Capítulo 90:

-Está bien, pero esta no será la última vez verdad?
-Claro que no, a partir de ahora haremos mucho ejercicio.
-Gracias eres súper buena
-Eso crees
-Si!, antes que llegaras este lugar lo veía como lo peor del mundo, siempre me tenía amarrada, me daban descargas eléctricas o de lo contrario me hacían ingerir un montón de pastillas que aun no entiendo por qué debía tomarlas. Desde que llegaste todo ha cambiado, me das muchos consejos y me caes muy bien, además me das una sola pastilla y hasta me explicas por qué debo tomarla, eres una buena persona.
-Honor que me haces. Ya me tengo que ir pero regresaré mañana.
-Ya te vas! Que lastima. Bueno regresa mañana que la estaré esperando.
-Así Será. Y recuerda no temerle a tu amigo malicioso.
-Está bien._ dijo marchándose a su habitación.
Ely _El profesor me llamo lo mire y no dijo nada, pero sé que me quería felicitar por el avance.
-Hasta mañana.
Me monte al auto y me fui a casa, cuando llegue Alex me esperaba en la habitación.
-Podemos hablar?, estaba abatido
-Pensé que cuando regresará no estarías aquí
-Como haría eso?
-Eso fue exactamente lo que dijiste ayer
-No era cierto!
-Mira sé que estabas ebrio y comprendo que estés abatido pero cuando uno se emborracha es porque busca el suficiente valor para decir las cosas que piensa
-No es mi caso
-Alex no sientas pena por mí, ya me hiciste bastante daño ayer así que puedes marcharte tranquilamente yo te dejaré en paz. Ahora voy a ducharme, le di un beso en la frente y me fui al baño. Cerré la puerta con llave y no paraba de reír, estaba siendo un poco dura pero después de hoy se lo pensara más de dos veces antes de ponerse tan ebrio. Se siente tan mal que cuando salga del baño pedirá perdón hasta por los codos, me apoyará en la etapa final de mi carrera y las cosas volverán a estar bien. Salí del baño y él se tiró al piso
-Ely perdóname_ dijo arrodillado en el suelo juntando sus manos en forma de rezo.
-Alex no te humilles más, levántate del suelo
-Perdóname por favor!
Camine por delante de él haciéndole el caso del perro. Pero él no se rindió, camino tras de mi arrodillado en el suelo.
-Di que me perdonas, me jalaba la parte trasera de mi bata. Ya era hora de decirle que lo perdonaba, me estaba pasando de mala
-No tengo nada que perdonarte, eres tu quien debe perdonarse, cuando logres eso todo estará bien.
-No me interesa nada de eso, solo quiero oír de tus labios que personas
-Te perdono Alex, ya estas feliz?
-Ahora si
-Entonces levántate del suelo y deja de hacer el ridículo.
Me puse mi crema corporal y me acosté a dormir. Sentí como él se acostó a mi lado y cerré mis ojos, tenía que fingir que estaba molesta así que no podía hablarle. En la mañana hice lo de siempre y me fui al hospital, cuando entré Sofía me estaba esperando, ya estaba sentada en su asiento y todo.
-Buenos días Sofía, que haces aquí?
-La he estado esperando, ya quería verle
-Que bien, cuénteme como estuvo luego que me marche
-Estuve un poco asustada por miedo a que llegara el ogro, pero no vino así que pude dormir bien.
-Traje compresas para que la pongas en los moretones, así mientras vallamos hablando pones las compresas y te mejoraras
- ve que tengo razón, es usted muy buena. Hace muchos años que nadie se preocupaba por mí, ahora que llegaste muchas cosas han cambiado.
-Me alegro mucho. Ahora dígame como se ha sentido?
-Ayer en la noche sentí un poco de miedo y la boca la siento seca pero de ahí en fuera todo bien.
-Que bien, entonces tomará su tableta de hoy?
-Por supuesto, démela ya
-Me gusta mucho tu estado de ánimo
-Es gracias a usted.
-Por tu buen comportamiento tienes derecho a un regalo, solo a uno, puedes pedir lo que desees y lo traeré, puede ser lo que quieras con excepción de alcohol.
-La verdad no deseo nada, todos estos años solo e deseado una cosa pero he perdido las esperanzas, ese deseo nunca se cumplirá
-Cuéntamelo, tal vez te puedo ayudar
-Nadie puede, ni siquiera yo
-Me puedes contar
-Quiero ver a una persona, es muy importante en mi vida, aunque él ni siquiera me conoce y estoy segura que me odia
-Porque dice eso?
-Es mi hijo, mi bello hijo
-Tienes un hijo?
-Le puse Alex, cuando nació sentí que tenía la fortuna más grande de mi vida, pero las cosas no salieron como lo había planeado y le cogí mucho odio, un día me canse y lo deje fuera de un orfanato, escribí en un papel su nombre y la abandone junto con ese papel, no quería que le pusiesen otro nombre. Seguí con mi vida como si nunca hubiera pasado nada. En ese tiempo ni siquiera sentí remordimiento o culpa, y eso es lo que más me molesta.
-Tranquila, todo estará bien
-Solo espero que él sea muy feliz y tenga mucha salud. Todos estos años he vivido con esa idea.
-Y así debe de seguir porque de seguro está en lo correcto.
-Dios la oiga
-Dime cuál es tu color favorito?
-Es el verde
-Vale. Sus manos comenzaron a temblar y se veía un poco mal. De seguro es por la historia que acaba de contar, antes se ponía mal cada vez que le hablaba sobre algo relacionado con la familia. De pronto se puso a temblar y decía que la dejaran, supongo que aún oye esas voces. Los médicos llegaron enseguida y la sedaron, la iban a amarrar pero no lo permití. Dije que la llevarán a su habitación y yo estaría a su lado hasta que despertase.
-Señorita está aquí-  fue todo lo que dijo después de estar sedada por una hora.
-No la iba a dejar así y además dijiste que no te agrada que te aten.
-Es cierto
-Pues me hice cargo de eso.

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