55. Incertidumbre
Mis putas piernas tiemblan con cada paso que doy, es extraño verla así, tan tranquila y relajada completamente diferente a cómo recordaba. Entre más me acerco, puedo apreciar con detalle sus delicadas facciones, ¡joder!... Hasta había olvidado lo hermosa que es, sólo que ahora su bonito rostro presenta esas marcas del tiempo.
La escucho tararear una canción que recuerdo a la perfección, mi recién sanado corazón late con gran intensidad al quedar a sólo escasos centímetros de distancia.
—Hola, Dararat —hablo en un hilo de voz cuánto mi mano toca su hombro.
Ella se gira lentamente cómo si fuera en cámara lenta soltando al instante la pequeña canasta llena de flores, no puedo evitar suspirar cuándo sus grandes ojos negros se abren de par en par llenos de incredulidad. Lleva sus delicadas manos hacía la boca para ahogar el grito de asombro, al tiempo que su rostro se contrae en menos de un segundo, está completamente asombrada tratando inútilmente de contener el llanto.
—¿Off? ¡Dime que estás aquí! —toca mi rostro con sus manos temblorosas— Por favor, dime que no es un sueño, dime que no lo estoy imaginando —su voz suena rota, rápidamente su llanto se vuelve desgarrador, y yo siento que me falta el aire.
Verla después de mucho tiempo así, tan abatida, me produce una mezcla de emociones las cuales no me siento preparado para afrontar.
Hasta puedo admitir que estoy asustado, más cuándo ella se aferra a mí con fuerza, cómo si temiera que salga huyendo cómo lo hice ya una vez en el pasado.
—Te he extrañado tanto, hijo... —su cuerpo empieza a temblar con más fuerza en medio de sollozos— lo lamento tanto, hijo —su llanto es inconsolable, mientras a mí se me desgarran el alma— lamento no haber sido una buena madre para ti —su abrazo se intensifica e inevitablemente mis manos rodean su esbelto cuerpo.
—No... Perdóname tú a mí, mamá... No debí abandonarte cómo lo hice —con esas palabras sale mi primer sollozo antes romperme completamente en mil pedazos.
Es un reencuentro sanador y desgarrador a la vez. Han pasado muchos años desde que salí huyendo de casa sin mirar atrás jurando nunca más regresar.
Hasta ahora, no me había dado cuenta lo egoísta que he sido al pensar sólo en mí, en mi dolor, olvidándome por completo de los sentimientos y el sufrimiento tanto de ella, como de Pae.
No sé cuánto tiempo llevamos así abrazados, de pronto siento unos grandes brazos rodeándonos a ambos, no necesito ver que el tío Pae se nos ha unido. A pesar de mi edad y que soy mucho más alto que él, me acerca para darme un beso en la sien, cómo si en verdad estuviera orgulloso de mi.
—Es bueno tenerte en casa, Off —dice al tiempo que se quita los anteojos para limpiarse las lágrimas—. Me da gusto tenerlos en casa. —esbozan una enorme y cálida sonrisa.
—Gracias —paso mis manos por la cara hasta llegar al cabello, me giro para buscarlo y ahí está mi pequeño y precioso Sol sentado en el último escalón que lleva al jardín sonriéndome cómo sólo él sabe hacerlo, y juro que todo el puto jardín se ilumina.
—Ve con él —musita mi tío, no hace falta que me lo pidan dos veces, porque automáticamente mis pies ya se han puesto en marcha.
Al llegar junto a Gun, veo que tiene los ojos cristalinos, tiene el labio abultado tratando de poner su más bonita sonrisa, y joder... No puedo evitar sentir que estoy muriendo de amor.
—Ven aquí, Sol —lo levanto en un rápido movimiento y sonrió al escuchar su chillido de asombro.
—¡No! ¿Qué haces?, ¡Off! —se remueve como lombriz intentando bajarse, pero eso provoca que lo abrace con más fuerza.
—Sin no te calmas te daré un buen azote en tu adolorido culo y créeme que no me va importar que mi familia se dé cuenta.
Automáticamente deja de luchar, hasta le escucho soltar un sonido de asombro mientras camino de regreso al jardín. Desde dónde estamos Gun y yo, puedo escuchar unas risitas nerviosas por parte de ellos, mientras que mi pequeño va lanzándome mil maldiciones en voz baja.
—Bájame por favor, Papii esto es muy vergonzoso —antes de llegar lo bajó y sonrío al ver que está más rojo que un tomate.
—Quiero presentarles a una persona muy importante para mí, él es Gun Atthaphan, mi novio —la cara de ambos se ilumina cómo si estuvieran viendo al mismísimo Sol en persona y yo automáticamente sonrió cómo el imbécil enamorado que soy, porque ese es justo el efecto que él tiene en mi— Gun, te presento a Dararat, mi madre —ella le regala una sonrisa— Bueno... A él ya lo conoces es mi tío Pae.
—Es todo un honor conocerles —responde haciendo una pequeña reverencia, mientras yo siento mi puto corazón hincharse de orgullo temiendo que pueda estallar en cualquier momento.
Ella lo separa de mi lado para abrazarlo con júbilo, después de una eternidad les veo caminar hacía un pequeño árbol frutal que está en el otro extremo del jardín.
Gun presta atención a lo que sea que le estén diciendo, en cambio yo me pierdo en la imagen que tengo frente a mis ojos, no puedo evitar sentir como mi garganta se seca al ser testigo de algo que jamás creí que vería.
Ahí está la mujer que me dio la vida luciendo completamente diferente a cómo la recordaba, Pae no mintió al decirme que ella había cambiado, en efecto lo ha hecho, verla así tan radiante con un brillo que no le conocía me produce una grata sensación.
Luego ahí está mi pequeño Sol, y no puedo evitar sonreír al verlo todo sonrojado casi igual que su cabello rebelde.
Si en el pasado me hubieran dicho que en algún momento de mi vida volvería a ésta casa en compañía de un novio, por la jodida mierda en ese instante me hubiera orinado encima de tanto reír, por lo absurdo que sería.
Pero... La realidad es que hoy después de tantos años, por fin he regresado a éste lugar al que juré mil veces nunca volver y lo he hecho con la compañía del hombre más maravilloso que jamás he conocido y para mi puta buena fortuna es nada más y nada menos que mi novio y el amor de mi vida.
La comida ha estado deliciosa, la verdad es que lo he pasado bien, la familia Jumpol es muy agradable, me sorprendió ver que la mamá de Off es muy buena cocinera, nos presumió que ha tomado clases de cocina como parte de su terapia.
Ahora estamos sentados en la sala, mientras que Off toma una cerveza con su tío, yo escucho las divertidas anécdotas de Dararat.
Ella es una mujer muy hermosa y muy inteligente, me sorprende el parecido que Off tiene con ella a excepción de los ojos grises de Off.
La he sorprendido varias ocasiones mirando de soslayo a su hijo, sonrió por lo bajo, lo que menos deseo es hacerla sentir incómoda.
Cuándo me mencionó ver los álbum de fotos no pensé que veríamos todos, y cuando digo todos... ¡Literal son todos!, debo admitir lo hermosa que era en su juventud.
—Ésta fue de mi segundo año en la universidad —muestra la foto y en ella hay un grupo grande de personas, me entretengo en ver a cada uno de ellos.
Escucho la sonrisa de Off, le miro curioso y está bebiendo su cerveza moviendo la cabeza en afirmación. Verlo así tan feliz, en serio que me hace feliz.
Continúo mirando la antigua foto, mi sonrisa desaparece y mis ojos se abren al instante cómo platos al darme cuenta de algo que ha captado mi atención.
—Gun, cielo... —Dararat se ha dado cuenta de lo que estoy mirando, trago saliva antes de alzar la vista.
—¿Acaso él es...?
—Shhh... Por favor —me calla al instante preocupada.
—¿Off? ¿Lo sabe?
—Noooo... Por supuesto que no... —responde nerviosa y yo no dudo en mirar a Papii quién sigue platicando amenamente con su tío.
—Creo que debería hablar con él y decirle... Off necesita saber la verdad —manifiesto en voz baja sólo para que ella me escuche—usted no tiene idea de cuánto ha sufrido por ello —digo sin pensar mientras ella me mira con sus ojos negros cristalinos.
Puede ser que esté metiéndome en dónde no me llaman, y hasta estoy siendo maleducado, pero esto es algo que ha atormentado a Papii durante mucho tiempo.
Yo no puedo decir lo que acabo de descubrir, porque simple y sencillamente no es un tema que me corresponde, pero tampoco tengo la intención de guardar un secreto tan importante.
—Tienes toda la razón —susurra con voz temblorosa.
Su mirada se tiñe de vergüenza al igual que sus mejillas, estoy seguro que probablemente ella me va a odiar por esto, pero creo que es lo mejor. Prefiero mil veces que me odie a mí, a que Off siga viviendo con esa incertidumbre sobre su origen.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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