➳ Décimo noveno capítulo

— ¿Piensa salir tan temprano, joven príncipe? — las palabras de la reina y su presencia en el establo a esas horas no solo sorprendieron a HoSeok, también al consejero y guardia real, quienes al instante hicieron una reverencia.

— Mi reina, ¿Qué hace despierta tan temprano? — HoSeok también tuvo que saludarla como era debido, pero aquello no disipó su confusión.

La reina siempre era escoltada por una corte de doncellas, ella no podía andar sola, era prácticamente una ley que anduviera acompañada, pero en ese preciso momento la mujer se encontraba cubierta por una bata y sin doncellas a su lado.

— Le recomiendo regresar al palacio, mi reina, este no es lugar para una dama. — HoSeok trató de sonar respetuoso en todo momento, logrando sacarle una sonrisa a su madre.

— Lo sé, joven príncipe, pero también sé que apenas está amaneciendo y que usted no debería estar saliendo a estas horas.

HoSeok tragó grueso, pero no permitió verse intimidado.

— Estoy al tanto de eso, mi reina, pero mi padre me dio el permiso para salir en compañía de mi consejero y guardia real, por lo que no estoy cometiendo ninguna falta.

La reina frunció su ceño y aunque quiso detener a su hijo y prohibirle aquellas salidas, permitió que este se marchara junto a su consejero y guardia real.

— Más te vale no seguir los mismos pasos que tu padre, pequeño engendro. — susurró la mujer, antes de salir del establo y dirigirse a su recámara.

— Ya sabe lo que tiene que hacer, joven príncipe. Pregunte todo lo que quiera y le cause duda, no se quede callado nuevamente y demuestre de lo que está hecho. — JiHong seguía aconsejándolo, pero lo único que hacía HoSeok era ignorarlo.

Para cuando el joven príncipe llegó a la orilla se encontró nuevamente con TaeHyung y con una sonrisa se dirigió hacia este, sin pensar que lo que vería no le gustaría para nada.

TaeHyung tenía el labio partido, un rostro que expresaba más cansancio que sueño y al tratar de tomar sus manos, este se negó, por lo que pudo deducir que posiblemente estas se encontraban lastimadas.

— ¿Qué te sucedió? ¿Quién te hizo eso? — lo primero por lo que preguntó el príncipe fue por la fea herida en su labio.

El doncel no contestó al instante, ni siquiera tenía intenciones de hablar, pero cuando HoSeok lo tomó por sorpresa y sujetó sus muñecas con algo de fuerza, percatándose así de sus heridas, soltó un chillido de dolor. El príncipe de inmediato lo soltó y esta vez se concentró en el rostro del doncel.

— Dime qué te ha sucedido, TaeHyung. — HoSeok realmente se encontraba preocupado, nunca imaginó que ser parte de la servidumbre fuera un trabajo pesado que te ocasionara lesiones de un día para otro.

Nunca imaginó encontrar de esa manera a TaeHyung.

— N-no es nada... — su voz tembló, a pesar de que quiso sonar natural. TaeHyung no solo quería llorar por el dolor que sentía en las manos, también porque HoSeok se había dado cuenta del tipo de vida que llevaba: una vida totalmente lamentable.

— TaeHyung, tienes un labio partido y tus manos están llenas de heridas. ¡No puedes decirme que no es nada cuando te veo de esa manera! — aunque el príncipe quería evitar a toda costa intimidar al doncel lo único que había logrado era hacer eso mismo.

TaeHyung soltó más lágrimas y se aferró con un poco más de fuerza a HoSeok, prácticamente abrazándolo y buscando el refugio que tanto necesitaba en ese momento.

El pelinegro se sorprendió por el actuar del doncel, pero no dijo nada, solo le correspondió y permitió que se derrumbara en sus brazos, pues sabía que lo necesitaba, tanto como él necesitaba saber quién había sido el culpable de su llanto y de esas feas heridas.

Pasaron varios minutos para cuando TaeHyung decidió alejarse. HoSeok no volvió a preguntar por el causante de sus heridas, solo le extendió su pañuelo y esperó pacientemente a que el doncel estuviera listo para hablarle.

— G-gracias por no insistir.

— ¿No piensas decirme nada? — HoSeok no solo estaba sorprendido, también enojado, pues era totalmente inaudito que el doncel permitiera ese tipo de trato.

TaeHyung negó. — P-pensé que no ibas a insistir.

— Y yo pensé que tú me ibas a tener suficiente confianza como para decirme quién fue la persona que te hizo eso. — el enojo se hizo notar en la voz del príncipe.

TaeHyung se encogió en su sitio y bajó la mirada. HoSeok maldijo por lo bajo y terminó golpeando el árbol más cercano, ocasionando que se lastimara los nudillos. El pelirubio se asustó al escuchar el fuerte ruido que ocasionó el golpe y aunque quiso levantar la mirada y tal vez acercarse, el temor se lo impidió.

— Por lo menos dime que no fue una persona la que te hizo eso. — suplicó.

TaeHyung negó de inmediato, levantando la mirada por fin. — M-me lastimé mientras lavaba algunos platos. — susurró, dándole algo de alivio al príncipe, quien se acercó para nuevamente abrazarlo.

— No permitas que nadie te golpee, TaeHyung, nadie merece ser maltratado y mucho menos tú. — las palabras de HoSeok acompañadas de ese abrazo eran como un calmante para el pelirubio. — ¿Lo comprendes? — preguntó, alejándose un poco para mirarlo directamente a los ojos.

TaeHyung quiso decir que aquello no dependía del él, pero se limitó a asentir y sonreír, como si nada hubiera ocurrido ahí. HoSeok le sonrió por igual y aunque quiso acercarse y sentir los labios del pelirubio, se limitó a solamente besar su frente.

Todo alrededor de ellos pareció detenerse o así lo vio el príncipe, quien tenía una sonrisa boba en el rostro, hasta que...

— ¿P-por qué lo hiciste? — TaeHyung se quedó con los labios entreabiertos y la mirada perdida. Jamás había recibido besos o abrazos de parte de un hombre y aquella muestra de amor lo había sorprendido tanto.

HoSeok de inmediato se avergonzó y alejó. — Y-yo... p-pues... ¿No crees que muy tarde? — trató de salvarse de aquel incómodo momento, aunque muy en el fondo lo único que deseaba hacer era volver a tener en brazos al doncel y tal vez volver a besarlo en la frente.

Aunque TaeHyung tenía muchas dudas, que cabe recalcar, quería aclarar, terminó cediendo y retirándose, con la promesa de que al día siguiente estaría ahí para verlo.

HoSeok nuevente fue regañado por su consejero, quien al parecer no estaba contento con el lento avance de su príncipe.

No sé ustedes, pero a mí me gusta que ellos sean tan tiernos e inocentes, y que estén aprendiendo al lado del otro lo que es el verdadero amor. Ay, me encanta, enserio. ♥

Por otro lado, tenemos otro capítulo, bebitas. Espero que les haya gustado y que les guste como va avanzando la historia.

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