54. Regreso a casa

Si me hubieran advertido que el viaje de cuatro horas a Otapol sería en completo silencio y repleto de tanta tensión, juro que aunque deseé estar aquí apoyando a Papii, probablemente me habría quedado en casa.

Durante todo el camino sólo ha hablado un par de veces única y exclusivamente para decir lo necesario, ni siquiera cuando nos detuvimos para almorzar intentó hacer el esfuerzo por sacar un tema de conversación.

Puedo entender el porqué está así, es evidente que visitar a su familia después de tanto tiempo lo tiene preocupado puedo sentir su nervioso porque está a flor de piel, teme que algo malo pase al reencontrarse con su familia, y aunque no lo diga en voz alta, también le preocupa que tenga una mala impresión de ellos.

Verlo así cómo está, en serio está empezando a preocuparme.

Quisiera decirle que todo saldrá bien, pero no puedo asegurar algo que ni siquiera estoy seguro, me ha contado muy poco de su familia, sé que es un tema difícil para él, es por eso que siento que ayudo más al guardar silencio al no presionarlo para que hable conmigo. Pero esta tensión que se siente en el aire en verdad es abrumadora.

Durante el resto del trayecto, es más de lo mismo, sé que por ratos me mira preocupado de soslayo, en cambio he tenido que fingir que duermo para que él esté un poco más tranquilo.

En otras ocasiones siento cómo su áspera mano toca mi mejilla tratando de encontrar ese apoyo que él necesita, y es cuándo me siento el pésimo novio al pensar que estoy haciendo mal las cosas.

Definitivamente éste viaje no está saliendo cómo lo había imaginado...

—¿En algún momento vas a hablar conmigo o seguirás fingiendo que duermes? —suelta de pronto sin siquiera mirarme. En cambio yo le miro sorprendido y avergonzado.

—Te has dado cuenta...

—Hay solecito... Creo que te conozco lo suficiente para saber cuándo estás mintiendo.

—Lo lamento...

—¿Por?

—Porque has estado muy callado y pensé que no querías hablar o ser molestado —digo la verdad.

—Tienes toda la razón pequeño... En ese caso debería ser yo quién te pida una disculpa —responde cansado mientras pasa su mano sobre el cabello.

OK... No sé si me siento peor por verlo tan decaído por haber sido atrapado en mi mentirilla. Mi mirada está fija en él y sólo me da una breve mirada con un atisbo de sonrisa triste, y mi estado de ánimo cae en picada.

—Tranquilo amor —acaricio con ternura su mejilla— cuando estés listo para hablar... aquí voy a estar para escucharte ¿está bien?

Me regala una rápida mirada y por primera vez durante el viaje veo que su mirada brilla como dos luceros grises.

—Te amo, ¿lo sabes verdad?

—Sí, lo sé... —esboza esa hermosa sonrisa— Tú también debes saber lo mucho que te amo ¿a qué si lo sabes? —su sonrisa crece al instante mientras mantiene su vista en la carretera.

—Lo sé, Sol.

Tras la pequeña conversación, automáticamente bajan varios niveles de tensión, a pesar que vamos en silencio, ya no es un silencio incómodo cómo el de hace rato. Porque ahora él sabe que le estoy dando su espacio.

—Ya casi llegamos, pequeño —anuncia en voz baja y yo festejo mentalmente porque juro que ya no siento el trasero— ¿Qué? ¿Por qué sonríes?

—Me duele el trasero de estar sentado —respondo mientras me estiró.

Instantáneamente Off suelta una sonora carcajada y rápido abro los ojos como platos al ser consciente de lo que he dicho en voz alta...

—Entonces tendré que darte un largo masaje en tu precioso culo —suelta así tan tranquilo con esa mirada provocativa al grado que ahora me tiemblan las piernas y no es porque estén entumecidas.

Intentó fingir molestia, pero es evidente que fallo, más cuando lo veo así tan juguetón y de buen humor, en cambio siento que mi pecoso rostro va a estallar de tan rojo que está.

No conozco Otapol, pero tampoco hay que ser un genio para saber que estamos entrando en una exclusiva zona residencial. Las casas son enormes y hermosas, a simple vista parece ser un lugar tranquilo para vivir.

—Hemos llegado —dice mientras se estaciona afuera de una casa preciosa.

Le miró atónito al ver que ahí vive su familia, la casa es grande y tiene un patio enorme lleno de árboles y flores multicolor.

—¿Qué? ¿Sorprendido? —afirmo con la cabeza.

—La casa es preciosa —esboza una sonrisa.

—Es sólo una casa —responde tranquilo alzando los hombros restándole importancia— Solecito, si no te sientes cómodo, sólo tienes que decirme e inmediatamente nos largamos de aquí. ¿De acuerdo?

—De acuerdo...

—Bien, entonces vamos... —antes de que pueda responderle, él se baja a toda prisa, y cómo ya es su costumbre... Me ayuda a bajar no sin antes besarme con rapidez.

Respira profundo y mis labios le esbozan una amorosa sonrisa intentando transmitirle seguridad, toma mano para darle un casto beso en el dorso y atravesamos el enorme jardín. Su mano ha empezado a sudar, le miró con rapidez su quijada está rígida, en cambio le doy un ligero apretón en la mano para que sienta mi apoyo.

—Todo saldrá bien, Papii —susurro en un hilo de voz, suelta mi mano y me abraza con fuerza para besarme en la sien.

Al llegar a la puerta, vacila un poco y después de lo que parece ser una eternidad, por fin toca el timbre. Discretamente le miró y hasta veo el palpitar de su vena en el cuello bajo los tatuajes mientras oprime una vez más el timbre, se escuchan pasos apresurados acercándose y soy testigo de cómo cada uno de sus músculos se tensan al instante.

Miró a Off, y puedo jurar ver el latido de su corazón a través de la playera, da un largo suspiro, mismo que se pausa cuándo la puerta se abre dejando a la vista a un hombre de negra cabellera de unos cuarenta y cinco años.

—¡Off! —La emoción en el mayor es evidente, da un paso al frente e intuyo que es porque desea abrazarlo, pero se detiene al instante cuándo nota mi presencia— Veo que vienes acompañado, ¿Pero quién es éste jovencito? —me regala una cálida sonrisa.

—Hola tío —responde en voz baja— Él es Gun Atthaphan, mi novio —mi cara vuelve a teñirse de rojo ante la vista del mayor— Sol, él es mi tío Pae Jumpol.

—Es un gusto conocerlo —saludo extendiendo la mano, misma que es respondida por un apretón.

—Bienvenidos, pero... pasen por favor.

¿Es mi imaginación o tiene la mirada cristalina?

—¿Qué tal el viaje? ¿Quieren algo de tomar?, por favor pasen —es increíble cómo se desvive en atenciones.

—Y... ¿Cómo está? —pregunta con voz temblorosa Off.

—Porque no lo descubres por ti mismo —inquiere el mayor con una enorme sonrisa muy similar a la de Papii—. Está en el jardín.

Le miro y veo que ha empezado a morderse el labio inferior

—Ve, yo te espero aquí —susurro.

—No —responde con una rapidez que nos sorprende a su tío y a mí —por favor, ven conmigo —su mirada suplicante lo dice todo—¿Vamos?

—Si

Su mirada y la mía permanecen conectadas sin importarnos darle a su tío un espectáculo en primera fila, Off necesita ese apoyo incondicional, aunque no puedo decirle en voz alta todo lo que siento por él, intento hacerlo a través de mi mirada.

—Entonces andando, Sol —toma de mi mano y le da una mirada a su tío quién tiene una felicidad palpable de tener a su sobrino en casa.

—Con permiso —me disculpo con su tío, mientras soy guiado hacía la parte trasera de la casa.

—Le has caído bien —Off me da una breve mirada antes de llegar a un ventanal que conduce al jardín.

Cuándo abre la puerta corrediza a unos metros de dónde estamos de pie hay una hermosa mujer de cabello negro que le llega hasta la cintura. Lleva un vestido azul y un sombrero blanco para cubrirse del sol.

Miró a Papii y su mirada está perdida en ella, sólo él sabe que pasa por su mente en éste momento. Sólo escucho cómo se aclara la garganta.

—Ve... Yo espero aquí. —él niega con la cabeza.

—Te necesito ahí conmigo, Sol —responde con un escozor en sus enormes ojos grises.

—Éste es un momento exclusivo para ti y para ella, además yo estoy aquí —pongo mi mano en su pecho a la altura del corazón.

—Joder Gun, cómo te amo —me abraza con rapidez besando mi cuello.

—Yo a ti más, ahora anda a tu mamá le dará gusto verte —me alzó de puntillas para besarlo.

—¿No te molesta si voy?

—En lo absoluto, vamos, ve con ella que aquí te esperaré —le doy un leve empujón y me sonríe con timidez.

Me siento en el último escalón mientras observó a la distancia cómo Off camina sigilosamente a paso lento cómo si estuviera tratando de mantener la calma.

Cuándo él se pone justo detrás de ella, Off toca con cuidado su hombro e inmediatamente ella se gira soltando la canasta de flores que llevaba entre manos. Primero cubre su boca ante el asombro y después se lanza para abrazarlo en medio de su llanto, mientras Off automáticamente la abraza por la cintura y se inclina para susurrarle algo al oído.

Mi garganta se cierra con un gigantesco nudo ante la emotiva escena, desde dónde me encuentro no alcanzo a escuchar nada, pero así cómo Papii me conoce, yo también he aprendido a conocerlo a la perfección, admito que se me desgarra el alma verlo así aferrado al cuerpo de su madre.

—Gracias, Gun —escucho a mis espaldas y me giro con rapidez para mirar al tío Pae también con lágrimas en sus enormes ojos marrones mientras se sienta a mi lado.

—No... Por favor no diga eso, no hay nada que agradecer, yo no he hecho nada —musito apenado.

—Claro que sí —refuta— Si Off ha vuelto a casa... Es gracias a ti —su voz tiembla al tiempo que apoya su mano sobre mi hombro mientras vemos la emotiva imagen entre madre e hijo frente a nosotros.

Quieroprotestar, decirle que todo esto ha sido por mérito propio de Off, pero no meda tiempo, porque cuándo menos me lo espero, ya se dirige para reencontrarsecon su pequeña y rota familia.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ   

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