Seis

Miharu se despertó temprano. A las seis de la mañana ya estaba corriendo por la casa, llamaba emocionada a los tres adultos para que pudieran abrir sus obsequios juntos en la sala de estar. Baaya lucía fresca y descansada, contrario a James y Louie quienes apenas podían decir una frase sin bostezar de por medio. La niña tomó la mano de su padre y se sentaron juntos en el sofá; Baaya regresaba con un tazas de café y un jugo de manzana para Miharu; sus ojitos brillaban y su sonrisa crecía conforme abría los obsequios cuidadosamente guardados en las cajitas y bolsas multicolor.

—¿De quién es este? —preguntó Louie sin rastro alguno de sueño, intentó leer lo que decía la tarjeta pero su japonés aún no era muy bueno.

—Ah, debe ser de los Fujiwara —dijo James recibiendo la caja de color amarillo extendiéndosela a la menor.

Miharu deshizo el hilo con cuidado y del interior sacó un muñequito de felpa de un Shiba Inu al cual abrazó de inmediato con una gran sonrisa en el rostro.

—Hadzuki debió de haberlo escogido, lo vimos en una tienda del centro comercial hace poco. Ella sabía lo mucho que me gustó —dijo aún sonriente.

—¿Qué es eso que se ve en la caja? —preguntó Baaya.

Miharu dejó el muñeco de lado y tomó la pequeña bolsita blanca que había dentro de la caja cambiando su expresión a una de sorpresa. Dentro de la bolsita había una pequeña cajita color rosa pálido, la abrió y todos se quedaron sorprendidos con el bonito regalo. Una brazalete de plata con una flor.

—¡Qué hermoso es! —dijo Baaya con una gran sonrisa.

—Sin duda —Louie se acercó un poco más para verlo mejor—, el detalle que tiene la flor es realmente lindo. ¿Será también de Hadzuki?

James negó leyendo la pequeña tarjeta que colgaba de uno de los cordones de la bolsa.

—Parece que este niño Masahiro es responsable de esto —notó cómo las mejillas de su hija se coloreaban con un tímido color rosado—, es muy bonito, ¿quieres ponértelo?

Miharu asintió, James tomó el brazalete y con cuidado lo colocó en la muñeca de su hija.

—Se te ve muy bien —Louie regresó a su asiento y dió un último sorbo al café—, pero, aún no abres mi obsequio, Manzanita.

—¡Es cierto! —se estiró para alcanzar la bolsa. Sus ojitos brillaron al ver lo que venía dentro de esta— ¡Es una caja de arte!

Se sentó sobre el alfombrado y abrió la cajita; tenía una gran variedad de libretas, bolígrafos de colores, cintas decorativas, marcadores, colores y otros tantos artículos de papelería. La niña dirigió una mirada cargada de felicidad a su tío y le dió un gran abrazo mientras repetía "Gracias, gracias". Miharu realmente amaba las cosas de arte y papelería.

Después de eso Louie y James se ofrecieron a preparar el desayuno mientras Miharu y Baaya se arreglaban para el día.

—¿Cómo supiste que le gustaría eso? —preguntó James mientras encendía la estufa.

—Baaya me ayudó. Después sólo tuve que hacer el pedido por internet a la página y me llegó al hotel donde me estaba quedando —respondió Louie—. Ahora, ¿qué quieres que corte?

—Hay un par de verduras en el refrigerador, córtalas en tiras, por favor —Louie asintió e hizo lo pedido por el menor. Caminó hacia el refrigerador encontrándolo casi vacío—. No estaba así ayer, ¿nos robaron?

James rió.

—Mientras estábamos fuera, y antes de que Miharu saliera de clases, Baaya me ayudó a dar un poco de la comida que teníamos a los vecinos. Siempre hacemos eso cuando viajamos por mi trabajo, así no se desperdicia la comida.

—Huh, no sabía ese método —tomó las verduras y regresó a la isla de la cocina—. Hablando de viajes, creo que dejaremos Japón a la par. Mi vuelo sale mañana en la noche.

—Gracias por venir antes y ayudarme, realmente lo necesitaba —vertió la mezcla de huevo en el sartén mirándola fijamente quedándose así por unos segundos—. ¡Mierda, el vuelo!

Tomó rápidamente su celular, Louie le miró confundido mientras veía cómo escribía de manera apresurada. Enarcó una ceja al ver al castaño suspirar relajado.

—Eso fue raro.

—Casi olvidó enviarle este correo a Blake —el mayor le dirigió una mirada pícara en cuanto ese nombre salió de sus labios—, no pienses mal. Quiere recibirnos en el aeropuerto y me pidió los datos del vuelo.

Aww~ las reuniones en los aeropuertos son tan lindas.

—Es trabajo —respondió serio y con la mirada desviada.

—Claro, sigue repitiéndolo hasta que te lo creas.

—¿Por qué insinúas que algo va a pasar entre nosotros? Nuestra relación es de trabajo solamente.

—Lo mismo decía una chica que conocí en Canadá, ¿quieres saber cómo terminó? —enunció sugerente.

—Se me queman los huevos —dijo cambiando el tema.

❀ ❀ ❀

Estuvieron ocupados el resto del día; Louie acompañó a Baaya a la oficina de correos pues le enviaría a los señores Everly las obras que había ganado en la subasta. Louie seguía sin entender qué estaba pasando pero decidió pasarlo por alto. Mientras, James ayudaba a Miharu a empacar sus cosas; esto resultaba algo complicado ya que la niña no quería dejar nada, estaba dispuesta a llevarse hasta su cama.

—Princesa, en serio, no creo que necesites llevarte la mesita de noche.

—Pero papi, necesito un lugar dónde poner mi lámpara.

—Tampoco es necesario que la lleves, nena —dijo soltando una pequeña risa—. El lugar donde nos quedaremos tiene todo lo necesario, sólo necesitas llevar tu ropa.

—¿Puedo llevar un par de peluches? —preguntó mientras abrazaba el perrito que Hadzuki le obsequió. Asintió— Oh, oh, ¿y mis pinturas? ¿Y cuadernos de dibujo? ¿Mi violín también? ¿Puedo llevar la cajita que me regaló el tío Louie?

—Sí —suspiró mientras veía cómo Miharu llenaba sus maletas con lo que había dicho. Tomó la fotografía que estaba en la mesita de noche y recorrió con cuidado la imagen; sus ojos se cristalizaron—. ¿Quieres llevar esto?

Miharu tomó la fotografía y una expresión nostálgica apareció en su carita, asintió y con cuidado acomodó aquello entre su ropa para que no corriera riesgo alguno de romperse.

—¿Dónde nos quedaremos, papi? —preguntó mientras doblaba uno de sus vestidos.

James titubeó antes de responderle con voz nerviosa:

—El cliente nos consiguió un buen lugar para quedarnos, dice que es lindo.

—¿Tendré que ir a una escuela nueva también?

—Sí, para que no te quedes atrás y no pierdas el año. ¿Te emociona? —asintió.

—Dicen que son muy diferentes a las escuelas de aquí, espero poder integrarme apropiadamente y hacer muchos amigos —dijo sonriente.

—Ya verás que sí, amor —vió su reloj, se excusó con la menor y besó su cabecita indicándole que debía terminar de empacar. Miharu asintió y James salió de la habitación.

Entró a su estudio para terminar de preparar lo necesario y asegurándose de tener un respaldo de todo en su computadora, tablet, celular y otros lugares. Un mensaje de Tadao llegó donde le agradecía nuevamente por aceptar el hacerse cargo del proyecto Orinson y le deseaba suerte en su próximo viaje a Estados Unidos. James bufó ante la idea de dejar su hogar pero tampoco era como si pudiese hacer algo para evitar ese viaje; su trabajo era lo que le mantenía a él y a su familia y no podía darse el lujo de rechazarlo. Su tablet se iluminó mostrando una videollamada entrante, James la tomó y vió una cabellera pelirroja en la pantalla.

—Por fin te dignas a hablarme —dijo con humor.

Ojalá te dignaras a vestirte decente, James.

—Sabes que amas mi estilo de pordiosero —la pelirroja rió.

Ya quisieras que eso estuviera en una de mis pasarelas, pero rechazaste ser mi modelo —dijo aún con la sonrisa en el rostro.

—¿Sigues enojada por ello?

Pudiste haber sido un Adonis del mundo de la moda, Jay, pero escogiste otro tipo de estrés al que llamas arquitectura.

—¿De verdad quieres que hablemos de esto? —soltó una risita.

No, más bien quiero hablar contigo sobre la fiesta de mi sobrina. ¿Le gustó el obsequio que le hice?

—Lo sentó al lado de ella en cuanto lo recibió, le puso nombre también y piensa llevárselo a Boston, yo creo que sí le gustó.

¿Boston? —James se quiso abofetear a sí mismo, Cady no sabía del viaje.

Creeeeo que olvidé contártelo —rió nervioso. Rascó su mentón mientras Cady seguía mirándolo fríamente—. Me haré cargo de un proyecto en Estados Unidos, estaremos año y medio por allá... sorpresa —dijo incómodo.

Déjame adivinar —cambió el semblante a uno más relajado—, el proyecto es para una de las empresas más importantes de la actualidad, ¿cierto? —James asintió— ¿Es para Orinson, verdad?

Cady enarcó una ceja y sonrió al ver el rostro derrotado del menor. El castaño se masajeó el entrecejo y suspiró con pesar.

—¿Fue Louie, cierto?

Sí y también fue la nota más reciente de esta mañana. Blake está en el ojo del mundo así que es difícil que cualquier cosa que él haga, o que involucre a Orinson, pase desapercibido por los medios —dijo sonriente—. ¿Tienes problemas con trabajar cerca de él?

—No, le dejé muy en claro que sólo tendríamos una relación de negocios y nada más que eso —Cady soltó una risita.

Sigue repitiéndolo hasta que te lo creas, Auclair.

—¿Qué-é di-dices? T-Te est-toy per-diendo —habló fingiendo fallas en la señal y agitando la tablet en sus manos distorsionando la imagen.

No evadas el tema —dijo con seriedad.

—E-Estoy e-entrando a un tú-túnel. Habl-blamos des-pués.

¡JAMES! —gritó la pelirroja pero para entonces James ya había finalizado la llamada.

Se recargó por completo en la silla y dejó el aparato sobre la mesa. Talló su rostro con cuidado y se quedó mirando a un punto fijo de la habitación, preguntándose a sí mismo el por qué se sentía tan inseguro sobre si estaba haciendo lo correcto al encargarse del proyecto, el por qué evadía cualquier cosa que tuviera relación alguna con Blake, el por qué se sentía tan intranquilo con todo esto.

—Sólo es trabajo —se dijo mientras terminaba de arreglar sus cosas para el viaje.

❀ ❀ ❀

El cielo estaba coloreándose de un precioso dorado, algunos edificios comenzaban a iluminarse, transeúntes iban y venían, los estudiantes terminaban sus sesiones de estudio o actividades de club y las estaciones de tren se llenaban un poco más. Louie había acompañado a Baaya a la oficina de correos y al centro comercial a comprar un par de cosas para el viaje, ahora estaban subiendo todo a la camioneta. El clima cálido y la brisa fresca de la primavera revolvía ligeramente los cabellos castaños del de ojos color miel.

—¿Hace falta algo más, Baaya? —preguntó mientras terminaba de subir la última bolsa de compras. La mujer negó.

—Será mejor que regresemos a casa, aún tienes que hacer tus maletas —Louie sonrío, cerró el portaequipajes y se puso en el asiento del conductor encendiendo el motor del vehículo.

El tráfico por las calles principales era demasiado así que Baaya tuvo que guiar a Louie por calles aledañas, terminaron por rodear un poco más pero se evitaron el estrés urbano. Escuchaban algunas canciones de Aimyon.

—Louie —llamó la mujer. El castaño le miró de reojo y vió que estaba un tanto cabizbaja, preocupado, decidió orillarse y prestarle atención a la de cabellos platinados—, ¿podemos hacer una visita rápida a... un lugar?

—Claro que sí, ¿a dónde quieres ir? —Baaya introdujo la dirección en el GPS de la camioneta. Louie asintió y no dijo nada más el resto del camino.

Al llegar, la mujer tomó el pequeño racimo de flores del portaequipajes y entró a aquel lugar. Louie decidió esperarla afuera.

Los árboles de cerezo daban toques de color y transmitían una tímida sensación de alegría, pétalos caían y parecía que danzaran con el viento. Familias, parejas, solitarios, niños, todos entraban y salían de aquel lugar.

Todos visitaban a un ser querido.

El castaño se recargó en la puerta del vehículo. Su vista se fijó en la entrada de aquel lugar y un sentimiento de pesadez le invadió el pecho. Tomó su celular y miró fijamente la pantalla con aquel número que tantas veces le había rechazado.

Nada perdía con intentarlo nuevamente.

Primer tono.

El segundo.

El tercero.

El cuarto.

Nada.

El quinto.

Colgó.

Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla, levantó la vista al cielo dorado, las nubes esponjosas le calmaron.

—Nicholas —musitó. Una corriente ligera acarició su rostro.

Se quedó ahí en silencio por poco más de quince minutos hasta que escuchó la voz de Baaya. Le sonrió y ambos subieron a la camioneta nuevamente.

—¿Cómo está? —preguntó con voz suave.

—Dice que está bien, que todo ha estado bien y que espera todo salga excelente en América. Me dijo que rezaría por mí... yo le dije que haría lo mismo por él —dijo la mujer con ojos llorosos.

—Es un buen chico, Baaya —sonrió.

—Lo es —vió por última vez la entrada de aquel lugar cubierto de un color rosado, una sonrisa débil apareció en su rostro y se fueron de ahí.

Dejando atrás el Cementerio Yanaka.

❀ ❀ ❀

—¿Tienes todo listo? —preguntó Vanessa mientras se servía whiskey en un vaso pequeño de cristal. Blake asintió— Espero esta idea tuya de recibirlos en el aeropuerto de Boston para que vea que has cambiado y ya no eres el mismo cretino de antes funcione.

—También espero eso —cerró la maleta, guardó su celular y vió por última vez el reloj de su departamento—. El vuelo sale en hora y media, cualquier cosa avísame, ¿de acuerdo?

—Ya vete de una vez —respondió con sonrisa burlona.

El azabache imitó el gesto y salió del apartamento, fue recibido por el taxi que había pedido previamente y algunos minutos después ya estaba en el aeropuerto de Seattle haciendo los trámites necesarios para abordar el avión que lo llevaría a Boston. Su celular vibró, esperó a ver el mensaje una vez terminara con los protocolos de seguridad. Se colocó el blazer de nuevo, tomó su pequeño portafolios y caminó hacia el área donde esperaría por su vuelo. Compró un café y desbloqueó su celular para ver el mensaje que había recibido minutos atrás. Era de James; le había mandado la información de su vuelo.

Una sonrisa landina se le dibujó.

El hecho de que volvería a verlo hacía latir su corazón con un poquito más de fuerza. Y más porque conocería a su familia.

Familia.

James tiene una hija.

Eso significaba que estaba casado.

Casado...

Su corazón volvió a su ritmo normal, tal vez incluso más lento.

—¿Tiene esposa...? —musitó dejando de lado la bebida caliente.

No recordaba que la hubiera mencionado mientras estaba en Japón, pero tampoco tendría por qué hacerlo ya que todas sus conversaciones eran sobre temas de negocios. Intentaba recordar sobre si el castaño usaba una argolla de matrimonio pero había estado tan perdido en sus orbes esmeralda, y en otras partes, que no recordaba un detalle tan importante como ese. «Podrías hacer que deje a su esposa» negó al instante, Blake Orsen no sería capaz de terminar con un matrimonio. «Aunque, si está casado... podríamos quedar como amigos solamente» aquello era lo mejor, aunque no del todo para él.

Una voz masculina lo sacó de sus pensamientos. Era hora de abordar.

Tomó su pequeño portafolios y subió al avión.

El cielo era azul con esponjosas nubes blancas, decidió relajarse con la voz de Mike Posner e intentó relajarse.

En menos de veinticuatro horas se encontraría nuevamente con el chico de ojos verdes.

❀ ❀ ❀

—Miharu —tocó levemente la puerta—, ¿terminaste de hacer tu maleta?

—Sí papi —dijo la niña abriendo la puerta e invitando a su padre a pasar—. Llevo todo lo necesario.

James vió las maletas que apenas y se mantenían cerradas, rió bajito y se acercó a una de ellas.

—¿No llevas nada innecesario entonces? —negó sonriente— Bien, entonces supongo que puedes irte a dormir. ¿Dejaste una pijama afuera, cierto?

—Uh —titubeó—, creo que no —terminó con una sonrisita y el castaño rió.

Con cuidado abrió una de las maletas y sacó la primer pijama que encontró entregándosela a la niña. Miharu se quedó en silencio por unos segundos antes de decir:

—Papá, ¿de verdad no te gusta nadie? —preguntó de golpe tomando por sorpresa al castaño. Negó nervioso— ¿Ni siquiera una de las maestras de la escuela? Dicen que eres muy apuesto.

—Nena, ya habíamos hablado de esto. No necesito más felicidad de la que tú y Baaya me dan, son mi familia y no necesito nada más —dijo con ternura.

Miharu hizo un puchero qué pasó desapercibido por su padre mientras depositaba un beso en su cabellera castaña y salía de la habitación. Tomó el conejito que le había regalado su tía Cady en brazos y lo miró fijamente.

—¿También crees que está mintiendo? —movió la cabecita del muñeco para que asintiera— Eso sospeché, papi es muy malo mintiendo.

Acarició la cabecita del muñeco y se alistó para dormir.

Al final del pasillo, James terminaba de guardar su ropa en la maleta; Yuki descansaba al centro de la cama en una posición adorable, eran casi las once de la noche cuando por fin había terminado. Se vistió con una playera negra y un pantalón corto de color celeste antes de lavarse los dientes. Se metió entre las sábanas frescas, cuidando de no mover a Yuki de su plácido sueño y poco a poco fue cerrando sus ojos que estaban fijos en el cielo raso.

"—¿Piensas obtener algo de todo esto?
—Sólo soy un cliente que quiere un buen edificio, eso quiero obtener. Lo demás ya se verá."

Lo demás ya se verá —enunció con fastidio—. Yo no quería volver a verte, idiota.

Se puso boca abajo y ahogó un grito en la almohada. Tal vez una de las cosas que más le molestaron de esa conversación fue el hecho de que Orsen seguía siendo más alto que él... y odiaba admitirlo, pero el tiempo había sido bueno con él.

Demasiado.

—Idiota, idiota —repetía con enfado cada que pensaba en el chico de ojos azules, aquellos que recordó una última vez antes de caer dormido.

• ❀ ❀ ❀ •

¡Hola, criaturas marinas! Les traigo saludos del mundo de la manzana. 🍎
omggg, sé que me demoré bastante en traerles un capítulo nuevo y me disculpo muchísimo por eso. De verdad que ahorita la escuela está exprimiendo toda mi humanidad y debo prepararme también para mi examen de admisión a la universidad así que sean pacientes porque de que les traigo un capítulo nuevo, se los traigo. ;u; 💖 💖

Pasando al sermón de la semana; quiero contarles varias cositas que me hacen feliz y quisiera compartirlas con ustedes. Antes que nada muchísimas gracias por todo el amor y cosas bellas que hacen por esta historia y todas las demás, ¡ICE CREAM BOY LLEGÓ A 1K DE LEÍDAS! y eso me hace feliz a más no poder (si no han leído el especial de San Valentín ¿qué esperan? Hay una sorpresa. wink wink 💕); también mis dos pequeños fanfics bebés están recibiendo amorcito y eso me fascina e inspira a montones. Oh, por cierto, si alguno de ustedes ya leyó "Cheer Me" (o si no, léanla, está bien bella la historia chi cheñoool) 🐰quiero contarles que estoy pensando seriamente en escribir otro capítulo para su historia PORQUE SON HERMOSOS Y MERECEN MÁS AMOR. De verdad que han sido unos días hermosos últimamente aquí en Wattpad y todo es por ustedes, gracias infinitas por eso y prueba de ello es que "El Chico de Ojos Azules" GANÓ 3er LUGAR EN LOS URANO AWARDS de PremiosPlanetas Y ESO ES ALGO QUE MUESTRA LA GRAN CANTIDAD DE AMOR Y APOYO QUE USTEDES DAN DÍA CON DÍA Y POR ELLO TIENEN UN PEDACITO DE MI CORAZÓN.

💖 💖 💖 *cries in autora* 💖 💖 💖

Hice una entrevista para ellos así que pueden ir y leerla aquí https://my.w.tt/XLRa91eLdW, sólo busquen esta sección y ahí podrán encontrarla:

Gracias infinitas por todo, ustedes son parte de mi felicidad. 🥰 🥰 🥰

Espero les haya gustado este capítulo, algo sencillo, pero tal vez pasado mañana tengan otro re100 horneado osi osi.

Recuerden que las estrellitas son felicidad, no olviden dejar una si les gustó el capítulo. uwu

Aprovecho para dejarles una fotito del brazalete de Miharu:

¡Tengan bonitas vacaciones! ☀️ 🌈

Y pórtense bien. ✌︎('ω'✌︎ )

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