrió sus ojos en par al escuchar a JiHong y negó repetidas veces, deteniendo el andar de su sirviente, quien ya tenía pensado ir al aposento del rey para darle la gran noticia.
— Aún no estoy listo y eso es porque TaeHyung aún no sabe que soy un príncipe, hasta estoy seguro que no sabía de mi existencia.
JiHong frunció su ceño algo extrañado, pues todas las personas, tanto del pueblo como a las afueras de este, sabían del rey Jung y su hijo, el joven príncipe HoSeok.
— Eso está muy mal, joven príncipe, su futuro esposo tiene que saber a lo que se enfrenta.
— No se lo pienso decir hasta que esté seguro de que lo que siento es amor. Me quiero enamorar, JiHong. — susurró por lo bajo, sonriendo al final. — ¿Acaso eso no es necesario para casarse? El amor es necesario.
El sirviente se quedó algo pasmado, pues el joven príncipe se veía tan ilusionado con la idea de amar a alguien más que por un momento lo tomó como un tonto, cuando en realidad lo único que HoSeok quería era descubrir ese sentimiento... lo que realmente quería Jung HoSeok era que alguien lo amara, tanto como él estaba dispuesto a amar.
Aquí es donde se dan cuenta que HoSeok, al crecer en un ambiente en el que le quitaron todo tipo de contacto que lo hiciera ver débil, anhela enamorarse y sentirse amado, mientras que TaeHyung, al crecer también en un ambiente hostil, lo único que quiere es encontrar a su príncipe azul. En otras palabras, ambos creen en los cuentos de hadas y quieren vivir el suyo, sooo... esperen beibis, que esto se pondrá bien cursi y lindo •3•
Nos vemos y les deseo desde ya un buen feliz años nuevo. 🌌
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