Ocho

—Huh —exclamó Miharu al abrirse las puertas del aeropuerto—. Creí que estaría más soleado.

—Algunos días el sol sale casi todo el día, pero gran parte del tiempo es así —respondió Blake.

—¡Como en Londres! —dijo sonriente, Blake asintió— Mis abuelitos viven allá.

—Oh, ¿en serio? —vió de soslayo al castaño, y con fingida sorpresa dijo:— No lo sabía.

—¿Conoce Londres, Señor Orsen? —preguntó la menor aún con la sonrisa en su rostro.

—Lo he visitado un par de veces —regaló una sonrisa a la niña y continuó—. Síganme, el auto está por aquí.

Blake caminó a la par de Miharu y Baaya, mientras James les seguía unos pasos atrás con una expresión mezcla de cansancio y fastidio. Llevaba menos de diez minutos en aquel país y ya se estaba lamentando de su decisión. El azabache no perdía de vista al castaño, podía ver su reflejo por medio del cristal.

—Señor Auclair —llamó sacándolo de sus pensamientos, levantó la vista hacia el moreno quien tenía una sonrisa landina—, no se quede atrás. Sería una lástima si se pierde en esta ciudad.

El menor sonrió con sarcasmo y apresuró su andar hasta que llegaron al auto, un BMW Serie 5 de color negro mate. Baaya quedó encantada con el vehículo en el instante, mientras que Auclair, padre e hija, se quedaron boquiabiertos. La mujer se veía emocionada y comenzó a hacerle un montón de preguntas al azabache relacionadas a la mecánica del auto.

—Veo que sabe mucho de autos, señora Funakoshi.

—Mi padre era mecánico por lo que crecí rodeada de automóviles y camiones, le hubiera encantado trabajar con un vehículo así —respondió sonriente.

—Estoy seguro de ello —sacó las llaves de su bolsillo, el portaequipajes se abrió y las pequeñas arrugas en el rostro de Baaya se resaltaron por su sonrisa—. Subiré sus maletas.

Tomó las maletas más grandes y rápidamente las acomodó en el portaequipajes, sorprendentemente todas encajaban a la perfección. Miharu se acercó con la transportadora de Yuki en mano y con voz tímida se dirigió al moreno. James iba con ella.

—¿Hay problema si se va conmigo?

—Claro que no, nena —respondió Blake haciéndola sonreír.

—¿Ves papi? Te dije que no habría problema —habló sonriente subiéndose al auto junto con la transportadora. James suspiró pesadamente y dirigió una mirada severa al mayor que cerraba el portaequipajes.

—¿Qué? —dijo enarcando las cejas. No dijo nada y Blake puso los ojos en blanco— Tranquilo, no planeo nada. Es obvio que no serviría.

Subió al asiento del conductor, James fue de copiloto. El camino hacia el edificio fue acompañado por un sinfín de preguntas que hacía Miharu sobre la ciudad, todas eran contestadas por Blake. Baaya incluso le preguntó sobre el museo de la ciudad terminando en que Orsen los llevaría ahí en cuanto tuviesen oportunidad. James mantenía la vista en el camino mientras se repetía mentalmente sobre dejar de comportarse como un amargado y cumplir con trabajo, hasta podría intentar pasársela bien.

Boston tenía gran cantidad de edificaciones hermosas, y a pesar de que el día estaba parcialmente nublado, podía percibir la calidez de los habitantes. El edificio Radian estaba ubicado cerca del parque lineal Rose Kennedy, tampoco estaba lejos del acuario, la zona se veía segura y estaba cerca del distrito financiero de la ciudad. Incluso Chinatown quedaba cerca. Blake aparcó en la entrada del edificio saludando sonriente a John mientras los pasajeros bajaban del vehículo.

—Bienvenido de vuelta —dijo con una sonrisa.

—John, ellos son los huéspedes de quienes les hablé. Te los presento —el hombre se acercó y regaló una sonrisa acompañada de sus mejillas rosadas y regordetas—, ella es la Señora Baaya Funakoshi. La pequeña es Miharu Auclair y él es su padre, James.

—Es un placer conocerlos —dijo con amabilidad.

—James es el arquitecto responsable del edificio nuevo que se construirá cerca de aquí.

—Blake me mostró los bocetos, son hermosos.

—Gracias —dijo tímidamente—, espero que quede así de bien.

—Sin duda. Permítanme ayudarlas con eso —tomó las maletas de mano que traían Baaya y Miharu para después ingresar al edificio.

—Qué agradable sujeto —dijo Baaya.

—Y es color rosa —sonrió Miharu.

—Síganlo, las llevará a donde se quedarán. Las alcanzaré en un momento —ambas asintieron y entraron al edificio.

Blake abrió el portaequipajes comenzando a bajar el resto. James se quedó perdido en la elegante fachada del edificio. El moreno le observó y una sonrisita le apareció, un recuerdo fugaz vino a su mente.

—¿Me ayudas? —habló sacándolo de su mundo.

Se dividieron el número de maletas y entraron. El lobby era en su mayoría de color gris claro, tenía muebles de madera y algunos de color negro, también había pinturas que daban un toque de color.

—Hey —saludó Blake a la mujer de la entrada con una sonrisa—. James, ella es Abigail. Es administradora y recepcionista del edificio.

—Mucho gusto, soy James Auclair —estrechó la pálida mano de la mujer.

—El placer es mío, cariño —respondió sonriente. Abrió uno de los cajones y entregó al castaño una tarjeta junto con una llave pequeña—. Blake me pidió que te entregara esto, es una copia de la tarjeta de su apartamento y la llave de emergencia.

—Muchas gracias, ma'am.

—¿La otra copia? —preguntó Blake con voz suave.

—Se la entregué a la señorita que venía con la niña y con John, por cierto, ya deben estar arriba.

—Eres un cielo, Abigail. Los alcanzamos entonces.

—Un placer conocerla —dijo James sonriendo.

—Dejé al auto con Javier —habló Blake antes de alcanzar al castaño frente a la puerta del ascensor.

Las puertas se abrieron y el poco tiempo que estuvieron solos fue dominado por un silencio de esos que son tan fríos que te estremecen. Al llegar a su piso entraron al penthouse, la expresión en el rostro de James cambió de neutral a sorprendida. Aquel lugar era hermoso.

—¡Papi, papi, mira! —Miharu lo tomó de la mano llevándolo al ventanal, la vista era preciosa.

—¿No es hermoso? —murmuró Baaya. James asintió, las palabras no le salían.

John se acercó a Blake, quien miraba enternecido la escena que ocurría en aquella sala.

—Debiste de ver la reacción de la niña, fue adorable.

—No lo dudo —sonrió—. ¿Dónde está el gato?

—Se escondió en la recámara, Baaya dice que saldrá en un par de horas —respondió el hombre relajado—. Si necesitan algo sólo avisen—Blake asintió, agradeció a su amigo y caminó al centro de la sala.

—Bueno, sean bienvenidos —dijo felizmente, los tres se viraron hacia él—. Este será su hogar durante un año y seis meses, así que siéntanse en completa libertad. El edificio ofrece varios servicios pero ya después hablaremos de eso; ahora pueden hacer lo que gusten.

Miharu fue corriendo a una de las habitaciones emitiendo un grito de emoción al ver lo bonito que estaba, un par de minutos después terminó dormida sobre la suave cama. Baaya hizo lo mismo en su respectiva habitación quedando los dos hombres. Blake revisaba su celular mientras James terminaba de inspeccionar el lugar.

—Es muy lindo —habló sentándose en el sofá frente a Blake—, gracias por dejar que nos quedáramos aquí.

—No es nada —sus ojos se conectaron por un segundo, Blake fue quien se apartó—. John dijo que Yuki debe estar escondido en alguna de las habitaciones.

—No está acostumbrado a viajar —respondió por lo bajo. Blake le miró confundido.

—Creí que se había acostumbrado cuando, tú sabes, te mudaste a Japón.

—Ah, sobre eso... —rascó su cuello nervioso— el Yuki que conociste falleció hace dos años, el que viene con nosotros es uno de sus hijos.

—Oh, lo-lo siento, no tenía idea —respondió apenado—. Supongo que eso explica porqué lo noté más pequeño.

—Sí... —se vieron nuevamente por unos segundos hasta que James se levantó— Tomaré una ducha, vengó muerto de cansancio.

—Adelante, estás en tu casa —con paso desganado el castaño entró al baño.

Blake se quedó mirando hacia el ventanal recordando la vez que Yuki le conoció. Fue adorable.

Una lágrima se deslizó por su mejilla pálida.

El sol comenzaba a abrirse paso por el cielo nublado de Boston.

❀ ❀ ❀

La familia Auclair durmió por el resto del día, despertando a la mañana siguiente cerca de las 12:30 por el delicioso aroma que invadía el apartamento. Baaya salió de la habitación y caminó hacia la cocina, saludando con voz perezosa al dueño de tan lujoso lugar. Se ofreció a ayudarle con la comida pero Blake insistió en que estaba bien y no se preocupara; la mujer aceptó tras unos minutos y procedió a darse un baño.

—¿Qué huele tan bien? —preguntó Miharu sentándose en una de las sillas del comedor, su cabello estaba desordenado y tenía un pequeño rastro de saliva seca en su mejilla.

—Es el almuerzo, ¿tienes hambre? —asintió con cansancio, Blake sonrío al verla bostezar. Caminó hacia la niña poniéndose a su altura y con una servilleta de tela húmeda limpió un poco su carita— Y sueño por lo que veo. ¿Por qué no te das un baño y comemos juntos?

Su carita de cansancio se desvaneció con la gran sonrisa que se le formó y salió corriendo a su habitación.

—Qué linda —susurró sonriente.

Retomó su postura y su vista se encontró a un James con el cabello revuelto sacando una taza de la alacena, vestía un par de shorts negros y una playera del mismo color con las costuras blancas. Blake se perdió de inmediato en los músculos de su espalda.

—Buenos días —dijo con normalidad poniéndose frente al sartén y sobresaltando al castaño quien hizo un mohín—, ya tardes. Por lo que veo dormiste bien.

—Fue un viaje muy largo. ¿Has visto a Yuki? —puso a hervir un poco de agua y se recargó en la encimera de la cocina.

—Salió de su escondite hace unas horas, no supe qué tipo de comida comprarle así que traje una de cada una —respondió sin darle importancia.

—Pudiste haberme preguntado —se acercó a la estufa apagando la hornilla que calentaba el agua, vertió café instantáneo el taza junto con el líquido caliente mezclándolo con una cucharita.

—No quería despertarte.

Blake acomodó la mesa rápidamente, colocando lo cubiertos junto a la delicada vajilla de porcelana blanca que tenía los bordes de color dorado, cada plato ubicado frente cuatro de las seis sillas del comedor. James seguía tomando su café.

—¿Tú hiciste el almuerzo? —preguntó recargándose de brazos en la encimera.

—Supuse que no despertarían hasta tarde, así que terminé temprano unas reuniones y regresé a cocinarles algo.

—¡Wow! —exclamó Miharu— ¡SE VE DELICIOSO!

Bon appétit —Miharu y Baaya tomaron asiento, juntaron sus manos a modo de oración para después tomar un bocado de la deliciosa comida que tenían en frente.

—Y sabe mejor de lo que se ve —dijo Baaya llevándose otro trozo a la boca.

—Ven a comer, papi —exclamó sonriente Miharu.

James tomó asiento dejando libre el de la cabecera de la mesa pues supuso que ahí se sentaría el azabache, y así fue, pues regresó con una jarra de jugo.

—¿Qué es? —preguntó James después de mascar el primer bocado.

—Un omelette de vegetales y trocitos de pollo que me enseñó mi madre, ¿les gusta? —respondió sirviendo jugo a Baaya.

—Es excelente, su madre debió de enseñarle a cocinar otras cosas igual de deliciosas.

—Habrá mucho tiempo para que prueben esas recetas —respondió sonriente—. Por cierto, ¿ustedes acostumbran escuchar música mientras comen?

—En la escuela ponen música ambiental en los altavoces durante la hora del almuerzo —dijo Miharu.

—Ya veo, ¿les molestaría si ponemos un poco?

—Para nada —respondió Baaya dando un sorbo al jugo.

Alexa, reproduce la lista"Acoustic Noon" —en un segundo el apartamento se envolvió con una suave mezcla de melodías que hicieron de aquel momento algo agradable.

Pasaron varios minutos hasta que terminaron de almorzar, James se ofreció a lavar los platos ya que Blake había cocinado. Miharu lo ayudó mientras el azabache recibía asesoría por parte de la adorable mujer sobre los cuidados que debían seguirse con Yuki, el tierno gatito que se encontraba jugueteando con un cordón.

La lista de música terminó de sonar.

Miharu estaba sentada en el sofá con Yuki descansando en su regazo. James le miraba con preocupación.

—¿Qué pasa, James? —preguntó Baaya.

—Necesitamos comenzar con los trámites de su escuela, mientras más rápido se hagan mejor. ¿Dónde dices que es la escuela?

—Es la escuela Eliot. Está a diez minutos de aquí en auto, ¿los acompaño? —dijo Blake guardando el último vaso.

—No, ya hiciste mucho por nosotros hoy, creo que estaremos bien—tomó un sobre amarillo que había en el recibidor—. Miharu —la niña volteó—, ven princesa, iremos a inscribirte en la escuela.

Hizo un pequeño puchero, movió con cuidado a Yuki y se acercó a su padre.

—¿No viene, Señor Orsen? —preguntó antes de salir con James del apartamento, Blake negó suavemente.

—Creo que será mejor que Baaya me acompañe a la tienda de mascotas para comprarle a Yuki lo necesario, los veremos en un par de horas —regaló una sonrisa a la niña y salieron del apartamento.

Ya en el vestíbulo, James se acercó a Abigail amablemente para preguntarle sobre cómo llegar a la escuela en autobús haciéndole soltar una risa a la mujer.

—James, cariño, no necesitas moverte en autobús aquí. Blake les dejó un auto —buscó entre los cajones y entregó la llave del BMW al castaño.

—Oh, creo que olvidé ese detalle —dijo nervioso.

Se despidieron y emprendieron camino a la escuela. Miharu tarareaba al ritmo de la música de Niall Horan mientras veía el cielo azul de la ciudad.

—¿Cómo te sientes?

—La ciudad es lindísima, no puedo esperar a mandar mi primera carta a Hadzuki y Masahiro con fotos de ella, creo que también les gustará —respondió sonriente.

—¿Y del apartamento?

—¡Es fabuloso! El Señor Orsen es increíble y un excelente cocinero... pero no tanto como tú papi, tus comidas son deliciosas.

James rió bajito y bajó la velocidad, con la mirada comenzó a buscar la escuela hasta dar con ella. Tenía la fachada de ladrillos y una pequeña escalera tipo imperial que conducía a la entrada principal de color azul. Aparcaron cerca de ahí y entraron a la escuela, su interior era en su mayoría de color marfil y tenía pequeños casilleros del mismo tono de azul que la entrada.

—No está tan mal —dijo Miharu.

—Es más bonita tu otra escuela; anda, busquemos la oficina.

La oficina tenía muebles de madera y persianas horizontales, aquel lugar no podía rayar más en lo cliché de las escuelas norteamericanas. Una mujer algo mayor les recibió con amabilidad y les entregó una lista con todos los requisitos para que Miharu pudiera inscribirse, aquello no resultaba problemático pues traían la mayoría de los documentos consigo. Sólo hacían falta un par de firmas y una tomar una fotografía de la niña.

—Firme aquí... aquí... y aquí también —decía la mujer mientras James firmaba con el viejo bolígrafo de tinta azul que le habían prestado—. Listo, ahora sólo debemos tomarle una foto. Ven aquí, linda.

Miharu asintió y caminó junto con la mujer, quien volteó a ver al castaño tras las gafas de pasta negra y con una sonrisa le dijo:

—No tardaremos, puede esperar aquí —asintió.

Tomó asiento en la silla de color verde musgo y esperó. No pasaron ni dos minutos cuando la puerta de la oficina se abrió entrando una mujer rubia que hablaba por teléfono.

—Sí, sí, ya estoy en la escuela... ¡Bueno debiste de haber pensado en eso antes de irte de viaje, era tu responsabilidad!... cómo sea, ya estoy aquí. Voy a colgar —sonaba bastante molesta—. Leticia —llamó mientras se masajeaba el entrecejo.

—Creo que está ocupada —habló en tono amable. La mujer se viró hacia el castaño. Tenía ojos marrones y labios de un bonito color rosado, llevaba un vestido azul con flores y zapatillas.

—Lo siento tanto, creí que no había nadie —dijo apenada—. Qué vergüenza que me haya escuchado decir todo eso.

—Sí le sirve de consuelo, pretenderé que no escuché nada —sonrió tranquilizando a la mujer.

—Sarah Hayes, mucho gusto —extendió su mano.

—James Auclair, el gusto es mío —tomó la mano de la mujer en amistoso saludo—. Tome asiento mientras espera a Leticia.

Se sentó junto al castaño, colocando su bolso en la silla contigua.

—Creo que nunca te he visto por aquí, ¿eres nuevo en el vecindario?

—Más bien nuevo en la ciudad, vine por cosas del trabajo.

—Y supongo viniste a inscribir a tus hijos aquí, ¿no? Es una excelente escuela, mi hija estudia aquí.

—Mi hija está cursando el tercer grado, ¿la tuya también?

—Sí, tal vez puedan conocerse.

—¡Papi! —James sonrió al escuchar a su hija.

—Hablando de la reina de Roma —se levantó y recibió a Miharu quien sostenía una credencial con su nombre y flores en el fondo—. Es muy bonita, princesa.

—Y Leticia prometió acompañarme en mi primer día, es una persona muy dulce —las mejillas de la mujer se sonrojaron ocultándose en su sonrisa.

—Muchísimas gracias, ¿cuándo empieza? —dijo James acercándose al mostrador.

—El próximo lunes a las 9:00.

—Bien, llegaremos a tiempo. ¿Es todo entonces?

—Así es, Señor Auclair —respondió la mujer.

—Te veré el lunes, Leticia —dijo Miharu sonriente mientras salía de la oficina.

—Hasta luego —se despidió James. Se acercó a la mujer y sonriente dijo:— Sarah, ha sido un gusto.

—Lo mismo digo, James. Toma —sacó una tarjeta gris platinado de su bolso entregándosela al castaño, en ella se leía "Hayes Interior Designes" con una caligrafía color color cobre.

—Por si necesitas a alguien que te muestre la ciudad o simplemente alguien con quien tomar un café —dijo con amabilidad.

—Gracias —respondió James de la misma manera para después salir de la oficina.

Sarah se llevó la mano al mentón y su mirada pícara  se clavó en la puerta de madera. Tenía la sensación de que ese año escolar sería muy interesante.

—Leticia, dime que se registró en el comité de padres de familia.

—Dime que no intentarás ir tras él.

—Sólo creo que podríamos ser buenos amigos —dijo sonriente. Leticia puso los ojos en blanco.

—¿Vas a pagar o no?

Sarah sacó un sobre con dinero entregándoselo a la mujer mas en su mente sólo saboreaba las letras que formaban el nombre de James Auclair.

• ❀ ❀ ❀ •

¡HOLAAA! Antes que nada muchísimas gracias por todos sus mensajes preciosos de cumpleaños, me alegraron el día a montones.
💖 💖 💖
Estoy por terminar oficialmente con la escuela, ha faltan poquitos trámites para titularme, yaaaaay.
🤠 💗 🥳
Also, quiero preguntarles sus opiniones del capítulo de hoy. Es hora de las teorías locas o quesos. También, ¿cómo están? ¿Qué han hecho hoy? ¿Tuvieron un día productivo? Saben que amo leerlos.
🥰
Por último, pero no menos importante, quiero compartirles que @/LaLoca_PorBTS_30 está haciendo una adaptación de esta bonita historia, para que vayan y le den amorcito.
💖 💖 💖
¡Sin más por el momento mas que agradecerles por todo e invitarlos a dejar una estrellita si les gusta por dónde va esto, me despido!

Nos leemos en la siguiente actualización que será pronto.

Pórtense bien.
✌︎('ω'✌︎ )

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