➳ Cuadragésimo capítulo
JiHong salió de la alcoba de la reina con lágrimas recorriendo sus mejillas y con la dignidad y honor pisoteado. El hombre nunca había conocido aquella faceta cruel de la reina, pues aunque haya sabido del comportamiento que esta tenía con la servidumbre, jamás creyó que fuera capaz de algo tan bajo e impropio como lo que le hizo.
Al llegar a la habitación de su príncipe se limpió las lágrimas y trató de fingir que todo marchaba bien, aunque no fuera así. Apenas las puertas fueron abiertas por los dos guardias que resguardaban la alcoba, el consejero se encontró con otra bandeja de comida completamente llena y con un príncipe reacio a comer u obedecer las órdenes de sus padres o incluso, las de él.
— Joven príncipe, ya hemos hablado sobre su alimentación. — el nudo en su garganta no desaparecía, al igual que la vergüenza que sentía al ver a su príncipe y saber que lo había traicionado.
— No tengo hambre. — susurró el pelinegro, mirando un punto perdido en la pared de su habitación. JiHong suspiró y asintiendo se encaminó hacia la cama de HoSeok, en donde se sentó.
Aquel día en particular JiHong estuvo más callado de lo normal y de eso se percató HoSeok, quien a pesar de desconectarse de la realidad, se dio cuenta del cambio radical de su consejero.
Algo no andaba bien, HoSeok lo presentía y el comportamiento de su consejero no hizo nada más que confirmarlo.
Un suspiro salió de los labios de TaeHyung, quien nuevamente se encontraba en el riachuelo con la esperanza de ver a HoSeok. Sin embargo, en el lugar solo se encontraba él.
— Tienes que venir... — susurró, como si aquella súplica fuera suficiente para que el príncipe apareciera por arte de magia. — por favor. — rogó, viendo todos los arbustos del lugar, pensando quizás que HoSeok llegaría.
En un vago intento de distraerse comenzó a arrancar el pasto, que crecía cerca a la orilla del riachuelo, pero ni aquello logró alejarlo de la realidad, la cruel realidad que estaba viviendo.
El doncel se colocó de pie pocos minutos después, cuando finalmente llegó a la conclusión de que el príncipe no llegaría ese día... ni los siguientes. Lo único y último que hizo fue admirar el riachuelo y sus alrededores, esos alrededores que lo acogieron a él y a HoSeok esos últimos meses, y dando media vuelta, se marchó.
Aunque no le gustara la idea, TaeHyung sabía que tenía que regresar a su vida, la que tenía antes de conocer a HoSeok, al igual que el príncipe tenía que hacerlo o lo más probable, lo haya hecho desde hace mucho.
Las habladurías entre la servidumbre inició apenas el sol se asomó esa mañana. Todas las sirvientas del palacio estaban alteradas, creando posibles escenarios que tuvieran concordancia con la noticia que circuló por todo el lugar apenas se despertaron.
HoSeok mantenía la mirada perdida y los ojos llorosos, mientras uno de los guardias le explicaba lo que sucedió aquella mañana.
— Lo siento mucho, su majestad. — fue lo último que dijo el guardia, que había entrado a su habitación aquella mañana, con el único objetivo de darle la trágica noticia.
Apenas las puertas se cerraron, el príncipe se desplomó, dejando que las lágrimas recorrieran sus mejillas, en un vano intento de que el dolor desapareciera de su pecho. Miró la silla en donde JiHong se sentaba la mayoría del tiempo para hacerle compañía y los sollozos se hicieron más fuertes. No podía creer lo que le había dicho aquel guardia... no podía creer nada de lo que le dijeron, aunque los indicios estuvieran ahí, pues al despertar se encontró solo en su habitación y no con la compañía de su fiel consejero.
— ¿¡Por qué!? — soltó un grito lleno de dolor. — ¿¡Por qué lo hiciste!? — preguntó, dirigiéndo su mirada hacia la silla en donde debería encontrarse sentado su consejero. — ¿Por qué me dejaste solo? — Susurró, comenzando a golpear el piso de su habitación. — ¿Por qué, JiHong? — y por más que quiso, no recibió respuesta alguna, pues efectivamente su consejero no se encontraba en su habitación, tampoco en el palacio, ni el reino entero.
"El consejero Kang fue hallado en los jardines de la reina, joven príncipe. Él se ahorcó.”
JiHong se había suicidado aquella madrugada.
— Esto es lo que los guardias de turno encontraron en uno de sus bolsillos. — JiEun le entregó la carta a su reina, recibiendo una expresión de total desinterés de parte de esta.
— No puede importarme menos, JiEun. — susurró la mujer, con toda la intención de romper la carta. — El consejero Kang está muerto y los muertos no pueden de-
— Es una carta para el príncipe. — apenas se le fue informado el destinatario, la reina abrió la carta
— Maldito desgraciado. — susurró, la carta siendo arrugada entre sus manos. — Quiero que te deshagas de esa carta, JiEun. — ordenó, entregándole la hoja, ya maltratada, a su doncella.
— Así será mi reina. — contestó JiEun, tomando la carta y bajando la cabeza ante la mirada fulminante de su reina.
— Pensé que los muertos no hablaban, pero me equivoqué con usted, consejero Kang. — sus manos hechas puños demostraban lo tan enojada que se encontraba y sobre todo, sorprendida, pues lo que menos imaginaba era que el consejero de su hijo se suicidara y que dejara una carta en donde confesara la clase de reina y madre que era ella. — Qué lamentable que ninguno de sus consejos y advertencias llegarán a oídos del príncipe, consejero Kang. Descanse en paz, maldito desgraciado.
Dije que entraríamos a otra fase, bebés.
Por cierto y antes de que piensen que fue culpa de la reina, JiHon SÍ se suicidó, pues siendo un consejero y prácticamente la mano derecha/padre de HoSeok, no aguantó vivir con la culpa de haberlo traicionado. Tal vez no se lo esperaron, pero era obvio que lo haría.
Por otro lado, TaeHyung ya decidió "olvidar" a HoSeok 😔 oremos para que se reencuentren en el futuro.
Y sobre la carta, esta contenía toda la verdad sobre la reina, es decir, que era malvada, traicionera y sobre todo, que estaba en contra de HoSeok y todo el reino, pero lamentablemente no pudo llegar a su destino :( posiblemente en un futuro todo llegue a caer por su propio peso
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top