Entre Broma Y Broma

León regresó a Superciudad el miércoles ocho de enero, siendo recibido por un desaliñado pelimorado con un bote de helado de aguacate, pues era el sabor más extraño que encontró, o bueno, eso decía para ocultar su verdadera intención de querer regalarle algo por Navidad: León era más que despistado y sólo lo interpretó como un lindo obsequio. Desde inicios de año habían comenzado a hablar a diario, intercambiando mensajes, audios y fotos de su día a día. Salían recurrentemente al pasillo a hablar de cualquier cosa, dedicando así toda su tarde a forjar su amistad. Se habían dado cuenta que entre ellos nacían pequeños detalles que sólo hacían cuando estaban en total confianza: León, estando cómodo y seguro, comenzaba a llamar a su mejor amigo por apodos mucho más cariñosos, agregándose a su vocabulario "cielito", "precioso", "chulo", "hermoso" y el favorito de Sandman, "mamoir". Por su parte, el anterior mencionado había comenzado a hacer chistes sexuales cada que nacía la oportunidad, haciendo reír a ambos, o logrando que León se sintiera levemente sonrojado, pero gracias al cielo, la mayoría de aquellas ocasiones era por medio de mensajes.

Todo el mes de enero comenzaron a hacerse recurrentes las llamadas entre ellos, notando entonces que sus habitaciones estaban juntas.

- A ver, le voy a pegar a la pared y me dices si lo escuchas - Sandy rio ligeramente por la ocurrencia del castaño.

- Está bien - León le soltó un golpe a la pared, siendo respondido por otro golpe del otro lado - Sí, estamos al lado - 

- ¡Qué genial!

Desde aquel descubrimiento, Sandy comenzaba a pasar la mayor parte de su tiempo libre en su cuarto, estando al pendiente de cualquier golpe que diera León para llamar su atención. Ya habían formulado un código: Un golpe: simple atención, checar los mensajes o un simple "¿Estás ocupado?. Dos golpes: llamada inmediata, no era tanta la urgencia, podía ser pospuesta si estabas haciendo algo más importante. Golpes repetidos: Emergencia inmediata. León siempre era el que golpeaba la pared dos veces, pues el mayor moría de vergüenza al querer pedirlo él. 

Cuando inició febrero, ambos morenos se encontraban en el pasillo disfrutando del sabor de unas papas picantes que habían comprado con antelación, charlando animadamente sobre sus vidas.

- En dos semanas será San Valentín - el de ojos rosas rodó los ojos ante la mención de aquella fecha.

- Iugh - el de ojos miel le soltó un ligero golpe bromeando.

- Vamos, a todos le gusta San Valentín.

- No cuando tu primera y última relación te trató como un saco de basura y todos tus amigos te abandonan - había cierto resentimiento en su voz debido a los problemas que llevaba arrastrando con su grupo de amigos. Sí, se habían llevado mejor estos últimos meses, pero nada le quitaba el rencor a lo mal que lo habían tratado antes.

- ¿No tienes planeado en regalar algo?

- No creo que alguien espere algo de mi.

- ¡Claro que sí!, a mi me gustaría un regalo, a Rico, a Crow - dio especial énfasis a su voz - a Bea - el pelimorado frunció su seño ante la mención de la rubia.

- Ella no merece nada de mi - León sonrió asombrado por el enorme ego que daba a relucir.

- Perdóname la pregunta - los ojos rosas lo observaron con intriga, haciendo que el más bajito se cohibiera un poco - ¿Aún te gusta Bea? - Sandman volvió a verse confundido.

- ¿Cómo sabías que me gustaba Bea?

- Meh, Jacky me dijo - claro, era de esperarse.

- La verdad no. Ya no me gusta.

- ¿Y eso?, ¿Qué pasó? 

El de violeta vestimenta sonrió al recordar la razón, jugueteando con la envoltura ya vacía de las papas que había terminado de comer - Sé que es imposible que un bote de basura como yo esté junto a una estrella como Belinda - León murió de ternura ante el comentario tan cursi que había escuchado. Sandman se sintió alentado a dar a conocer aquella parte de él: León valía la pena - Siempre he catalogado a las personas como estrellas o basuras: Las estrellas son personas maravillosas, alegres, inteligentes, preciosas y amigables. Bea y tú son las únicas estrellas que he conocido - el castaño volvió a fallecer en ternura - Y las basuras son esas personas que no tiene valor, son malas, inútiles y el mundo podría transcurrir con total normalidad si desaparecieras, tal vez incluso el mundo mejoraría. Jacky y yo somos pura mierda - su menor hizo una mueca de dolor.

- Por el cielo, no eres tan mierda como Jackasy - el más alto sonrió.

- Pero soy una mierda al fin y al cabo.

- ¡Claro que no!, sólo eres una persona que no ha tenido alguna razón por la cual esforzarse - testarudo, los ojos rosas estaban clavados en la infinidad del horizonte, negándose a creer que tenía una oportunidad en este mundo - Hay que pasar juntos el catorce de febrero, ¿Te parece? - del horizonte pasaron a mirarlo con intriga, buscando la razón de aquella propuesta en la expresión del rostro con pecas - Al fin y al cabo, también se festeja la amistad -

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 Se había pronosticado que la quinta tormenta eléctrica de la temporada llegaría el tan acaramelado San Valentín a la enorme Star Town. El viento soplaba con especial ímpetu, anunciando la monstruosa tormenta aquellas negras nubes que se veían cada vez más cerca. Nada cancelaría sus planes. León golpeó la pared, avisando así que estaba por salir, a los segundos fue contestado por otro golpe, confirmando que el pelimorado también estaba por salir. Ambos morenos salieron muy abrigados al pasillo, Sandy estrenando el suéter azul claro con blancas nubes adornándolo, que habían comprado en Snowtel. Estaba de más decir que aquella había sido de la elección del pecoso.

- Demonios, parece que los árboles saldrán volando en cualquier momento - observó León a lo lejos, viendo cómo aquellas frondosas ramas estaban dobladas en un ángulo de 45°.

- No creo que sea buena idea estar afuera, ¿Quieres pasar? - en su vida, era la primera vez que él mismo le ofrecía entrar a una persona a su departamento. León, con una feliz expresión, accedió sonriente y ambos morenos entraron al departamento del fondo. Hoy por la mañana Mamluk había aprovechado su buen humor para realizar el quehacer semanal a su departamento, por lo que se sintió muy orgulloso de lo limpio que había resultado.

- Woah, es cierto. Vives solo - Piepequeño estaba sorprendido por el imperturbable silencio del lugar, pues viviendo él con una ruidosa hermana menor y un padre que se la pasaba poniendo música en los altavoces de la sala, siempre había ruido en su hogar.

- ¿Te gustan los bísquets? - Sandy siempre tenía montones de bocadillos con los que combatir el hambre, por lo que compartirlos con ese glotón castaño en realidad le parecía una idea genial.

- ¡Sí! - aquel panecillo era de su especial agrado, pues su textura crujiente por fuera, pero suave por dentro era de lo más satisfactorio que podía comer. El más alto fue a la cocina rápidamente por un plato y cuantos bísquets cupieran, regresando y poniéndolos sobre la mesilla de centro.

- ¿Quieres ver alguna película o quieres jugar?

- Hummm, ¿Qué juegos tienes? - Sandy se iba a divertir.

Tomaron cada uno su respectivo control y comenzaron una partida multijugador del famosísimo Call of duty, estando en un modo de uno contra uno, donde quien matara a su oponente cien veces, ganaba. Cuando era niño, León era un gran fan de los videojuegos de disparos, pero una vez que comenzó a leer por gusto, olvidó aquel antiguo pasatiempo para comenzar a enamorarse de la lectura. De esa forma se justificaba por la manera tan tonta con la que jugaba. Sandman ya lo había matado treinta veces en menos de cinco minutos.

- ¿Cómo se apunta? - preguntó el castaño al tiempo que tiraba una granada y se terminaba matando, haciendo reír al de ojos rosas.

Entre risas, burlas y fugaces rabietas, el pelimorado terminó victorioso con cien asesinatos, pues su maestría con los francotiradores era tal que, limpiamente, le había volado los sesos en más de una ocasión. Por su lado,  su oponente se sentía muy orgulloso de sus veinte bajas, las cuales Sandman le había regalado al dejar matarse.

- Meh, patrañas.

- Qué cogida te acabo de dar.

- Valiste, soy menor de edad - la exagerada cara de espanto que dio el de pelo morado hizo reír a carcajadas al castaño.

- Cierto, ¿Qué edad tienes?.

- Dieciséis. Y tú?

- Wah, dieciocho.

- Cuidadito, me vuelves a coger y te cae el FBI.

- Qué son cuatro paredes, puedo soportarlo - León rio para después pensar detenidamente la diferencia de edad.

- Espera, ¿me llevas dos años? - Sandy asintió con obviedad - Pero, deberías llevarme uno -

- Digamos que moler a golpes a alguien que te molestó en la primaria es una buena razón para ser expulsado - Piepequeño abrió sus ojos como platos. Mamluk lo notó y se sintió algo avergonzado - Cabe aclarar que no ando por la vida golpeando a cualquier persona que se me atraviese. Solo recurro a la pelea cuando debo defenderme -

- No te juzgo, pero, wow, yo jamás he golpeado seriamente a alguien.

- Nunca lo hagas.

Después de terminar los bísquets, a León le dio por incursionar en la casa en la que estaba, explorando la cocina con una paleta de colores blanca y café, un baño con rojo y blanco, la habitación de Sandy completamente oscura y morada, con un gran estante repleto de cuantos videojuegos ha comprado y una televisión casi igual de grande que la de la sala; y por último, lo que había sido antes la habitación de su madre, lo había transformado en un pequeño gimnasio con variadas pesas, una máquina para correr y un asiento. León estaba perplejo.

- ¿Haces ejercicio?

- No, aquí como - el evidente sarcasmo hizo que su menor riera ligeramente.

- Woah, ¿desde cuándo te ejercitas?

- Rutina diaria en la mañana desde hace dos años - León seguía sorprendido. Sandy estaba orgulloso. 

- Qué genial, a mi me da una flojera horrible hacer ejercicio - dijo mientras tocaba su abdomen el cual contenía una pequeña pancita. En realidad no estaba bien en forma, pero nada le quitaba el mérito de ser condenadamente delgado - Pero realmente me gustaría estar un poco más fornido -

- Meh, no es la gran cosa - entonces el de ojos miel se dio cuenta de que el mayor en realidad tenía un cuerpo bien trabajo, notándose en sus brazos el trabajo que había realizado en ellos y siendo muy sencillo imaginar su torso bajo aquella sudadera.

- Espera, ¿me estas diciendo que debajo de todas esas chamarras hay un abdomen plano? - Sandy levantó los hombros con indiferencia, en realidad no le importaba - ¡Qué demonios!, yo uso suéteres y ropa holgada porque no tengo cuerpo para lucir ropa sensual ¡Pero tu sí! -

- A mi no me gusta la ropa sensual - El más bajito comenzó a golpear el abdomen ajeno de la nada, notando entonces la firmeza y plenitud de este.

- Demonios, qué envidia - Sandman le devolvió el toque, notando que, al contrario del suyo, su abdomen era blando, apretable y muy suave.

- Awww - León se sonrojó, apartando la mano que reposaba en su pancita de un manotazo - ¡Es muy tierno! -

- Tierno mis polainas.

- Anda, di una grosería. No está tu familia - Sandy había notado que por mensaje, León solía soltar alguna que otra maldición que no pasaba del primer grado, pero una vez que estaban en persona, limpiaba su vocabulario de cualquier rastro de vulgaridades. Supuso entonces que aquello se debía a la constante presencia de su familia cerca de él.

- Tierno mis... - su voz bajó de volumen, y con una vergüenza más que notable, soltó la grosería - huevos - el de ojos rosas le aplaudió por su esfuerzo. Quería que con él se sintiera más libre de ser como realmente era.

- ¿Tus huevos son tiernos? - pero nada le quitaba la intención de apenarlo. El castaño soltó una exclamación de molestia, estando muy avergonzado por ser catalogado por su mayor como alguien tierno.

Después de que León intentara numerosas veces levantar una pesa de 50 kg con sólo un brazo, las cuales obviamente falló, volvieron a la sala a escuchar música, turnándose uno por uno a elegir una canción y calificarla. 

- ¡Es mi turno! - exclamó con emoción el pecoso moreno una vez había terminado de reproducirse "Beggin" de Maneskin, la cual había sido elección de su mayor. Con emoción, reprodujo "Bed of roses" de Bon Jovi, una de sus canciones preferidas. 

- Uff, temazo - le reconoció el de ojos rosas una vez identificó aquel suave solo de guitarra del inicio.

- Temazo. 

Hablaban trivialidades. Siendo ya mejores amigos, seguían conociéndose cada día un poco más, logrando platicar de sus aspiraciones a futuro con profundidad, escuchándose atentamente.

- De niño quería ser paleontólogo - Sandman sonrió.

- ¿Te gustaban los dinosaurios?

- Amo los dinosaurios. Jurassic Park es una joya - el más alto asintió en corresponder aquel gusto - Ahora pienso que lo mío está en escribir. Me gustaría ser un escritor reconocido, o tal vez incluso psicólogo -

- Ser escritor y ser psicólogo están muy por el contrario.

- Lo sé, realmente me siento más cautivado por ser escritor - al unísono, la canción de Bon Jovi había terminado, por lo que el más alto reprodujo "King" de Lauren Aquilina. - ¿Y tú?, creo que Jacky me había dicho que querías ser astronauta - Sandy se burló con mofa.

- Ya deberías saber que todo lo que te dijo Jackasy de mi es mentira - el de ojos miel asintió, pues en realidad tenía razón - Si me pongo a soñar, me gustaría ser chef y tener mi propio restaurante. Pero si pego mis pies a la tierra, me gustaría ser un buen esposo para mi pareja y un buen padre para mis hijos. Me gustaría ser ese padre que no tuve - León murió por tercera vez de la ternura que aquello le había provocado. La voz tan soñadora con la que había mencionado ese último anhelo le había acariciado el alma.

- Qué malditamente romántico eres. Diablos, eso fue precioso - Sandy sonrió con un sonrojo en sus mejillas por recibir una respuesta positiva del de ojos miel. Normalmente cuando le contaba aquel sueño a alguien más solía decirle que era una tontería tener una meta tan absurda en la vida ¿Tener esposa e hijos? qué anticuado. Pero así era él. Así como había quien quisiera dejar su huella en el mundo, él quería ser padre de aquel que marcara la historia. León le había abrazado tanto al aceptarlo con todo y sus defectos, le había echo ver que no era una persona tan mala como decía Jacky, le había incluido con una facilidad sorprendente, se habían entendido con tanta naturalidad, se habían conocido tan bien en menos de dos meses, con simples palabras lograba hacer que se sintiera mejor, con un abrazo a la mitad lo hacía sentirse más feliz. Le encantaba reír con él, bromear con él, platicar con él, estar con él. Amaba verlo sonreír, verlo hacer cosas extrañas y graciosas, verlo tan energético y risueño como siempre. Oh, cómo hacía latir su corazón esos ojos miel.

- ¿Qué? - Sandy se sorprendió de sí mismo por aquel pensamiento.

- ¿Mande? - León le dedicó toda su atención al creer que le había llamado.

- No, nada - los ojos miel se apartaron de él y volvieron a clavarse en la pantalla de la televisión donde reproducían las canciones - Es tu turno - Y le extendió el control. Sandy haría una locura.

- Quisiera que escucharas una canción que es muy importante para mi - empezó a teclear el título de aquel sentimental tema al tiempo que el castaño se emocionaba.

- ¡Excelente! 

En los altavoces comenzó a sonar "Right here" de Ashes Remain. León cerró sus ojos y disfrutó de aquel inicio con guitarra, después de la potente voz y la profundidad de aquella letra. Sandy lo observaba con atención, atento a cualquier reacción de su contrario, mirando fijamente aquellas pecas que decoraban sus mejillas y el puente de su nariz, esas rizadas pestañas que alegraban lo dorada de su mirada, su cabello chocolate tan espeso y rizado, ese cuello esbelto y largo, su sudadera roja con temática de dinosaurios, la cual ocultaba una aparentemente linda pancita. Sandy sonrió al verlo ahí, sentado, concentrado en sentir toda la música que inundaba la habitación. Sonrió al ver a León.

La canción terminó, los ojos miel se abrieron y volvieron al mundo, sonriendo de inmediato - ¡Qué preciosa! - 

- ¿Te gustó?

- Me encantó - Sandman sonrió.

- No es por correrte, pero ya son las ocho - con espanto, el pecoso dirigió su mirada al reloj, confirmando las manecillas del reloj que eran las veinte horas en punto.

- Ya debo irme.

- Claro, enano - 

Ambos caminaron hacia la salida, el mayor acompañándolo para sentirlo cerca por más tiempo, pero claramente ocultó aquella intención diciendo que era un simple gesto de amabilidad.

- Bueno, feliz San Valentín, guapo - Sandman sonrió.

- Gracias, feliz San Valentín.

- Te dije que las cosas conmigo serían diferentes - el más alto sonrió, revolviéndole el cabello con ternura.

- Ya te creo - León le abrió los brazos buscando un abrazo. Sandy le daría ese gusto. Con ambas extremidades, cerrando la distancia entre ellos y se apapacharon. Este era el primer abrazo que daba por voluntad propia en muchos años. Se sentía maravilloso, calidez en medio de esa tormenta, sentirlo tan pequeño entre sus brazos, sentir que debía proteger aquella estrellita de todo lo malo del mundo. Pero a pesar de todo, aunque hubiera una gran tormenta azotando la ciudad, abrazando a León se sentía seguro. 

Se despidieron y cada uno entró a su departamento. Los sentimientos de Mamluk eran todo un dilema, por lo que estaba decidido a aclararlos antes de que se volvieran un problema. Hace tan siquiera semanas había abandonado su amor tan platónico por Bea que realmente sentía que sentir algo así tan pronto era muy ajeno a sí mismo. Tenía una sencilla prueba para desenmascarar cualquier barrera que él mismo se interpusiera. Se dirigió a su espejo, se clavó la mirada con sequedad. Suspiró, se sinceró con sí mismo y pronunció.

- León - no pudo evitar sonreír.

Estaba claro.

León Piepequeño le gustaba. 

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