52. Locura

El maldito reloj apenas marca las dos de la madrugada, y sin importar que me siento tan jodidamente exhausto en todos los sentidos, lo que menos quiero es largarme a dormir.

Creo que tener a Gun dormido plácidamente a mi lado ha sido una mala idea, verlo así, con su precioso rostro tan sereno puede resultar realmente adictivo y a la vez sumamente peligroso.

La sola idea de perderme la oportunidad de contemplarlo de pies a cabeza a mi antojo, hasta memorizar cada centímetro de su cuerpo, no es una opción.

No me importa que al hacerlo me produzca un puto dolor por ponerme tan duro... Pero he de aguantarme las ganas, le prometí no hacer una idiotez, por más que desee estar dentro de él.

Jodida tortura...

Aún recuerdo la cara de culo que puso el entrenador cuándo salimos del hospital, e imagino que me espera una muerte lenta y dolorosa, en cuanto lo vuelva a ver, en cierta parte puedo entender al señor Atthaphan. Porque no me imagino el día que mi sol y yo lleguemos a tener un hijo, estoy seguro de que también voy a creer que nadie en este puto mundo es suficientemente digno para merecer a mi hijo o hija.

La sola idea de que algún día pueda formar una familia junto a Gun me produce una estúpida sonrisa, que hasta el mismísimo guasón me envidiaría.

Si... definitivamente estoy hasta el culo por mi precioso Sol.

Si a estas alturas ya soy hombre muerto... Más me vale hacer las cosas bien, y para eso debo de tener los suficientes cojones para llamarle al entrenador y avisarle que Gun se ha quedado dormido.

—Mmm... Te amo, Papii.

La sutil voz de mi solecito me atrae idiotizado, es evidente que está soñando, es adorable verlo hacer sus bonitos pucheros con su rebelde melena rojiza regada sobre la almohada.

—Yo también te amo, precioso. —susurro mientras beso su frente, joder... No lo hubiera hecho, porque ahora se remueve hasta quedar boca abajo regalándome una bonita vista de su trasero.

Por más que desee hacer algo más con esa bendita parte que tanto me fascina... Primero tengo que hacer lo correcto.

Estoy a punto de marcarle al padre de Gun, pero la llegada de un nuevo mensaje de texto me quita toda la intención.

Mierda...

No puedo evitar tensarme al ver que es un mensaje de mi tío, al empezar a leer me quedo en blanco, hago memoria y quiero darme un golpe mental al ver la fecha...

¿Cómo se me pudo olvidar?

Sé que estará esperando ansioso por mi llamada o mínimo estará esperando recibir un mensaje para saber mi respuesta.

Pero... ¿que se supone que debo decirle?, ni siquiera puedo pensar en que es lo que quiero hacer... Mucho menos pienso en darle una respuesta, no cuándo aún no estoy listo.

Una vez más escucho los débiles balbuceos de Gun quién sigue dormido, verlo tan tierno y sexy me hacen sonreír en medio de mi desconcierto.

Por un instante pienso en que si es buena idea regresar, aunque sea sólo por ese día... Pero luego recuerdo la última vez que los visité, y cómo al final las cosas se fueron a la mierda en cuestión de segundos haciéndome sentir el peor bastardo de la historia.

Estoy hecho un lío...

—¿Qué pasa amor?... ¿No puedes dormir? —sus pequeños brazos me rodean por la espalda no sin antes besarme tiernamente en el cuello.

¿Debería decirle?...

—Pensé que estabas dormido.

Suspira profundamente al evadir su pregunta.

—Me despertó el vibrar de un celular, no sé... pensé que podría ser papá, pero después te vi con tu teléfono en la mano.

De pronto dejo de sentir el calor de su cuerpo al ya no tener sus brazos a mi alrededor, sé que se está haciendo mil preguntas en la cabeza y lo confirmó cuando se sienta frente a mí.

—Papii, —suspira pausado y aprovecho para alzar la ceja por la forma tan cariñosa en que me ha llamado— yo... entiendo que a veces por no decir "nunca" —dice entre comillas— te gusta hablar de tus problemas, créeme que lo respeto... pero debes saber que puedes hablar conmigo, no importa de que se trate... Yo jamás te jugaría, al contrario... Aquí estoy y estaré para ti... Para apoyarte siempre. —Escucharle decir eso... Hace que mi puto corazón se hinche a tal grado que siento que va a explotar en cualquier momento, al sentir todo esto que siento por él. Me pierdo en su cautivadora y seductora mirada, hasta puedo jurar que veo su alma a través de sus bonitos ojos color amielados, y en ese breve instante me siento reconfortado—. Olvídalo... —suspira resignado— No es necesario que me digas nada si no quieres, sólo nunca dudes lo mucho que te amo... ¿Si?

Está a punto de bajarse de la cama y no puedo evitar entrar en pánico, lo que menos deseo es que piense que no me importa o que no le tengo la suficiente confianza, al contrario...

Sólo que aún es muy difícil para mí...

—Por favor no te vayas... —mi voz cae casi en una súplica mientras lo tomo con cuidado del brazo para evitar que se marche.

—Tranquilo, amor... Solo iré por un vaso de agua —responde al instante con una sonrisa que no alcanza su mirada.

Suspira mientras se pone una de mis sudaderas, está demás decir que le queda enorme haciéndolo lucir más adorable de lo que ya es, y así... sin decir nada le veo salir de la habitación dejándome aquí, solo con toda esta mierda en mi cabeza.

¿Por qué no lo pensé antes?...

Salgo cómo alma que lleva el diablo de la habitación y paro en seco al llegar a la cocina para verlo recargado en la encimera.

No sé ha dado cuenta que estoy aquí a escasos metros, está pensativo, él podrá decir que se encuentra bien, pero es obvio que no lo está.

Por un momento me pongo a pensar... ¿Cómo me sentiría si las cosas fueran al revés?, si fuera él quién se cerrará dentro de un caparazón.

Con ese pensamiento de mierda obtengo lo que pareciera ser una puta revelación...

Me acerco en silencio a dónde se encuentra y ahora soy yo quién le abraza por la espalda logrando que pegue un brinco al sentirme en su espalda.

—Off...

—Shhh... —le callo a la brevedad— amor... tú eres la persona en la que más confío en este mundo, —le beso con ternura en la curvatura del cuello— sólo... no me gusta hablar de mis cosas para no contaminarte con toda mi mierda...

—No digas eso... Nunca lo harías —susurra mientras ladea el cuello dándome acceso total a él.

Olvidándome de todo y de todos, mis manos van hacia al final de la sudadera, él se asombra pero aún así eleva los brazos para que se la quite con cuidado, durante el proceso aprovecho para tocar sutilmente su inmaculada piel, sintiendo cómo se estremece con mis caricias.

—Papii...

—Te necesito, Sol. —jadeo contra su oreja.

—Q-Quiero que me hagas el amor... —susurra.

Esas palabras hacen que mi polla se endurezca cómo nunca antes, sin despegar mi cuerpo del suyo, empiezo a recorrer lentamente cada milímetro de su espalda mientras él se recuesta sobre la encimera.

—Eres tan hermoso, pequeño... —susurro contra su piel al tiempo que recorro poco a poco su cuerpo con adoración.

Sin poder resistir más, lo giro para besarlo, me sorprende que en medio del beso su boca se entreabre y su cálida lengua me da la bienvenida al punto de hacerme perder la razón.

—T-Te necesito Papii... —gime contra mis labios, por un segundo le miro, joder... Gun es un puto y maravilloso desastre, sus labios están hinchados y más rojos de lo normal, su mirada está cargada de deseo.

Por la puta y jodida mierda... él me desea tanto cómo yo lo deseo a él.

No puedo resistirlo más...

Necesito más que nunca amarlo de pies a cabeza, fundirme en su precioso y pequeño cuerpo... si él está hecho un lío, yo estoy a nada de explotar.

Le beso una vez más, pero ahora con más rudeza, lo alzó por los muslos y automáticamente él los enrosca en mi cadera, en medio de tropezones vamos de vuelta a la cama.

Gun jadea al quedar recostado conmigo sobre su cuerpo, y automáticamente sus piernas se abren para darme el acceso que necesito, y no dudo ni un segundo posicionarme en medio de ellas.

—Joder... Cuánto te amo, Sol —confieso jadeante mientras beso y mordisqueo su cuello.

Escucharlo gemir, y verlo tan entregado dando todo de sí, retorciéndose con cada una de mis caricias mientras jadea y susurra mi nombre, es el mayor afrodisíaco que pueda existir.

Diooooos.... Jamás imaginé sentir lo que estoy sintiendo en éstos momentos, la forma en cómo me toca, cómo su boca me recorre el cuerpo con auténtica adoración me hacen sentir el hombre más deseado y amado del mundo.

Me he convertido en una especie de arcilla moldeable y él es el experto artesano quién me toca y maneja a su antojo quedando a su entera disposición, creando juntos la mejor obra de arte al hacer el amor.

—Te amo mucho mi precioso chico tatuado... —mi voz apenas es audible al sentir cómo entra y sale de mí, una y otra vez.

Sonríe contra mi cuello mientras aplica un tortuoso ritmo sin la intención de darme un poco de piedad.

Mi cuerpo responde al suyo por arte de magia, completamente hechizado por él, sumergido en su intensa mirada llena de deseo.

—Si te sigues moviendo de esa manera... No voy aguantar más —gruñe en voz baja.

Saber que tengo ese poder sobre él, me hacen querer ir más allá...

Sorpresivamente mis caderas se mueven al compás del intenso ritmo que ha impuesto, sin tener la intención de parar... No sé de dónde saco la suficiente fuerza, pero he logrado girarlo para cambiar posiciones, ahora soy yo quién queda encima de él.

Jadea...

Gruñe...

Gime...

Susurra mi nombre en medio de maldiciones al tiempo que sus manos se aferran con más fuerza a mi cuerpo ayudándome a imponer el ritmo.

Su mirada se ha oscurecido por el deseo y verlo así... Me lleva al éxtasis en cuestión de segundos, no tengo idea de que ha pasado, sólo sé que ahora estoy contra la pared sintiendo cómo me besa con esa fuerza que me quita el aliento.

Entra y sale de mi cuerpo cómo si su vida dependiera de ello, no pasa mucho para finalmente sentir cómo se vacía en medio de un fuerte gruñido, en mi interior.

—Te amo... Susurro contra sus labios, que me besan al instante

—Te amo más, sol... —responde en voz baja.

Estamos cansados... tan agotados que ninguno de los dos es capaz de moverse y en parte se lo agradezco, porque si me llega a bajar estoy seguro de que iré a dar al piso en cuestión de segundos.

Trato de recuperar el aire que le hace falta a mis pulmones, siento que estoy a punto de desfallecer, Off esta igual o peor que yo, pero aún así me tiene entre sus brazos dónde continuamos unidos, mientras recarga su frente en contra mi cuello.

Con cuidado y a paso lento me lleva de nuevo a la cama dónde me recuesta y me arropa con ternura, en cuánto termina se acuesta a mi lado y me pega a su cuerpo dándome un tierno beso en el hombro izquierdo, ese íntimo acto me hace sonreír como el tonto enamorado que soy.

Mis ojos se sienten pesados, están a punto de cerrarse pero la intención de dormir desaparece en cuanto le escucho hablar...

—¿Gun...?

—¿Si?

—Puedo hacerte una pregunta.

—Uhum...

Le escucho suspirar cuándo de pronto suelta sin previo aviso:

—¿Te gustaría ir conmigo mañana a Otapol para el cumpleaños de mamá?

Me giro a la brevedad para mirarle, sus ojos están llenos de incertidumbre, está muy... pero muy nervioso... Lo sé por la forma en que muerde su labio inferior.

Dios... ¿Cómo no amar a éste hombre?

—Será un verdadero honor ir contigo. —respondo sin vacilar y su semblante se relaja al instante, regalándome esa mirada que logra derretirme cómo mantequilla, para después llenarme el rostro de besos.

El problema ahora será decirle a mi padre y evitar que no muera de un coraje, después de todo lo que pasó el día de hoy.

Pero ya dice el dicho...

"Más vale pedir perdón... Que pedir permiso", puede ser que esté a punto de cometer un gran disparate, pero... bien dicen que el amor nos hace cometer las más grandes locuras y puede que éste sea el momento para cometer la mía.

Séque Papii me necesita ahí junto a él, sé lo importante y lo difícil que es paraél volver a ver a su familia después de tanto tiempo, que lo que menos meimporta es que mi papá o mis amigos se enojen, o me dejen de hablar, él menecesita a su lado y yo definitivamente acompañarlo.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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mejor un par más...   

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